"Luis, nos están tomando el pelo"
Días atrás estuve hablando con un hermano en la fe que me dijo cuál era su análisis sobre la situación en la Iglesia en las últimas décadas. Intentaré resumir sus palabras: “Luis, he llegado a la conclusión de que buena parte de los que tienen encomendado el ministerio de velar por la doctrina católica están tomando el pelo a los fieles. Sí, nos toman el pelo cuando no hacen nada para evitar que sacerdotes y religiosos hagan escarnio público de nuestra fe. Nos toman el pelo cuando miran para otro lado si se les señala que no tiene sentido admitir que la Iglesia cuente con monjas proabortistas, curas que apoyan las uniones homosexuales, teólogos cuya heterodoxia indignaría al mismísimo Arrio o a Lutero".
Y añadió: “Nos toman el pelo cuando a aquellos que denunciáis estas cosas os sugieren que miréis para otro lado y no deis publicidad a ese tipo de personajes. O sea, os piden que sigáis la táctica del avestruz, que cuando se ve en peligro mete la cabeza debajo de la tierra. Nos toman el pelo cuando os dicen “ya haremos algo", y o no lo hacen o se quedan de brazos cruzados si una autoridad eclesial superior se queda tan campante". Esto último me recordó uno de los puntos más interesante de la Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II, que a veces parece que está ahí de mero adorno: