¿Cómo nació la Inquisición? (1-2)

El nacimiento de la Inquisición

El europeo de mediados de siglo XII no era como el actual; muchas veces, cuando veía un peligro que atentara contra el orden social, no aguardaba la decisión de los tribunales para que se impartiera justicia; fue especialmente ante una circunstancia histórica cuando nació la necesidad de controlar los excesos populares que terminaban, muchas veces, con la justicia por mano propia de parte de la gente sencilla.

Por aquella época y como indicaba la bula papal Ad Abolendam[1], de entre las herejías más difundidas se encontraban la de los cátaros, los pobres de Lyon, y otras similares.

Los albigenses o cátaros

Transportémonos en la historia: estamos en el siglo XI; los neomaniqueos, cátaros o albigenses[2] pululan especialmente en el sur de Francia. De antiquísimo origen, la postura maniquea ya existía desde el siglo IV (hasta san Agustín adhirió antes de su conversión a sus postulados), pero cinco siglos después comenzarán a desarrollarse bajo el imperio Bizantino, desde donde llegarán a la zona mediterránea. Haciéndose fuertes especialmente en el sur de Francia y norte de Italia (Languedoc y Provence y Lombardía), lograrían varios adeptos.

El sur de Francia era particularmente propicio para ello dado la fuerte presencia de mu­sulmanes y judíos; para estos últimos, el maniqueísmo “era en gran parte el resultado del trato amistoso entre cristianos y judíos”[3], por lo que no resultaba extraño que hasta lo fomentasen entre el pueblo con el fin de debilitar a la Cristiandad.

El maniqueísmo o “catarismo medieval” sostenía dos principios coeternos del bien y el mal donde, este último, sería el crea­dor del mundo material manifestándose en el duro Dios hebreo del Antiguo Testamento. Las almas, seguían diciendo, eran espíritus buenos pero caídos, que se encontraban aprisionados en la materia de la que luchaban por liberarse. Cristo, el Hijo de Dios, era una creatura adoptada por el Padre con apariencia de cuerpo y la Redención se obraba no por la sangre divina derramada sino por la predicación. El rito más importante era la imposición de las manos o “consolamentum” (una especie de bautismo, comunión y extremaunción juntas) que hacía del “iniciado”, con el tiempo, un “perfecto” (cosa de exclusivos). Su moral era muy laxa para los “simples creyentes”: podían darse a todas las satisfacciones sensuales con tal de recibir el “consolamentum” antes de morir (algo similar al islamismo).

Con los “perfectos”, en cambio, eran más rigoristas al inicio de su vida espiritual, pero luego de la “purificación” podían volverse a la carne con total libertinaje. Como debían, en su fase “purificatoria” abstenerse a perpetuidad de carne, practicar duros ayunos y continen­cia perfecta, llegaban a promover incluso la “endu­ra” o suicidio. Si era por asfixia se los llamaba “mártires”, si por hambre eran “confesores” y en dicho proceder no excluían a los niños.

Rechazaban absolutamente el matrimonio, pues la procreación era extensión de la materia y por tanto diabólica: “Una mujer embarazada tiene el demonio dentro”, decían, por lo que profesaban un verdadero desprecio por la mujer. Se manejaban al modo de una sociedad secreta procurando acercarse siempre a la gente de élite y predicaban la nulidad de los juramentos de fidelidad (vasallo-señor feudal), cosa que terminaba por fisurar el orden social reinante. Por último, para nombrar solo algunas características, el anonadamiento de Dios en una naturaleza humana, es decir, la encarnación del Verbo, era tenido por algo abominable (pues era “material”), al igual que los antiguos sacramentos administrados por la Iglesia.

Pero dejando de lado la herejía formal, por lo que más se caracterizó el catarismo fue por no quedarse en simplemente en la errada interpretación del dogma “abstracto”: iban más allá; se trataba de un completo sistema político-religioso, con un concepto totalmente diferente del hombre, de Dios y de la moral social, que lo ponía en contra del orden establecido.

La herejía de los antisacerdotales

El segundo fenómeno preocupante y como introductorio a la inquisición fue ese complejo de herejías que ha sido llamado por los historiadores de la Iglesia como el grupo de los “antisacerdotales”: al margen de los cátaros, y a veces confundiéndose con ellos, se desarrollaron diversas corrientes de ascetismo laico, con una fuerte impronta puritana, antisacerdotal y antijerárquica que recorría gran parte del sur europeo.

Dada la decadencia del clero, no era difícil predisponer a la gente ensu contra. Rechazaban la jerarquía de la Iglesia, criticaban su poder y riquezas, negaban la mayoría de los sacramentos (Eucaristía y Penitencia, especialmente), practicaban una pobreza extrema y, sintiéndose iluminados, se daban a la predicación libre. “Cristo me aplica su justicia aunque yo sea un pecador”, sostenían. Se los llamaba “humillados” y seextendían especialmente por la región de Lombardía, en el norte italiano.

