(246) Notas bíblicas –5. Dios, autor de la Escritura, inspira a los hagiógrafos

–O sea que el copyright es del Señor.

–Bueno, es una manera modelna de decirlo.

–La Constitución dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II afirma que «las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería» (11).

Y concretando más: «la Iglesia siempre y en todas partes ha defendido y defiende que los cuatro Evangelios tienen origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato de Jesucristo, después, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos mismos y otros varones apostólicos [los evangelistas] nos lo transmitieron por escrito, como fundamento de la fe, es decir, el Evangelio en sus cuatro redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan» (18). Qué bueno sería que todos los escrituristas católicas creyeran en estas declaraciones del Vaticano II. Pero vamos por partes.

Dios «habló por los profetas», y así lo confesamos en el Credo. En efecto, los judíos veneran las Escrituras, y las tienen por sagradas. El profeta es consciente de que Dios habla por él: «vino sobre mí la palabra de Yahvé, diciéndome» (Jer 1,11 et passim). Y el pueblo entiende que es el mismo Dios, «oráculo de Yahvé», quien les habla por medio de hombres elegidos: «¿Quién como nosotros ha oído la voz del Dios vivo?» (Dt 4,8).

Dice el rey David: «el espíritu de Yahavé habla por mí, y su palabra está en mis labios» (2Sam 23,2); y el mismo Jesucristo lo confirma: «David, inspirado por el Espíritu Santo, dijo» (Mc 12,36). Y Yahvé asegura a Isaías: «el espíritu mío está sobre ti; y las palabras que yo pongo en tu boca no faltarán de ella [Sión] jamás» (Is 59,21). «Baruc escribió en un volumen, dictándole Jeremías, todas las palabras que Yahvé le había dicho» (Jer 36,4). El cumplimiento histórico confirmará que realmente es Dios quien habla por el profeta: «Jeremías, yo velaré sobre mis palabras para cumplirlas» (1,12).

Los apóstoles de Cristo veneran las Escrituras antiguas, y refiriéndose a ellas, afirman que «toda la Escritura está divinamente inspirada» (2Tim 3,16). «Bien habló el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres», dice San Pablo (Hch 28,25). «La profecía no ha sido proferida en los tiempos pasados por humana voluntad, antes bien, movidos por el Espíritu Santo, los hombres hablaron de Dios» (2Pe 1,21). «Dios ha hablado por boca de sus santos profetas desde el principio del mundo» (Hch 3,21). Los Evangelios, muy especialmente el de San Mateo, citarán con frecuencia los textos del A. T. como Palabra de Dios. Y el más citado será en el N. T. el libro de los Salmos.

Dios habló por Jesucristo y por sus apóstoles y evangelistas. «Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas. Ültimamente, en estos días, nos habló por su Hijo», el Verbo de Dios encarnado (Hb 1,1). Dios entrega a los hombres la plenitud de su Palabra eterna, encarnada en Jesús; «porque en darnos, como nos dio, a su Hijo –que es una Palabra suya, que no tiene otra–, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que decir» (San Juan de la Cruz, 1Subida 2,22,3).

Y Cristo-Palabra, ascendido a los cielos, sigue hablando por sus apóstoles y evangelistas hasta el fin de los tiempos: es Él «quien nos habla desde el cielo» (Heb 12,25). Lo sabemos ciertamente porque Él mismo así lo afirmó: «el que a vosotros oye, a mí me oye» (Lc 10,16). Y este misterio de gracia se realiza muy especialmente en la Liturgia de la Palabra: «en la Liturgia Dios habla a su pueblo; Cristo sigue anunciando el evangelio» (Vat. II, SC 7). Notemos que si una persona halla en la palabra el vehículo principal para comunicar su espíritu a otra, es proceso es un reflejo de la revelación divina, en la que el Padre, por medio de su Palabra, Jesucristo, nos comunica su Espíritu Santo. De tal modo que ahora «no solo de pan [ni siquiera del eucarístico] vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4; cf. Dt 8,3).

«En los Libros sagrados, el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y hay tal fuerza y eficacia en la Palabra de Dios, que constituye el sustento y vigor de la Iglesia, la firmeza de fe para sus hijos, el alimento del alma, la fuente pura y perenne de la vida espiritual» (Vat. II, Dei Verbum 21). Al final de las lecturas bíblicas, decimos con toda verdad: «Palabra de Dios».

Los primeros cristianos creen que el Nuevo Testamento continúa la Revelación divina iniciada en el Antiguo: es Palabra de Dios, todo él es Sagrada Escritura. En ella Dios se revela en Cristo al mundo plenamente. Y de este modo los cristianos estamos realmente «edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas» (Ef 2,20). Dios, inspirándoles por el Espíritu Santo, habla a través de unos y de otros.

