El "Jesús" de Pagola

Mi análisis sobre el libro de Pagola (III)
Viernes, 22 de Febrero de 2008

He de confesar que la lectura del “Jesús” de Pagola se está convirtiendo en una especie de penitencia para mí. Ya advertí al principio de esta serie de análisis sobre dicho libro que no partía de cero, y que consideraba como referente fundamental el juicio magisterial del obispo de Tarazona. Pero también me afectaron las loas que la obra del sacerdote vasco ha recibido de un buen número de católicos en diversos blogs y portales religiosos. El ver que mucha de esa gente ha dicho que Pagola les ha ayudado a entender mejor a Jesús me ha llevado a intentar aplicar al libro el principio paulino de examinarlo todo para retener lo bueno. Pero, de verdad, desde el principio he tenido la sensación de estar delante de un gran fraude. Muy bien adornado, muy bien presentado, pero fraude a fin de cuentas. Y cuantas más hojas leo, más me invade una sensación de tristeza y, sobre todo, de indignación. Intentaré explicar el porqué, aunque para ello tenga que desnudar de nuevo mi alma.

Jesucristo es el fundamento de mi fe. Mi vida entera gira, o al menos así lo pretendo, en torno a su persona. Aunque no le he podido ver con mis ojos, tocar con mis manos y oír con mis oídos, su presencia es tan real para mí como que yo existo. Le he conocido en los evangelios, le he buscado en la oración, he aprendido a ser hijo de Dios gracias a Él y he vislumbrado, siquiera lejanamente y por breves instantes, qué regalo tan inmenso es la vida eterna al lado suyo, junto al Padre y en la presencia del Espíritu Santo. Si dedicara el resto de mi vida sólo a escribir lo mucho que le amo, aun así no tendría tiempo para decirlo todo. Y si por algo merece la pena dejar atrás todo pecado es precisamente por amor a Él, que dio su vida para que yo pudiera amarle.

Por eso mismo, porque amo a Jesucristo, al Hijo de Dios, al Hijo de María, me enervo cuando se le presenta como lo que nunca fue, lo que nunca es y lo que nunca será. Leo los evangelios y me encuentro con un Jesús que no es el de Pagola. No sé qué confesiones cristológicas hará el sacerdote al final del libro, pero lo que me estoy encontrando en los primeros capítulos no es al Hijo de Dios, al Verbo que se hizo carne, sino a un buen hombre que no es consciente de su identidad, que necesita aprenderlo todo de Dios, que no tiene del todo claro para qué está en este mundo, a qué ha venido y cómo va a llevar a cabo su misión. Yo creo en un Jesús que es verdadero hombre, pero no cualquier hombre, pues siendo hombre nunca ha dejado de ser Dios. Pagola nos presenta a una persona cuya existencia empieza en un momento concreto de la historia, no al Verbo eterno que desde el principio estaba con Dios y era Dios. El Niño que nace de María tiene una eternidad a sus espaldas y ya ha hecho saltar en el seno materno al profeta que habría de anunciar al mundo su llegada. Pero claro, Pagola, y ahora te interpelo directamente, como ese relato es pura elaboración teológica para ti, pues no hemos de considerar que realmente tuvo lugar. Y, por supuesto, tampoco tuvo lugar el diálogo que mantuvo con su madre y con José tras haberse “perdido” en el Templo, cuando les dijo que Él había venido a ocuparse en las cosas de su Padre. ¿Verdad, Pagola, que si aceptas que ese jovenzuelo era plenamente consciente de su identidad y su misión, entonces se te viene abajo el montaje de un Jesús ignorante de su divinidad? ¿Dónde queda ese Jesús adulto “buscador de Dios” –así titulas el tercer capítulo- si el joven Jesús sabía muy bien quién era y qué tipo de relación tenía con su Padre, del cual era el Hijo Unigénito?

¿Y qué decir del panorama socio-político-religioso que nos presentas como génesis de la misión de Cristo? Leyéndote da la impresión de que Jesús de Nazaret habría pasado su vida como un hombre más si las condiciones de vida de su pueblo hubieran sido un poco mejores, si Roma no tuviera Palestina sometida y si los jerarcas religiosos de Jerusalén hubieran sido “buena gente”. Pues digo yo que entonces Jesús debería haber nacido durante el tiempo de los Macabeos, ¿no te parece? Es curioso que, de otra manera, caigas en el mismo error que cometieron los que esperaban un Mesías liberador en el orden político. Tú le presentas como el Mesías modelo teología de la liberación con un toque feminista. Lo que oprime al hombre no es primeramente su propio pecado que le aleja de Dios, sino sobre todo las condiciones sociales en que le toca vivir, que en el caso de las mujeres, verdaderas víctimas de una sociedad patriarcal asfixiante, son ya para echarse a llorar desconsoladamente. Y de esas condiciones ha venido Cristo a liberar a su pueblo. No es el Siervo de Yavé que da su vida en expiación por nuestros pecados, sino, usando la demagogia de los políticos populistas, es un hombre del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Pues no, no es ese mi Cristo, no es ese el Cristo de la Iglesia.

Hablaba al principio de mi tristeza e indignación. Verdaderamente es triste que un cristiano católico con cierta formación sienta que este libro tiene cosas buenas que aportarle. Estoy absolutamente convencido de que si uno lee los evangelios desde los ojos de Pagola, estará realizando una lectura falsa, adulterada, donde los hechos y dichos de Cristo son ciertos o no dependiendo del capricho y el apriorismo del teólogo vasco o los eruditos a los que cita. El camino no es analizar los evangelios desde el libro de Pagola, sino analizar el libro de Pagola desde los evangelios. Más que nada porque los que escribieron los evangelios conocieron personalmente a Jesús o a aquellos que estuvieron a su lado durante su ministerio. Pagola no.

No he querido entrar en muchos detalles. Dejo para el próximo capítulo el asunto de los hermanos de Jesús, la relación con Juan el bautista y el bautizo del Señor en las aguas del Jordán.

Luis Fernando Pérez Bustamante

No escribí más artículos sobre el libro de Pagola porque se me echó encima todo lo relacionado con la puesta en marcha de Religión en Libertad. Es probable que retome la serie en las próximas semanas, sobre todo si se confirman determinados rumores que apuntan a una pronunciamiento oficial de la Iglesia dentro de no mucho tiempo.

Incluyo también la referencia al “Jesús” de Pagola que hizo el Secretario General de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monseñor Amato, durante una conferencia sobre cristología que pronunció en Barcelona.

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