¿Cómo saber cuando algo es pecado mortal o pecado venial?

P. Javier Olivera Ravasi, SE
Es una pregunta típica. Vamos a intentar ser lo más pedagógicos posibles, pero primero, para eso, definamos.
Pecado es “toda falta voluntaria contra la Ley de Dios” (decíamos en el Catecismo cuando éramos pequeños).
A su vez, para que haya pecado mortal, es que me quite o me “mate” la gracia de Dios en el alma, se requieren las tres condiciones que van de la mano:
1. Materia grave
2. Pleno conocimiento (saber que es pecado y que, a su vez, es grave)
3. Pleno consentimiento (querer hacerlo libremente)
Si falta una sola, el pecado no es mortal, sino venial y, por ende, perdonable con un acto de contrición y aborreciéndolo con toda el alma por alejarme de Dios.
Pero, ¿qué es “materia grave”?
Significa que el acto, por su naturaleza, es un mal grande, no una simple imperfección.
Es un acto que nos separa de Dios por haber preferido la creatura al Creador.
Son materia grave el sacrilegio, la herejía, apostasía, la impureza (pecados contra el sexto mandamiento), el odio (no la mera irritación), la mentira que causa un daño serio a otro, el robo de una suma importante, la falta consciente a la Misa dominical, el consumo de alcohol o drogas al punto de privar de uso de la razón, etc.
Son materia leve, en cambio, por ejemplo, las pequeñas impaciencias, palabras un poco duras pero sin causar daño grave, una mentira pequeña, los pensamientos malos que se rechazan enseguida.
Si alguien no está seguro de que la materia sea grave, entonces probablemente no lo sea o le falte, subjetivamente hablando, la ciencia necesaria par discernirlo.
El pleno conocimiento
Pero para que un pecado sea mortal, no basta hacer algo malo: hay que saber que es un pecado grave.
Por ello, esto excluye: la ignorancia invencible (no sabía ni podía saber que era pecado grave, el desconocimiento sincero (y no la ignorancia afectada, es decir, buscada), la confusión, el estado de perturbación o miedo, etc.
Por ejemplo:
Si alguien que no sabía que una acción era gravemente pecaminosa, entonces no cometió pecado mortal por falta de ese conocimiento.
Pleno consentimiento
Pero no basta con que la materia sea grave y que uno sepa que está mal; es necesario que la persona quiera hacerlo con libertad, sin estar arrastrada por presiones o circunstancias que disminuyen la voluntad.
Así, por ejemplo, disminuyen el consentimiento el miedo, una pasión repentina (una mirada impura no consentida completamente), una fuerte tentación inesperada, la ansiedad o nerviosismo enfermizo, ciertas adicciones que reducen la libertad (aunque no la anulan), la somnolencia, una costumbre arraigada no completamente vencida, etc.
Se suele decir que cuando el pecado te sorprende más que tú a él, el consentimiento no fue pleno…
Consejo para preguntarse entonces cuando hay duda
1. ¿Lo que hice es objetivamente grave?
Si la respuesta es no, es venial.
2. ¿Sabía yo claramente que era pecado grave?
Si no lo sabías, no es mortal.
3. ¿Lo quise hacer con calma y libertad?
Si lo hiciste: por debilidad, por arrastre, sin plena deliberación, sin decidirlo fríamente…
Muy probablemente no es mortal, sino venial…
Ejemplos prácticos:
Caso A: Ira súbita: alguien se enoja fuerte y dice una palabra fea por impulso.
- ¿Materia grave? En general, no (a menos que humille gravemente).
- ¿Conocimiento? Sí.
- ¿Consentimiento? Parcial (pasión repentina).
Ergo: Pecado venial.
Caso B: Faltar a Misa sin motivo
Me levanto uno domingo y digo: “Hoy no voy porque no quiero”.
- Materia: grave.
- Conocimiento: sí, lo sabes.
- Consentimiento: sí, libre.
Ergo: Pecado mortal.
Caso C: Tentación sexual breve
Aparece una imagen o pensamiento y alguien se queda un segundo distraído, pero no decides consentir.
- Materia: grave solo si se consiente plenamente.
- Conocimiento: sí.
- Consentimiento: no pleno.
Venial o incluso sin pecado, si lo rechazaste.
Caso D: Mentira sin daño
Le digo a alguien una mentira por cortesía o para evitar un problema pequeño.
- Materia: leve.
- Conocimiento: sí.
- Consentimiento: sí.
Ergo: Venial.
En conclusión: Un pecado es mortal solo si puede decirse honestamente: “Sabía que era grave y aun así lo quise hacer libremente.”
Consejo espiritual clásico
Los moralistas siempre recomiendan algo claro: el alma que duda si pecó mortalmente, normalmente no pecó mortalmente.
Porque el pecado mortal exige un acto consciente, deliberado, a sabiendas de qué es lo que hago.
Esto no significa que uno se acostumbre el pecado venial al que tenemos que odiar con todas nuestras fuerzas para poder llegar al Cielo.
“Mira que te mira Dios,
Mira que te está mirando,
Mira que te has de morir,
Mira que no sabes cuándo”.
P. Javier Olivera Ravasi, SE
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