Señalando San Pedro que algunas cartas de su «querido hermano Pablo» son difíciles, prevé que serán atacadas por hombres perversos, «no menos que las demás Escrituras» (2Pe 3,15-16). Y San Clemente Romano (+101) reconoce también las cartas de San Pablo a los Corintos como Palabras divinas: «a la verdad, divinamente inspirado, escribió» (1Clem 47,3). Los Padres antiguos, cuando citan libros del Nuevo Testamento, dicen con frecuencia «como está escrito», fórmula que en el A.T. se entendía siempre como texto «inspirado por Dios». Así pues, apóstoles y evangelistas son considerados por las comunidades cristianas como los profetas del N.T.: hombres que hablan y escriben inspirados por Dios: el mismo Dios habla por ellos. Y los propios apóstoles son conscientes de esta realidad grandiosa: «incesantemente damos gracias a Dios porque al oír la palabra de Dios que os predicamos la acogisteis no como palabra de hombre, sino como palabra de Dios, como en verdad es, y que obra eficazmente en vosotros, los que creéis» (1Tes 2,13). «Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros» (2Cor 5,20).

Los Padres antiguos confiesan una misma fe en las Escrituras antiguas y y en las nuevas. San Ireneo (120-202): «las Escrituras son perfectas, pues han sido proferidas por el Verbo de Dios y por su Espíritu» (Adversus haereses 2,41). Teófilo de Antioquía (+412), escribiendo a Autólico, dice que «las afirmaciones de los profetas sobre la justicia y las de los Evangelios están en armonía, porque sus autores eran todos nacidos del Espíritu y hablaban por el Espíritu de Dios» (3,12).

La Iglesia cree con fe dogmática que el Autor principal de los libros sagrado es el mismo Dios. El Vaticano I (1870) enseña como dogma que los libros de la Biblia «la Iglesia los tiene por sagrados y canónicos, no porque compuestos por sola industria humana, hayan sido luego aprobados por ella; ni solamente porque contengan la revelación sin error; sino porque escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor, y como tales han sido entregados a la misma Iglesia» (Dz 3006; cf. canon 4: 3029). Y cuando León XIII, en su encíclica Providentissimus (1893), cita esa declaración dogmática, añade: «El Espíritu Santo tomó a los hombres como instrumento para escribir… Fué Él mismo quien, por sobrenatural virtud, de tal modo les asistió mientras escribían, que rectamente habían de concebir en su mente, y fielmente habían de querer consignar y aptamente con infalible verdad expresar todo aquello y sólo aquello que Él mismo las mandara: en otro caso, no sería Él autor de toda la Escritura sagrada» (Dz 3293). Es la doctrina reiterada por el Vaticano II, citada al principio de este artículo (DV 11).

Pío XII, en la encíclica Divino afflante Spiritu (1943), explica más a fondo la naturaleza de la inspiración bíblica, es decir, de la co-laboración entre Dios, Autor principal, y el hagiógrafo, autor instrumental por la inspiración divina. Y aludiendo al progreso de los estudios bíblicos, que en su tiempo habían superado en buena medida la multi-herejía modernista, dice:

«Parece digno de peculiar mención que los teólogos católicos, siguiendo la doctrina de los Santos Padres, y principalmente del Angélico y Común Doctor [Santo Tomás de Aquino], han explorado y propuesto la naturaleza y los efectos de la inspiración bíblica mejor y más perfectamente que como solía hacerse en los siglos pretéritos. Porque, partiendo del principio de que el escritor sagrado al componer el libro es órgano o instrumento del Espíritu Santo, con la circunstancia de ser vivo y dotado de razón, rectamente observan que él, bajo el influjo de la divina moción, de tal manera usa de sus facultades y fuerza, que fácilmente puedan todos colegir del libro nacido de su acción “la índole propia de cada uno y, por así decirlo, sus singulares caracteres y trazos” (Benedicto XV, enc. Spiritus Paraclitus 1920)» (21).

Rige aquí de algún modo el principio de la encarnación del Verbo divino, como ya algún autor medieval había señalado. Y así lo explica Pío XII: «Ya lo advirtió el Doctor Angélico: “en la Escritura, las cosas divinas se nos dan al modo que suelen usar los hombres” (Comm. ad Hebr. 1,4). Porque así como el Verbo sustancial de Dios se hizo semejante a los hombres en todas las cosas, excepto en el pecado, así también las palabras de Dios expresadas en lenguas humanas, se hicieron semejantes en todo al humano lenguaje, excepto en el error» (24). Por eso el exegeta católico debe «indagar qué es lo que la forma de decir o el género literario empleado por el hagiógrafo contribuye para la verdadera y genuina interpretación» de sus textos (25).

No es, pues, el hagiógrafo, bajo la acción de Dios, un instrumento inerte, meramente pasivo–como una máquina de escribir, tecleada por Dios–, sino humano, consciente y activo, con su personal mentalidad, lenguaje y capacidad expresiva. Tener bien en cuenta esta realidad beneficia el trabajo exegético en varios aspectos: 1.–exige mejorar el conocimiento de lenguas, géneros literarios, historia, arqueología y, en general, del mundo mental propio del autor humano sagrado; 2.–mejora así la interpretación de lo que el hagiógrafo quiere decir, o más aún, de lo que Dios quiere decirnos en la Escritura con su co-laboración; 3.–elimina el error de torpes literalismos fundamentalistas.

Benedicto XVI, en la exhortación post-sinodal Verbum Domini (30-IX-2010), siguiendo muy de cerca la enseñanza del Vaticano II, expone en un gran marco teológico la misteriosa Autoría divina de las Escrituras sagradas y la inspiración divina de los hagiógrafos.

