Un sermón inédito y manuscrito del Padre Leonardo Castellani. El Sagrado Corazón de Jesús

Por gracia de Dios ha llegado este sermón a mis manos del gran Padre Leonardo Castellani. Es de 1945; de puño y letra. En la transcripción, se mantuvo en todo su estilo, sin cambiar ni agregar nada (aún cuando intercalara poesías o ideas). Para ver el texto manuscrito, ingresar AQUÍ. Me dicen que hay muchísimo más, por cierto…

Lo dejo para quien desee aprovecharlo para, 

Que no te la cuenten

P. Javier Olivera Ravasi, SE

 



“El sentido de las Siete Promesas es éste: refugiaos del diluvio de pecados de hoy día en la vida interior, en el cuidado de vuestra salvación”

 

SAGRADO CORAZÓN

Leonardo Castellani

8 de Junio de 1945

 

 Matt. 15, 18

Quae exeunt ex corde hominis coinquinant hominem

El corazón del hombre representa todo el hombre; porque el corazón son los afectos, y nuestros afectos producen nuestros actos; y nuestros actos traducen todo nuestro interior, y el hombre es un ser interior a diferencia del animal que es un ser exterior, volcado al exterior, gobernado por el exterior.

Para calificar rápidamente a un hombre, el pueblo califica su corazón: “es un hombre de corazón”, “tiene buen corazón”, “tiene mal corazón”, “no tiene corazón”.

Lo primero se dice de un gran hombre, lo segundo de un hombre blando, lo tercero de un mal hombre y lo cuarto de un perverso. Y tiene razón el pueblo: porque las cosas que salen del corazón del hombre son las que manchan al hombre; así como las cosas que salen del corazón de Dios son las que salvan al hombre.

Jesucristo durante su vida mostró que era un hombre de corazón. He aquí doce palabras que he tomado al azar del Santo Evangelio para mostrar cómo era el corazón de ese hombre llamado Jesús que atestiguó de sí mismo que era Hombre-Dios.

Corazón a la vez heroico y manso

Que unió la fuerza en la dulzura

Valle florido, cuesta altiva y cumbre

¡Del hombre de hoy el único descanso!

————————— 

PALABRAS

Yo soy manso y humilde de corazón 

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas 

Ninguno ama mejor que el que da la vida por un amigo.

II 

Amad a vuestros enemigos 

Alegraos cuando os persiguen 

No temáis a quienes pueden matar el cuerpo. 

Me compadezco de las turbas 

El que esté limpio que tire la primera piedra 

Vine a llamar a los pecadores 

III 

Ay de vosotros los ricos 

Hipócritas sepulcros blanqueados 

El que blasfema contra el Espíritu no tiene perdón 

IV 

Santo

Oh miramos en este remanso

Privado el mundo de tu voz y lumbre

De tu orar te se atribuyen el pronombre

Y hablar te cuentan por boca de gamo.

Corazón blando y toda fuerte fuerte

Cuando el blanco en el palio triunfando

Después cuando en el rojo te escondiste

duro pecho; y cuando

de fin dejaste solo al mundo triste

Andamos fecha dura por el ando

en el amarillo blando

Corazón duro y seso blando.

 

Todo el Evangelio salió del Corazón de Cristo, naturalmente. Pero hay algunas palabras que lo retratan mejor, que parecen ser lo que llamamos “gritos del corazón”, o la traducción de esos gritos del corazón al mundo de hoy son las promesas del Corazón de Cristo para estos “últimos tiempos”, entendidas en las visiones de Santa María Margarita que vivió en Francia al final del siglo 18, antes de la Rev. Franc.

Estas promesas constituyen —como lo llaman— una revelación privada, no lo que se llama una revelación pública. (No son objetos directos de la fe, como la revelación de Xto. y los Apóstoles, contenida en el Credo y en los dogmas). Son objetos de la virtud de la religión, y sólo indirectamente de la fe.

