Corrección fraterna y denuncia pública

Muchas veces, algunos, con las mejores intenciones seguramente, entienden que, antes de hacer una denuncia pública se debe corregir en privado al hermano. Esta mañana, por gracia de Dios, nos topamos con este clarísimo texto de Santo Tomás de Aquino, el doctor universal, cuyo extracto presentamos pues puede servirnos para “avivar el seso". 

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE


En la corrección fraterna, ¿debe preceder la amonestación secreta a la denuncia? 

(los resaltados de este extracto son propios)

Suma de Teología, II-II, q.33, a.7, corpus.


El tema de la denuncia pública de los pecados exige una distinción, ya que los pecados pueden ser públicos u ocultos. Si son públicos, no hay que preocuparse solamente del remedio de quien pecó para que se haga mejor, sino también de todos aquellos que pudieran conocer la falta, para evitar que sufran escándalo. Por ello, este tipo de pecados debe ser recriminado públicamente, a tenor de lo que escribe el Apóstol en 1 Tim 5,20: “Increpa delante de todos al que peca, para que los otros conciban temor“. Esto se entiende de los pecados públicos, según el parecer de San Agustín en el libro De verb. Dom.

En cambio, si se trata de pecados ocultos, parece que debe tenerse en cuenta lo que dice el Señor: Si tu hermano te ofendiere (Mt 18,15). En verdad, cuando te ofende en presencia de otros, no sólo peca contra ti, sino también contra los otros a quienes ha causado perturbación. Mas dado que incluso en los pecados ocultos se puede ofender al prójimo, es preciso establecer una distinción. Hay, en efecto, pecados ocultos que redundan en perjuicio corporal o espiritual del prójimo. Por ejemplo, si uno maquina la manera de entregar la ciudad al enemigo, o si el hereje privadamente aparta a los hombres de la fe. En esos casos, como quien peca ocultamente, peca no sólo contra ti, sino también contra otros, se debe proceder inmediatamente a la denuncia para impedir tal daño, a no ser que alguien tuviera buenas razones para creer que se podría alejar ese mal con la recriminación secreta. Pero hay también pecados secretos que solamente redundan en perjuicio de quien peca y de ti contra quien peca, porque resultas dañado por quien comete el pecado o simplemente por conocimiento de ello. Entonces solamente hay que buscar el remedio del hermano delincuente". (S. Th., II-II, q.33, a.7, resp.)

4 comentarios

  
Juan F
La sabiduría viene de Dios y cuando algo viene de Su Señor, el fiel comprende plenamente, no así quien no el fiel a Nuestro Dios.

Cuantas veces muchos nos sentimos como ahogados viendo cómo muchos apostatas, herejes y blasfemos que se sienten parte de la verdadera Iglesia, socavan los cimientos tratando de levantar nuevas construcciones hechas por manos humanas buscando hacer puentes, pero la verdad son destructores fervientes, a los cuales pareciera que fuese ilícito hacer correcciones públicas, por la mala interpretación de lo que es realmente una corrección que busca sacar de la perversion a quienes han caído y a quienes podrían caer.

Nos falta hablar, predicar, anunciar y denunciar, a quienes estamos en la verdadera Iglesia. VIVA CRISTO REY!!!
10/02/22 12:21 AM
  
M.Angels
Sí. La justicia, la verdad, la caridad. Distinguir el bien del mal. Denunciar públicamente el mal que públicamente se comete, con la finalidad de proteger a las personas del escándalo, del engaño y avisar también al malhechor, para que se convierta o al menos se retraiga por temor. Esto es ser valiente frente al que comete el mal y misericordioso con quien lo padece.
Nada que ver con la "misericorditis" cobarde y blandengue que predomina en nuestros días, donde nada se denuncia, el abusador, o ladrón, o matón, o estafador goza de todas las protecciones y comprensiones. El resultado es la desprotección y la desmoralización de los que sufren estos abusos. Protección del fuerte y opresión del débil.
Santo Tomás de Aquino, ruega por nosotros.
10/02/22 4:46 PM
  
Almudena1
Gracias P. Javier, como siempre un gusto leerle.
¿Puede haber pecado de omisión en aquel que no recrimina o denuncia el pecado público o los ocultos a los que se refiere?
Gracias, Dios le bendiga.
11/02/22 10:27 AM
  
claudio
Estimado Padre, una excelencia ST me atrevo a seguirte
"Entonces solamente hay que buscar el remedio del hermano delincuente. Como el médico del cuerpo intenta la salud corporal, si puede, sin cortar ningún miembro, y, si no puede, corta el miembro menos necesario para conservar la vida de todo el cuerpo, así también, quien tiene interés por la corrección del hermano, debe, si puede, enmendarlo en su conciencia, salvaguardando su reputación.
Esta, en verdad, es útil, en primer lugar para el mismo que peca, no solamente en el plano temporal, en el que la pérdida de la buena reputación conlleva múltiples perjuicios, sino también en el plano espiritual, ya que el temor a la infamia aleja a muchos del pecado, de suerte que, cuando se sienten difamados, pecan sin freno.
Por eso escribe San Jerónimo: Ha de ser corregido el hermano a solas, no suceda que, al perder una vez el pudor y la vergüenza, se quede en el pecado.
En segundo lugar se debe guardar la fama del hermano que ha pecado, ya que su deshonor repercute en los demás, como advierte San Agustín en la epístola Ad Plebem Hipponensem: Cuando de alguno que profesa el santo nombre se deja oír falso crimen o se pone de manifiesto el verdadero, se insiste, se remueve, se intriga, para hacer creer que todos están en el mismo caso.
Además, sucede también que, hecho público el pecado de uno, otros se sienten inducidos a pecar. Pero como la conciencia debe ser preferida a la fama, ha querido Dios que, incluso con dispendio de la fama, la conciencia del hermano se librara del pecado por pública denuncia.
Es, pues, evidente que es de necesidad de precepto que la amonestación secreta preceda a la denuncia pública".

Recuerdo para la "colección" lo que un tal Gilbert Keith que escribió sobre Francisco (de Asis) y Tomás (el aquinate)
"San Francisco era tan fogoso y nervioso que los eclesiásticos que visitó sin avisar le tomaron por loco.
Santo Tomás era tan imperturbable que los doctores de las Universidades a las que asistió regularmente le tomaron por zote".

Imagino la sonrisa de Cristo viendo al loco y a zote sueltos por ahí...
12/02/22 9:27 PM

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