«La novedad de la revelación bíblica consiste en que Dios se da a conocer en el diálogo que desea tener con nosotros. “Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía” (Vat. II, DV 2)». «La misma Creación, el liber naturæ, forma parte esencial de esta sinfonía a varias voces en que se expresa el único Verbo. De modo semejante, confesamos que Dios ha comunicado su Palabra en la historia de la salvación, ha dejado oír su voz en ella; con la potencia de su Espíritu, “habló por los profetas” (Credo)» (7). San Juan nos revela en el prólogo de su Evangelio, en relación con el Logos divino, que «por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho (Jn 1,3)» (8). Ahora, en la plenitud de los tiempos, «“Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado” (Is 10,23; Rm 9,28). El Hijo mismo es la Palabra. La Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre. Ahora la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret» (12).

–Es el Padre quien nos habla en Cristo. «Jesús escucha su voz y la obedece con todo su ser. Él conoce al Padre y cumple su palabra (Jn 8,55); nos cuenta las cosas del Padre (12,50): “yo les he comunicado las palabras que tú me diste” (17,8). La economía de la Revelación tiene su comienzo y origen en Dios Padre… Es Él quien da “a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo” (2Cor 4,6; cf. Mt 16,17; Lc 9,29)» (20). –Es el Hijo quien nos habla, Él es «la Palabra definitiva de Dios; Él es “el primero y el último” (Ap 1,17). Él es la Palabra [divina] única y definitiva entregada a la humanidad» (14). –Es el Espíritu Santo el que nos habla en Cristo: «el Espíritu Santo enseñará a los discípulos y les recordará todo lo que Cristo ha dicho (Jn 14,26), Él los llevará a la Verdad completa (16,13). El mismo Espíritu que actúa en la encarnación del Verbo en el seno de la Virgen María… es el mismo Espíritu que inspira a los autores de las Sagradas Escrituras» (15).

Los escritores de los libros sagrados, los profetas, apóstoles y evangelistas –¡y no las primeras comunidades creyentes!–, bajo la inspiración personal del Espíritu Santo, son los verdaderos autores de los textos bíblicos, y concretamente de los cuatro Evangelios. Conviene reafirmar esta verdad de fe, que siempre ha sido enseñada por los Padres, y reiterada en Trento, en el Vaticano I y en el II, porque la escuela exegética que promueve «la historia de las formas» (Formgeschichte), en referencia a los Evangelios, concretamente, de tal modo enfatiza el influjo de las comunidades primitivas, que desvanece a veces la inspiración personal de los hagiógrafos, viniendo a dar en una especie ilusoria de inspiración colectiva de las comunidades cristianas primeras.

En esta escuela de la historia de las formas, originada en el campo del protestantismo liberal, y encabezada por biblistas como Martin Dibelius (1883-1947) y Rudolf Bultmann (1884-1976), aunque se siga una orientación común, hay evidentemente exposiciones de muy diversas tendencias, también entre los autores católicos, unas aceptables y otras reprobables.

La Pontificia Comisión Bíblica, en el documento De historica evangeliorum veritate (1964), da sobre esta gravísima cuestión orientaciones muy precisas. Y al mismo tiempo que autoriza y recomienda a los exegetas católicos aplicar en su labor el método de la historia de las formas, les advierte que deben hacerlo con cautela, partiendo de premisas filosóficas verdaderas, y manteniendo la debida fidelidad a la Tradición católica de los Padres y al Magisterio apostólico. De hecho venía aplicándose el método no pocas veces en el campo católico según los principios del protestantismo liberal y del modernismo. Y como bien sabemos, también hoy, desprestigiando el método, se le da con frecuencia un uso pésimo.

Hago notar que este documento, ratificado por Pablo VI, tiene todavía valor magisterial. Por iniciativa del mismo Papa, en el Motu propio Sedula cura (27-VI-1971), se cambió más tarde la naturaleza de la PCB, al ser integrada no ya por Cardenales, sino simplemente por expertos biblistas, en conexión con la Congregación de la Fe. Pues bien, en el párrafo primero de este documento se declara el motivo circunstancial de su composición: «se vienen difundiendo muchos escritos en los que se pone en duda la verdad de los dichos y de los hechos contenidos en los Evangelios». Y esto ha movido a la PCB a exponer lo que sigue:

«1. El exegeta católico, bajo la guía del magisterio eclesiástico, se aprovecha de todos los resultados obtenidos en los exegetas que le han precedido, especialmente de los santos Padres y de los doctores de la Iglesia, acerca del entendimiento del texto sagrado, y se dedica a proseguir su obra. A fin de iluminar con luz plena la perenne verdad y autoridad de los Evangelios, siguiendo fielmente las normas de la hermenéutica racional y católica, estará atento a servirse de los nuevos medios de la exégesis, especialmente de aquellos que ofrece el método histórico universalmente considerado. Este método estudia cuidadosamente las fuentes, define su naturaleza y valor, sirviéndose de la crítica textual, de la crítica literaria y del conocimiento del lenguaje… [Aquí cita las recomendaciones, que ya he citado, hechas por Pío XII sobre los géneros literarios y otros medios exegéticos en la encíclica Divino afflante Spiritu].

