A ver si vamos a tener que objetar a los colegios de la FERE
Leyendo la entrevista a Manuel de Castro que publicaba ayer el ABC, me invade la sensación de que la situación de la Iglesia en España es bastante peor de lo que reflejaba el documento de la CEE sobre su secularización interna de marzo del año pasado. En el apartado sobre la vida consagrada, se podía leer el siguiente párrafo:
Supone un reduccionismo eclesiológico concebir la Vida consagrada como una "instancia crítica" dentro de la Iglesia. Del sentire cum Ecclesia se pasa, en la práctica, al agere contra Ecclesiam cuando se vive la comunión jerárquica dialécticamente, enfrentando la "Iglesia oficial o jerárquica" con la "Iglesia pueblo de Dios".
Más adelante, se señalaba que:
Una expresión de los errores eclesiológicos señalados es la existencia de grupos que propagan y divulgan sistemáticamente enseñanzas contrarias al Magisterio de la Iglesia en cuestiones de fe y moral. Aprovechan la facilidad con que determinados medios de comunicación social prestan atención a estos grupos, y multiplican las comparecencias, manifestaciones y comunicados de colectivos e intervenciones personales que disienten abiertamente de la enseñanza del Papa y de los obispos.
Ciertamente la opinión sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía no forma parte del depósito de la fe. Pero igual de cierto es que en la Iglesia a la que pertenecemos, recae sobre los obispos la tarea pastoral de aconsejar y ayudar a las conciencias de los padres católicos sobre la conveniencia o no de oponerse a esa asignatura. Y en buena lógica, los responsables de los colegios que se llaman a sí mismos católicos no deberían de oponerse un día sí y otro también a las recomendaciones de los legítimos pastores de la Iglesia Católica. Porque hacer eso supone un doble problema: