InfoCatólica / Que no te la cuenten / Categoría: España y América

29.07.20

Los motivos de Colón. ¿Viajó a América para buscar especias?

Cuando hay que descubrir un Nuevo Mundo / o hay que domar al moro,

o hay que medir el cinturón de oro / del Ecuador, o alzar sobre el profundo

espanto del error negro que pesa / sobre la Cristiandad, el pensamiento

que es amor en Teresa / y es claridad en Trento,

cuando hay que consumar la maravilla / de alguna nueva hazaña,

los ángeles que están junto a su Silla, / miran a Dios… y piensan en España.

(José María Pemán)

 

(Extractos del libro «Que no te la cuenten I», disponible en Amazon, aquí)

Los manuales elementales de historia “for dummies” (como dicen los ingleses “para tontos”) nos han contado que la empresa de Colón fue para buscar especias. Esto es: los marineros habrían viajado dos o tres meses de ida y dos o tres meses de vuelta para poder condimentar las pizzas genovesas o agregarle canela a los capuchinos italianos[1].

Esta historia basada en motivos gastronómicos, aunque parezca increíble por lo ridícula, ha pasado a nuestros libros escolares con toda seriedad y así, nos dicen, el Descubri­miento se hizo para dar con el “Camino de la Especiería”. ¿En qué documento consta esta idea…?

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22.07.20

Las fábulas de Fray Bartolomé de las Casas

(Extractos del libro “Que no te la cuenten I", disponible en Amazon, aquí)

A Bartolomé de Las Casas, el mentado “apóstol de los indios”, se le atribuye desde hace cuatro siglos la responsabilidad en la defensa de los nativos americanos, pasando a la fama por su conocida obra publicada en 1552 como la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, fuente “inequívoca” del “genocidio” que los españoles habrían perpetrado en América durante los años de conquista y plomo…

Pero veamos más detalladamente quién fue este “gran apóstol” de las tierras vírgenes.

Nacido en España, su padre, Francisco Casaus, había acompañado a Colón en su segundo viaje al otro lado del Atlántico y, anclando en las Antillas, se dedicaba al redituable negocio de la plantación, usando para ellos, a muchos indios como esclavos.

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16.07.20

América, la bien donada. Los derechos de conquista de España en América

(Extractos del libro «Que no te la cuenten I», disponible en Amazon, aquí)

“Mientras exista un confín

de tierra sin alabar 

al que nos vino a salvar,

la tierra no tiene fin”

José María Pemán

“¿Qué derecho tenían los españoles para irrumpir en la paz de los ‘pueblos originarios’? ¿Qué derecho poseían para tomar sus tierras y desparramar sus ideas, su cultura y su religión?”.

Hemos escuchado esta frase una y mil veces, como si fuera un caballito de batalla permanente; detengámonos entonces un poco en ello.

Existe hoy una corriente ideológica que ha logrado instalar en algunos medios lo que sería el “justo reclamo” de las tierras aborígenes “usurpadas” por los descubridores al momento de la conquista.

A estas preguntas intentaremos darle respuesta tratando de resumir al máximo la cuestión y basándonos en los autores más autorizados a nuestro alcance. Sin embargo, digámoslo de una vez, hemos llegado tarde, ya que hace 500 años hubo un grupo de hombres que ya se había planteado el problema de la posible ilegitimidad de la conquista: los mismos españoles…

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12.07.20

El paraíso prehispánico de los "pueblos originarios"

“Ay del pueblo que olvida su pasado;

Ay del que rompe la fatal cadena

con que el ayer tiene al mañana atado”

Manuel Machado.

 

Fue el filósofo ginebrino, Jean-Jacques Rousseau quien allá por el siglo XVIII largó a rodar por vez primera la idea de que el hombre “nacía bueno pero la sociedad lo corrompía”. No éramos los bípedos, entonces, como Aristóteles, Platón y la filosofía clásica lo había considerado junto con la Iglesia, alguien “caído” e inclinado al mal, sino alguien a quien debía respetarse y tolerarse ya que estábamos inclinados siempre al bien y libres de todo pecado original. Su afirmación, como veremos, no era simplemente el fruto de una elucubración intelectual sino la consecuencia de una ideología política determinada. Antes que él, sin embargo, y con motivos aun más precisos, hubieron otros que trataron de hacer lo propio para atacar una empresa que sería la gloria de la Iglesia y del occidente cristiano: la conquista y evangelización de América.

Es normal, incluso en nuestros días, escuchar distintas voces que denuncian a más no poder la “bondad natural” de los precolombinos y la “maldad natural” de los conquistadores españoles, de “aquellos sanguinarios conquistadores”[1]. ¿A qué tanta insistencia? Vayamos por partes.

 

La conquista en primera persona

Bernal Díaz del Castillo fue soldado de Cortés, el gran conquistador español. Una vez llegado a su vejez y con el arcón lleno de recuerdos, dejó un escrito con el que quiso recordar para la posteridad lo que había sido, en su juventud, la conquista de México por las tropas españolas; para ello y apelando a sus notas, escribió la famosa “Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España”.

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8.10.19

San José de Anchieta y los "viri probati" del Amazonia

Gran revuelo gran, causó una foto que, en los Jardines Vaticanos mostraba la veneración que tenemos hoy por nuestros tiernos dioses ancestrales (ex “demonios", según el rígido San Pablo) donde parecía verse a uno de los famosos curupíes de los que San José de Anchieta, apóstol de Brasil nos hablara en sus cartas y obras.

En su “Historia de las Indias” dice San José de Anchieta que “el Kurupí o Kurupiré es un demonio menor de los guaraníes. Es un hombre pequeño, de cuero escamoso, de orejas en punta, que tiene la particularidad de tener los pies hacia atrás, es decir, avanza con los talones. Pero su principal rasgo es su miembro viril que da varias vueltas a su cintura y con el cual, desde la distancia puede embarazar a una mujer…".

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