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18.05.23

Comentarios a la carta encíclica Quas primas

Quas primas, 11 XII 1925

1.- «las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano»— Quiere Pío XI insistir en la razón de las tribulaciones que afectan a personas y sociedades. No se trata de hallar explicación de males secundarios o accidentales, sino de males esenciales, efectos totales de causas supremas. Es tal su gravedad, que es preciso hallar una explicación final, que ilumine su causa última.

2.- «este cúmulo de males había invadido la tierra».— El Pontífice quiere hablar, por tanto, de un daño universal.

3.- «porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado».— La razón de este mal total, asegura la encíclica, es el alejamiento personal, familiar, social y político del Redentor y su ley.

4.- «nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador.».— Mientras no se corrija la negación y el rechazo privado y público del Salvador, mientras no cese la pretensión de autarquía individual y colectiva, los sufrimientos universales continuarán. 

Pío XI insiste en que la persona y la sociedad están abrumadas por un peso superior a sus fuerzas. Es el peso del pecado original, personal, social y político, desorden superior, en magnitud y complejidad, a las solas fuerzas de la persona, de la sociedad y de las instituciones.

Es necesario, para superarlo, el auxilio de la gracia sobrenatural. La indigencia de las fuerzas adámicas, personales y sociales, para afrontar las causas universales del mal originado, es de tal gravedad, que demanda un Salvador. 

Pero el auxilio divino no se da, tan sólo, a la manera de un auxilio privado. Requiere, por la naturaleza pública de los males implicados, un auxilio natural y sobrenatural, privado y público, que ayude al bien común. Este auxilio total se fundamenta en la misma indigencia radical del linaje de Adán: «Sin Mí no podéis hacer nada» (Jn 15, 5). La verdadera paz se construye pidiendo socorro a Quien puede darla.

 

4.04.23

(509) Suma afrenta y deshonor

46. Padecer por Cristo  suma afrenta y deshonor. Con una voluntad apercibida por la gracia, y ardiente deseo de perfección.

 

47. No mirar atrás sino a la cruz, a la corona de espinas. Para seguir adelante a base de contrición, y que el cielo se abra.

 

48. La esplendorosa pobreza de Cristo. Le faltaban todas las cosas, menos la cruz.

 

49. Pedir un desamparo tal, por noche oscura, que sea digno de Nuestro Señor. Dar en tierra si es preciso. 

 

50. La bofetada que dieron a Cristo: la diste tú.  Y todo, para abusar de tu albedrío. Pide silencio y turbación, y ve descalzo por este camino, que hay piedras sangrantes y una luz más amable y mejor.

 
 
(Dibujo del autor, con lápices de colores, dedicado a Nuestra Señora)
 
REY BURLADO

I.- Rey burlado

II.- Vuelo de águilas

III.- Corona nueva

IV.- No malas, sino herida

V.- La mala raíz

VI.- Más y mejor

VII.- Para más confiar

VIII.- De mente cabal y sensata

IX.- Suma afrenta y deshonor

 

30.07.22

(508) De mente cabal y sensata

39. Los malos pastores son causa de perdición de muchos buenos, a los que ofuscan; de buenos rebaños, propios y ajenos, a los que obstinan. Prefieren que muchos se estrellen en el abismo: las rocas de muerte, que acucian el camino, como sirenas que encantan ingenuos, llaman a los inadvertidos: quieren digerirlos. Con una soberbia que es ruina de todos los malecones, invocan al Leviatán para que devore el camino, y no pase nadie.

 

40. Pero los malos pastores son también, en parte y de algún modo, efecto de las malas ovejas. Lo contrario es la oración del fariseo: gracias, Señor, porque no soy como este mal pastor que nos conduce a los abismos. Dios castiga endureciendo.

 

41. La oración del pastor farisaico: gracias, Señor, porque no soy como son mis ovejas, es la oración del líder fingido. Fariseísmo, diría Castellani, que es la última corrupción; fariseísmo generalizado y entronizado, Gran Apostasía y GranTribulación. (Cf. Domingueras prédicas, 81). Fingirse católico sin serlo es la gran hipocresía actual.

 

42. Pero no puede creerse que la falta de buenos pastores no sea efecto, también, de nuestros muchos pecados, en especial la tibieza. Toca sufrir y expiar, y que aumente la fe. También muchos pastores de pastores son responsables de ello: oscurecieron la verdad con malas filosofías, embrutecieron báculos y cayados, ofuscaron las mentes con vanos sofismas, pusieron la dignidad caída de los hijos de Adán por encima de la dignidad de Dios. Se declararon “libres” para elegir un falso culto, si quisieran, y atribuyeron a la voluntad humana lo que debía atribuirse a la gracia de Dios. 

 

43. Pero Dios sacrifica a los justos para que, expiando, den sentido al castigo, e implorando, obtengan buena providencia en general. También los pastores y sus rebaños necesitan de la cruz.

 

44. Suma imprudencia de un pastor es elegir lo peor para agradar al peor. David pecador, LI, cap. 3, discurso 3: «Es la prudencia saber elegir lo mejor» (A. de Lorea 1674, 47). Norte de príncipes, cap. 19: «la prudencia, que enseña hacer elección de las cosas mejores» (Mártir Rizo 1626, f. 122v). Urge entronizar y generalizar la prudencia verdadera, no la prudencia de la carne, que es la misma del cuerpo.

 

45. De mente cabal y sensata es corregir los errores y trazar el rumbo de lo antiguo, recomponer el futuro y restaurar lo mejor. Pues, si lo mejor es lo de antes, ¿no es imprudencia suma volver, una y otra vez, a los mismos abismos?

 

6.07.22

(507) Para más confiar

34. Traer delante de los ojos, diariamente, la intercesión todopoderosa de María, omnipotencia suplicante, para más confiar y hallar consuelo en su regazo, que es Madre de Dios.

 

35. Imitar las lágrimas de María por su Hijo en la Pasión y compartir espadas con ella, entregando el pecho a sus dolores y aflicción, para mejor configurarse.

 

36. No desear más luz que la de nuestra cruz a secas, y en ellas recibiendo Madre.

 

37. Compartir con su santo esposo nuestro amor por ella, y ser devoto de nuestro padre y señor, patrono infalible según santa Teresa.

 

38. Y remontarse también al Señor viviendo en María como en su seno nutricio, y promisión intermedia.

 

26.06.22

(506) Más y mejor

28. Traer delante de los ojos la maternidad divina de María, y no olvidar cuánto puede su corazón, que en el orden de la plegaria es todo. 

 

29. Dado que amar a María, Madre bendita, es signo de predestinación, pedir la gracia de amarla más y mejor. 

 

30. Dar el paso y confiarse, por completo y sin temor, a tanta omnipotencia suplicante. 

 

31. Centrarse en María, porque nos conduce a Cristo, y descentrarse de todo lo temporal, que sólo promete polvo y ceniza.

 

32. Cómo el tiempo presente deja un regusto de sombra y pesadez plomiza, y cómo el recuerdo de María lo puede aliviar.

 

33. Caminos oscuros de cruz, donde a veces no hay nada en que apoyarse, salvo en su divina maternidad.

 
Laus Deo Virginique Matri
 
REY BURLADO
VI.- Más y mejor