Los aborteros quieren impunidad social y no la van a tener
Hoy damos una muy buena noticia en InfoCatólica: la patronal abortera va a cerrar sus clínicas el día 1 de julio. Ese día no se asesinará legalmente legalmente a 300 seres humanos en fase embrionaria. Desgraciadamente los abortos que no se lleven a cabo el primer día del mes que viene serán “consumados” en los días siguientes, pero en todo caso es de celebrar que la máquina de la muerte se pare durante 24 horas.
Los aborteros se quejan de que están sufriendo acoso, agresiones y amenazas. Desde luego tiene que quedar claro que es condenable cualquier tipo de violencia física contra los profesionales de la muerte. El que ellos maten seres humanos no se arregla ni agrediéndoles ni amenazándoles con barras de hierro. Quienes defendemos la cultura de la vida no podemos usar los instrumentos de la cultura de la muerte para combatir a esta.
Ahora bien, si lo que los Mengueles del siglo XXI pretenden es que no les señalemos con el dedo por realizar la actividad infame que llevan a cabo a diario, que se olviden. Somos millones los que creemos que son sicarios a sueldo de una patronal que se forra con el negocio del aborto. Un negocio que se basa en la eliminación de seres humanos. Ni doscientas mil leyes legalizando y llamando derecho al aborto van a cambiar nuestro parecer. Para nosotros el aborto es siempre un asesinato. Punto y final.
Las concentraciones pacíficas ante las clínicas abortivas deben multiplicarse. El acoso social contra los empresarios de la cultura de la muerte debe de intensificarse. Estamos viendo que acusan el golpe. Eso es muy buena señal. Repartir folletos pro-vida en las puertas de las clínicas de la muerte debería ser una constante. Ofrecer ayuda a las mujeres que se acercan a las puertas de esos mortuorios para lograr que al menos algunas de ellas no aborten es una obra virtuosa.
Este gobierno ha llevado de nuevo el aborto al debate social. Usemos todas nuestros argumentos para ganar dicho debate. Eso sí, que no haya nadie tan necio como para echarlo todo a perder acudiendo a métodos que sólo sirven para que los siervos de la cultura de la muerte jueguen la carta del victimismo ante los ojos de la sociedad. Sólo faltaba que los que se dedican a matar inocentes aparezcan como las víctimas de esta guerra entre la muerte y la vida.
Luis Fernando Pérez Bustamante