«En suma, el exegeta se aprovechará de todos los medios que le sirvan para penetrar más a fondo en la índole de los testimonios evangélicos, en la vida religiosa de la primitiva comunidad cristiana, en el sentido y valor de la tradición apostólica. Cuando sea conveniente, será lícito que el exegeta examine los eventuales elementos positivos del “método de la historia de las formas” para conseguir debidamente una más profunda inteligencia de los evangelios. Lo hará, sin embargo con cautela, porque frecuentemente el método aludido está conectado con principios filosóficos y teológicos inadmisibles, que vician no raramente tanto el mismo método, como las conclusiones en materia literaria.

De hecho, algunos autores de este método, movidos por prejuicios racionalistas, se niegan a reconocer la existencia del orden sobrenatural y de la intervención de un Dios personal en el mundo, acontecido mediante la revelación propiamente dicha, y también rechazan la posibilidad y la existencia de los milagros y de las profecías. Otros parten de una falsa noción de la fe, como si ésta no tuviera en cuenta la verdad histórica, o incluso como si fuera incompatible con ella. Otros niegan a priori el valor histórico y la índole de los documentos de la revelación. Otros, en fin, dan poca importancia a la autoridad de los apóstoles en cuanto testigos de Jesucristo, y también a la autoridad de su oficio e influjo en la comunidad primitiva, y exageran el poder creativo de dicha comunidad. Todas estas cosas no sólo son contrarias a la doctrina católica, sino que también están faltas de fundamento científico y se salen de los rectos principios del método histórico». Este documento, estas líneas, da una buena síntesis de los principales errores en exégesis del protestantismo liberal y del modernismo.

Los modernistas antiguos y actuales falsifican los Evangelios, negando prácticamente su inspiración divina, e incurriendo en todos y cada uno de los errores que la Autoridad apostólica ha denunciado, concretamente al aplicar «la historia de las formas» en modos inconciliables con la tradición exegética de la Iglesia y con la doctrina católica de la fe. Los lectores de este artículo, sin necesidad de acudir a bibliotecas especializadas, pueden comprobarlo consultando simplemente con un clic otros artículos publicados en este mismo blog, por ejemplo,(238) Notas bíblicas –1. Cómo está el patio o las críticas que dediqué al libro Jesús. Aproximación histórica del profesor José Antonio Pagola (76-79) y (228-231).

En los textos aludidos los evangelios de la infancia de Jesús son creaciones literarias de la comunidad cristiana postpascual. Jesús es un «buscador de Dios», que cambia radicalmente su pensamiento y sus planes al conocer al Bautista. En ningún momento manifiesta pretensión alguna de ser Dios. Jesús, en su ministerio público, nunca piensa en fundar una Iglesia, distinta de Israel, y organizada jerárquicamente. En las comunidades de discípulos de Jesús todos son exactamente iguales: ninguno tiene autoridad sobre los otros. Pertenece a la Iglesia aquel que se compromete en la promoción de un mundo mejor. La ex-comunión es ajena a la verdadera Iglesia. Cuanto mejor vive la gente, mejor se realiza en el mundo el reino de Dios. No es de Jesús la idea de que Dios debe ser honrado y glorificado por los hombres. El perdón que da Jesús a los pecadores es incondicional, no exige nada a cambio. La fe y la verdad histórica de Jesús, de sus palabras y hechos, sobre todo de sus milagros, se contradicen muchas veces. En realidad no son sobrenaturales las acciones de sanación de enfermos, ni ha de creerse que la expulsión de demonios fuera real en los presuntos posesos. La pasión de Cristo no fue expiatoria, ni cumplió un plan providente de Dios. La última Cena no fue pascual, no fue institución de la Eucaristía. Jesús no tenía de sí mismo una conciencia de víctima sacrificial expiatoria para la salvación de la humanidad. Casi todo el ciclo evangélico de la Pasión carece de historicidad, y lo mismo ha de decirse del ciclo posterior a la Resurrección. El Señor no se apareció realmente a los discípulos, ni «pudo» hacerse visible, hablar y comer con ellos. Su Ascensión a los cielos, por supuesto, no es un acontecimiento histórico, narrado por testigos oculares, sino «una composición literaria imaginada [únicamente] por Lucas»… ¿Cómo habremos de calificar todas estas patrañas exegéticas, fieles a las doctrinas del modernismo, y contrarias a las enseñanzas de la Iglesia católica de todos los tiempos?… ¿Qué tienen que ver con el uso intelectualmente honrado de los antiguos y modernos métodos de la exégesis?…

«Nos toman por memos», como decía el Padre Castellani, hablando de Teilhard de Chardin. Los escrituristas que ignoran en su exégesis, y que incluso contra-dicen lo que los mismos Evangelios dicen, y resisten abiertamente la Tradición exegética de los Padres y las enseñanzas y avisos del Magisterio apostólico, caen en errores gravísimos, que falsifican a Cristo, a los Evangelios, a la Iglesia, a la vida cristiana. En su tarea exegética y teológica, concretamente sobre los Evangelios, se alejan años luz de las enseñanzas de la fe católica, concretamente del Concilio Vaticano II. Recuerden, si no, ustedes los textos conciliares que he ido citando en este mismo artículo acerca del ministerio de los hagiógrafos, en los que Dios mismo, «obrando en ellos y por ellos», es el Autor principal de sus escritos, siendo ellos, bajo la inspiración del Espíritu Santo, verdaderos autores, que según su mentalidad, lenguaje y carácter personal, escriben de los hechos y de las palabras de Jesús «todo y sólo» lo que Dios les ha movido a escribir en una asistencia de gracia especialísima. Ésta es la verdadera fe católica.

