Catolicismo y liberalismo: ¿son compatibles ambas posturas? Entrevista a Dante Urbina

En la actualidad algunos creen que el liberalismo es sólo una postura económica. ¿Es realmente así?¿es compatible 100% con el catolicismo? Aprovechando la ocasión, conversaremos con Dante Urbina, docente y especialista en la materia para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

Dante Urbina es docente universitario seleccionado, luego de competitivo concurso internacional, entre los mejores jóvenes investigadores del mundo para participar en la Reunión de Premios Nobel de Economía en Alemania.

Autor de los libros “¿Dios existe?” (2016), “¡Dios sí existe!” (2017) y “¿Cuál es la religión verdadera?” (2018), todos los cuáles han estado en el “Top 10” de los más vendidos de su categoría en Amazon.

Ha dado decenas de conferencias sobre diversos temas en espacios académicos de Perú, México, España, Colombia, Argentina y Alemania. Ha participado de varios debates frente a ponentes de relevancia como Gabriel Zanotti (Director Académico del Instituto Acton), Nureddin Cueva (Presidente de la Asociación Islámica de Sufismo en el Perú), Luis Arbaiza (representante de la Asociación Peruana de Ateos) y Julio César Clavijo (el téologo unicitario más influyente de habla hispana), entre otros. Al presente es Blogger en InfoCatólica y cofundador de la Escuela de Apologética DASM (Discípulo, Apologista, Servidor y Misionero) de los Estados Unidos.

 

- CURSOS https://cursos.quenotelacuenten.org/

- Editorial y libreríahttps://editorial.quenotelacuenten.org/

- Youtube: AQUÍ y active la campanita.

- Whatsapp: Haga clic AQUÍ y envíe un mensaje con la palabra ALTA.

- Telegram: Suscríbase al canal aquí: https://t.me/qntlc

- Twitterhttps://twitter.com/PJavierOR

– Para donaciones: AQUÍ

Ud. está recibiendo esta publicación porque aceptó su envío.

 

 

8 comentarios

  
mercedes
Dante Urbina,un genio en su artículo de Infocatólica,sobre el Concilio Vaticano ll,será muy interesante este tema también.
27/03/21 6:10 AM
  
JSP
1. Se puede ser católico y sacerdote, político, filósofo, científico, empresario, empleado, etc. siempre y cuando se tenga como esposa a la santidad, se tenga como centro a Cristo.
2. Liberalismo es todo aquello que aparte a Dios, en la esfera privada/pública, de Su ley eterna, natural y moral, que transgreda a Cristo.
3. San Ignacio de Loyola lo define así: todo lo que el cristiano encuentre en la tierra habrá de ser tomado o dejado «tanto en cuanto» le ayude o perjudique para su vocación única, que es glorificar a Dios y crecer en santidad.
27/03/21 1:53 PM
  
DG
"... a pesar de los muchos intentos realizados, la realidad es que no se ha encontrado para constituir y gobernar el Estado un sistema superior al que brota espontáneamente de la doctrina del Evangelio."
León XIII, Immortale Dei.

No necesitamos del liberalismo ni de ninguna otra ideología.
27/03/21 9:22 PM
  
millan
Me parece que es caso cerrado en el magisterio de la iglesia , pero ahora con los libertarios cosa que para muchos en Argentina es novedad vuelven a engatuzar a las gentes . Liberalismo siempre será la libertad desordenada sin DIOS, ni Rey , poniendo al Estado(raza política) y el "vox populi" por sobre toda ley natural y sobre todo de DIOS ...es lo que nos llevó a estos lodos LIBERALISMO solo lean al padre Castellani que martilló una y otra vez contra esta ideología luciferina
28/03/21 5:34 PM
  
Tulkas
En lo económico no. Todo dicho.
28/03/21 7:12 PM
  
JSP
Entrevistado, entrevistador y millán yerran por ignorancia, ¿por qué?

