InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Julio 2011

29.07.11

Elecciones en España el 20-N

José Luis Rodríguez Zapatero acaba de anuciar que las próximas elecciones generales tendrán lugar el próximo 20 de noviembre. Fecha “peculiar” debido a que fue el día del año en que murió Francisco Franco (1975) y José Antonio Primo de Rivera (1936) fue fusilado por el régimen republicano. Dado que Zapatero podía haber elegido cualquier otra fecha del mes de noviembre, es evidente que alguna intención política tiene al optar por esa. Lo mismo es su último “servicio” a la “memoria histórica” del siglo pasado.

En todo caso, mi opinión sobre los casi ocho años de gobierno se resume de la siguiente manera: Es, de lejos, el peor presidente de gobierno que ha tenido España desde el regreso de la democracia. ¿Por qué?

- Por declarar como derecho el aborto, el asesinato de un ser humano en el seno materno.

- Por su traición a las víctimas del terrorismo etarra.

- Por pretender que la unión entre dos personas homosexuales es un matrimonio.

- Por hacer del matrimonio civil una farsa sin protección legal alguna mediante el divorcio express.

- Por imponer una asignatura adoctrinadora, Educación para la ciudadanía, que atenta contra el derecho de los padres a que sus hijos sea educados según sus valores.

- Por reabrir las heridas del pasado, empeñándose en que España vuelva a mirar hacia la Guerra Civil en vez de dejarla, de una vez por todas, en los libros de historia.

- Por haberse puesto al servicio de la destrucción de la unidad de España, situándose al frente de las reinvidicaciones del nacionalismo separatista.

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28.07.11

Médicos negligentes y padres asesinos

No es ni será la primera vez que pasa. Los médicos pueden equivocarse en el diagnóstico de las enfermedades. El problema llega cuando la equivocación produce efectos mortales. Y es lo que ha ocurrido en Málaga. A una mujer embarazada le dijeron que su hijo venía con malformaciones. Concretamente se suponía que padecía de artrogriposis múltiple congénita. Todos hemos visto a personas que padecen de dicha enfermedad. Obviamente están discapacitados, pero su discapacitación física es un chiste comparada con la discapacitación moral que sufre la sociedad occidental.

¿Qué fue lo que hizo la madre de esa criatura cuando le dijeron que venía enferma? Pues irse a una clínica abortista a que la mataran. Es decir, a lo que se ve, el amor por su hijo desapareció cuando creyó que no venía sano y fuerte. En buena lógica debería ocurrir lo contrario. Es decir, si tienes un hijo enfermo, le das más cariño, más apoyo. Pues no. El instinto materno es ahogado por el egoísmo y la presión social, ya que la ley anima a matar a las criaturas enfermas antes de nacer. En este caso el embarazo iba por el sexto mes de gestación. Es decir, la criatura era viable fuera del seno materno. Yo tengo una hija que nació justo antes de cumplirse ese sexto mes. Pero en una clínica malagueña, un asesino al que me niego a llamar médico usó algún método, que prefiero no saber, para dar muerte a esa vida.

Y entonces llegó la “sopresa". Vieron al niño muerto y resulta que no padecía enfermedad alguna. Y los mismos padres asesinos que decidieron que su hijo no merecía vivir, han denunciado a los médicos que se equivocaron en el diagnóstico. E muy probable que la justicia les dé la razón y encima consigan una indemnización. Será un dinero maldito, obtenido sobre la sangre de su hijo inocente. Un hijo cuya muerte recae sobre sus podridas conciencias. Sólo la gracia de Dios puede reparar el daño moral en esas almas culpables del peor de los asesinatos: el que comete un padre y una madre en un hijo inocente. Quiera el Señor concederles el arrepentimiento.

Este es un ejemplo más de la deriva a la que lleva una legislación anti-humana. La ley de aborto anterior ya permitía estas salvajadas. El mensaje que se lanza a los discapacitados es claro: “No deberíais haber nacido y vamos a acabar con vuestro colectivo permitiendo que se os mate antes de nacer". Nazismo puro y duro sancionado por la legalidad democrática.

Sólo desde la fe cristiana se puede plantar cara a este holocausto continuo. El mensaje de la Iglesia ha de ser claro y persistente. Una sociedad que mata a sus hijos antes de nacer no merece sobrevivir. Merece, muy al contrario, desaparecer por el sumidero de la historia con destino a la peor letrina del infierno. Es hacia donde nos dirigimos si no damos marcha atrás.

Luis Fernando Pérez Bustamante

26.07.11

El Arzobispo de Santiago, las leyes civiles y la verdadera libertad

Dado que Mons. Julián Barrio no es un arzobispo dado a dar grandes titulares en la prensa, puede que resulte sorprendente lo que predicó ayer durante la homilía con motivo de la Festividad del Apóstol Santiago, patrón de España. Dijo don Julián:

Una ley civil que, rebasando los límites de su competencia, contradiga la verdad del hombre, no reconociendo sus derechos fundamentales o incluso atropellándolos, carece de fuerza obligatoria

Se da por hecho de que habla de obligatoriedad moral, ya que la legal viene determinada precisamente por el Estado que impone esas leyes, aunque el propio arzobispo se encarga de recordar que para los cristianos prima aquello de “obedecer a Dios antes que a los hombres". Es decir, no hay ley humana capaz de obligar a un cristiano a hacer algo contrario a la ley divina, a menos que dicho cristiano sea débil en la fe.