También en Francia se difundió un grupo que perduraría hasta nuestros días. Su inspirador fue Pedro Valdo, nacido por el 1140 en Lyon; hacia el 1170 se entregó a la pobreza total, dedicándose a la predicación de su doctrina con gran arrastre popular. Decididamente antijerárquicos, los valdenses (nombre tomado a partir de su líder) aceptaban la divi­nidad de Cristo y creían en la Eucaristía (pero sin transubstanciación). Todo hombre justo podía predicar, bautizar y celebrar la “cena”; intentaban vivir de la limosna, rechazaban el trabajo manual y preconizaban el celibato. Se organizaban en una verdadera iglesia jerárquica regida por los “perfectos” y llegaron a unirse en un momento con algunos cátaros llamándose a sí mismo “los Pobres de Lombardía” o “Po­bres de Lyon”. Sus dedos amenazantes se dirigían principalmente a Roma a quien comenzaron a llamar la “prostituta” del Apocalipsis (Apoc 17,1) o la “Sinagoga de Satanás” (Apoc 2,9).

Podemos percibir también aquí la profunda subversión social que producía esta corriente de pensamiento en la Cristiandad medieval.

Como eran otros tiempos las cosas no quedaban en meras palabras o discusiones vanas; eran épocas difíciles y un hereje era literalmente un revolucionario por lo que no se tardó demasiado en pasar de las ideas a los hechos. Habían ciudades­[4] enteras que, por la predicación de los herejes y por la debilidad de algunos sacerdotes católicos, pasaban a enrolarse completamente en las nuevas prácticas y quien no estuviera de acuerdo, no recibía tratos “humanitarios”; como bien relata Guiraud, las iglesias y altares eran profanados por los herejes, los sacerdotes azotados, los monjes encarcelados y sometidos a tremendas torturas para obligarlos a apostatar[5]. Las sectas, sobre todo los albigenses (o cátaros), obligaban al acatamiento de sus creencias mediante la lucha armada, la devastación y el incendio[6]. Algo debía hacerse y esto no se trataba de un capricho eclesiástico o de fanáticos; la situación era alarmante.

a) Las primeras reacciones

Ante la acción de los primeros movimientos heréticos, tendientes a cambiar el orden establecido, el pueblo sencillo no se quedó de brazos cruzados, lo que hizo ver rápidamente un vacío legal ante los levantamientos que llevaría, con los años, a plantear una legislaciónad hoc.

Uno de los primeros casos que conmovió la Cristiandad fue el de los cátaros de Orleans, allá por el año 1023. Llegada la secta a Francia gracias a una mujer italiana, logró convocar con otros seguidores a un grupo de eclesiásticos convirtiéndolos a la nueva fe. Descubiertos por el pueblo, el rey Roberto II apodado “El Piadoso” reunió en la catedral una asamblea o concilio de obispos, abades y señores para ver qué debía hacer con los revoltosos. Cuenta la crónica que el “doctissimus ac christianus” rey se afligió mucho por la “ruina de la patria y muerte de las almas”. Luego de ser detenidos y permaneciendo obstinados en sus posturas, trece de ellos fueron ejecutados en el fuego “por mandato del rey Roberto y con el consentimiento de todo el pueblo”[7].

Anotemos esto: “por mandato del rey Roberto y con el consentimiento de todo el pueblo…”. Es decir, una medida tomada por autoridad civil y apoyada “democráticamente”…

Este concilio de Orleans y los episodios siguientes, llegaron a tener una enorme repercusión pues era la primera vez que, des­de Diocleciano, algunos herejes eran entregados a la pena de fuego. Posteriormente, en 1040 Heriberto, arzobispo de Milán, descubriendo un foco de herejía en Lombardía condujo a Milán a los revoltosos para que fuesen juzgados civilmente. Sin embargo, el pueblo y los magistrados, enardecidos las consecuencias sociales de la herejía (irrupción de la paz social), los arrojó a la hogue­ra a pesar de los reclamos del obispo local.

Pero hay más: en 1052 el emperador Enrique III de Alemania mandaría ahorcar a un grupo de cátaros, “con la aprobación de todos”, lo que provocó la protesta del obispo Wazon quien dijo: “no queremos defender la herejía, pero tales condenaciones no están de acuerdo con la ley de Dios”[8].

Estas primerísimas reacciones del pueblo y la autoridad civil, ante un problema relativamente nuevo, no gozaba del beneplácito de la Iglesia, lo que llevó, en 1049, a convocar un sínodo en Reims bajo la presidencia del Papa León IX para analizar el problema de la herejía (principalmente cátara); allí se determinó que solo se aplicarían penas espirituales como la excomunión y el entredicho[9].

Lo mismo haría el Papa Víctor III en el sínodo de Toulouse de 1056 y el pontífice Alejandro II (1061-1073) quien diría que “tanto las leyes eclesiásticas como seculares prohiben derramar sangre humana”[10], en estos casos.

Pero sigamos con la génesis; de gran trascendencia fue el caso suscitado en Colonia, Alemania, en 1114: ante la sedición de unos herejes, se había constituido un tribunal en el obispado que terminó por condenarlos. Al­gunos abjuraron pero otros mantuvieron su postura tercamente. Al fin, a pesar de los esfuerzos del clero, la multitud enfurecida los llevó a la muerte. Uno de los aspectos más interesantes del caso fue la consulta que se hizo al famosísimo san Bernardo de Claraval, un hombre respetadísimo por entonces y, según algunos, “la rueda” que hizo girar a la Edad Media.