José María Iraburu, sacerdote

Índice de Reforma o apostasía

19 comentarios

  
Luijo
No se que hará usted, padre Iraburu, con tantas bendiciones pronunciadas a su favor. Este artículo ha sido de gran bendición para mi y amenaza convertirse un verdadero programa de estudio a largo plazo. Gracias.


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JMI.-Yo no hago sino enseñar la doctrina de la Iglesia en estos temas, una doctrina tantas veces ignorada, silenciada o incluso negada por tantos autores "católicos". Siervo inútil.
De arriba desciende por Cristo todo don y toda dádiva perfecta, del Padre de las luces (Stgo.).

Confío mucho en las oraciones que hacen por mí "los santos", los de abajo en la tierra y los de arriba en el cielo, "por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda", Señor.
19/11/13 2:14 AM
  
Luijo
Una vez, en Misa, el comentario desde el púlpito abordó un texto tipicamente mesianico, ideal para recordar al rebaño católico la realeza de Jesús (quien es y debe ser el tema central de la predicación, que como usted dice es la Revelación final y definitiva de Dios a los hombres), convirtió el texto en una enseñanza sobre la "solidaridad". Me causa dolor que esto suceda. Ayer, en Misa, el texto sobre la advertencia del Señor a no dejarnos engañar por los falsos maestros, ni falsos Cristos, se convirtió en eso: mucho cuidado con creer que habrá un fin de los tiempos inminente,. Y me da vueltas la pregunta ¿ creemos y esperamos realmente que Jesús vuelva? Si lo creemos, tal y como lo confesamos en el Credo, porque no alentamos la Esperanza de su Venida Gloriosa? Mas, cuando hay una bienaventuranza para los que le esperan. Siempre que dejamos un nicho abierto en la Predicación, estamos favoreciendo que predicadores espúreos se hagan cargo y rieguen confusión por doquier. Y luego procedemos a lamentarnos. Una vez consulté a cuatro sacerdotes sobre los artículos 675-677 del Catecismo, sobre la última prueba que ha de pasar la Iglesia y para mi sorpresa, parecía que esto era un tema archivado mientras la maquinaria protestante saca píngues beneficios del tema. El problema, desde luego no son los protestantes sino el encargo que tiene la Iglesia de anunciar la Verdad completa.

Quizás este foro no está para traer inquietudes particulares pero no pude evitarlo. Muchas bendiciones a todos.
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JMI.-Cada día, en Misa: "mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo".
19/11/13 2:42 AM
  
Marqués
"No es, pues, el hagiógrafo, bajo la acción de Dios, un instrumento inerte, meramente pasivo –como una máquina de escribir, tecleada por Dios–, sino humano, consciente y activo, con su personal mentalidad, lenguaje y capacidad expresiva. Tener bien en cuenta esta realidad beneficia el trabajo exegético en varios aspectos..... 3.– elimina el error de torpes literalismos fundamentalistas "

Justo antes de leer su excelente artículo, leí el artículo sobre un tal Sungenis publicado ayer en infocatólica por el señor Milenio ( no pongo la direccion por el spam)

Dado que una gran parte de las herejías, están basadas en una incorrecta interpretación de la Biblia, y que este portal es un baluarte en defensa de su correcta interpretación…….

¿Cómo nos tomamos que en base a Josué 10 , se defienda que la negación del geocentrismo es una creencia impulsada por ateos……?

PD: en todo caso , el objetivo real de este mensaje es decirle que será Vd, un pecador de tomo y lomo, no me cabe duda, pero cuenta con mi más sincera admiración. Leerle me produce un, creo que sano, Orgullo Cristiano. Un saludo.

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JMI.-Este pecador de todo y lomo agradece sus palabras, y en lo referente a las posibilidades del geocentrismo aludidas en el artículo de Milenko (no Milenio), le recomiendo dirigir su comentario a su blog: entre allí a discutir el tema en lo que estime conveniente. No acostumbramos en InfoCatólica discutir en un blog un tema que se ha suscitado en otro blog. No es correcto.
Cordial saludo.
19/11/13 9:53 AM
  
Marqués
Lo de Milenio por Milenko no fue a propósito, no quise hacer ninguna gracia con ello (aunque ahora que lo leo algo de eso tiene)

No era mi intención que Vd me respondiera, era solo eso, un simple comentario para que si sus lectores lo tienen a bien, leyeran esa entrada a la luz de lo expuesto en la suya.

Centrándonos en su post, creo sin entrar en grandes profundidades, todo el mundo capta que el lenguaje y el mensaje utilizado y transmitido en el N.T , tienen algo especial, algo que transciende al lenguaje humano a secas, tiene un olor, ….Divino. Lo hechos y mensajes que ahí se narran y la manera en que se narran, es algo que esta muy por encima de cualquier hombgre o de cualquier comunidad. La inspiración Divina lo envuelve todo, y como las especias en la cocina , puede que no las veas , pero su olor envuelve todo el guiso.