1. Porque la libertad es la búsqueda de Verdad, Bien y Belleza. Dios nos ha creado racionales y el Cristianismo no es una filosofía de vida sino un modo de vivir en Cristo. La ciencia no únicamente consiste en buscar la verdad, también tiene la obligación de desenmascarar errores y falacias. La ciencia ha de llevar a la recta razón y a la lógica, a la verdad objetiva. El mercado ha de tener libertad, si no se convierte en irracional. Irracional quiere decir que no existe verdadero mercado y se convierte en planificación que requiere de relativismo y del pecado. Es necesario recordar que el capitalismo que nace en la Escuela de Salamanca evangeliza, es católico, y no lo que vivimos hoy que es el modelo de intervención protestante (Adam Smith...).
2. Porque Cristo Rey implica que no hay más soberano, otro soberano (Estado: césar, rey, dictador, ...) en la acción humana. El Logos de Dios es claro en 1 Sam 8. ¿Es Dios liberal?
3. No se debe confundir la regulación (coacción | planificación) del Estado en el intercambio de bienes y servicios con la justicia mediante ley positiva (regular el pecado, la tendencia al mal). Es decir, la justicia social (directivas externas a la conciencia interna) a la justicia general, distributiva y conmutativa. Es decir, la caridad no la hace el Estado, sino la persona.
4. El Socialismo (colectivismo propiedad, igualdad y justicia social) nace de un error en la división del Cristianismo: el Nominalismo y el Protestantismo; y es hijo del Liberalismo (libertad individual de la propiedad, contrato voluntario y libre mercado). Según lo que se aplique en economía los resultados de una sociedad (interrelaciones personales) son completamentes distintos. La imposibilidad científica del socialismo está demostrada y, sin embargo, imperan los partidos socialistas empeñados en que "yo ya tengo mis ideas no me confunda usted con hechos". Pero, ante los hechos no valen los argumentos: el sistema socialista consistente en la colectivización de los medios de producción, la eliminación de la propiedad, en mayor o menor grado, y la instauración de un orden económico basado en el intervencionismo del Estado en todas las esferas de la vida económica y social conlleva y desarrolla (1) la propiedad común la cual garantiza el fin de la generosidad y la caridad: “las limosnas deberían darse a partir de los bienes privados y no de los comunes”; (2) el concepto de polilogismo, tesis marxista que defiende que diferentes grupos razonan de manera distinta. El polilogismo de clases marxista dio pie al polilogismo de razas Nazi, y también lo encontramos en la base del razonamiento de todos los movimientos nacionalistas; (3) una visión holística de la acción humana de dualismo artificial que pretende diferenciar entre la acción egoísta o altruista como sucede cuando economistas y politólogos quieren diferenciar entre racional e irracional. A menudo en estos planteamientos se ignora el carácter subjetivo de la acción, –presente en el individualismo metodológico– , donde la cooperación voluntaria en las acciones de uno no están en conflicto con las del otro sino que tienen que necesariamente disciplinarse a las acciones de los demás; y (4) es la demostración de la imposibilidad científica del cálculo económico en un entorno de ausencia de propiedad lo que no permite la competencia entre usos alternativos para un mismo recurso, lo que a su vez imposibilita la formación de precios que reflejen en cada momento la escasez relativa de los bienes y sirven para disciplinar el comportamiento de los agentes económicos. Es decir, es imposible establecer el Socialismo como sistema de dirección económica para el mundo entero, aunque los socialistas se empeñen en afirmar que es real el que los burros vuelan...y ya ven la maldad en sus leyes socialdemócratas: aborto, eutanasia, etc.