Su respuesta es más doctrinal y moral que jurídica. Comentando el Cantar de los Cantares(2,15) que dice: “cazadnos las raposas, las pequeñas raposas que devastan las viñas, pues nuestras viñas están en flor”, comenta: “las viñas son las iglesias y las raposas los herejes”. Siempre pensando en su conversión, el abad cisterciense con la autoridad de san Agustín reconoce que hay tres grados en la represión: la argumenta­ción, la monición y la excomunión. El comienzo debe hacerse “no por las armas sino por los argumentos que refutan sus errores y permiten en consecuencia, si es posible, reconciliarlos con la Iglesia Católica y llevarlos a la verdadera Fe”[11]. Si rechaza los argumentos y recusa la monición, sea anatema, como dice el Apóstol (1 Tim 2,4). Es mejor se­pararlo que dejarle destruir la viña, pues es mejor un hereje reconocido que un falso cristiano escondido. Si la pena no da sus frutos debe recurrirse al brazo secular. Y haciendo alusión a la ejecución de los de Co­lonia dice:

“Aquellos no se convencen por los razonamientos pues no los comprenden, no se los corrige por la autoridad pues no la aceptan, no se los cambia por la persuasión pues están endurecidos. La prueba está hecha: aman más morir que convertirse, lo que les espera es la hoguera […] Nosotros aprobamos el celo del pueblo, pero no lo que ha hecho, pues la fe es obra de la persuasión, ella no se impone por la fuerza (con todo) mejor, sin duda, es apremiarlos por la espada de aquellos que no sin motivo la llevan que permitirles arrastrar a muchos en sus errores”[12].

Está de fondo, sin duda, la antigua teoría de las dos espadas que el santo ha renovado[13]. El pensamiento de san Bernardo se une aquí al de san Agustín para llegar a las mismas conclusiones: si las penas canónicas son insuficientes será necesario recurrir a la fuerza del brazo secular.

En conclusión, podríamos resumir lo hasta aquí expuesto del siguiente modo:

1) Hasta el siglo XI la Iglesia solo aplicaba a los herejes penas espirituales, sobre todo porque los heresiarcas eran generalmente obispos y sacerdotes, con quienes las penas espirituales o corporales mínimas bastaban (excomunión, suspensión, reducción al silencio, reclusión en un monas­terio, etc.). Más bien le repugnaban –como hemos visto– otras más drásticas, siguiendo aquel viejo principio: “Ecclesia abhorret a sanguine” (“la Iglesia aborrece la sangre”).

2) A mediados del siglo XI se inauguraron nuevos brotes de herejía, realizando una propaganda oculta y activa que amenazaba con desestabilizar la paz social.

3) El pueblo y las autoridades civiles reaccionaban cada vez más violentamente y no dudaban en llevarlos al castigo, horrorizados por la transgresión de la fe y advir­tiendo el mal que significaban para sus ciudades.

4) Los obispos, al igual que los reyes, buscaban una solución disciplinaria en distintos concilios y sínodos que arrancan ya desde 1049 y 1056 (Reims y Toulouse), hasta los más organizados de Reims (1148 y 1157), Montpellier (1162), Tours (1163) y III de Letrán (1179). En general las penas se van en­dureciendo en proporción a la gravedad de la situación.

Dicha argumentación quedará compendiada en una nueva síntesis o “Corpus” jurídico realizado en el siglo XII por el monje Graciano (1159) conocido el nombre de Decretum Gratiani. Allí quedaba expresado en la Causa XXIII dedicada a la Herejía que se debía recurrir por pasos ante la herejía pública: en primer lugar a la discusión y argumentación, para lograr convencer del error al adversario; en caso de resistencia y pa­sado un cierto tiempo, se debía intentar hacerlo por medio de las penas canónicas y corporales. En cuanto a las primeras estaban, como dijimos, la excomunión: “deben quebrantarse los herejes con el hierro de la excomunión como se arrancan las partes gangrenadas para evitar la corrupción de toda la masa”, se decía, citando a san Jerónimo[14]. Si las penas canónicas eran ineficaces, la Iglesia recurriría al brazo secular (al “Estado”, diríamos hoy) pues, como la Sagrada Escritura prohíbe a los clérigos el uso de las armas (“las armas del obispo son las lágrimas y la oración”, explicaba san Ambrosio), era papel de los laicos el combatir contra los enemigos de Dios.

En cuanto a las penas de la época que podía sufrir la persona se encontraban desde la confiscación de los bienes a la flagelación, el exilio, e incluso la pena de muerte[15].

b) Se organiza la reacción

Para evitar y combatir la herejía, la Iglesia encontró cuatro caminos:

1°) La predicación y los tratados doctrinales que aparecen especialmente desde la segunda mitad del siglo XII.

2°) Las Misiones y Controversias (discusiones públicas), que hasta la cruzada del 1208 estuvieron a cargo de los cistercienses.

En este sentido y por gracia de Dios, en 1206 aparecería un gran santo fundador, santo Domin­go de Guzmán, con su nueva Orden de los Predicadores: enviado por el papa Inocencio III a reforzar la obra del Cister, hizo una tarea admirable predicando “verbo et exemplo” (“con la palabra y el ejemplo”) y logrando con sus sermones una depuración de sacerdotes y obispos débiles (o cómplices) con la herejía. De su misma Orden saldría quien, poco después, sería martirizado por haber predicado en nombre del Papa contra los herejes: el inquisidor, San Pedro de Verona.

3°) Como la predicación parecía estéril, el mismo papa Inocencio III lanzó entonces una “cruzada” apelando al rey de Francia, Felipe Augusto, para que “el brazo secular corrigiese a aquellos que la disciplina eclesiástica no podía arrancar del mal”, lo que llegó a extenderse de 1208 a 1226.

