InfoCatólica / La Mirada en Perspectiva / Categoría: Combatir al diablo

29.10.14

(35) De predicarlo todo, para combatir al diablo

Son ya muchos años sin que se predique cielo, infierno y purgatorio, con grave daño de inadvertencia. Y no es casualidad que tampoco se haya predicado la existencia del diablo, cuyo objetivo, precisamente, es silenciar todo lo anterior.

Date cuenta, estamos en guerra. Tenemos las armas de Cristo. El enemigo ronda. ¿Vas a callar y cerrar la boca ante esto?

«A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo (GS 37,2).

Mucho impresionan estas palabras admirables de san Antonio María Claret, en su Autobiografía:

“212 La caridad me urge, me impele, me hace correr de una población a otra, me obliga a gritar: ¡Hijo mío, pecador, mira que te vas a caer en el infierno! ¡Alto, no pases más adelante! Dadme, Señor, el ponerme por puertas del infierno y poder deterner a cuantos van a entrar allá y decir a cada uno: ¿adónde vas, infeliz? ¡Atrás, anda, haz una buena confesión y salva tu alma y no vengas aquí a perderte por toda la eternidad!”

Pues lo mismo, amigo, que de estas verdades ultimísimas,  el silencio en torno al rugido del diablo ha sido clamoroso demasiado tiempo, en muchos ambientes, publicaciones, homilías, programaciones, catequesis, articulos de opinión…. Y ambos silencios andan entrelazados como nudo sombrío. ¡Y es que el diablo quiere infierno express para todos! Avisemos a la gente, como vienen haciendo los sucesores de Pedro. Lo hizo por ejemplo Pablo VI, en la profunda audiencia del 15 de noviembre de 1971, y es tema recurrente del Papa Francisco señalar la acción del diablo denunciandola en sus obras. Como dijo no hace mucho en homilía en Santa Marta:

“tantos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia al hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis; es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción.

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1 El mundo antiguo recibió el cristianismo con el júbilo con que se recibe una medicación contra el diablo. Así nos lo recuerda Benedicto XVI en el cap. 6 de  ”Jesús de Nazaret”, p1ª:

“De hecho, el mundo antiguo –según ha mostrado, sobre todo, Henri de Lubac—ha vivido la aparición de la fe cristiana como una liberación del temor a los demonios que, a pesar del escepticismo y el racionalismo ilustrado, lo invadía todo”

2 Infierno eterno. ¿ No sabes que las fuerzas del mal quieren arrastrar a los hijos de Dios al fuego eterno? Pero si no predicas que el Señor elige para la gracia y sólo de Él se recibe salvación, se confundirán y perderán en su pecado, y encenagados con voluntariedad marcharán de cabeza a la gehenna

3 La Ciudad Caída tiene calles en que hay que predicar la Ciudad de Dios. Y avisar que existe una urbe tenebrosa, donde los dientes rechinan el rechazo de la gracia que autoexcluye, que se ha hecho asfalto sin fin y plomo líquido.

4 Corruptio optimi pessima. Sí, la corrupción de lo mejor es lo peor. El que ha tenido fe en la gracia, y la pierde por el pecado, y la rechaza por el deseo de pecado, queda en un estado mucho peor. Y en este estado, los ojos se los abre el diablo.

5 Los demonios se hacen malos a sí mismos, e incitan a autorredimirse, que es una forma eufemística de autohacerse malo.

Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS, 800).

6 El diablo odia a Cristo odiando al nasciturus. Por eso defender al nasciturus es, también, una cuestión religiosa. ¿O acaso la Revelación no recuerda también la Ley Natural?

7 Expulsar al nasciturus del bien común en nombre del bien de un particular. Es la ley de la muerte.

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8 El diablo tiene hambre de apóstatas, por eso les tienta con autorredenciones yóguicas

El diablo disfruta con el hambre de los pobres, por eso nos tienta con el comercialismo ciego

El diablo contempla el semblante del Hijo de Dios en el nasciturus, y por eso le odia a muerte

El diablo es homicida. Recordemos esto en referencia al aborto.

