Vázquez, el embajador censor

Cuando en los últimos tres años y medio se han aprobado en este país leyes contrarias a la ley natural, cuando se favorece la manipulación de embriones humanos, cuando se impone con amenazas una asignatura de educación en valores que supone una intromisión clara y directa del Estado en el derecho paterno a elegir la forma en que han de ser formados sus hijos, cuando se resucita la guerra civil y se entierra el espíritu de la Transición, cuando se pone al Estado de rodillas para negociar con una panda de asesinos, aparece el "cristiano católico apostólico y romano" Paco Vázquez y dice ni más ni menos que un programa de radio de la Cope es un escollo para las relaciones de estado entre España y el Vaticano.

Hombre, lo único que les queda ya a los socialistas para tapar la boca a Jiménez Losantos es hacer lo que ha hecho Chaves en Venezuela con la televisión que le hacía oposición o, ya puestos…. mejor no lo digo.

Hay que ser muy miserable para usar el puesto de embajador ante la Santa Sede para pedir la censura de una de las pocas voces críticas, la más significada sin duda, contra el gobierno. Independientemente de la opinión personal que se pueda tener del estilo de Losantos, que obviamente no es la encarnación de la caridad y misericordia cristianas, no se puede por menos que mostrar la más absoluta repulsa a estos comportamientos más bien propios de dictaduras bananeras que de una democracia.

La Cope puede, llegado el momento, decidir si cambia o no cambia el modelo de radio que ha venido siendo en los últimos 15 años. Puede renunciar a la audiencia y abonarse a las pérdidas económicas a cambio de tener a comunicadores menos polémicos y más en sintonía con la moral evangélica. Pero lo que no puede la Cope y su accionista mayoritario es ceder ante el chantaje y la censura que desde un poder político con espíritu totalitario se le quiere imponer. Ceder en esto sería ceder en todo.

Luis Fernando Pérez Bustamante