Gracias, Benedicto
Aunque por razones que os podéis imaginar, me resulta muy complicado escribir en estos momentos, no quiero dejar pasar la oportunidad para mostrar mi agradecimiento a Benedicto XVI por todo lo que ha hecho por la Iglesia. En su condición de Siervo de los siervos de Dios, ha prestado un último servicio renunciando a seguir como Obispo de Roma, Sucesor de Pedro. La renuncia tiene fecha y hora: 28 de febrero, 8 de la tarde. Desde esos momentos, la sede petrina queda vacante.
La razón -singular- que ha dado el Papa para renunciar es clara: no se encuentra con fuerzas. Su edad avanzada va acompañada de una disminución evidente de vigor físico. Y como él dice “para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu“. El espíritu no le flaquea. El cuerpo sí.