El "Jesús" de Pagola
Pagola, la ignorancia o la manipulación sobre René Laurentin
Sábado, 16 de Febrero de 2008
Uno de los tesoros que “Cor ad cor loquitur” ha tenido desde que se inició su andadura después del verano del 2006, son sus comentaristas. Por supuesto, entre ellos hay de todo como en botica, pero yo estoy muy contento con los que escriben habitualmente. Uno de ellos, en este caso una, que escribe con el nick de Libertas, nos copió ayer unas interesantísimas declaraciones de un erudito católico, René Laurentin, acerca de la evolución de su opinión personal sobre la historicidad de los evangelios de la infancia. Merece la pena que las reproduza de nuevo:
“En este sentido es aleccionadora la experiencia de R. Laurentin, biblista experto en mariología. En una reciente publicación confiesa cuanto sigue: “Me he pasado medio siglo estudiando los Evangelios de la infancia (Mt 1-2 y Lc 1-2, y el resto). Siempre he entrevisto la riqueza de estos Evangelios, nutridos de todo el Antiguo Testamento, que reactualizan de una manera maravillosa, e inspiradores de la alegría de Navidad desde hace dos mil años.
“Y, sin embargo, seguía yo seducido por la actitud iconoclasta cultural del ambiente, una actitud procedente del racionalismo liberal: estos primeros capítulos eran leyendas tardías, theologoumena, es decir, relatos ficticios fabricados para expresar ideas teológicas entrañables a los creyentes, se repetía.
“Mis primeros trabajos, que manifestaban la riqueza bíblica de estos Evangelios, consiguieron una amplia estima en el mundo exegético a escala ecuménica. Caracterizaba yo estos Evangelios como Midrashim. De ahí se inducía que yo los tenía por fábulas, lo que se ponía en mi activo de «progresista». De hecho, yo no me atrevía demasiado a plantear el problema de la historicidad, ampliamente puesto en duda. Hacía abstracción del mismo. La de Lucas presentaba buenas razones para convencerme: su prólogo de historiador, su afán de basarse en testigos «oculares» (1,3), sus transparentes referencias a estos testigos, etc. Pero me apartaba de Mateo… Fue en 1980 cuando me atreví a abordar el estudio específicamente histórico de estos Evangelios. Con él se disiparon las dudas nocivas que oscurecían mi penetración del texto, desarraigándolo… Este retorno a la evidencia ha sido un perjuicio para mi reputación. Me encontré etiquetado de fundamentalista: como autor a desaconsejar”.
Precisamente lo que dijo Laurentin lo llevo yo denunciando desde hace mucho tiempo. La raíz de la negación de la historicidad de los evangelios, especialmente los de la infancia, está anclada en el racionalismo liberal, del cual la teología liberal, y permítaseme ser contundente al llamar a las cosas por su nombre, es una de sus hijas más “golfas”. Y claro, cuando un erudito como Laurentin osa apartarse de la corriente mayoritaria de la “ciencia” que profesa, pasa inmediatamente a ser considerado como fundamentalista y autor desaconsejable. Lo cual es el equivalente a lo que vemos hoy en la vida civil, donde todo aquel que tenga el valor de enfrentarse al discurso políticamente correcto de toda la izquierda y buena parte de la derecha acomplejada, recibe el calificativo de facha, fascista, reaccionario, etc.
Pero hay algo peor que llamar fundamentalista a Laurentin. Hay algo peor que desaconsejar su lectura. Lo peor es hacer lo que ha hecho Pagola. ¿Y qué ha hecho, me preguntaréis? Pues incluir a Laurentin en la lista de los eruditos que niegan la historicidad de los evangelios de la infancia. El que maneje la misma edición del libro que yo, lo puede ver en la nota nº1 del capítulo 2, página 39. Laurentin aparece junto con Holzmann, Benoit, Vögtle, TRilling, Rigaux. Muñoz Iglesias y Brown.
Ese error sólo puede tener dos explicaciones. O Pagola no sabe que Laurentin ha cambiado radicalmente de opinión, o lo sabe pero lo oculta a sus lectores. No diré por cuál de las dos opciones me inclino. Pero sí pido a Pagola que, si llega a tener conocimiento de este post, tenga el detalle de pedir que el bueno de René desaparezca de esa lista en próximas ediciones de su libro.
Debemos felicitarnos que haya eruditos como Laurentin que por amor a la verdad se atreven a dar un paso al frente, aun a riesgo de caer en el descrédito Ya está bien de maltratar la historicidad de los evangelios. Ya está bien de engañar a la gente, haciéndola creer que la fe católica es compatible con la desmitificación y la atribución de carácter legendario a lo que durante siglos se ha creído que eran los relatos veraces de la concepción, nacimiento, infancia, vida, muerte y resurrección del Autor de nuestra fe. Hay que decir NO a esa parte del estamento científico que deja a un lado a la fe para lanzar teorías que minan la base de dicha fe. Pagola, mucho me temo, forma parte de ese sector. Y aun me temo más que multitud de sacerdotes -y de obispos- han sido formados en base a los presupuestos de esos eruditos, a los que la Iglesia, al menos hasta ahora, no ha tenido el valor de plantar cara. Animo a todos los obispos a que tomen la iniciativa. No esperen ustedes a que Roma intervenga, porque no lo va a hacer a menos que se le empuje a hacerlo. De hecho, echen un vistazo y constaten cuántos de esos eruditos de ideas liberales forman parte de la comisión bíblica pontificia. Y luego pregúntense si no es como para echarse a temblar. Procuren que en sus seminarios haya al menos cabida para las tesis conservadoras y luchen contra aquellos que tildan de fundamentalismo a dichas tesis. No necesitamos ser protestantes literalistas para creer que lo que dicen los evangelios sobre nuestro Señor fue lo que en verdad ocurrió. Nos basta con ser católicos fieles a la Biblia, la Tradición y el Magisterio del Concilio Vaticano II.
Luis Fernando Pérez Bustamante









