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13.10.09

Lo del obispo de Marquette es de nota

Convendrá el lector conmigo que no todos los días se produce la noticia de que un obispo ha censurado la presencia en su diócesis de otro prelado. De hecho no recuerdo que tal cosa haya ocurrido nunca en las últimas décadas. Lo más parecido podría ser la petición del cardenal de Viena al auxiliar de Salzburgo para que no acudiera a una manifestación contra el aborto en la capital austriaca, pero no le impidió intervenir en el encuentro previo a la marcha. Por tanto, creo que inaudito lo que ha hecho monseñor Alexander K. Sample, obispo de Marquette, al pedir a monseñor Gumbleton, obispo auxiliar emérito de Detroit, que no ponga sus pies en la diócesis de aquél. Pero inaudito no significa ni indecente ni condenable. Todo lo contrario. Monseñor Sample ha demostrado ser fiel al mandato recibido del Señor y de la Iglesia para pastorear adecuadamente el rebaño que le ha sido encomendado. Y si para proteger al rebaño hay que impedir que se acerque al mismo un mal pastor, aunque éste esté jubilado, se hace.

Para ser sincero, desconozco totalmente la trayectoria del auxiliar emérito de Detroit. En diversos blogs de católicos norteamericanos fieles a la Iglesia he leído que se caracteriza por defender posturas contrarias a la fe de la Iglesia en temas como la homosexualidad y la ordenación de mujeres. Vamos, es lo que se entiende como un “obispo progre". Y entre los progres, casi casi el que más. Ahora bien, incluso los obispos progres suelen tener el cuidado de no decir burradas. No parece que esa prudencia esté presente en monseñor Gumbleton. Si ya es absurdo que un sacerdote o un religioso vayan en contra de la enseñanza de la Iglesia en doctrinas pertenecientes al depósito de la fe, la situación roza el esperpento si el disidente es un obispo, aunque sea un mero auxiliar. ¿Qué sentido tiene ser obispo y no estar en comunión con la fe de la Iglesia?

Monseñor Sample ha dado además una lección al resto de la Iglesia. Ha dejado a un lado a ese sujeto opresor en que se ha convertido el lenguaje político y eclesialmente “correcto” y ha puesto las cosas en su sitio. Lo grave no es que este obispo le haya dicho a monseñor Gumbleton que no asome su episcopal careto por Marquette, sino que el auxiliar de Detroit, aun manteniéndose en posturas disidentes respecto al magisterio, pudiera seguir siendo auxiliar hasta cumplir los 76 años. Es decir, Roma ha consentido que un obispo como ese, que hoy tiene que sufrir la vergüenza de que le digan que sus posturas hacen daño al pueblo católico de una diócesis hermana, haya sido obispo en ejercicio durante la friolera de 38 años. El hecho de que no pasara de ser auxiliar indica que en la Ciudad Eterna vieron que había sido un error el hacerle obispo. Pues un error no se tapa con otro. Si al primer indicio de que monseñor Gumbleton se apartaba de la fe de la Iglesia se le hubiera advertido de que a la próxima pasaría a ser emérito y, de continuar en esa línea, se le reduciría al estado laical, hoy no tendríamos que asistir al espectáculo de un obispo censurando a otro.

Bien por el buen pastor de Marquette. Ojalá otros pastores con mayor responsabilidad que la suya sigan su ejemplo.

Luis Fernando Pérez Bustamante