Civilización

Civilización

 Juan Manuel de Prada

3 diciembre 2015

Los pueblos que han renegado de su civilización siempre pierden a la larga las guerras contra los pueblos que conservan la suya. Y acaban siendo sus esclavos, porque sus gobernantes sin fe siempre los traicionan.

 

En una alocución ante el parlamento francés tras los viles atentados yihadistas de París, el presidente François Hollande afirmó: «Francia no está participando en una guerra de civilizaciones, pues estos asesinos no representan a ninguna civilización».

 

La frase fue reproducida en titulares de prensa, glosada enfáticamente en las tertulias de encefalograma plano y suministrada como alfalfa a las masas; pero nadie se atrevió a señalar que se trataba de una falacia lógica de libro, pues emplea una premisa cierta para desembocar en una explicación falsa con la secreta intención de ocultar que la certeza de la premisa se funda en razones muy distintas a las que se enuncian.

 

Francia, en efecto, no está participando en una guerra de civilizaciones, porque para que se produzca una guerra de este tipo tiene que haber dos civilizaciones en liza; pero la dura verdad es que los asesinos que atentaron en París sí representan una civilización, extremo que no puede afirmarse de Francia. La falacia lógica de Hollande jugaba con la credulidad del oyente, tomando la palabra ´civilización´ en el sentido que se ha extendido en Occidente, como sinónimo de ´progreso´ democrático. Pero una ´civilización´ nada tiene que ver con este concepto de fantasía, inventado con el propósito de engañar a las masas, que de este modo piensan que existe una ´civilización occidental´, como existió una ´civilización cristiana´.

 

Pero una civilización es «un conjunto de creencias y valores compartidos que conforman una comunidad»: de ahí que todas las civilizaciones que en el mundo han sido, son y serán hayan sido fundadas por religiones; de ahí que todas las civilizaciones, cuando las religiones que las fundaron se debilitan y oscurecen, se desintegren paulatinamente, hasta claudicar. No es posible conformar una comunidad sin una religión compartida, por la sencilla razón de que cuando no se reconoce una paternidad común, toda unión humana se torna imposible. En la mal llamada ´civilización occidental´, que no está fundada sobre una religión sino sobre una apostasía y una posterior idolatría (la del progreso democrático), las uniones son en el mejor de los casos quebradizas, pues se basan en lo que Unamuno llamaba «la liga aparente de los intereses»; y, como los intereses suelen ser egoístas y cambiantes, la demogresca campea por doquier.

 

Sólo puede haber civilización allá donde hay una religión compartida; y cuando se esfuma el fundente religioso, o cuando tal fundente se hace añicos, la civilización desaparece lentamente, hasta ser sustituida por otra. Así ocurrió, por ejemplo, con Roma, que al perder la fe en sus dioses dejó de cultivar las virtudes que la habían hecho fuerte, para luego entregarse en su decrepitud a un hormiguero de sectas asiáticas devoradoras, del que la salvó el cristianismo. Pero que no haya posibilidad de civilización sin religión no quiere decir que toda forma de civilización sea buena o digna de consideración: ahí tenemos en la Antigüedad a los cartagineses, que fundaron una civilización aberrante e infanticida, venturosamente aniquilada por los romanos; y tenemos, como un turbio río de sombra recorriendo la Historia, la civilización islámica, que desde sus mismos orígenes, se expandió a través de la violencia, lanzando una formidable ofensiva contra una Cristiandad pululante de herejías que detuvo Carlos Martel en Poitiers, para que luego Pelayo iniciara una difícil reconquista de la Hispania visigótica. Y esta civilización islámica siguió dando muestras de su carácter expansivo y violentísimo con los turcos, que tomaron con masacres Constantinopla para ser luego frenados primero en Lepanto y después a las puertas de Viena. Esta civilización islámica es la que ahora vuelve a atacar (después de que la avaricia democrática haya jugado insensatamente a deponer dictadores que la contenían); sólo que enfrente ya no tiene una civilización cristiana dispuesta a hacerle frente, unida en torno a una fe común que actúa a modo de antídoto y reconstituyente, sino que sólo tiene a una multitud apóstata, feble y amorfa de gentes incapacitadas para el sacrificio que piensan ilusamente que defecando cuatro bombitas por control remoto van a conjurar el peligro.