5. Para un católico y economista esto es fundamental: la Escuela Española de Economía. La Universidad de Salamanca era el centro del aprendizaje escolástico en la España del siglo XVI. El primero de los teólogos morales en investigar, escribir y enseñar allí fue Francisco de Vitoria (1485–1546). En el trabajo de Vitoria sobre economía, argumentaba que el precio justo es el precio al que se ha llegado de común acuerdo entre productores y consumidores. es decir, cuando un precio se fija por la interacción de oferta y demanda, es un precio justo. Lo mismo pasa con el comercio internacional. Los gobiernos no deberían interferir con los precios y relaciones establecidos entre comerciantes a través de fronteras. Las lecciones de Vitoria sobre comercio entre españoles e indios (publicadas originalmente en 1542 y de nuevo en 1917 por el Carnegie Endowment) argumentaban que la intervención de gobierno en el comercio violaba la regla de oro. La Escuela de Salamanca exploró casi todos los aspectos morales y teóricos de la ciencia económica. Estos pensadores estuvieron a favor de la libre empresa y la lógica económica. Consideraban el precio de los bienes y servicios como una consecuencia de las acciones de los comerciantes. Los precios varían dependiendo de las circunstancias, dependiendo del valor que las personas dan a los bienes. Ese valor depende a su vez de dos factores: la disponibilidad del bien y su uso. El precio de bienes y servicios es el resultado del funcionamiento de estas fuerzas. Los precios no están fijados por la naturaleza, ni determinados por los costes de producción: los precios son el resultado de la estimación común de los hombres. Martín de Azpilicueta (1493–1586), monje dominico, el más importante jurista canónico de su tiempo y que acabó siendo asesor de tres papas sucesivos. Usando el razonamiento, Azpilicueta fue el primer pensador económico que dijo clara e inequívocamente que la fijación de precios por el gobierno es un error. Cuando abundan los bienes, no hay necesidad de fijar un precio máximo; cuando no es así, el control de precios hace más mal que bien. En un manual sobre teología moral de 1556, Azpilicueta señalaba que no es pecado vender a un precio superior al oficial cuando es acordado por todas las partes. Azpilicueta fue también el primero en decir abiertamente que la cantidad de dinero es lo que más influye a la hora de determinar su poder adquisitivo. “En igualdad de condiciones”, escribía, “en los países en los que hay una gran escasez de dinero, todos los demás bienes vendibles, e incluso las manos y el trabajo de los hombres, se entregan por menos dinero que allí donde es abundante”. Para que una moneda establezca su precio correcto en términos de otras monedas, se intercambia con beneficio, una actividad que era polémica entre algunos teóricos por razones morales. Pero Azpilicueta argumentaba que intercambiar moneda no iba en contra de la ley natural. Este no era el propósito principal del dinero, pero “sin embargo es un uso secundario importante”. Hacía una analogía con otro bien del mercado. El propósito de los zapatos, decía, es proteger nuestros pies, pero eso no significa que no deban venderse obteniendo un beneficio. En su opinión, sería un error terrible cerrar los mercados de intercambio de moneda, como pedían algunos. El resultado “sería llevar al reino a la pobreza”.
Diego de Covarrubias y Leiva (1512–1577), considerado el mejor jurista de España desde Vitoria. El emperador le nombró Canciller de Castilla y acabó convirtiéndose en obispo de Segovia. Su libro Variarum (1554) fue la explicación más clara del origen del valor económico hasta la fecha. “El valor de un artículo”, decía, “no depende de su naturaleza esencial, sino de la estimación de los hombres, aunque esa estimación sea absurda”. Parece algo muy sencillo, pero fue olvidado por economistas durante siglos, hasta que la Escuela Austriaca redescubrió esta “teoría subjetiva del valor” y la incorporó a la microeconomía.

