(87) Que hasta el santo más distraído lo sabe, y no lo oculta
1.- Sea tu alma que ora como el vaso en que el agua se derrama, y de recibir no se cansa.
2.- En el tren vas orando con los salmos, atravesando vías y estaciones subterráneas, como si para llegar al mundo hubieras de explorar montañas horadadas por enanos, herederos de Moria en plena posmodernidad.