Sin embargo , ese sentimiento , en el A.T, no se , se pierde, o solo se vislumbra de forma fragmentaria….. Al menos a mi me sucede, el A.T me parece religión y el N.T La Religión.


saludos.
19/11/13 10:45 AM
  
María
" Les abrió la inteligencia para que entendiesen" Lc , 24.
Este gran milagro lo hizo CRISTO el dia de Pascua , cuando se apareció a Sus Díscipulos,
Les iluminó los ojos del Alma para entender los secretos de las Escrituras y de los profetas.
Hay que tener humildad y tener el corazón abierto por completo a DIOS............y una sóla virtud es la que conserva a la criatura en Su Gracia....esto es "La Humildad"

Pidamos a Dios ..que también nos abra la inteligencia y nos ilumine los ojos del Ama.
19/11/13 10:51 AM
  
Leonardo
Estimado Padre:

Creo que está fuera de discusión que Dios ha creado el Universo de la forma en que mejor le pareció a su Santísima Voluntad, y no de la forma en que les caiga más simpático a las teorías en boga. No creo que haya que creer en la "teoría del big-bang" para ser católico, o de otra forma en veinte años de pronto perdemos todos la fe. En otras palabras, yo no le impongo condiciones a Dios: tuviste que crear el mundo en miles de millones de años, y a partir del big bang, no fueras a crearlo de otro modo.

La evidencia que es o llega a ser perceptible para el ser humano, puede ser interpretada de diversas formas.

En cuanto a la exégesis:

Es extraordinario, por no decir otra cosa, cómo ciertos exégetas han logrado difuminar, en sus escritos, el obvio, claro, supremamente nítido espíritu sacrificial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Y hacen esto mediante el truco de sugerir que hay cosas añadidas por la reflexión de las primeras comunidades. Seleccionando estas, se llega a lo que ellos querían demostrar desde un comienzo, a saber, que no hay milagros, que todo es pura inmanencia, que Jesús fue un judío marginal y un profeta que luchó contra las injusticias y por tanto un modelo eterno de lucha contra la injusticia, independientemente de los relatos de las primeras comunidades sobre su Resurrección. Hay solo un meollo verdaderamente "jesuánico", y solo los especialistas, vulgo ellos, son capaces de descifrarlo.


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JMI.-Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen.

Ayuda con Tu gracia a sus oyentes o lectores para que no sean engañados.

Y a unos y a otros, líbralos de las tinieblas del error y guárdalos en el esplendor de la verdad.
19/11/13 8:52 PM
  
Raúl
El domingo pasado escuché en la homilía del sacerdote de mi parroquia (hombre joven y moderno que congrega multitudes en las misas de 12 los domingos, por cierto) que el Antiguo Testamento es algo así como "la prehistoria de la Iglesia" (sic), y que para nosotros, obviamente, "no tiene el mismo valor que el Nuevo Testamento" (más sic).

Al hombre se le veía con bastantes dificultades para explicarnos la lectura correspondiente del AT, así nos lo dijo al comenzar la homilía. Había dado muchas vueltas al tema porque el texto, según él, era difícil de comprender y no sabía qué decir para que lo entendiésemos.

Yo me quedé dando vueltas también durante la homilía y después de la misa. Pues si este buen hombre, cavilaba yo en mi interior, que es sacerdote, no entiende las Escrituras y no sabe cómo explicárnoslas, apaga y vámonos.

Al final todo lo resolvió de forma bastante simple. No os preocupéis, que lo importante es el Nuevo Testamento. El Antiguo es prehistórico y no tiene el mismo valor.

Doy gracias a Dios, que en su infinita misericordia, me ha aclarado la cuestión a través de usted, Padre Iraburu. "La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia".

Eso es lo que yo tenía entendido desde siempre y hasta ahora.
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JMI.-No sé cómo se habría expresado ese sacerdote. Pero sí es cierto que la Revelación divina en la Biblia, cuando llega la plenitud de los tiempos, y el Hijo divino se encarna y nos habla, se hace mucho más luminosa que en el A.T.

Nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos revela la Sma. Trinidad, la resurrección de los muertos, con sus cuerpos, la real existencia de los ángeles, etc. Muchas cosas que en el A.T. o no habían sido aún reveladas o apenas insinuadas. Por ejemplo: fariseos y saduceos eran ortodoxos: unos creían en resurrección y ángeles, los otros no (Hc 23,7-8).
19/11/13 9:14 PM
  
Ene
Padre, a los ateos les gusta decir en televisión, en youtube, en medios masivos, que los cristianos en nuestras fantasías inventamos que la Biblia es la palabra de Dios. No pocos cristianos les creen. ¿Cómo demostrarles que no es fantasía? No puedo decirles que lo dice la misma Biblia, ni que lo dicen los padres de la Iglesia, ni que es un libro que ha transformado malas vidas en buenas. Eso mismo pueden decir los islámicos sobre el corán. Sé que éste es espacio de comentarios, pero su respuesta en este mismo espacio nos ayudará enormemente a muchos en esta dura tarea de defensa de la fe. Gracias.
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JMI.-Su pregunta es tan importante que llevo ya varios días trabajando el tema para el próximo artículo.
"Permanezca atento/a a la pantalla".
20/11/13 2:53 PM
  
Leonardo
Todos atentos a la pantalla, sin duda.
20/11/13 6:43 PM
  
Ricardo de Argentina
Con respecto al comentario de Ene, estoy persuadido que es más difícil "fabricar" un ateo que un creyente, al cual ciertamente no hay que "fabricar". Porque el ser humano es naturalmente creyente, y así lo demuestra la Historia de las Religiones: hay en él un sentido innato de la Trascendencia, una especie de "sensor espiritual" en activo desde el principio, al que sólo hay que cultivar adecuadamente para que esa alma pueda ejercer la virtud de la Religión.