4°) El tribunal de la Inquisición, tanto episcopal como papal o monástica.

Pero antes de la decisión de Inocencio III (en 1184) se hacía necesario un balance, con el objeto de encontrar remedios para resol­ver el mal por el que se atravesaba. Para ello se convocó una magna asamblea en Verona con obispos, príncipes y teólogos de todo el Imperio donde se decidieron medidas de mayor rigor, promulgándose la Decretal Ad Abolendam; allí se determinaba que los obispos debían hacerse presente una o dos veces por año en las parroquias donde había here­jes, tomando declaración bajo juramento de dos o tres personas idóneas a aquellos que acusaban a alguien del desvío de la Fe.

Luego de la encuesta eran citadas las personas acusadas ante el tribunal, que sería exclusivamente eclesiástico. El imputado tenía siempre el derecho de defensa y la presunción de inocencia.

En cuanto a las penas para simples herejes y sospechosos, iban de la privación de oficios y beneficios, excomunión (incapacidad civil y política) a la pérdida de los feudos. En caso de reincidentes, se entregarían a la potestad secular para que le aplicase la pena correspondiente (animadversione debita). Esta pena no era por entonces la pena de muerte sino el des­tierro y la confiscación de los bienes; todas las autoridades políticas, desde el rey a los condes y hasta los cónsules de las villas eran compelidas bajo un jura­mento especial a prestar a la Iglesia toda la colaboración material nece­saria y ejecutar fielmente las prescripciones imperiales.

Para esta época asumía el trono papal uno de los hombres más notables de la his­toria de la Iglesia y a quien le tocaría vivir una de las épocas más gloriosas de la Cris­tiandad: Inocencio III. Era el año 1198 y la situación de Italia y Francia en cuanto al progreso de la herejía iba en aumento. El 25 de marzo de 1199, día de la Encarnación del Verbo, el nuevo pontífice publicaba en Viterbo (Italia), la Decretal Vergentis in senium; allí, basándose en el derecho romano (lex majestatis) declaraba que el delito de herejía era delito de lesa majestad, es decir, que atentaba directamente al bien común del imperio y de la Iglesia.

Vale la pena transcribir el texto completo: “Si con legítima sanción, aquellos que cometen un crimen de lesa majestad son castiga­dos con la pena de muerte, la confiscación de sus bienes y por miseri­cordia sus hijos conservan la vida, cuánto más merecen entonces quienes desertando de la fe de nuestro Dios, ofenden a Su Hijo Jesucristo. Deben ser separados de nuestra cabeza, que es Cristo, por la Iglesia y despojados de los bienes temporales, ya que es mucho más grave ofender a la Eterna Majestad que a la temporal”[16]. Pero el rigor de las leyes civiles era suavizado por la misericordia cristiana: “a fin de que viéndose evitados por todos, deseen volver a la unidad (…) a fin que al menos la pena temporal corrija a quien no enmienda la disciplina espiritual” podían arrepentirse y recuperar sus derechos[17]. Es decir, quien hubiere delinquido contra la Fe y contra el Imperio, recuperaba todos los derechos perdidos, tanto civiles como penales, sin aplicarse la sanción o retrotrayéndola al estado anterior de su aplicación. Una verdadera síntesis del derecho romano pero matizado por el espíritu del Evangelio.

Así surgía entonces la Inquisición medieval, conjuntamente del poder civil y del eclesiástico, aplicando la justicia pero sin el olvido de la misericordia.

 

Continuará


[1] Decretal Bula Ad Abolendam, Lucio III, 1184.

[2] Cátaro significa “puro”, como gustaban autodenominarse; “albigense”, por la ciudad de Albi que fue uno de sus centros, es el nombre que se les dio desde el concilio de Reims; “búlgaros” por provenir de Bulgaria; “paulicianos” por su contacto con esta secta de Macedonia.

[3] Thomas Walsh, Personajes de la inquisición, Espasa Calpe, Madrid 1958, 53.

[4] La herejía albigense, por ejemplo, tomó su nombre de la bellísima ciudad francesa de Albi, centro de la herejía cátara. Los frescos de su catedral-fortaleza, hasta el día de hoy muestran lo radical de aquellas ideas puritanas.

[5] Cfr. Jean-Baptiste Guiraud, Ellogio della Inquisizione, Leonardo Editore, Milano 1994, 76.

[6] Cfr. Yolanda Mariel de Ibañez, El tribunal de la Inquisición en México, Universidad Nacional Autónoma de México, México 1979.

[7] Consensu cunctorum PL 142. 659-664, Citado por Bernardino Llorca, Historia de la Iglesia,744. Tomás Barutta, La Inquisición, esclarecimiento cotejo, Didascalia, 1960, 25.

[8] Ibidem, 27.

[9] La “excomunión” es la pena por la cual se excluye a un bautizado de la comunión jurídica que le une como fiel a la Iglesia en cuanto sociedad visible, mientras que el “entredicho” es una censura por la que, sin perder la comunión con la Iglesia, se le prohíben al fiel algunos bienes sagrados (una especie de excomunión menor); tiene los mismos efectos de la excomunión, pero en modo más limitado.

[10] Mansi, Concilia 19, 980. No parece ser un alegato contra la pena de muerte, sino contra su aplicación a los casos de herejía.

[11] Ep. 64.