El que las despreciara cometería una falta; pero el que no pudiera creerlas, no cometería ninguna falta en eso se podría salvar: el mundo vivió sin ellas hasta hace dos siglos.
Las promesas, puestas en la forma más adecuada, son estas:

Promesas 7

1. Bendeciré todas sus empresas.

2. Pondré paz en sus familias.

3. Bendeciré las casas donde mi imagen sea honrada

4. Tendré misericordia con los pecadores

5. A los tibios los haré fervorosos

6. A los fervorosos levantaré a la perfección

7. No morirán en desgracia mía los que comulguen 9 primeros viernes de mes seguidos

(Véase “Manual del Apostolado”, las enumera diferentes)

 

 

En las promesas se basa la devoción al Sdo. Corazón, que la Iglesia ha acogido y fomentado tanto que hoy día decir católico fiel y fervoroso es decir devoto del Sdo. Corazón.
Esta es la devoción de estos últimos tiempos, dió el Señor a la Santa. [En] todos los tiempos la Iglesia ha tenido la devoción a la divina persona de Cristo, a la cual venera incluso cuando venera a los santos; así como cuando adora Cristo, no adora a una criatura sino a la humanidad en Él, a la 2ª Persona de la Sma. Trinidad, y por medio de ella a toda la Trinidad al Dios Inmutable, inmenso e inaccesible.

Quedar del celo de la turba. Esto lo dicen los protestantes, que profundizando en lo que es adoración – veneración – intercesión, dicen que adoramos los santos, y nos acusan de idólatras, o como dicen los impíos de hoy de “cardiólatras”, que adoramos un corazón, un músculo, un pedazo de carne! ¡Adoramos a Dios! Por suerte para nosotros Dios se hizo hombre, fue un hombre como nosotros pero mucho mejor que nosotros. Fue un hombre de gran corazón.


AVE MARIA

Quae procedunt ex corde hominis haec coinquinant hominem.

Mat XV — 18

Las cosas que salen del corazón del Hombre ensucian al hombre; y las palabras que salen del corazón de Dios salvan al hombre.

El hombre de hoy no tiene más salvación que el Corazón de Jesucristo, ya que como sabes no es otro que la Palabra de Dios hecha carne.

[Aquí se presta redactar casi literalmente la perícopa
mat. XV 1 — 18 ]

Tenemos en esta parábola a N. Señor agresivo duro casi hasta rayar a la grosería; lo vemos también justamente refleto del corazón del hombre, “lo que sale del corazón del hombre”.

¿Por qué es duro? Porque Cristo fue un hombre y no un muñeco; y porque se encontraba delante del fariseísmo, que fue la cosa que más odió Cristo en su vida, por ser la cosa más repugnante y más peligrosa que existe, la falsificación de la religión, la hipocresía más sutil y profunda. Jesucristo era un hombre capaz de odiar, porque era capaz de amar; el que puede amar puede también odiar, y odia todo lo que sea contrario a su amor. Cristo amaba a Dios, amaba a los hombres; y los fariseos eran los peores enemigos de Dios, de la R., y de los hombres. Tomaban el nombre de Dios como un comodín, tomaban la religión como un negocio; y a sus prójimos los despreciaban y los tomaban como animales para ordenar.

Cristo que siendo Hombre Dios fue el hombre más religioso que ha existido (religión = unión del hombre con Dios) no les mandaba palabras dulces, los caló, los denunció, los increpó. Ellos mataron a Cristo.

No penséis que esta clase de hombre se ha acabado. El fariseísmo es eterno. La decadencia de la religión = fariseísmo. Y la religión decae continuamente por pura limitación suya. Se corrompe por dentro, como un árbol que crece de por la raíz y echa un cortejo de hojas secas. Justamente la cosa que más de eterna y entristece al mundo actual es la falsificación de la religión, y aún de la misma Iglesia que empapa a todos por todas partes. Dios odia eso.

¿Por qué Cristo denunció tan feo el corazón del hombre, lo comparó a una letrina? Por lo claro que ni lo que mancha al hombre es lo que sale del corazón, también lo que salva al hombre sale de un corazón, lo que lo purifica, lo que lo hermosea, lo que lo endivina, sale de un corazón. ¿Por qué pues no dijo Cristo la dos cosas: el hombre es lo que es su corazón; de su corazón salen todos sus pecados; pero también en su corazón pueden habitar todas las virtudes. El corazón de un hombre puede ser el trono del Espíritu Santo.

Creo que dijo una sola parte, porque de suyo, dejado solo, sin la gracia de Dios, el corazón del hombre no puede esperar otra cosa que podredumbre. El hombre nace en pecado y es inclinado al mal desde su niñez. Sin el auxilio de Dios llamado la gracia, que le viene da invisiblemente, principalmente por medio de la oración y los sacramentos, el hombre no puede ser santo, (una); no puede ser del todo recto, (otra); tercero, no puede salvarse, alcanzar su último fin y ser feliz.

