¿A quién votar? Reflexionemos
El próximo domingo celebramos en España elecciones municipales. Elegimos a los concejales y alcaldes, responsables de la administración más cercana a los ciudadanos. Además, salvo en Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía, también votaremos para elegir a los diputados de las cortes autonómicas. Muchos son los que ven esta cita electoral como una especie de primarias ante las próximas generales de marzo del 2012.
Son bastantes los obispos que han querido orientar a los fieles a la hora de votar. Todos han coincidido en que el voto es poco menos que un deber ciudadano, la herramienta que tenemos para cambiar las cosas o dejarlas como están. E independientemente de la pobreza democrática de nuestro sistema, con un sistema electoral que favorece a los partidos mayoritarios y hace muy difícil que los pequeños lleguen a obtener representación en las instituciones, lo cierto es que la papeleta en la urna indica el tipo de gobernantes que queremos. Siempre he dicho que una de las “ventajas” de la democracia en relación a otros sistemas políticos es que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece. Al fin y al cabo, los ha votado.

A nadie le cabe en la cabeza que
Hace unos meses que Tele 5 lleva obsequiando a su audiencia con el espectáculo de una señora que dice tener el don de contactar con los muertos. Por el programa han pasado todo tipo de famosos y famosillos, que casi siempre han echado unas lagrimillas al creer que de verdad estaban recibiendo mensajes de sus seres difuntos. Como bien dijo Chesterton, “cuando se deja de creer en Dios enseguida se cree en cualquier cosa“. Esa gente quizás piensa que cree en Dios, pero a todo lo más que llegan es a creer en la existencia de un ser o entidad superior. No creen en el Dios de la Revelación cristiana, que tiene como característica el hecho de que no es fruto de lo que el hombre piensa que Dios es, sino que es Dios mismo revelándose al hombre tal cual es.
“Si el presidente no los saca, llamaremos a la guerrilla". Al parecer, esa frase salió de uno de los participantes en la última protesta de los autodenominados cristianos de base del vicariato apostólico de Sucumbíos, en la región nordeste del Ecuador. Esos “católicos” son tan peculiares que no aceptan que la Iglesia haya decidido que la pastoral llevada a cabo en dicha iglesia local debe cambiar. Y en vista de cómo son y cómo se comportan los que se oponen al cambio, es evidente que el mismo era absolutamente necesario.
Cuando Lutero tuvo éxito en propagar por buena parte de la Cristiandad la fatal idea de que cualquier cristiano podía interpretar la Escritura al margen de la autoridad magisterial de la Iglesia, se abrió la caja de los truenos que contiene todo tipo de herejías. Como bien decía San Pío X en el artículo 129 de su Catecismo mayor, “el Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas“.
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