La doctrina social cristiana versus tres formas de liberalismo

Reflexiones a partir de un artículo brillante de Patrick Deneen
Daniel Iglesias Grèzes
Mi lectura reciente de un artículo de 2022 del filósofo estadounidense católico y posliberal Patrick Deneen (Why They Hate Us [Por qué nos odian]) me impulsó a reconsiderar un tema que traté en mi artículo La civilización del amor, publicado en 2010 en este mismo blog. Tanto el brillante artículo de Deneen como mi modesto artículo utilizan el recurso de los dos ejes y los cuatro cuadrantes para clasificar las principales ideologías o sistemas políticos actuales. El significado que Deneen atribuye a esos cuatro cuadrantes es algo diferente al que yo les di porque él da a los dos ejes significados algo diferentes. En consecuencia, el análisis de Deneen es diferente del mío, pero pienso que ambos son complementarios entre sí, no contradictorios. Procuraré explicar con mis propias palabras el punto de vista de Deneen, puesto que lo encontré muy iluminador para entender la situación política presente en Estados Unidos y en el mundo. Añadiré algunas consideraciones personales al análisis de Deneen.
Para definir los cuatro cuadrantes, Deneen considera implícitamente dos preguntas parecidas a las que yo planteé, pero con una diferencia sutil: a diferencia de las mías, las preguntas básicas de Deneen sólo admiten dos respuestas. Por una parte, el eje horizontal (X) responde a esta pregunta: ¿El Estado debe intervenir en la vida económica con base en criterios morales? Por otra parte, el eje vertical (Y) responde a esta pregunta: ¿El Estado debe intervenir en la vida social con base en criterios morales? Combinando las dos preguntas, resulta que hay cuatro pares de respuestas posibles, que definen los cuatro cuadrantes.
El primer cuadrante (superior derecho) corresponde a las respuestas X-No e Y-Sí. Deneen afirma que este cuadrante representa al liberalismo conservador (“liberal en lo económico y conservador en lo social”), que fue la ideología política tradicional del Partido Republicano de los Estados Unidos hasta que, a partir de 2016, fue transformado profundamente por el movimiento MAGA de Donald Trump.
El segundo cuadrante (superior izquierdo) corresponde a las respuestas X-Sí e Y-Sí. Deneen afirma que este cuadrante, así definido, representa a la doctrina social cristiana. Esto es evidente, puesto que, según esta doctrina, el fin del Estado es la búsqueda del bien común, que no puede lograrse sino por medio de la defensa y promoción del orden moral objetivo tanto en la vida económica como en la vida social.
El tercer cuadrante (inferior izquierdo) corresponde a las respuestas X-Sí e Y-No. Deneen afirma que este cuadrante representa al liberalismo progresista (intervencionista o incluso socialista en lo económico y relativista en lo social), que es la ideología predominante del actual Partido Demócrata de los Estados Unidos.
El cuarto cuadrante (inferior derecho) corresponde a las respuestas X-No e Y-No. Deneen afirma que este cuadrante representa al libertarianismo, que es una ideología defendida por una minoría de intelectuales (como Ayn Rand) y de ciudadanos influidos por ellos.
Apoyándose en los resultados de una encuesta que representa a los votantes republicanos, demócratas y otros en la elección presidencial de 2016, y utilizando el esquema de los cuatro cuadrantes citados, Deneen explica el significado de esa elección de la siguiente manera. Desde hace mucho tiempo hay una gran cantidad de ciudadanos ubicados ideológicamente en el segundo cuadrante, pero hasta 2016 casi no hubo políticos importantes que representaran su manera de pensar. La lucha política cotidiana se daba básicamente entre dos formas de liberalismo: el liberalismo conservador del Partido Republicano (primer cuadrante) y el liberalismo progresista del Partido Demócrata (tercer cuadrante). El libertarianismo (cuarto cuadrante) siempre fue y sigue siendo muy minoritario, lo que no le ha impedido ejercer cierta influencia sobre los dos partidos tradicionales debido a su peso intelectual, más que electoral. La gran transformación de 2016 radicó en que Trump asumió el liderazgo del Partido Republicano representando por primera vez la mentalidad y los valores de la gran masa de ciudadanos del segundo cuadrante (“populistas”), hasta entonces prácticamente huérfanos de liderazgo político. Lo hizo, sin embargo, mediante una coalición que de algún modo aunó a gran parte de los ciudadanos de tres cuadrantes (populistas, liberales conservadores y libertarios) contra los del cuadrante restante (liberales progresistas). Esta gran coalición explica a la vez la notable fuerza política del movimiento de Trump y sus importantes tensiones internas.