Como todos estos teóricos españoles, Covarrubias creía que los dueños individuales de propiedades tenían derechos inviolables a esas propiedades. Una de las muchas polémicas del momento era si las plantas que producía medicinas tendrían que pertenecer a la comunidad. Algunos decían que había que señalar que la medicina no es el resultado de ningún trabajo o habilidad humanos. Pero Covarrubias decía que todo lo que crezca en un terreno debería pertenecer al propietario del terreno. Ese propietario incluso tiene derecho a impedir que medicinas valiosas lleguen al mercado y obligarle a venderlas es una violación de la ley natural.
Luis de Molina (1535–1601), uno de los primeros jesuitas en pensar sobre temas teóricos económicos. Aunque dedicado a la Escuela de Salamanca y sus logros, Molina enseñó en Portugal, en la Universidad de Coimbra. Fue el autor de un tratado en cinco tomos De Justitia et Jure (1593 y siguientes). Su contribución al derecho, la economía y la sociología fueron enormes y se realizaron varias ediciones de su tratado. Entre todos los pensadores favorables al libre mercado de su generación, Molina fue el más coherente en su visión del valor económico. Como los demás escolásticos tardíos, estaba de acuerdo en que los bienes no se valoran “de acuerdo con su nobleza o perfección” sino según “su capacidad de servir a la utilidad humana”. Pero ofrecía este convincente ejemplo: las ratas, de acuerdo con su naturaleza son más “nobles” (están más altas en la jerarquía de la Creación) que el trigo. Pero las ratas “no son estimadas ni apreciadas por los hombres” porque “no son de utilidad para nada”. El valor de uso de un bien concreto no es fijo entre las personas ni con el paso del tiempo. Cambia de acuerdo con las valoraciones individuales y la disponibilidad. Esta teoría también explica aspectos particulares de los bienes de lujo. Por ejemplo, ¿por qué una perla “que solo puede usarse para decorar”, tendría que ser más cara que el grano, el vino, la carne o los caballos? Parece que todas estas cosas son más útiles que una perla y son indudablemente más “nobles”. Como explicaba Molina, la valoración la realizan individuos y “podemos concluir que el precio justo para una perla depende del hecho de que algunos hombres quisieron concederle valor como objeto de decoración”. Una paradoja similar que desconcertaba a los economistas clásicos era la paradoja de los diamantes y el agua. ¿Por qué el agua, que es más útil, tiene que tener un precio inferior al de los diamantes? Siguiendo la lógica escolástica, se debe a las valoraciones individuales y su relación con la escasez. La incomprensión de esto llevó a Adam Smith, entre otros, en la dirección equivocada.
Pero Molina entendía la importancia crucial de los precios de libre flotación y su relación con la empresa. Esto se debía en parte a sus muchos viajes y entrevistas con mercaderes de todo tipo. “Cuando un bien se vende en una región o lugar concreto a un precio concreto”, observaba, mientras esto se haga “sin fraude o monopolio o cualquier engaño”, entonces “ese precio debería considerarse como regla y medida para juzgar el justo precio de ese bien en esa región o lugar”. Sería, por tanto, injusto que el gobierno tratara de establecer un precio superior o inferior. Molina fue también el primero en explicar por qué los precios al detalle son más altos que los precios al por mayor: los consumidores compran en cantidades menores y están dispuestos a pagar más por unidades incrementales.
Los escritos más complejos de Molina se referían al dinero y el crédito. Como Azpilicueta antes que él, entendía la relación entre dinero y precios y sabía que la inflación derivaba de una mayor oferta monetaria. “Igual que la abundancia de los bienes hace que bajen los precios”, escribía (especificando que esto supone que la cantidad de dinero y el número de mercaderes permanecen igual), una “abundancia de dinero” hace que los precios aumenten (especificando que la cantidad de los bienes y el número de mercaderes permanecen igual). Llegaba a señalar cómo salarios, rentas e incluso dotes acaban aumentando en la misma proporción en la que aumenta la oferta monetaria.
Usaba este marco para rechazar los límites aceptados del cobro de intereses, o “usura”, un punto muy peliagudo para la mayoría de los economistas de este periodo. Argumentaba que debería ser permisible cobrar intereses sobre cualquier préstamo que implique una inversión de capital, incluso cuando el retorno no se llega a materializar.
La defensa de la propiedad privada de Molina se basaba en la creencia de que la propiedad estaba justificada en el mandamiento “no robarás”. Pero fue más allá que sus contemporáneos al dar también sólidos argumentos prácticos. Cuando la propiedad sea común, decía, no se cuidará y la gente luchará por consumirla. Lejos de promover el bien público, cuando la propiedad no se divida, las personas fuertes del grupo se aprovecharán de las débiles monopolizándola y consumiendo todos sus recursos.
Como Aristóteles, Molina también pensaba que la propiedad común garantizaría el fin de la generosidad y la caridad. Pero llegaba a argumentar que “las limosnas deberían darse a partir de los bienes privados y no de los comunes”.

