4.09.10

(103) Católicos y política –VIII. doctrina de la Iglesia. 6

–¿Es todo malo en los Estados modernos?
–Metafísicamente es imposible que en un ente todo sea malo, pues caería en la nada, sería aniquilado. El mal existe siempre de una forma parasitaria en el bien. Por supuesto que hay cosas que el Estado actual hace bien. Pero aquí trato del principio de subsidiariedad, y del totalitarismo político que se le opone.

Continúo considerando el principio de subsidiariedad y el totalitarismo de los Estados modernos que tiende a suprimirlo. Me fijo sobre todo en los países desarrollados de Occidente.

El intervencionismo político es semejante en los Estados totalitarios y en las democracias liberales. Y al parecer esto es ignorado por muchos, también por muchos eclesiásticos y políticos católicos. Es necesario conocer que el espíritu del Leviatán político viene a ser el mismo en unos y otros Estados, aunque se encarne con modalidades diversas. Quizá un Estado abiertamente totalitario prohiba, por ejemplo, tener más de uno o dos hijos, y un Estado liberal no se permita una ley semejante. Pero es posible incluso que los Estados liberales, en algunos mandatos y prohibiciones, sean aún más intervencionistas que los abiertamente totalitarios.

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31.08.10

(102) Católicos y política –VII. doctrina de la Iglesia. 5

–¿Esto de la subsidiariedad se refiere a los subsidios que el Estado concede a personas o entidades?
–No, hombre, no. Aunque, bien mirado… también tiene algo que ver con ello.

Continuamos con los principios fundamentales de la doctrina política de la Iglesia.

6º–El principio de subsidiariedad, contrario a cualquier forma de totalitarismo de Estado, es uno de los fundamentos de la doctrina política de la Iglesia. Como enseña el Catecismo, «según el principio de subsidiariedad, ni el Estado ni ninguna sociedad más amplia deben suplantar la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de las corporaciones intermedias» (1894). Es verdad que la complejidad tan grande de las sociedades más desarrolladas exige que el Estado regule muchos campos de la vida social, equilibre desigualdades, favorezca a los pobres, enfermos, subsidie a los parados y a los jubilados, y acometa obras importantes que no podrían ser llevadas adelante por la iniciativa privada. Pero nunca debe intervenir más allá de lo debido, y la tentación totalitaria del Estado moderno –comunista, socialista, democrático, dictatorial– es muy grande.

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26.08.10

(101) Católicos y política –VI. doctrina de la Iglesia. 4

–¿Es verdad que los católicos debemos ser demócratas y cristianos?
–Sí, pero no, en el sentido de más bien, es decir, según y cómo. Bueno, va a ser mejor que lea usted este artículo, a ver si se aclara.

Continuamos con los principios fundamentales de la doctrina política de la Iglesia.

5º–La Iglesia es neutral en cuanto a la forma de los regímenes políticos. Éste es un principio doctrinal que siempre ha sido enseñado y practicado por la Iglesia. En él se fundamenta tanto la libertad de la Iglesia ante el Estado, como el legítimo pluralismo político entre los cristianos. En efecto, la Iglesia «en virtud de su misión y naturaleza, no está ligada a ninguna forma particular de civilización humana ni a sistema alguno político, económico o social» (Vat. II, GS 42d).

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20.08.10

(100) Católicos y política –V. doctrina de la Iglesia. 3

–Ya van cien artículos. Que el Señor le conceda escribir cien más.
–Cuando cumplió León XIII los 90 años, un diplomático le dijo al felicitarle: «Santidad, que Dios le conceda llegar a los cien». A lo que el Papa respondió: «Hijo, no pongamos límites a la misericordia de Dios».

Continúo exponiendo los principios fundamentales de la Iglesia en su doctrina sobre la política. Lógicamente la síntesis que presento se apoya sobre todo en los documentos que tratan del tema con mayor fuerza magisterial: encíclicas monográficas –todas anteriores al último Concilio–, Vaticano II, Catecismo de la Iglesia y otros documentos actuales importantes. Ya he expuesto que 1º,–la autoridad política de los gobernantes viene de Dios; 2º.–que las leyes civiles tienen su fundamento en la ley natural, en un orden moral objetivo (97), y que 3º.–hay que desobedecer las leyes injustas y combatirlas (98). Sin embargo, la doctrina política de la Iglesia tiene también en cuenta

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13.08.10

(99) Macroeventos católicos

–¿O sea que es usted contrario a peregrinaciones y grandes encuentros católicos?
–¿Pero usted sabe leer? Lea de nuevo, por favor, lo que he escrito, y procure enterarse de lo que digo. [¡Qué hombre, éste! Qué castigo].

Merece la pena considerar el fenómeno, relativamente nuevo en la Iglesia católica, de los macro-eventos eclesiales. Siempre los ha habido en la historia de la Iglesia –los Años santos jubilares, por ejemplo–, pero son cada vez más numerosos en los últimos decenios, entre otras cosas porque actualmente hay una facilidad para los viajes que antiguamente no había.

Los ritos sacramentales de la penitencia, por ejemplo, tardaron muchos siglos en alcanzar una estabilidad durable y universal. Eso no significa que al principio su celebración fuera mala, errónea, equivocada: en absoluto. Eso significa que no sólamente en la doctrina, sino también en las formas disciplinares y celebrativas va concediendo Dios a su Iglesia un desarrollo perfectivo: «el Espíritu de la verdad os guiará hacia la verdad completa» (Jn 16,13). No tiene, pues, que extrañarnos que grandes celebraciones, como las Jornadas Mundiales de la Juventud, relativamente recientes, sean llevadas por Dios hacia formas cada vez más perfectas. Con un ejemplo:

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