Cuando los errores pasados se cobran la cuenta
A Monseñor Stanislaw Wielgus el pasado en forma de debilidad ante la dictadura comunista ha venido a visitarle, cual señor del frac, a cobrar la factura. Aunque no se ha demostrado que delatara a nadie, sí aceptó colaborar con los comunistas. Grave defección, sin duda. Sobre todo cuando son muchos los que han preferido ser confesores o mártires antes que colaborar con los opresores.
Con todo, creo que lo que ha determinado la necesidad de su dimisión ha sido más sus mentiras actuales que sus debilidades antiguas. Porque, estimados lectores, no olvidemos que el mismísimo San Pedro negó tres veces a Cristo. Y en la cruz junto al Señor estaba sólo San Juan, mientras que el resto de apóstoles habían huido. Nadie está libre de caer. Pero nadie está libre de recibir la gracia del perdón que restaura al caído. Cristo dijo a Pedro, antes de su traición, que una vez vuelto confirmara a sus hermanos. Cristo dijo a Pedro, después de su traición, que pastoreara su rebaño. Cristo podría haber dicho hoy lo mismo a Monseñor Wielgus si él hubiera sido honesto con sus compañeros de episcopado y con la Iglesia.