Al ateo en cambio se lo "fabrica" mediante un trabajoso y complejo proceso de adiestramiento (Medios, educación, cultura, etc.), que apunta a insensibilizar al tal "sensor espiritual" para finalmente cauterizarlo, anulándolo absolutamente. El ateo o agnóstico así resultante se la pasará "pidiendo pruebas científicas" (materiales) de la realidad de la trascendencia, sin percatarse de la diversidad de órdenes (puesto que la trascendencia es inmaterial), porque su capacidad para captar lo espiritual está cancelada. Sólo entiende lo inmanente, lo demás lo cree "imaginación".

Ateos los ha habido siempre y siempre los habrá, pero el ateísmo a nivel masivo, digamos a "escala industrial" como el que ahora presenciamos, es el resultado de un paciente trabajo cultural que lleva siglos.
Creería que el inspirador teológico de esto es Satanás, pero a nivel mundano hay minorías que se vienen beneficiando grandemente: el hombre desarraigado de Dios, desarraigado de la sociedad (individualismo) y desarraigado hasta de su propia familia, es fácil presa de la esclavitud moderna, ésa que se ejerce en nombre de la "Libertad".

En este portal escriben varios ateos, algunos habitualmente. Es interesante comprobar cómo ellos se alinean casi al 100% tras los tópicos del Pensamiento Único y de la Corrección Política, dando así una pista del adiestramiento mental que los ha llevado a la increencia.
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JMI.-Estimado Ricardo, "¿en este portal escriben varios ateos?"...
Sería bueno que nos dijese quiénes son, a su entender, aunque no nos lo diga en modo público, sino en comunicación privada y confidencial.
21/11/13 12:46 PM
  
Ricardo de Argentina
¡Ay Padre, discúlpeme!!! (Lo que es escibir a vuela pluma)
Me estaba refiriendo a los comentaristas, a ver si ahora queda mejor:
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En este portal comentan varios ateos, algunos habitualmente. Es interesante comprobar cómo ellos se alinean casi al 100% tras los tópicos del Pensamiento Único y de la Corrección Política, dando así una pista del adiestramiento mental que los ha llevado a la increencia.
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Y de paso aprovecho a escribir algo que muchas veces he pensado y que por diversas razones no he escrito: me parece excelentísimo el nivel de los blogueros y articulistas del portal, tanto de los "clasicos" como de los nuevos, que aportan frescura y la originalidad en sus enfoques.
Muchas gracias a quienes hacen Infocatólica porque me aportan muchísimo y (creo que) me sirven para mejorar espiritualmente.
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JMI.-Bueno, algunos ateillos pasan en los comentarios, un poco a criterio del bloguero: si se les ve buena disposición, alguna receptividad... Si se presentan en plan agresivo o blasfemo, los censuramos.

Gracias por tu gratitud. Hacemos en InfoCatólica lo que podemos, y podemos no más de lo que el Señor nos concede por su gracia (y no pocas veces Le fallamos, y hacemos mal o de menos. Él nos aguanta y perdona. Y los lectores también).
21/11/13 1:52 PM
  
catolico
Con su permiso padre Jose Maria . Ricardo de Argentina . Se a llegado a creer que el 'ateismo' es quizas una fuente inmovilista estatica de la espiritualidad ,segun creo ,aun asi ,los ateos son hijos de dios y de Maria , de los angeles .La existencia de los angeles como seres manifestados ante el hombre es un hecho del cual soy testigo , un cordial saludo a todos .Bendiciones en Cristo .
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JMI.-Las palabras pueden tener distintos significados. Se pueden llamar "hijos de Dios" a todas sus criaturas, porque todas han recibido del Creador su ser y vida.

En la fe católica, es "hijo de Dios" en el sentido propio de la palabra el que cree en Jesucristo, se bautiza en el nombre de la Sma. Trinidad, acepta a la Iglesia como madre, y recibe el Espíritu Santo, "el espíritu de adopción", que dice SPablo. De este modo, el hijo de Dios es un hombre que ha vuelto a nacer, de la fe, del agua y del Espíritu.
22/11/13 3:55 AM
  
Miguel Antonio Barriola
Es importante el detalle de aclarar (comp Ud. lo hace, Padre) que los hagiógrafos son "instrumentos" en manos del autor principal (Dios) de modo "analógico", o sea: no intertes herramientas como el pincel en manos del artista o el martillo en las del carpintero.
Porque muchos "teólogos católicos", afirman que, dada la "pastoralidad" preeminente del Vaticano II, se prescindió de la cualificación de "instrumentalidad", para designar el modo de coordinaciòn entre el autor divino y el humano de la Sgda. Escritura.
Omiten decir que en Dei Verbum 11, las notas 3 y 4 aluden a las encíclicas "Divino Afflante" y "Providentissimus". Ambas enseñan claramente la explicación "instrumental analógica" y en la "Divino Afflante", Pío XII cita especialmente a Sto. Tomás de Aquino al respecto.
Además ¿cómo, sino por la instrumentalidad, puede interpretarse el texto mismo de DV 11, cuando habla de que Dios los "usó, de modo que, obrando ÉL 'en ellos y por ellos' escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que ÉL quería" ?
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JMI.-En este comentario se demuestra la verdad del antiguo adagio: "el que sabe dice Misa". Gracias, profesor Barriola. Gracias, Miguel Antonio.
22/11/13 11:04 PM
  
catolico
Recibo con suma gratitud y profundo respeto sus palabras padre Jose Maria . Amen .
23/11/13 8:01 PM
  
Isabel
Padre, esta noche he llegado muy tarde a la casa, pues estamos de escrutinios en mi comunidad, y como además hace muchísimo frío, me he sentado a entrar un poquito en calor y a leerles a ustedes, y ya ve que hora me está dando.