[12] Sermón 66, 12.

[13] De consideratione, IV, 3, 7.

[14] Ad Gal. V. 8; PL 26, 403.

[15] San Agustín tiene una curiosa teoría sobre la propiedad: el fundamento de su derecho re­side en la pertenencia al Reino de Dios. Excluido de éste debe ser despojado y entregado a los cristianos, conforme al texto de la Escritura: “El Reino de los cielos os será quitado y entregado a un pueblo que practique la justicia”, referido a los judíos. Por ejemplo en Ep. Ad Bonifacium, 185, 37. 40. 42.43.

[16] Ep. II, 1.

[17] Esta última es casi textualmente el texto de San León y San Isidoro citado por Graciano.

19 comentarios

  
Franco
Padre

Seguramente esto le causará gracia. En un documental(no recuerdo el nombre) transmitido en History Channel hace unos años se afirmaba que los cátaros eran absolutamente pacifistas.
30/06/15 7:50 PM
  
Beatriz
Ahora las raposas devastan las viñas y a los pastores les tiembla la mano.
30/06/15 7:59 PM
  
Ricardo de Argentina
Sin embargo, a los sabuesos de la Inqusición se les coló el nominalismo de Ockham de una manera increíble.
Aunque no hubiesen sido capaces de discernir el peligro potencial que representaba para la fe, al menos por absurdo debería haber sido condenado porque, ¿cómo alguien en su sano juicio va a afirmar que entre dos hombres -por ejemplo- no hay una realidad metafísica común? Disparates de semejante calibre eran los que proponía el franciscano inglés al negar los universales, esto es, la realidad común a los individuos de una misma especie.
El nominalismo siguió creciendo siglo a siglo, hasta que vino un pastor luterano a decirnos, con toda frescura, que no podemos conocer si hay alma o hay Dios porque no lo podemos comprobar con nuestros sentidos!!!. (Kant).

Me daría la impresión de que la Inquisición se puso muy en línea de los intereses políticos (del llamado "brazo secular"), en la misma medida en que debilitaba su función esencial en defensa de la fe. Y claro ejemplo de ello es la condena, por herejía nada menos, que la Santa Inquisición aplicó a quien luego la Iglesia reconocería como Santa Juana de Arco.

----------
Ricardo: creo que, como dice, en general la filosofía y la teología occidental no ha tomado conciencia de lo que implicó para la cristiandad el separarse del pensamiento original y real de Santo Tomás de Aquino. No digo del "tomismo" porque eso ya nadie sabe lo que significa, sino del pensamiento "de Santo Tomás". En esa línea va lo que ud. señala de la veta y la vertiente nominalista que luego terminará en el formalismo de la escolástica decadente del s. XV, Suárez y cia. No hay que olvidar que el mismo Descartes estudió esa postura y, con él, los que siguieron adelante. Lutero es sólo una consecuencia, como también lo pueden ser hoy los Kaspers and co.
30/06/15 8:44 PM
  
Maga
----------------
Maga: muchas gracias. Tiene ud. razón. La rapidez me hizo poner esa imagen. Ya la cambié; ni en eso hay que conceder respecto del error. Dios la guarde. PJ
30/06/15 10:48 PM
  
Ariel
Es totalmente normal que los hayan perseguido.Los herejes eran como los primeros cristianos del Imperio Romano, algo extraño que amenaza el orden social y político.Y todo lo que representa una alteración del orden social es recibido con gran hostilidad en las sociedades porque rompe con el esquema establecido como usted mencionó el rechazo al Vasallaje.
Conclusión los muy tontos se entregaron en bandeja de plata, si se hubieran callado la boca y aparentado ser católicos normales no les hubiera pasado lo que les pasó porque al fin y al cabo el tema a tratar aquí es la "Teología" (Si se puede llamar así lo que ellos predicaban) y la Teología no es relevante para la condición social de uno.Seas cristiano, Judío, musulmán, Cátaro o hindú, es una sociedad altamente jerarquizada y estamental como lo fue la edad media, la única manera de tener una vida Decente era ser parte de la baja nobleza por lo menos ya que todos sabemos lo miserable que es, fue y va a seguir siendo la vida del llamado "Tercer estado", y ni siquiera ustedes los cristianos, los "elegidos de Dios" van a poder cambiarlo.
Una vez que se nace en este círculo de basura no se puede salir de él.

Señor, cada vez me gusta más su blog.

------------------
Me alegra que le guste el blog. En cuanto a su frase: "la única manera de tener una vida Decente era ser parte de la baja nobleza por lo menos ya que todos sabemos lo miserable que es, fue y va a seguir siendo la vida del llamado "Tercer estado", y ni siquiera ustedes los cristianos, los "elegidos de Dios" van a poder cambiarlo".

