Libertad religiosa, primer mensaje del Papa en su viaje a Tierra Santa
Ayer empezó uno de los viajes más importantes, a la vez que complicado, del papado de Benedicto XVI. Lo que conocemos como Tierra Santa es una región en la que conviven -es un decir- naciones y pueblos muy distintos. Ningún otro lugar del planeta ha sufrido tantas guerras y tanto terrorismo como Oriente Medio desde hace más de medio siglo. Es por ello que el Papa ha querido ir como mensajero de una paz que muchos quieren en aquella bendita tierra. El problema es que no son pocos los que viven por y para impedir dicha paz.
Aunque en Tierra Santa todos son víctimas de la violencia causada por un conflicto que se ha enquistado cada vez más con el paso del tiempo, si hay un grupo que se ha visto perjudicado grandemente por la situación, ese es el de los cristianos. Cada vez hay menos seguidores de Cristo que se animen a vivir en la tierra que fue hollada por los pies del Salvador. Sufren las mismas carencias que el resto a la vez que son mirados con desprecio por unos y con odio por los otros. El crecimiento del fundamentalismo islámico les pone en el centro de una diana que ya ha recibido demasiados disparos.