Y el Himalaya parió un ratón
Ya tenemos el texto de la nota de prensa de la CEE tras la Permanente. Se dice que los obispos velarán más intensamente por el cumplimiento del ideario de la Cope. No hay mención alguna o crítica a los comunicadores de la cadena. Losantos sigue. César Vidal sigue. Cristina sigue. Y estoy por decir, aunque no lo tengo seguro, que Coronel también sigue. ¿Que han hablado los obispos sobre la Cope? Cierto, pero no es la primera vez. ¿Que bastantes no están especialmente felices con los modos y las formas de las que en ocasiones hace gala Losantos? Eso no es nada nuevo. Pero señoras y señores, ¿me van a decir ustedes que después de la salvaje campaña antilosantina, con parada en Roma, Barcelona y Añastro, todo lo que han conseguido es que la Permanente saque una nota diciendo que los obispos velarán más intensamente por el cumplimiento del ideario de Cope? ¿eso es todo? ¿en serio? ¿no hay ni despido, ni sustitución por un veterano periodista -sólo faltaba que pensaran en Del Olmo-, ni cambio radical, ni todo eso que se ha dicho que pasaría?
Me apuesto a que, empeñados en no dar su brazo a torcer, algunos insistirán en que todo ha cambiado. Que Losantos sigue teniendo los días contados. Que como mucho seguirá otro año, pero no más, y que incluso en noviembre pueden ponerle en la calle. Y que el Huesca subirá a Primera División al año que viene y al otro ganará la Liga. Y claro, cuando algún año o siglo de estos Losantos deje o le hagan dejar la Cope, dirán: ¿veis? Lo anunciamos.

Cuando en el post de ayer recordé al padre Villar con un bate de beisbol en la mano, vigilando que los piquetes “informativos” no nos molestaran, mi memoria no quiso quedarse en su figura. Dicen que este tipo de recuerdos se quedan ahí para toda la vida, pero a mí me da la sensación de que pueden desaparecer en cualquier momento en la nebulosa del tiempo. Por ejemplo, recuerdo pocos nombres de profesores y compañeros de clase. Entre estos últimos apenas me acuerdo de Fernando Peinado Sánchez, mejor estudiante que yo pero una nulidad completa con un balón entre los pies; Leandro del Peral Aguilar, uno de los mejores estudiantes en todos los cursos en los que coincidimos, y que además era muy bueno jugando al baloncesto; Pérez Vidal, de cuyo nombre de pila no me acuerdo, que era más bien chiquitajo pero muy buena gente; Pimentel, mulato probablemente de origen cubano, con quien no sé bien porqué me pegué en cierta ocasión, cosa rara en mí porque yo era un crío más bien pacífico y no me di de tortas más allá de 3 ó 4 veces en toda mi vida escolar. Por supuesto también me acuerdo de mi primo Amando, un año mayor que yo, pero eso no tiene ningún mérito ya que, siendo como soy hijo único, él es lo más cercano a un hermano que he tenido nunca.