 

Pero los pueblos que han renegado de su civilización siempre pierden a la larga las guerras contra los pueblos que conservan la suya. Y acaban siendo sus esclavos, porque sus gobernantes sin fe siempre los traicionan, primero dejando que el enemigo se cuele en sus tierras cual caballo multicultural de Troya, después haciendo lo mismo que el cobarde obispo Oppas, cuando el emir Muza entró en Toledo: entregando una lista con las cabezas que hay que cortar.

Juan Manuel de Prada

http://www.religionenlibertad.com/civilizacion-46322.htm

2015-12-04

8 comentarios

  
Juan A.
A la señora Merkel le vamos a tener que agradecer mucho más de lo que pensamos...con ironía.
https://youtu.be/FAv1PaK84Ug
05/12/15 6:24 PM
  
Cos
Yo discrepo de la definición de civilización como "un conjunto de creencias y valores compartidos que conforman una comunidad". sí calificaría a la sociedad liberal de civilización aunque no conforme en un sentido estricto una comunidad. Pero mas allá de esta cuestión técnica el artículo me parece muy adecuado. No es un problema de lanzar bombas sino de la defensa de unos valores, cosa que en el liberalismo se vuelve dificultoso dado que no tiene valores claros que defender al negarse a establecer unos principios en los que basarse.
Por otro lado, esto es la teoría, al final como el liberalismo es contradictorio y contiene en su seno el germen de su destrucción, ya se encargan ciertos poderes de maniobrar para que no se caiga el sistema, aunque esto vaya en contra de sus doctrinas.
05/12/15 7:52 PM
  
DH
"...sus gobernantes sin fe siempre los traicionan..."
Hollande representa todo lo peor del sistema democrata liberal: masón cristofobico, abortista, homosexualista, pro musulmán y racista anti europeo.
05/12/15 11:08 PM
  
antonio
Excelente!!!es asi!!!!

Que la Resantisima Virgén Maria Ruegue por usted, por el Gran Pensador!!y la Iglesia, la Santa Democracia!!!!nadie se puede dar la Espalda, nosotros no podemos difamar, murmurar, dar juicios temerarios, debemos siempre Salvar la Proposición del Prójimo, y estos son una maquina de traiciones entre ellos, con la debacle del pueblo.
Pero lei el Libro como siempre breve con mucho contenido del Padre Saénz(Sabio, dice mucho), , sobre Gramsci, está en todas.La Subversión moral de los pueblos de occidente, como dijo una distiguida comentarista el comunismo está en occidente.

Que la Resantisima Virgén Maria Ruegue por la Iglesia.y Muchas Gracias.
06/12/15 1:09 AM
  
Ricardo de Argentina
Genial y certero lo de De Prada.
Ya San Pablo daba el diagnóstico para identificar a las futuras ex-civilizaciones: "Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal." Filipenses 3,18-19

Ya lo vemos con evidencia: "Enemigos de la Cruz de Cristo", Francia, que todos los años honra a la asesina Francesada -y es felicitada por ellos por gobiernos de todo el orbe-, tiene un lugar prioritario entre esos enemigos.

"cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza": ¿Hace falta dar ejemplos? ¿En necesario acaso recordar al nefando "orgullo gay", puesto en el altar de los "valores democráticos"?

"que sólo piensan en lo terrenal." He ahí al laicismo desatado y al ateísmo como soporte de las manifestaciones pretendidamente culturales, artísticas, filosóficas y científicas del llamado "Occidente".

