Agravio intolerable

Es contundente la nota del arzobispo de Pamplona denunciando a los profanadores de Cristo que no tienen derecho a ser considerados navarros ni pamplonicas, y mucho menos a participar en una fiesta que lleva el nombre de un santo de la Iglesia Católica:

Un agravio intolerable

Varias de las Peñas sanfermineras han incluido en sus pancartas caricaturas de mi persona que podrían considerarse ofensivas. Si todo hubiera quedado en eso yo no hubiera dicho nada, pues no vale la pena salir a los medios para dirimir cuestiones personales. El caso es que en una de las pancartas las cosas alcanzan una gravedad del todo intolerable. En efecto, la pancarta de la Peña Mutiko Alaiak, incorpora un crucifijo en el que Jesucristo aparece con el brazo en alto saludando al estilo fascista.

En esta composición el ultraje no es sólo para mi persona sino para la misma persona de Cristo en ese momento sagrado en el que se ofrecía como víctima expiatoria y redentora por la salvación de todos los hombres. Este hecho constituye una profanación del Redentor de la Humanidad, y por eso mismo hiere profundamente los sentimientos religiosos de los muchos miles de cristianos que hay en Navarra y de aquellos que nos visitan en estos días tan singulares. La fiesta no da derecho a nadie a insultar ni a herir los sentimientos de los demás, tampoco los sentimientos religiosos.

Como responsable de la Iglesia de Navarra protesto públicamente de este comportamiento que profana uno de los símbolos más sagrados para los cristianos y degrada la calidad humana y social de nuestras fiestas. Animo a los católicos a exigir por los medios legales el respeto a los símbolos de nuestra fe y pido a las autoridades competentes que defiendan adecuadamente el derecho de los ciudadanos católicos a vernos respetados y protegidos en nuestras creencias y sentimientos religiosos.

Pamplona, 28 de Junio del 2007.

+ Fernando Sebastián Aguilar,
Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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Bien, yo espero que ya haya habido católicos navarros denunciando en la comisaría esa profanación inmunda. El Código Penal dice en su artículo 525 lo siguiente:

1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.

La ley está para que se cumpla, ¿no? Pues a denunciar, estimados navarros que profesáis cariño y respeto a nuestro Salvador.

Por si no fuera poco con la ofensa, la Federación de Peñas de Pamplona considera que la pancarta que estos Sanfermines exhibirá la peña Muthiko Alaiak, en la que aparece un Cristo haciendo el saludo fascista o nazi (o de los legionarios romanos, dicho sea de paso), "es una crítica humorística a unas desafortunadas declaraciones del arzobispo en las que calificaba como dignos de consideración y apoyo a partidos políticos de extrema derecha". Y añaden que "en ningún momento se pretende profanar la figura de Jesucristo, sino únicamente criticar unas declaraciones que se corresponden con una ideología ya superada por este país años atrás". Y, ¿cómo no?, advierten que "la libertad de expresión es un derecho inalienable amparado por la Constitución Española y la Unión Europea".

O sea, sacan pecho los señores estos. Para meterse con el obispo, agreden a Cristo. Y pretenden ampararse en el derecho a la libertad de expresión, como si ese derecho no tuviera límites. Por ejemplo, ¿tengo yo derecho a decir que la madre de esos sujetos se dedica al oficio más antiguo del mundo? No, no lo tengo. Si lo digo, que no lo digo, lo lógico y lo normal es que se querellen contra mí. Pues sepan ustedes, caballeretes, que a los cristianos nos ofende más que agredan a nuestro Señor que a nuestras madres terrenales.

Eso sí, luego piden disculpas a los que se sientan ofendidos. Te piso, me río en tu cara, justifico el pisarte y advierto que te lo mereces pero, eso sí, te pido perdón.

Y digo yo, Monseñor Sebastián, ¿por qué no hace usted una misa de desagravio el mismo día de San Fermín? Convierta el culto principal de las fiestas de este año en algo que pueda ser recordado en años venideros.