InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

15.01.16

Lo que el caso anglicano dice acerca de la Iglesia Católica hoy

La Comunión anglicana se ha encontrado ante la realidad de tener que afrontar un cisma debido a la cuestión del “matrimonio” homosexual. Aunque pueda parecer que se ha impuesto el sentido común, en el sentido de que han sido apartados los episcopalianos de EE.UU, que aprobaban esa práctica considerada como abominación por la Escritura, lo cierto es que ha primado más el pragmatismo. La otra opción era que toda el continente africano anglicano dijera adiós al resto de anglicanos del resto del mundo. Y da la casualidad de que el anglicanismo tiene mucha más fuerza en África que en su Inglaterra natal y en el resto de los países donde tiene cierta presencia.

Por tanto, entre elegir que unos pocos millones -cada vez menos- de anglicanos norteamericanos quedaran fuera o lo hiciera todo un continente, los primados anglicanos han optado por lo primero.

De cualquier forma, el caso anglicano es realmente peculiar y demuestra por dónde no se ha de ir. Desde que esa comunión eclesial -no es Iglesia porque no conservan la sucesión apostólica- ha ido dando pasos en dirección a la teología liberal, ha ido perdiendo fieles, sacerdotes y obispos por el camino. Cuanto más se ha acercado al mundo, más claramente el mundo les ha dado la espalda. 

Primero aceptaron ordenar mujeres. Hace años, ordenaron como obispo en EE.UU a un señor que se había amancebado con otro señor. Hace poco decidieron que ordenaban obispas. Y de no ser por los africanos, que han puesto pie en tierra, en breve estarían celebrándose bodas gays en la Catedral de Canterbury. ¿Consecuencias? Pues que en Inglaterra hay menos de un millón de anglicanos que van al culto dominical cada semana. Eso supone que, en la práctica, el anglicanismo está al borde de la desaparición en el país donde nació. 

¿Puede ocurrir algo semejante en la Iglesia Católica? No solo puede. Está ocurriendo. Mons Johan Bonny sigue siendo a día de hoy obispo de Amberes (Bélgica). Hablamos de un obispo que, como los episcopalianos de EE.UU, quiere el reconomiento por parte de la Iglesia Católica de las uniones homoxesuales, ¿En serio se puede decir que el resto de obispos católicos, está en comunión con él? ¿se lo preguntamos uno a uno, sin que tengan que dar nombres? ¿alguien sabe si Roma le ha dicho algo a ese obispo?

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13.01.16

Advertencia de Cristo a los que se creen muy listos

Últimamente proliferan todo tipo de personajes eclesiales, de cualquier rango, que parecen tener la intención de enmendarle la plana a Dios, ninguneando algunas de las enseñanzas de Cristo para que su mensaje sea más agradable a los oídos del mundo. Por ejemplo, si Cristo abroga el divorcio, ellos buscan mil y una maneras de saltarse esa voluntad del Salvador, permitiendo, de facto, que la gente se divorcie y se vuelva a casar. Si san Pablo advierte que comulgar en pecado mortal es, en sí mismo, otro pecado mortal -y muy grave-, esos fontaneros de la falsa misericordia trabajan a destajo para llevar a miles de almas, por no decir millones, a la profanación constante del sacramento de la Eucaristía. 

El propio Lutero, de vivir hoy, estaría encantado de ver cómo desde el catolicismo se apoya su tesis de que la justificación es meramente forense, de tal manera que al pecador simplemente se le pide que crea, que confíe en el Señor, que tenga cierta fe, pero sin que se produzca en su interior un cambio radical de vida, abandonando el pecado por el poder de la gracia. 

Es más, aquellos que osamos recordar que sin conversión no hay salvación, que sin arrepentimiento difícilmente puede haber perdón, que sin santidad -cada cual en el grado que le sea concedido-, nadie verá a Dios, somos calificados como fundamentalistas, como amargados que no queremos que la gente venga a la Iglesia. Los mismos que llevan décadas sin predicar sobre el poder de la gracia para transformar los corazones y convertir a los pecadores en santos, ahora ofrecen a esos pecadores atajos falsos hacia la salvación. Atajos cuyo destino solo puede ser el abismo de la condenación.

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27.12.15

Qué triste la condición de los católicos en este país

¿Qué queda de la España católica? Aquí fue donde por primera vez se usó el apelativo de “romano” en unión al de católico. Fueron los arrianos, que pretendían así burlarse de los cristianos que profesaban la fe “trinitaria” del Obispo de Roma. Aquí fue donde el Islam sufrió su más dolorosa derrota militar con la culminación de la Reconquista, por no hablar de Lepanto. Dado que esa religión siempre se extendió “manu militari", ese hecho es muy importante. De aquí salieron misioneros que evangelizaron un continente entero. Y si hoy hay una nación asiática mayoritariamente católica, caso de Filipinas, fue gracias a los españoles. La lista de grandes santos que ha dado este país es inmensa. ¿Y qué no diremos del ejemplo de santidad y martirio que dio el catolicismo español el siglo pasado, cuando decenas de miles de hijos de Dios y de la Iglesia fueron asesinados sin que se produjera una sola apostasía?