A más de uno, como me pasó al principio a mí, le chocará que este análisis ubique en cierto modo a la doctrina social cristiana del lado izquierdo en el eje referido al rol del Estado en la economía. Sin embargo, la explicación de esto es muy simple: izquierda y derecha son términos muy relativos, y, como la cuestión aquí considerada (¿El Estado debe intervenir en la vida económica con base en criterios morales?) sólo admite dos respuestas, inevitablemente la posición cristiana coincide con la de la mayoría de la izquierda, que busca la justicia social. Si, en cambio, la cuestión considerada fuera “¿Cuál debe ser el grado de intervención del Estado en la vida económica?” (tal como yo la planteé en mi artículo de 2010), entonces la posición cristiana debería ser de algún modo de “centro”, en el sentido de no estar ubicada en la extrema izquierda colectivista ni en la extrema derecha individualista, si bien, según la terminología habitual, serían lícitas para los cristianos posturas algo inclinadas hacia la derecha o hacia la izquierda, sin caer en esos extremos incompatibles con la doctrina cristiana (Aclaro por si acaso que mi posición personal sobre esa cuestión podría calificarse de centroderecha o derecha, con salvedades).
Lo que complica un poco la comprensión de la postura de Deneen es que la encuesta que él usa responde en realidad a preguntas como las mías, ya que admiten respuestas favorables a grados mayores o menores de intervencionismo estatal, y no simples respuestas binarias: Sí o No. No obstante, creo que, a pesar de este desajuste, su intuición básica es correcta. Estamos presenciando el surgimiento, en Estados Unidos y en buena parte del mundo, de un nuevo sistema de ideas políticas, que, en lo fundamental, es la antítesis perfecta del libertarianismo, al que en cierto modo tienden las formas conservadora y progresista (ambas incoherentes, en el fondo) del liberalismo. Acerca de eso, véase mi artículo de 2018 Reflexiones sobre el progresismo, y especialmente su sección final, titulada “Hacia un liberalismo integral”.
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3 comentarios
Igual que, a la pregunta de si el Estado debe intervenir en la vida social, la respuesta católica es sí pero también en cierto grado.
Como enseña Santo Tomás (no tengo la cita a mano, creo recordar que en su tratado al rey de Chipre sobre el gobierno regio), el rey debe promover en la comunidad la vida virtuosa y combatir la viciosa "en lo que sea posible" (es la prudencia política).
Lo cual no excluye la tolerancia de males como la prostitución y otros.
El mismo criterio debe aplicarse respecto de la vida económica.
“Luego, como el fin de la vida, por la que vivimos ahora rectamente, es la felicidad en el cielo, es propio de la tarea del rey por tal motivo procurar que la sociedad viva rectamente, de modo adecuado para conseguir la felicidad celestial, como por ejemplo ordenará lo que lleve a tal felicidad y prohibirá lo que se le oponga, en cuanto sea posible”.
Santo Tomás de Aquino, "De Regno", II, c. 4, 48; partes y capítulos se citan por la edición en español titulada "La monarquía", ed. Tecnos, Madrid, 1989, 1994, p. 76.
¿Qué hace él que suponga que el Estado intervenga en economía y además con criterios morales?
La última ley aprobada por el congreso "Big Beautiful Bill", supone recorte de impuestos a grandes fortunas y menos dinero para los programas MEDICARE (sanidad para jubilados) y MEDICAID (sanidad para familias con rentas bajas).
Además pone trabas para que las familias más pobres puedan recibir los vales de comida ( "food stamps").
Eso sí, aumenta el gasto militar hasta la estratosfera (para el 2026 será de novecientos mil millones de dólares) aun cuando oficialmente Estados Unidos no está en guerra con nadie.
Eso no lo veo muy compatible con la doctrina social de la Iglesia.
Yo a Trump igual que a Milei lo veo en lo económico más cerca de Ayn Rand que de un democristiano europeo.
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DIG: No se trata aquí de defender a Trump pero conviene tener en cuenta que los tres ejes principales de su programa político promueven los intereses de los ciudadanos comunes (clase media y trabajadores menos calificados): 1) poner fin a la masiva inmigración ilegal, que tiende a reducir los salarios y encarecer los alquileres; 2) renegociar los acuerdos comerciales con otros países a fin de lograr una reindustrialización del país; 3) poner fin a una política exterior imperialista que involucra permanentemente a su país en diversas guerras. El artículo es de 2022, pero vale la pena señalar que en el primer semestre de 2025 la cantidad de ciudadanos estadounidenses con empleo aumentó en 2 millones y el salario real de los trabajadores tuvo el mayor crecimiento en 30 años.
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