El diablo imita a Dios e intenta mover la voluntad humana mediante la burda y grosera TENTACIÓN.  Es el esperpento imitador de la gracia.

El diablo quiere infierno-express para todos cuanto pueda. Por eso le interesa que no se predique la gehenna.

El diablo es maestro de muerte y señor del voto de la apostasía

CATECISMO 391 Detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24)”

9 El hombre adámico es seducido por la posibilidad de elegir mal. Y su seductor es el diablo.

10 La elección del mal es una prostitución de la libertad.

11 El pecado esclaviza voluntariamente, y arrima al diablo y su principado.

12 La elección metódica del mal no es libertad sino esclavitud deliberada.

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“La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio” (San León Magno, Sermones, 73,4: PL 54, 396).

«Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5,20). Santo Tomás de Aquino

13 Mira que Jesús libera de los demonios. Si no lo predicas, la gente no lo sabrá

14 Cristo exorcista. Explica el  P. José María Iraburu en uno de sus posts sobre el demonio:

Cristo es un exorcista potentísimo. En los Evangelios, una y otra vez, Jesús se manifiesta como predicador del Reino, como taumaturgo, sanador de enfermos sobre todo, y como exorcista. No conoce a Cristo quien no lo reconoce como exorcista. Y quien no cree en Jesús como exorcista no cree en el Evangelio. Consta que los relatos evangélicos de la expulsión de demonios pertenecen al fondo más antiguo de la tradición sinóptica (Mc 1,25; 5,8; 7,29; 9,25). Y como ya vimos, el mismo Cristo entiende que su fuerza de exorcista es signo claro de que el Reino de Dios ha entrado con él en el mundo (Mt 12,28).”

15 Cristo deshace los dibujos feístas del maligno en la vida humana.

“El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo” (1 Jn 3,8).

16 Porque Cristo vence.

«viene el Príncipe de este mundo, que en mí no tiene poder alguno» (Jn 14,30)

17 Con la oración, el Espíritu Santo nos va quebrantando, como el Padre a su Hijo, para configurarnos con Él en nuestra propia cruz. No te asuste este dolor sobrenatural, que es prenda de victoria.

18 Dios ama a su Hijo también amando a sus hijos adoptivos. También el amor divino es cristocéntrico

19 Dios permite al diablo. 

CATECISMO 395 Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rm 8,28)

20 El Espíritu Santo te mueve a orar para vencer al maligno. La oración nunca es solitaria, siempre es eclesial, y por ser eclesial en Cristo-Cabeza, es exorcista. Ora.

21 El Espíritu Santo te capacita con las armas de Cristo.

22 Huye de predicaciones pelagianas: Tienes que ser capaz de…, tienes que ser capaz de.. .,   –pero ¡si nuestra capacidad viene de Dios!!!! No te gloríes ni te confíes, que quedas desarmado ante el mal.

22 Jesús se arrima a tu voluntad y te la cambia de mala en buena y libre. ¡¡Jesús no espera, si no quiere!! Por eso si pecas y sigues pecando y crees que Jesús te espera, porque depende de ti, vas mal.

23 El Espíritu Santo te mueve a dar a a Cristo. Como enseña mi buen obispo, D Rafael Zornoza Boy,

“aunque demos todo lo que tenemos, bien poco da quien no da a Cristo". 

24 El Espíritu Santo te mueve a amar a María, que es signo de predestinación, y pisa al diablo. 

25 El Espíritu Santo te mueve a tener fe en la cruz del Señor. Como enseña D Rafael:  

“¡Tened fe en el poder de la cruz de Cristo! ¡Que su gracia reconciliadora nos purifique para amar mejor a los demás!”  

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1 Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino:

2 proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.

03 Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros

04 que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas.

05 Tú, en cambio, vigila atentamente, soporta todas las pruebas, realiza tu tarea como predicador del Evangelio, cumple a la perfección tu ministerio. (2 Timoteo, 4)

No, hermanos, el diablo puede herir, pero no puede impedir la Iglesia.

Alonso Gracián

¡Oh Señor, cuéntanos entre tus elegidos!