Dos cosas: si ud. entiende "decente" por tener un castillito, una parcela propia, una dama de compañía, acepto; si ud. entiende "decente" por ser "digno", lo niego. Puede que haya mucha más gente "decente" en la villa miseria donde doy misa y catecismo los fines de semana que en algunos barrios altos de por ahí; y mire que de teología de la liberación no tengo un comino.
En cuanto a lo de "ni siquiera los cristianos", etc...; tiene razón: no vamos a poder cambiarlo hasta que no se instaure nuevamente un régimen de cristiandad, es decir, hasta que la "filosofía del Evangelio" gobierne nuevamente los estados, como decían antes los Papas. Dios lo guarde (el Dios cristiano, me refiero, que los otros no existen). PJ
30/06/15 10:52 PM
  
Luis Fernando
Estoy por contar cómo fue un debate que mantuve con un protestante sobre el tema de la Inquisición haciendo uso solo del Sola Scriptura... pero lo mismo alguno se escandaliza... así que mejor no lo cuento... o sí... me lo pensaré, :D

------------

No se achique Luis Fernando. Cuente, cuente...!!! PJ
30/06/15 11:08 PM
  
Ariel
No confunda Estabilidad económica con dignidad.Cuando yo uso el término "decente" me refiero a llevar la calidad de vida que tiene la gente de Clase media en los países del primer mundo como Noruega, Dinamarca, Alemania, Islandia, Corea del sur, Suecia.

Aunque algo gracioso es que la "Nobleza" (el concepto medieval de la misma) conllevaba el deber (Que no era obligatorio) de cultivar ciertas "Virtudes" correspondientes a su casta, Como casarse con gente de su misma posición (Por eso todas las casas de Europa están emparentadas), recibir entrenamiento militar (Tener la actitud de un cruzado es una virtud), y tener una educación adecuada puesto que como nobles deben ser instruidos en Las lenguas Litúrgicas (Griego y Latín), las artes y las ciencias.

No , aunque vuelva el régimen de la "cristiandad" no solucionarían los problemas que mencioné.No pudieron hacerlo en 1000 años ¿Por qué habrían de poder hacerlo ahora?
Aunque personalmente les daría una oportunidad, quién sabe, capaz volver al Antiguo Régimen beneficiaría a gente como nosotros que tuvimos la oportunidad de acceder al conocimiento en este mundo tan lleno de desigualdad trabajando para ellos como administradores y secretarios.

Aclaración: Por tercer estado me refiero al Campesino, artesano y obrero, los burgueses aunque no sean nobles no entran en esta categoría por razones obvias.Los burgueses llegaron a tener más dinero que los mismísimos reyes.Irónicamente el miedo más grande de un Aristócrata es que un "simple" burgués posea más dinero que él.

Pd: ¿Dama de compañía? ¿Para qué? Cuando se es un aristócrata se puede tener Esposa y muchas concubinas.Todos sabemos que en su época, meterse en la cama del Rey/Reina era un buen intento de trepar en la escala social.¿Digo no? Ana Bolena lo logró (aunque tuvo un final desafortunado) al igual que los Amantes de la Zarina catalina II de Rusia.
01/07/15 2:06 AM
  
Lisandro
Lo pinta tan bien que seguro que a más de uno le apetece que vuelva la inquisición. Ya puestos a sustituir la imagen por otra más políticamente correcta, le propongo que busque alguna que lo sea más, una de curas repartiendo algodón de azucar entre la gente o cosa por el estilo, total está claro que el rigor histórico no es el tema de su artículo.

---------------
"Lo pinta tan bien que seguro que a más de uno le apetece que vuelva la inquisición"
Ya volvió, ya volvió hace rato...; es para los que no opinan igual que lo "históricaente correcto" y para los que niegan que la inquisición haya sido la quema de brujas que planteaba Umberto Eco.

"está claro que el rigor histórico no es el tema de su artículo"
Gracias: analizaré las fuentes y pensaré los argumentos que ud. acaba de plantear en su comentario. Dios lo guarde. PJ

01/07/15 7:37 AM
  
Luis Fernando
Vale, pues cuento. En un debate sobre el celibato salió, sin venir a cuento, el tema de la Inquisición. Un protestante lo quiso usar para arremeter contra la Iglesia. Como siempre que debatía con ellos, citaba la Escritura según la Reina Valera del 60.

Dije:

San Pablo fue el que escribió lo siguiente:
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
1ª Cor 5,5

Y, sobre todo, escribió esto otro:

Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina-
1 Tim, 8,10

Ahí tienes las bases por las que Calvino, Zwinglio y el sínodo de Dordrecht justificaron, desde el Sola Scriptura, la ejecución de herejes.
Yo, sin embargo, ni he quemado ni deseo que se queme a nadie.


A eso un calvinista me respondió que tenía razón pero que la Iglesia Católica condenaba a quienes no eran herejes. Y entonces le pregunté que quién decide quiénes son herejes... y no me respondió.

Al fin y al cabo, Calvino escribió esto:

"Muchas personas me han acusado de una feroz crueldad. Me gustaría matar otra vez al hombre que destruí. No sólo soy indiferente a sus comentarios sino que me gozo en que ellos los escupan en mi cara."
Calvino, Tratado sobre los errores de Serveto
01/07/15 9:35 AM
  
Ricardo de España
"Históricamente correcto"... Registre ese término D. Javier, es genial.

Por fin escribe sobre la inquisición! Es raro que en una conversación sobre la iglesia no le echen en cara a uno la inquisición. Más que de brujas quemadas salen Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz o santa Juana de Arco y es difícil contra-argumentar.

Viene de maravilla este artículo (y seguro que el 2º) para la apologética.

Luis Fernando, por favor. Anímate!

Hay varios temas clásicos en los que hay que defender la postura de la Verdad casi todos los días (aborto, inquisición, celibato sacerdotal, gaymonio, métodos anticonceptivos, laicismo...). En Infocatólica hay mucho escrito sobre esto, pero hay un "mare magnum" de artículos en los que uno se pierde con facilidad. Sería muy útil una selección de ellos titulados "Apologética del día a día" o algo con esa idea.