He leído sobre fariseos y saduceos. Me queda claro quienes eran los fariseos, pero lo que siempre me ha producido mucha extrañeza es como el pueblo judío, con los fariseos al frente, podían tolerar a los saduceos, que no creían en la resurrección. Vendrían a ser los ateos de ahora. Y sin embargo usted dice que ambos grupos eran ortodoxos. ¿En que clase de Dios creían entonces los saduceos? ¿Quizás en un Dios que actuaba solamente mientras durara la vida del hombre sobre la tierra? Es algo que me resulta muy desconcertante y me gustaría que usted me lo aclarara.

Un saludo afectuoso y buenas noches.



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JMI.-La cuestión es sencilla. En tiempo de Jesús todavía no se había dado a Israel una revelación clara en torno a muerte, resurrección, ángeles. Y podía haber escuelas teológicas que negaran todo ello sin venir por eso a ser herejes de la fe judía.
24/11/13 9:24 AM
  
Isabel
Entendido Padre. En tiempos de Jesús todavía no se había dado a Israel una revelación clara en torno a muerte, resurrección, ángeles. Pero si los saduceos no creían en la resurrección, en qué clase de Dios creían. ¿Un Dios que actuaba sólo mientras durara la vida terrenal? ¿O es que simplemente no creían en Dios?
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JMI.-Google no suele fallar.
Escriba sa-du-ce-os, tuc: y verá cómo le sale información.
No estoy especializado en saduceos. Tendría yo que hacer eso mismo.
Mejor lo haga Ud. directamente.
((Si no creyeran en Dios, serían herejes)).
24/11/13 2:24 PM
  
javier dolid
En nuestra infancia (década de los 50 del siglo XX), se nos enseñaba el AT como “historia sagrada”, e interpretabamos ese título más como “historia” (escrita por hombres y como hombres, al modo humano) que como “sagrada”; ello nos permitía entender el NT como una reedición de la Alianza –Alianza “nueva”- , que habría tenido el efecto de clausurar la Alianza del AT. Con esta perspectiva, desde la distancia que proporciona la cultura "moderna", interpretaba muchos episodios y normas del AT como propios y adecuados para la pervivencia de una cultura inspirada por Dios, y para la organización e independencia de una sociedad impregnada en los valores inspirados en los Diez Mandamientos, todo ello en medio de un entorno pagano y, a menudo hostil.
El concilio Vat.II, en cuanto nos recordó que toda la Escritura (el AT y NT) es Palabra de Dios, supuso para muchos una revisión radical de nuestro pensamiento que ha tenido que ir evolucionando. No obstante, esta evolución sigue encontrando el onstáculo de que muchos textos del AT nos presentan a un Dios muy "humano" (ideado por hombres), que primero decide y luego se arrepiente, primero se enfada y luego se aplaca, que exige la destrucción del enemigo”, etc.; parece indudable que este Dios no se ajusta al perfil con que nos lo ha presentado NSJC. Asimismo, en el AT existen Libros (Jueces, Reyes), formulaciones (Job 1, 6-12) y episodios (desencuentros y enfrentamientos de David con su Rey Saul), cuya aceptación íntegra como Palabra de Dios, en toda su literalidad, resulta ser ciertamente difícil de asimilar.
En esta encrucijada, me adhiero momentáneamente el sentimiento de Marqués de que "el A.T me parece religión y el N.T La Religión".
Confío en que el Señor siga abriendo nuestras mentes a la Verdad, hasta “que nuestra fe sea plena, sin reservas, y que penetre nuestro pensamiento y nuestra manera de juzgar las cosas divinas y humanas” (Oración de Pablo VI)


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JMI.-Toda la Sgda. Escritura es Palabra de Dios. Pero es como una luz, al principio débil), que va iluminando cosas, durando otras a oscuras (poligamia, p.ej., de David y otros patriarcas y reyes). Una luz que va creciendo. En Isaías, p.ej., hay maravillas altísimas, en los Salmos... Pero en todo caso, habla Yahvé a hombres carnales, que "todavía no han recibido el ESanto" (Jn 7,28-29). Hasta llegar en Cristo a la plenitud de luz de verdad y de comunicación a los hombres del ESanto, que les hace "nacer de nuevo".
Por eso la Ltga.de la Iglesia se alimenta espiritualmente de libros del AT y del NT, no sólo del N.
24/11/13 6:28 PM
  
Isabel
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JMI.-Rm 8,28.
Cuente con mis oraciones.
Bendición +
25/11/13 9:02 AM
  
Isabel
Muchas gracias Padre. Dios se lo pague.
26/11/13 10:33 PM

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