No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La palabra máxima que de la boca y del corazón de Dios es Cristo. No me puedo salvar yo solo a mí mismo, no me puede salvar mi padre ni mi madre, no me puede salvar el presidente de Israel, no me puede salvar Churchill ni Roosevelt; el único que puede salvarme a mí es Cristo. El único que puede salvar al mundo es Cristo. No hay nadie grande más que Dios, y los que están unidos en Dios, Cristo primero, después los santos, después todos los que están en gracia de Dios.

Los fariseos pensaban que ellos se salvaban con las grandes virtudes, y temían o creían temer. El mundo de hoy está exactamente en el mismo tren: es un tren que anda descarrilando y chocando cada rato, es un tren que perdió la mano, que anda a contramano. Fíjense en todo lo que se hace y se dice y verán. Como Dios está ausente (a veces, está en los labios, pero no en el corazón) y está lleno de hombres que están salvando la humanidad, la civilización, la Nación sin necesidad de Dios. Nos prometen restituir a la tierra el Paraíso terrenal, sin necesidad de Dios. Se proponen reedificar la torre que llega hasta el cielo, el gran rascacielos, sin necesidad de Dios. Más aún, quieren volar por el cielo y se proponen hacer lo mismo que hizo el primero que voló, y dijo: “Pondré mi trono más arriba de las estrellas, seré igual que Dios”; y se vino abajo. Tuvo un accidente que todavía no se ha enmendado. No tiene compostura. Pues bien, el mundo anda por ese camino: prescinde del corazón de Dios, de lo que salió de la boca de Dios, de la Esposa terrenal que salió del costado de Cristo, la Iglesia, como Eva salió del costado de Adán. Y naturalmente del corazón del hombre sale hoy día lo que dijo Cristo: crímenes, crueldades, injusticias y porquerías.

Amados hermanos, yo no quiero asustarlos. Ni preocuparos más de lo justo, demasiadas cosas tristes y trabajosas tenemos los que estamos aquí, los que vienen a oír un sermón del Sdo. Corazón. Viene, después de la Octava de Corpus, no son los aduladores, los ladrones, los protestantes ni los que se dan la gran vida en este mundo a costa del trabajo ajeno. Pero yo os digo que si el mundo sigue en este tren, vamos al último choque.

Yo espero que el mundo enderezará sus caminos, aunque no veo quien pueda hacer eso fuera de una gran efusión milagrosa gratuita del amor de Cristo. Yo espero a esa efusión, porque todavía no se han cumplido todas las profecías, por ejemplo, la conversión de los judíos. Pero si el mundo no endereza sus caminos, es cierto que vamos a los tiempos del Anticristo, a la última persecución, la más terrible de todas, a los tiempos que no los hubo peores desde el día del diluvio, y que desfallecerán si fuera posible hasta los mismos escogidos, en que el mundo agonizará esperando la 2a venida del Salvador, y aparecerá un falso salvador, hijo del demonio y el demonio tendrá sobre el hombre un poder como nunca lo ha tenido, “a causa de que muchos harán la injusticia y por eso se enfriará en sus corazones el amor”.

—¿Y qué hemos de hacer?

Lo primero saber que no podemos hacer nada sin Cristo: “sine Me nihil potestis facere”.

Lo segundo, obrar enérgicamente nuestra salvación y por medio de la nuestra la del prójimo.

Lo nombraré tercero: enfocar nuestras cruces a la bondad y generosidad de Cristo.

Este es el sentido de las 7 Promesas. En el Evangelio hay promesas tan grandes como esas, claramente que no son tan concretas. Cristo dijo: “El que dejare por mí padre y madre esposa hijos casa y posesiones le daré el cien por uno y después la vida eterna”. Cristo dijo: “Un vaso de agua que deis a un pobrecito por mi nombre no quedará sin recompensa”. La misma Gran Promesa que asusta a muchos no es nada nueva o débil dentro de la teología católica. La Gran Promesa no significa que al que empiece el Nuevo Primeros Viernes de cualquier manera, Cristo lo va a llevar al cielo aunque después cometa todos los pecados que quiera. Eso, es absurdo. Significa que al que haga ese esfuerzo notable (que en nuestros días ese esfuerzo notable) de vivir un año entero purificará a Jesucristo ese gran homenaje, Cristo le dará gracias para vivir toda la vida sin pecado mortal, y por lo menos de no morir en pecado mortal. ¿Acaso Cristo no ve desde ya lo que va a suceder? ¿Acaso Cristo no puede mandar la muerte después de la Novena Comunión a un hombre que Él viese que se habría de perder si vivía muchos años?

