8.04.07

¡Aleluya! Cristo resucitó y vive hoy

Jesucristo ha resucitado, ¡ Aleluya!
Ha vencido a la muerte y la tumba está vacía. Nos ha dado vida eterna. Ha pagado el precio de nuestra redención, que ahora se ofrece gratuitamente a todo el que crea en Él. Es tiempo de júbilo para los hijos de Dios. Celebremos una vez más que el Señor ha resucitado, ¡Aleluya!

Os dejo con una homilía sobre la resurrección del predicador del Papa, el padre Raniero Cantalamessa, ofmcap

¡Ha resucitado!

Domingo de Pascua
Hechos 10, 34a. 37-43; Colosenses 3, 1-4; Juan 20, 1-9

Hay hombres –lo vemos en el fenómeno de los terroristas suicidas– que mueren por una causa equivocada o incluso inicua, considerando sin razón que es buena. Por sí misma, la muerte de Cristo no testimonia la verdad de su causa, sino sólo el hecho de que Él creía en la verdad de ella. La muerte de Cristo es testimonio supremo de su caridad , pero no de su verdad. Ésta es testimoniada adecuadamente sólo por la resurrección. «La fe de los cristianos -dice San Agustín- es la resurrección de Cristo. No es gran cosa creer que Jesús ha muerto; esto lo creen también los paganos; todos lo creen. Lo verdaderamente grande es creer que ha resucitado».

Leer más... »

7.04.07

Un sermón que bien vale un episcopado

El padre Juan Antonio Martínez Camino, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, predicó ayer el que seguramente ha sido hasta ahora el sermón más importante de su vida. Fue en Valladolid y con motivo del "Sermón de las siete palabras" que cada año es predicado por un invitado diferente. Mi sensación es que este sermón, que tuve el privilegio de oir en directo gracias a la retransmisión de la Cadena Cope -olé por la programación religiosa que están dando estos días-, le puede valer la ordenación episcopal, porque no se pueden decir las cosas más clara, contundente y cristianamente de como las ha dicho el padre Martínez Camino. Desde aquí vaya mi felicitación y mi agradecimiento.

Copio el texto del sermón, tal y como nos lo ofrece Ecclesia Digital. Es largo pero merece la pena. He pedido a la Cope que cuelguen el audio de su web. Si así lo hacen, pondré acá el enlace:

Sermón de las siete palabras, ¿por qué Dios mío?, por el Pb José Antonio Martínez Camino, SJ.

Por tus siete palabras despeñado

corre, río de amor, hasta mi hondura

la voz que, descendiendo de la altura,

viene a regar mi huerto deshojado.

Sólo siete palabras. Un alado

y celestial revuelo sin presura:

siete castas palomas. Abandonado

no me dejes, Señor, y, con tu acento,

hazme callar el impaciente grito

pendiente de un silencio y un sudario.

Las siete para mí. Las siete, viento

que me lleve contigo al Infinito.

Las siete, en mi perfecto diccionario.

Rafael Fernández Pombo

Comienzo: siete palabras al Infinito

Leer más... »

6.04.07

A los obispos: Por un catolicismo sin curas ladrones de la fe del pueblo.

Manuel Unciti, que firma como sacerdote y periodista, ha escrito en El Correo Digital un artículo titulado "Por un cristianismo sin mitos". Empieza así:

¿Se puede seguir diciendo que Cristo, el Mesías, subió al cielo o bajó a los infiernos? ¿Se puede continuar hablando de que el Verbo de Dios bajó de los cielos y se encarnó en las entrañas de la Virgen de Nazaret? ¿Se puede seguir afirmando la Ascensión del Señor o la Asunción de María?

Bien, las preguntas que caben hacer son: ¿se puede ser sacerdote de la Iglesia Católica y hacer esas preguntas? ¿se puede ser sacerdote católico y plantear públicamente, y por tanto con escándalo para los fieles mínimamente sensibles, la validez de todos esos dogmas de fe?

Pero el señor Unciti no se queda ahí, no. Ni mucho menos.

Leer más... »

La lágrima de Dios Padre, por Monseñor Munilla

Hoy Viernes Santo, la edición palentina del diario El Norte de Castilla publica el siguiente artículo de Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Palencia. Estamos en un día de meditación acerca del misterio de la Cruz y el amor de Dios. Partiendo de un pasaje de la película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, Monseñor Munilla nos conduce a entender mejor el significado del sacrificio de Dios en favor nuestro.

La lágrima de Dios Padre

Hay una escena en el filme de "La Pasión" de Mel Gibson que ha suscitado muchas preguntas entre sus espectadores, hasta el punto de hacer descubrir a no pocos de ellos una nueva dimensión de la pasión de Cristo. Nos referimos al episodio que sigue a la muerte en cruz. Dirigiendo su mirada a lo alto, Jesucristo pronuncia su última palabra: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu"; para luego expirar entregando su espíritu. A continuación, la cámara eleva paulatinamente la toma, hasta el punto de enfocar el calvario desde una altura que evoca la perspectiva del Cielo. En ese momento, se desprende una gota de agua -la lágrima de Dios Padre- que termina por estrellarse en el montículo del calvario, provocando un terremoto. De esta forma tan sencilla y sugerente, se abre una ventana al designio divino redentor: ¡Dios Padre se ha conmovido ante la entrega de su Hijo en la cruz!

Leer más... »

5.04.07

Benedicto XVI: Tres días para revivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo

Benedicto XVI: Tres días para revivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general de este miércoles dedicada a meditar sobre el Triduo Santo, que revive la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Queridos hermanos y hermanas:

Mientras concluye el camino cuaresmal, comenzado con el Miércoles de Ceniza, la liturgia del Miércoles Santo nos introduce en el clima dramático de los próximos días, impregnados por el recuerdo de la pasión y de la muerte de Cristo. En la liturgia de hoy el evangelista Mateo presenta a nuestra meditación el breve diálogo que tuvo lugar en el cenáculo entre Jesús y Judas. «¿Soy yo acaso, Rabbí?», pregunta el traidor del divino Maestro, que había preanunciado: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará». La respuesta del Señor es lapidaria: «Sí, tú lo has dicho» (Cf. Mateo 26, 14-25). Por su parte, san Juan concluye la narración del anuncio de la traición de Judas con pocas y significativas palabras: «era de noche» (Juan 13, 30).

Cuando el traidor abandona el Cenáculo, la oscuridad penetra en su corazón –es una noche interior–, el desaliento se apodera del espíritu de los demás discípulos –también ellos penetran en la noche–, mientras las tinieblas del abandono y del odio se adensan alrededor del Hijo del Hombre que se prepara para consumar su sacrificio en la cruz. En los próximos días conmemoraremos el enfrentamiento supremo entre la Luz y las Tinieblas, entre la Vida y la Muerte. También nosotros tenemos que situarnos en este contexto, conscientes de nuestra «noche», de nuestras culpas y responsabilidades, si queremos revivir con provecho espiritual el Misterio pascual, si queremos llegar a la luz del corazón, mediante este Misterio, que constituye el fulcro central de nuestra fe.

Leer más... »