Un saludo. Muchas gracias
01/07/15 9:52 AM
  
Luisfer
Veo que el artículo se refiere únicamente a la Inquisición en fuera de España, aparecida en plena Edad Media. Es importante y supongo que se le dedicará la segunda parte a la Inquisición española, de nacimiento muy posterior y cuyo origen y causas así como su trayectoria y consecuencias son muy diferentes de la del resto de Europa. En mi opinión la hacen merecedora de un tema aparte.

------------
Sí, sí. El segundo es también general. Luego vendrá otro totalmente aparte de este y no de mi autoría, sobre la inquisición española. PJ
01/07/15 12:55 PM
  
Rexjhs
Excelente artículo, Padre Olivera.

Creo que el daño que hicieron los albiguenses, valdenses y pobres de Lyon fue tremendo en las sociedades medievales, tanto más cuanto que sus herejías tenían muchas veces plasmaciones sociales en formas de revoluciones, quema de Iglesias, ultrajes a sacerdotes y monjas, etc. Salvando las distancias, eran herejías sociales que no aceptaban ni el orden social ni el jurídico ni el religioso constituido, como pasó en los años 60-70-80 y 90 con la teología de la liberación, con la que tenían en común su pauperismo materialista (el caballo de Troya del comunismo en la Iglesia).

Sea como sea, el daño que estas herejías hacían a las almas era si cabe mayor que el social, pues muchos, de seguro, se condenaron por haber seguido doctrinas anticristianas, y eso explica el celo de la Iglesia en este asunto, y del brazo secular. Pero la Iglesia actuó siempre como reacción a las matanzas y rebeliones que albiguenses, cátaros y valdenses hicieron en la Francia meridional, norte de España y la Lombardía y Aosta.

¿Es correcto pedir perdón por la reacción que la Iglesia y el poder civil tuvieron como justa defensa contra las asechanzas de los Montfort y compañía? Pues creo que no, porque tampoco Elías pidió perdón por la matanza de los sacerdotes de Baal sobre el Carmelo. Y más aún justificar la herejía valdense bajo la excusa de unidad del Espíritu Santo, como, desgraciadamente, en unas desafortunadas palabras, hizo el Papa Francisco en Turín hace dos semanas, cuando dijo que "La unidad, que es fruto del Espíritu Santo, no significa uniformidad. Los hermanos, de hecho, están unidos por un origen común, pero no son idénticos entre sí". No creo que el Espíritu Santo inspirara las posiciones valdenses o albiguenses, la verdad.
01/07/15 12:59 PM
  
Christopher
Muchas gracias por su escrito, Padre. Me ha gustado y he aprendido mucho de él. Si tiene tiempo, me gustaría que escribiera sobre Savonarola. Algunos opinan que fue antecesor de Lutero, otros que fue un profeta.

Yo no lo tengo claro, pero tras su escrito veo que tiene muchos puntos en común con los cátaros. Gracias de antemano.

----------------
Christopher: me alegra que le sirva. Intentaré, en cuanto pueda, abocarme a él. Dios lo guarde. PJ
01/07/15 7:28 PM
  
Ariel
Ahora que lo comentan espero ansiadamente un post sobre la inquisición española.

Rexjhs: Obviamente no tienen porque pedir perdón, cuando uno es el que manda no se tiene porque rendirle cuentas a nadie.

----------------------------------------------------
Sí, a Dios, que existe independientemente de nuestra conciencia.
----------------------------------------------------

Lisando : La inqusición no podría volver, por más que se intentase.Los no creyentes contamos con un arma muy poderosa con la que los subersivos de su momento no contaban:
La internet, Podrán controlar los servidores, pero todavía les quedaría el 97% restantante de todo el Cyberespacio.
----------------------------------------------------
La inquisición existe hoy en día y, justamente, es como ud. dice: en gran parte, es gracias a internet que no pueden controlar el pensamiento alternativo a lo políticamente correcto. Intente ud. decir algunas verdades contrarias a las que piensa el mundo y verá cómo enseguida es denigrado, calumniado y hasta relegado; todo en nombre de la "Religión Democrática", "Progreso indefinido" y la "Tolerancia universal", a quien sea la gloria por los siglos de los siglos, amén. PJ
01/07/15 11:22 PM
  
JR
El problema es pretender gobernar con leyes "divinas" el mundo terrenal, presumiendo, de ñapa, la infabilidad de tios, tan terrenales como cualquiera de nosotros, que presumiendo hipócritamente estar por sobre el bien y el mal, buscan atajos perversos para alcanzar el cielo, tanto como miserable espiritual sea el ser humano.
"Juicios" sumarios sin derecho real a la defensa. "Defensores ad hoc" que literalmente "defendían al diablo", mediante sofismas que por lógica elemental no tenían otra conclusión que la condena.
Al final la fe como instrumento de dominación política, de extorsión, de la confiscación a los ciudadnos de sus bienes bien habidos, de la depredación de los pueblos, de seres humanos, por un grupo de pilluelos, arma en mano y en nombre de Dios.
Es la tristísima realidad. Negarla es miserable. Reconocerla y pedir perdón por esos desmanes es cristianamente digno, y el basamento necesario para poder invocar la fe con la frente en alto y para bien nombrar a Dios sin reventar el polígrafo.
La verdad no desmerita la fe, la autentifica.