Pero también es este país el que dio a luz a una izquierda anticlerical y masónica -esto último supongo que por ósmosis de un liberalismo siempre escaso en número pero influyente-, que hace tiempo entendió que había algo mucho más peligroso para el catolicismo que intentar acabar con él por la violencia. Era mucho más efectivo acabar con su alma, con una legislación y una política educativa que transformara una sociedad otrora cristiana en pagana y apóstata. La diferencia es que a la izquierda violenta la Iglesia respondió con mártires, mientras que a la “democrática” respondió… entregándose en sus brazos. Primero, en los colegios, en manos de órdenes religiosas cada vez más secularizadas y prisioneros de un concierto económico que deja en manos del poder político un arma muy poderosa. Segundo, en los partidos políticos, especialmente el principal de centro-derecha, que no conserva ya de cristiano ni las apariencias, aunque todavía haya católicos dentro haciendo el papel de cómplices necesarios, de héroes arrinconados o de tontos útiles -de todo hay-.

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14.12.15

Mi madre, mi maestra

Cuando hace 30 años, por motivos que no vienen al caso y que de ninguna manera justifican lo que hice, me alejé de Dios y de su Iglesia, el Señor tuvo a bien no dejarme tirado en el abismo del que jamás habría podido salir con mis propias fuerzas. Su gracia empezó a operar llevándome de vuelta al cristianismo a través de un matrimonio protestante evangélico. Al poco, pasé a formar parte de una pequeña comunidad evangélica en Madrid, en la que pasé cerca de 7 años creciendo espiritualmente y, sobre todo, en conocimiento bíblico. 

Mas Dios no quería que me quedara allá. Por caminos que solo puedo calificar como providenciales, puso ante mis ojos la belleza de la Iglesia del primer milenio. Aquello supuso el fin de mi identidad protestante y, tras un breve periodo asistiendo a liturgias bizantinas/ortodoxas (las hay católicas), en medio del cual el Señor me concedió el regalo de la maternidad de María, la muerte de mi madre carnal acabó de abrir la puerta de regreso a la Iglesia Católica. De eso hace ya más de 16 años.Como ven ustedes, le debo tanto al Señor que ni mil vidas que viviera serían suficientes para darle gracias por tanto don inmerecido. Y aun así, bien sé que no puedo descuidarme lo más mínimo y debo implorar el don de la perserverancia final, pues como dice San Pablo “el que se crea seguro, cuídese de no caer” (1ª Cor 10,12).

La gran diferencia entre ser católico y protestante consiste en aceptar el lugar que Dios ha dado a su Iglesia en el plan de la salvación. El protestante puede leer mucho la Biblia -de hecho habitualmente la lee más que el católico-, puede rezar como el que mas, pero no acepta la autoridad de la Iglesia de Cristo, de quien la Escritura dice que es la columna y baluarte de la verdad (1ª Tim 3,15), su Cuerpo y su plenitud (Ef 1,23), aquella que da a conocer la multiforme sabiduría de Dios ni más ni menos que los principados y potestades celestes (Ef 3,10). No en vano los padres de la Iglesia decían que no puede tener a Dios como Padre quien no tiene a la Iglesia como madre

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3.12.15

Aquelarre sincretista en catedral católica

Día de Acción de Gracias, Catedral católica de San Pedro en Scranton, diócesis de Pensilvania, Estados Unidos. El párroco y/o deán de la catedral decide suspender la habitual Misa del mediodía. En su lugar se celebra un acto “interreligioso”.

El acto comienza con el toque del shofar por parte de una rabina judía, casada con un rabino, ambos defensores del “matrimonio” homosexual.

Luego se produce una “procesión” de los representantes de los diversos credos religiosos, que toman sitio ante el altar. 

El primer orador es un pastor metodista. Y no tiene mejor idea que decir esto:

“Dios es grande. Doy testimonio de que no hay Dios, excepto el único Dios. Mahoma es el mensajero de Dios”.

A continuación toma la palabra el responsable de los Friends of the Poor (Hermanos de los Pobres) en Scranton, que invita a la oración común y cita el Salmo:

Ved qué bueno y qué gozoso es convivir los hermanos unidos.

Tras lectura de un pasaje del evangelio, el rabino toma la palabra para asegurar que el Día de Acción de Gracias es “un día de fiesta para todos, no importa cual sea nuestra religión… adoramos a Dios juntos“.

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