¿Y quién nos defiende de la pederastia del Estado?
La depravación y degeneración moral de Occidente alcanza en algunos países europeos unos niveles ciertamente preocupantes. Pero si ya es grave que la población adulta se entregue con fruición al cambio de pareja -con o sin divorcio-, al consumo de pornografía -sector que no conoce la crisis- y al aborto, lo que verdaderamente empieza a ser escandaloso es la actitud pederasta de algunos estados, que parecen empeñados en que niños y jóvenes entren a formar parte cuanto antes del círculo de inmoralidad sexual de sus adultos.
Lo vemos en Suiza, donde al gobierno no se le ha ocurrido otra cosa que proponer la venta de condones pequeños para niños de 12 a 14 años. Y lo vemos en España, donde el gobierno usa algo tan “sagrado” como la Cruz Roja para proponer a nuestros adolescentes que practiquen todo tipo de actividad sexual salvo el sadomasoquismo y la zoofilia.
Yo no sé si a los gobernantes les gustará que sus críos se vayan a la cama con cualquiera. Me cuesta imaginar a los políticos suizos abriendo la cartera de sus hijos de doce años para meterles un condón junto al bocadillo para el recreo. Desconozco si Zapatero reparte píldoras abortivas a sus hijas o si Sonsoles les enseña a usar juguetes eróticos. Por mí, como si les pagan los servicios de profesionales para enseñarles a “disfrutar” del sexo libre. Que con sus hijos hagan lo que quiera. Pero que dejen en paz a los hijos de los demás.