InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sobre este blog

28.11.10

He recibido mucho más de lo que he dado

Maricruz Tasies, nuestra querida blogger de Costa Rica, lanzó hace unos días la siguiente pregunta en su blog:

Cómo católico, ¿cuál es el impacto que has recibido en tu vida del hecho de colaborar en la formación, divulgación y fortalecimiento de nuestra fe junto a otros católicos en la web, personas que no conoces y quizá nunca llegarás a conocer?

Como quiera que llevo una década en esos menesteres de divulgación y defensa de nuestra fe, es lógico que me haya encontrado con decenas y decenas de católicos, por no decir centenares, que de forma esporádica o habitual han estado haciendo lo mismo. En la práctica totalidad de ellos he constatado una misma característica o cualidad: su amor por la Iglesia. Por supuesto, siempre hay excepciones, pero sólo sirven para confirmar la regla. Dicho eso, también digo que el tener amor por la Iglesia y celo por defender su fe no capacita a todos para embarcarse en esa defensa ante los ataques que recibe la doctrina católica desde fuera y desde dentro de la comunión eclesial. Es más, algunos hacen daño a la Iglesia y a sí mismos metiéndose en debates para los que no están preparados. Si uno no sabe cómo defender la sana doctrina, lo mejor es que se quede quietecito.

Cuestiones técnicas aparte, puedo decir que he recibido grandes bendiciones de lo alto al conocer a tantos hermanos en la fe. Primero, porque muchos me han ayudado a ver aspectos del tesoro de nuestra Iglesia que difícilmente habría descubierto yo solo. Segundo, porque no pocos me han testimoniado que el Señor se ha servido de mí para hacer lo mismo con ellos. Es lo que tiene la gracia. Vence nuestros defectos y nos convierte en bendición para los demás. Lo que sí tengo muy claro es que yo he recibido mucho más de lo que he dado.

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14.11.10

El día soñado

Había soñado tantas veces con que llegara ese día, que cuando llegó, no acababa de créerselo. Atrás quedaban los largos años de la polémica, de las peleas en el barro, de la lucha en defensa de aquello que Dios le había devuelto. Él sabía, o al menos creía saber, que durante todo ese tiempo había cumplido la voluntad del Señor. Cometiendo errores, sin duda, pero siempre con el timón marcando el rumbo correcto. Y, sin embargo, su alma anhelaba algo distinto. Buscaba la paz, el remanso donde simplemente descansar en brazos del amado.

Las palabras del salmo llenaban ahora todo su ser: “…mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma!” Y sí, por mucho que los años hubieran poblado su cabeza de canas, seguía siendo como “aquel niño pequeño, cuando le declaró a Dios amor eterno, cuando prometió servirle con su vida, aunque casi nada sabía de Él, salvo que sólo Él le llenaba de amor y de paz”.

Años atrás, cuando todavía era joven, había dejado por escrito los recuerdos de su niñez y de cómo la presencia viva del Señor había transformado su vida: “Sólo sé que desde entonces hablar contigo es mi medicina. Yo tenía muy pocos años, era un niño, pero te quería. Y, ¿sabes?, todavía te sigo queriendo con la inocencia de aquellos días. Tú y yo, a solas, sin más testigos que mi cama y mi almohada. Hablamos como dos enamorados se hablan. Mi voz, temblorosa, se calla, tu voz, poderosa, me envuelve. Me enseñas mi lugar a tu lado. Y yo, que no entiendo aún porqué me escogiste, me quedo alelado; no sé qué decir. Palabras que el hombre no entiende, que sólo tu Espíritu me ilumina su significado, son las que tú me hablas".

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10.11.10

El relato de mi regreso a la Iglesia Católica

Una lectora me dijo ayer que quería leer la historia de mi reconversión al catolicismo procedente del protestantismo evangélico. Aunque en algunos de los posts que he escrito en los años de “Cor ad cor loquitur” he señalado muchos aspectos de aquel proceso -valga este ejemplo-, me doy cuenta que nunca he reproducido en este blog aquello que escribí justo después de mi abandono del protestantismo en dirección al catolicismo, con un breve pero precioso recorrido-puente por el cristianismo ortodoxo.