Muy oportuno estuvo don Julián al recordar que la libertad debe ordenarse hacia el bien:

Dios nunca privará al hombre de su libertad, pero actuar con un fin contrario al bien de nuestra naturaleza humana no es libertad verdadera, ya que la libertad se ordena hacia el bien“.

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24.07.11

Día de fiesta en la diócesis de Huesca

Ayer fue un día de gracia y alegría para la Iglesia en Huesca. John Kahuthu Mwaura y Manuel Alonso Martín recibieron la ordenación sacerdotal en la Catedral de nuestra diócesis, en una ceremonia presidida por nuestro obispo, Mons. Julián Ruiz. Ambos son un regalo de Dios para una iglesia local que sufre, como tantas otras, una crisis de vocaciones que se prolonga demasiado en el tiempo. El P. John Kahutu nos llega de Kenia, mientras que el P. Manuel Alonso es madrileño -vallecano, para más señas-. Es decir, ante la falta de vocaciones nativas, nuestro anterior obispo, Mons. Jesús Sanz Montes, decidió que tanto Huesca como Jaca debían abrir sus puertas a la llegada de seminaristas de fuera. La mayor parte vienen de Hispanoamérica, aunque también tenemos algunos de África. El caso del P. Alonso, que pertenece a Comunión y Liberación, es diferente. Él concluyó hace años sus estudios eclesiásticos en Madrid, concretamente en San Dámaso, pero decidió tomarse un tiempo de reflexión antes de recibir la ordenación. Don Jesús le ofreció venir a Huesca como profesor de religión y desde entonces se ha convertido en un oscense más.

La ceremonia fue litúrgicamente impecable. Don Julián empezó la homilía hablando en la lengua natal del P. Kahutu para alegría y jolgorio de sus muchos compatriotas allá presentes. Ya en castellano, sus primeras palabras fueron de recuerdo y agradecimiento hacia su predecesor en la sede oscense. No en vano, si hoy tenemos seminaristas en Huesca, si todavía podemos ordenar nuevos sacerdotes, es gracias a don Jesús. Tras una predicación llena de alusiones al magisterio de Benedicto XVI sobre el sacerdocio, Mons. Ruiz Martorell hizo una llamado final a los jóvenes para que estén dispuestos a decir sí a Dios si les llama al sacerdocio. Quién sabe si entre los monaguillos que sirvieron durante la Misa estarán algunos de los futuros curas de Huesca.

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22.07.11

Obispos jóvenes que sacan de quicio a los progres

El histerismo del progresismo eclesial va in crescendo una vez que han comprobado que entre las nuevas hornadas de obispos españoles se aprecia una clara y nítida actitud pastoral encaminada a atajar la raíces de la secularización interna de la Iglesia, que en opinión de muchos es la principal responsable de la crisis eclesial que llevamos padeciendo durante décadas. Esos obispos son el aire fresco y renovado en contraposición al mortecino aroma a naftalina que desprende ese sector progre de la Iglesia, que no se resiste a pasar a la historia a pesar de que ha demostrado sobradamente su incapacidad de producir fruto. De la higuera muerta del progresismo no se recogen ni vocaciones religiosas, ni vida sacramental sana, ni otra cosa que no sea un neo-cesaropapismo izquierdista -y nacionalista en Cataluña, Euskadi y Galicia- de vía estrecha.

Son varios los prelados que han demostrado ya no tener miedo al ataque de las hordas mediática del progerío eclesial. El más vilipendiado, con diferencia, es el obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla. Como quiera que ya he escrito sobre él recientemente, no es plan de que vuelva a repetir lo mismo. Sólo constatar que sus enemigos le acaban de hacer un gran favor publicando el acta de la última reunión del consejo diocesano. Vemos a un obispo con las ideas claras. Se podrá equivocar o no, pero al menos no se resigna a que todo siga igual. Para eso le han nombrado obispo, dicho sea de paso. Si Roma hubiera querido que nada cambiara, a San Sebastián habrían enviado a otro tipo de obispo.

En Cataluña tenemos el, por ahora, obispo más joven de España. Mons. Novell ha demostrado igualmente que tiene la sana intención de tomar las medidas que crea oportunas. Además, no le hace ascos a los medios de comunicación. Incluso se podría decir que se prodiga excesivamente en los mismos, aunque no seré yo quien me queje de ello. Desde un primer momento, tomó una serie de decisiones que marcaban una línea de actuación muy concreta para la diócesis que pastorea. Para su consejo de gobierno se rodeó de sacerdotes jóvenes con los que, además de la juventud, comparte una misma idea de cómo han de hacerse las cosas.

Hace unos días, Mons. Novell ha sido noticia por una carta dirigida a sus fieles en las que les informa de que la falta de sacerdotes va a provocar la supresión de aquellas misas en las que el número de asistentes sea bajo. En otras palabras, ha decidido coger por los cuernos el toro que va a embestir a infinidad de diócesis españolas, sobre todo aquellas en las que hay mucha presencia del mundo rural. El obispo de Solsona no parece estar dispuesto a que proliferen las celebraciones de la Palabra en su iglesia. Si no hay cura, no hay Misa. Y si no hay Misa, lo mejor que pueden hacer los fieles es traladarse a donde sí la haya. Las celebraciones presididas por seglares o religiosos no ordenados deberían de ser el último recurso.

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