En la mayoría de los escritos actuales sobre ética y pecado, se aplican distintos estándares al gobierno y a los individuos. Pero no en los escritos de Molina. Argumentaba que el rey puede, como rey, cometer diversos pecados mortales. Por ejemplo, si el rey concede un privilegio de monopolio a algunos, viola el derecho de los consumidores a comprar al vendedor más barato. Molina concluía que quienes se benefician están obligados por ley moral a compensar los daños que causan.
Juan de Lugo (1583-1660) tiene una sentencia famosa: "Pretium iustum mathematicum licet soli Deo notum". ¿Es por ello un libertario, es esta sentencia liberalismo? El cardenal Juan de Lugo se planteó si está dentro de la capacidad humana llegar a descubrir el precio del equilibrio de las cosas. A lo que afirma que el precio justo de equilibrio de las cosas depende de tan inmensa cantidad de circunstancias que solamente Dios puede llegar a conocerlo.
Vitoria y sus discípulos resolvieron difíciles problemas económicos mucho antes del periodo clásico. Formados en la tradición tomista, usaron la lógica para entender el mundo que les rodeaba y buscaron instituciones que promovieran la prosperidad y el bien común. Así que no es sorprendente que muchos de los escolásticos tardíos fueran apasionados defensores del libre mercado. Libre mercado no es sinónimo de pecado, pues el pecado lo cometen las personas, sea libre o no el mercado, porque el mercado somos todos nosotros.
5. La Verdad debe imperar y estar presente en el orden de cualquier sociedad. En la Escuela de Salamanca se desarrolló este orden cristiano y son principios racionales iluminados por la fe católica.
6. En una sociedad actual, donde conviven millones de personas, cabe preguntarse si para que esa sociedad sea libre, sociedad entendida en las interrelaciones entre las personas. Por ello, es pecado grave el intento continuo de los economistas o del ser humano el querer modelar, planificar y/o diseñar la Economía, la realidad de la acción humana. Pecado de ir contra la Providencia de Dios.
7. El comercio no es más que un conjunto de intercambios. En esencia, intercambios que las personas llevan a cabo voluntaria y pacíficamente. La cosa es tan simple como te doy algo que es mío y me das algo que es tuyo (esto nadie lo puede negar). Se trata del ejercicio del derecho de propiedad. El intercambio que no es pacífico y voluntario, y en el que no salen ganando las dos partes es a lo que conduce el socialismo: a la ruina económica irremediablemente. De manera que en el análisis del intercambio debemos ser realistas y no perdernos con sofismas.
29/03/21 11:20 AM
  
Ignacio García S.
A Mercedes, primer comentario Dante ya ha escrito sobre el CVII en InfoCatólica. Su art. se puede leer aquí: https://www.infocatolica.com/blog/filosofo.php/1812190811-la-letra-de-los-concilios-est.
30/03/21 2:40 AM
  
Santiago
Gracias Padge. sin dudas muy buen intelectual. Dos apuntes:
- el ejemplo del sultán en el Sahara es “malo” a mi juicio, porque en cualquier manual básico de economía, se explica que el estado debe intervenir para regular y/o prevenir fallas como los monopolios, las extérnalidades, etc.
- la explicación de la falsa dicotomía entre prohibir un mal o permitirlo y regularlo, porque en el medio hay “grises”, limitando el alcance y las consecuencias: no se nos puede usar en contra de nuestro argumento contra el aborto? Siempre defendemos que esta mal, es malo siempre, sin excusas, etc, pero con esta línea argumental, sería “válido” legalizarlo o regularlo “en ciertos casos”? Me hace ruido
Saludos y gracias, Dios lo bendiga por su trabajo
30/03/21 3:03 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.