Pues aquí lo tenéis. Son textos escritos hace más de diez años, justo cuando acababa de abandonar un protestantismo evangélico que había conformado mi espiritualidad durante la década previa de mi vida, así que se nota mucho -al menos yo lo noto- determinados tics protestantes en mi manera de escribir. De hecho, he sonreído no poco al re-leer algunas frases. Si hoy tuviera que poner de nuevo por escrito lo que pasó entonces, probablemente puliría muchas cosas, pero estos textos tienen la ventaja de la frescura del momento. Reflejan la mar de bien cómo me sentía entonces.

El primer texto -de mayo de 1999- relata mi abandono del protestantismo camino del cristianismo del primer milenio. Alguna vez he dicho que tengo alma de uniata. El que quiera saber por qué, ahí tiene la explicación. Los dos siguientes -octubre y noviembre de 1999- cuentan mi llegada a la Iglesia Católica. Muchas de las webs mencionadas no existen ya, así que no intentéis buscarlas:

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2.09.10

No podemos pertenecer a la misma Iglesia

Vaya por delante que de ninguna de las maneras pretendo que lo que voy a escribir en este post sea la opinión de la Iglesia, en especial de su jerarquía, con los obispos y el Papa a la cabeza. Quede claro que bajo ningún concepto pretendo tener más “autoridad” -tampoco menos- que la que pueda tener cualquier católico fiel a la Iglesia por su condición bautismal de rey y sacerdote. Es decir, yo ni quito ni pongo. Ni echo ni dejo de echar a nadie de la comunión eclesial. Primero porque no puedo. Segundo porque aunque pudiera, no me corresponde a mí esa tarea. Pero sí que puedo, e incluso debo, dar mi opinión y las razones de la misma.

Y es mi opinión que no podemos formar parte de la misma Iglesia aquellos que, por un lado, pensamos que no da lo mismo creer una cosa que la contraria y los que creen que sí da lo mismo. No podemos formar parte de la misma Iglesia los que defendemos la idea de que todos los fieles deben acatar lo que enseña el magisterio y los que piensan que se puede disentir del mismo en prácticamente cualquier punto. En definitiva, no podemos formar parte de la misma Iglesia quienes profesamos la fe católica y quienes profesan una fe hecha a imagen y semejanza de sus opiniones particulares sobre la práctica totalidad de las doctrinas y enseñanzas éticas y morales de la Iglesia Católica.

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30.08.10

En marcha

Aunque no será hasta el miércoles cuando me incorpore plenamente a InfoCatólica, ya estoy como quien dice a pie de obra revisándolo todo y con ganas de reengancharme al carro.

Como todo el mundo habrá podido comprobar en este mes que ya acaba, este portal es muy capaz de funcionar la mar de bien sin la presencia de su director. Eso es gracias al equipo humano que está conmigo desde que echamos a andar hace año y medio. Y aunque todo el consejo de redacción ha puesto el mayor de los empeños para que el portal siguiera volando con una velocidad de crucero envidiable, es justo reconocer que quien más dedicación le ha puesto a la cosa tiene como nombre Carmen y como apellido Ruiz. Y como de bien nacidos es ser agradecidos, es de justicia que diga: ¡Gracias, Carmen!

Personalmente he aprovechado estas vacaciones para pasar tiempo con la familia, descansar, leer y rezar. El Señor, como siempre, ha sido muy generoso conmigo y los míos.

Mentiría si dijera que no estado tentado a escribir algún post en estas cuatro semanas, pero ya sabéis que Dios no nos deja ser tentados más allá de lo que podemos soportar y que junto con la tentación nos da la salida para superarla, je je. Creo que con vacaciones o sin ellas, era necesario hacer una pausa prolongada tras 4 años escribiendo casi un post cada día. Los que se dedican a estos menesteres saben que no es fácil hacer tal cosa, aunque yo no lo considero como una carga sino como un privilegio que el Señor me concede.

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