" el fin de los cuales será perdición". O sea, tal cual lo que dice De Prada.
Es que a veces para ser profeta basta hojear el Evangelio.
06/12/15 5:10 PM
  
Palas Atenea
Tradicionalmente la palabra civilización se asignaba a grupos humanos que tienen en común modos de vida y concepciones del mundo (incluyendo en esta palabra también lo sagrado). En ese sentido los egipcios, los incas o los romanos fueron civilizaciones. La Cristiandad también. Hoy en día, sin embargo la globalización es tan grande que ya no se sabe qué constituye una civilización. Esto está alcanzando también al Islam, dentro del cual hay grupos que son los que más abiertamente se rebelan contra su absorción en esa masa global, y que, seguramente, constituye el componente principal de las barbaridades de DAESH. Ellos ven al resto del mundo sin matices y piensan que lo que no es Islam es la misma cosa. La homogeneidad que la Cristiandad opuso al Islam no puede ser sustituida por los difusos valores que la República Francesa ofreció como alternativa. En realidad después de la Revolución Francesa el pensamiento occidental se fragmentó en oleadas de acción-reacción: racionalismo-romanticismo, capitalismo-comunismo, consumismo-ecologismo, etc...volviéndonos contradictorios y, seguramente, locos como una cabra. Desde fuera se nos debe percibir como gente que defiende una pura entelequia, que ha suprimido el principio de contradicción y que se va a suicidar de un momento a otro. Y cuando digo suicidar podría decir que las distintas civilizaciones tenían todas una idea clara del suicidio: para los cristianos, como para los aztecas, era un acto de cobardía pero para los japoneses era lo contrario. Hoy en día el suicidio es cosa de cada quién, como casi todo. ¿Qué clase de civilización pueden formar masas de gentes que no están de acuerdo en casi nada? El caos no es una civilización sino el final de todas ellas.
06/12/15 10:52 PM
  
Palas Atenea
Ahora bien, la ausencia del pegamento que supone un pensamiento claro disuelve las virtudes y la finalidad que toda civilización posee y, por lo tanto, la percepción es de cobardía. Para luchar hay que saber por qué está dispuesto uno a perder la vida y eso no se cuestiona, ya sea la patria o Dios. Recientemente he visto la serie "Band of brothers" y aquellos lo único que tenían en la cabeza era que tenían que luchar contra los boches y su propia fraternidad. Supongo que los alemanes harían lo mismo, como los rusos y los japoneses. Y no eran soldados profesionales. Hoy en día pensar que un panadero de Boston vaya atacar como un león en Las Ardenas es impensable. Los de DAESH saben que nos preocupan las compras, los liftings y la intolerancia al gluten por lo que deben de pensar que no tenemos ni media torta, y no van descaminados.
06/12/15 11:08 PM
  
Ricardo de Argentina
No solamente que detrás del Daesh hay una civilización en toda la regla, la cual está in-formada por una falsa religión en la que se cree firmemente, sino que gracias a la intervención de Rusia en Siria se ha develando que hay algo mucho más concreto: el Daesh está integrado y orientado al resurgimiento del Imperio Otomano, ideal nunca abandonado por la dirigencia de Turquía.

Este resurgimiento, descaradamente apoyado por las monarquías saudita y catarí, habría recibido el apoyo activo (aunque hipócrita) del occidente masónico, a condición de que se respete a Israel, y quizás también a Jordania. En cambio estarían destinados a desaparecer del mapa el Líbano, Irak, Siria y los palestinos.

Este plan se estaba llevando a cabo amparado bajo en manto de la desinformación de los medios occidentales y la simulación de la dirigencia política involucrada. Pero ahora que Rusia ha puesto en evidencia en entramado de la maniobra y además, pone en peligro la subsistencia misma del Daesh al dificultar sus abastecimientos turcos, hecho que ha obligado a Turquía a invadir militarmente a Irak, las relaciones internacionales se han tensado al máximo.
07/12/15 1:29 AM

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