Ante el sí a la muerte, demos un sí a la vida.
La democracia, tal y como se desarrolla en Occidente, ha obtenido una de sus más preciadas victorias en Portugal. Tras haberlo intentado infructuosamente hace unos años, este domingo logró que algo más de la mitad de los portugueses que fueron a votar, que eran algo menos de la mitad de los que podían haber votado, depositaran la papeleta del sí para legalizar aún más el asesinato de inocentes en el seno materno.
Bonito sistema ese. Hacen referendums hasta que logran lo que quieren y cuando lo logran, se acabaron los referendums. Esto es como jugar un partido de fútbol en el que uno de los equipos gana el partido en cuanto mete su primer gol, a pesar de que el contrario le haya metido otros antes. Así hasta España podría algún día ganar el mundial. Pero lo que en Portugal se decidía no eran cuestiones deportivas, sino el derecho del ser humano a no ser ejecutado en las primeras semanas de su existencia.