----------------------------
"La verdad no desmerita la fe, la autentifica".

¡¡¡Claro!!! Es justamente eso lo que intentamos hacer, no haciendo opinología ni repitiendo lo que dice la TV; citar fuentes, incluso no cristianas, para mostrar que -amén de los excesos cometidos- la inquisición no fue todo aquello que ud. gratuitamente dice arriba. Dios lo guarde. PJ
02/07/15 12:48 AM
  
Ariel
¿Un Cardenal o Papa va a ir al infierno por defender la fe católica de los Herejes?

Aveces pienso que no es que la Biblia cambie, si no que ustedes, los católicos consideran ciertas actitudes que tuvieron sus correligionarios de otros tiempos como "Bárbaras", en otras palabras, ustedes se adaptaron al mundo.

Matar Herejes, Asesinar Infieles en defensa de la Fe, Imponer la Fe con cualquier método necesario para mayor gloria de Dios (El fin justifica los medios cuando se trata de la Fe).Nada era considerado de Pecado por los Cristianos del Medievo y de principios de la edad moderna, y si según ustedes la Biblia no cambia, la única conclusión posible es que ustedes se adaptaron al mundo.

¿De qué sirve criticar a los Cristianos Medievales? Simplemente hicieron lo que se hizo,hace y hará contra todo aquel que no este de acuerdo con el sistema establecido.

Y con respecto al abuso de poder...Es exclusivamente culpa de los católicos por permitir que su institución fuera utilizada por los reyes de turnos.
Cuando ustedes se alian con el gobierno de turno siempre salen perdiendo, como con Franco al que se le vendieron como
a cambio de ciertas concesiones sociales ¿Resultado? Ahora se asocia directamente al Catolicismo con el Franquismo (Obviamente fomentado con propaganda pero algo de verdad hay en esas acusaciones), que en cierta parte tienen razón ya que el Franquismo es la Moral Católica en leyes civiles

Y ya que estamos quisiera que me respondiera algo y lo pregunto sin intención de ofender.Solo quiero una explicación.
Si decían reconocer la dignidad de la mujer ¿Por qué siempre la trataron como un ser Incapacitado ante la sociedad civil? Porque todos sabemos como los países Cristianos trataron a la mujer en materia de derechos cívicos.Si las mujeres de nuestra sociedad disfrutan de amplias "Libertades" civiles no es precisamente gracias al Cristianismo.
Pero si llegara estar equivocado quisiera saber si algún Papa publicó alguna encíclica sobre el tema

---------------------
Ariel: por las dudas. En mi blog no acepto confutaciones sin fundamentar los planteos. De opinólogos y de acusaciones gratuitas ya hace tiempo me cansé. O fundamenta lo que dice critica con o es el último comentario que le publico. No diga que no avisé. PJ
02/07/15 2:57 AM
  
Yo2
@Ariel.
Si quiere hablar de ámplias libertades civiles de la mujer en el medievo igual tiene que reflejarse en Isabel la Católica y menos en los cuentos y novelas que nos cuentan sobre la edad media (no confunda novela con historia).
Reina, lider indiscutible, con riquezas propias, con súbditos fieles, ese es el estado de derechos civiles que "todos sabemos"?
Pues eso, que cuando se habla de "todos sabemos" igual resulta que realemente NO sabemos.
Lo que si que podemos afirmar es que en españa no fué el único caso de reina en el medievo, y eso está documentado, no novelado.
Un saludo en la Fe
02/07/15 9:20 AM
  
Tito España
Es curioso, por lo menos, en este y en otros "blogs" la inquina que se manifiesta contra los católicos cuando tratan de exponer sus ideas sobre la vida, el pensamiento o cualquier tema que expongan, incluida la política.
Parece que no tienen derecho a opinar sobre nada de nada.
Sin embargo, todo izquierdista, descreído, ateo, tiene todo el derecho del mundo para opinar sobre lo que le venga en gana, aun en temas que afectan a los católicos, sin tener en cuenta, sobre todo los primeros, la "gauche divine" que sus teorías, aplicadas exhaustivamente por todo el mundo no han conducido a otra cosa que al totalitarismo, asesinato, pobreza general, regímenes de terror absoluto, etc. y siguen gozando de un "prestigio" social totalmente inmerecido, dados los resultados de la aplicación de sus principios.
Nosotros, los católicos, tenemos el mismo derecho que los demás para explicitar nuestros principios e ideas y como las consideramos excelentes, para aplicarlos a vida real, como hacen todos los demás.
Aquellos dirán que las suyas no son religiosas, pero sí lo son. Para ellos esas ideas -aun erróneas por la experiencia de su aplicación real (Cuba, Corea del Norte, Camboya, Vietnam, Europa del telón de acero, América del Sur, etc.)- son su religión y la siguen hasta el final (recuerden la película "La vida de los otros").
Así, al que no le gusten nuestras ideas y principios, no se martirice leyendo nuestros "blogs".
02/07/15 11:51 AM
  
Ariel
Padre, Entiendo su advertencia, pero es que no los estoy criticando, es más, entiendo perfectamente el por qué de todo ese sistema llamado inquisición y no me pongo en la posición de los zurdos de ir con juicios Morales. Y acepto que no cité fuentes, a partir de ahora lo haré. Simplemente crítico ciertas actitudes.
02/07/15 5:11 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.