El sentido de las Siete Promesas es éste: refugiaos del diluvio de pecados de hoy día en la nada interior, en el cuidado de vuestra salvación; haced todo lo que podáis porque venga mi Reino, a pesar del poder del reino de Satán; todos los demás asuntos vuestros, incluso el asunto tremendo de vuestra salvación, dejadlos por mi cuenta. Yo respondo de todo. Os elijo, amadme sinceramente, imitad mi modo de ser, entrad en mi corazón en edad de vosotros no de temor. Yo soy el Principio y el Fin, el Alfa y el Omega. Todo el que confía a mí no puede perecer.

G. p.m y v. deseos.

P. Leonardo Castellani

8 comentarios

  
Deo gratias
D Javier, una pregunta, en su nuevo destino las Misas diarias las celebra en rito tridentino ?


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En la parroquia en la que estoy hay dos misas en inglés y una en rito tridentino a diario. Celebro ambas. Nunca tuve problema con eso. Bendiciones. PJOR
28/06/25 5:44 AM
  
Miguel Angel González
Gracias una y mil veces Padre. Le sigo siempre y tanto tanto he aprendido de usted. Dios le pagará pues yo solo puedo agradecerle y pedir al Señor nos lo preste muchos años mas. Desde el norte de Méjico
28/06/25 12:57 PM
  
Bruno Cuneo
Admirable sermón sobre el Sagrado Corazón de Jesús y el corazón humano. Va al meollo de la verdadera devoción, sin vueltas.
Gracias Padre Javier por compartirlo.
Saludos desde Mendoza, Argentina.
28/06/25 4:15 PM
  
anawim
Gracias P. Javier, magnífico sermón.

Ahora que ha habido una auténtica explosión en las parroquias consagrando feligreses al Sagrado Corazón de Jesús, recordemos que la verdadera e irrepetible consagración, no sólo al Sagrado Corazón de Jesús, sino a la indivisible y una, Beatísima Trinidad, la hicimos en el momento de nuestro Bautismo, y la ratificamos el día de nuestra Confirmación. Consagrados para siempre, para siempre, para siempre. Nada hay comparable al sacramento del Bautismo, que además imprime carácter. Hemos sido bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, para siempre, para siempre, para siempre.
29/06/25 2:12 PM
  
javidaba
Muchas gracias, D. Javier.
Creo que el manuscrito del P. Castellani, aparte de ser "potente" en doctrina, y una preciosa reliquia para cuando sea canonizado, ofrece además una oportunidad para "espiar" el alma orante del autor mientras elabora la homilía... esa grafía rápida por fogosa, bullendo en fervores, esas más que digresiones, paralelismos surgidos al hilo de la idea principal del Sagrado Corazón, en que fluye a ritmo y rima juglarescos, la gracia salerosa del P. Castellani... En fin, D. Javier, muchas, muchísimas gracias.
29/06/25 7:55 PM
  
enrique Cheli Pedraza
Compartimos,
para quienes deseen interiorizarse de tal Solemnidad. del Sagrado Corazón de Jesús .
.Gracias ¡¡¡

Ver en GOOGLE CATOLIC NET

/ Novena al Sagrado Corazón de Jesús .

/ El culto al Sagrado Corazón de Jesús y san Claudio de la Colombiere .

/ Amigos del Sagrado Corazón de Jesús , Ana Magdalena Rémuzat .

/ María de Jesús Deluil- Martiny- Beata .
29/06/25 9:52 PM
  
Ricardo
Errata. Donde dice:
¡El hombre de hoy el único descanso!
Debiera decir:
del hombre de hoy el único descanso.
30/06/25 2:28 PM
  
Ricardo
Gracias por el manuscrito!
La transcripción tiene muchos errores, pero destaco éste que aparece como subtitulo:

refugiaos del diluvio de pecados de hoy día en la nada interior,

Debe decir: en la vida interior.
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Corrija todos los que tenga y envíemelos por correo a [email protected]
Gracias.
Es el riesgo de trabajar con IA al reconocer texto. Gracias!
30/06/25 2:45 PM

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