Sinodalmente abortistas
La Iglesia en Alemania es en buena medida abortista. Sí, dicho con todas las letras. Por si alguien tenía alguna duda, el presidente de la Conferencia Episcopal acaba de declarar estar muy conforme con la ley que regula el aborto en el país germano. Cabe recordar que con dicha legislación, en Alemania se producen más de cien mil abortos al año -106.218 en 2023-.
La izquierda alemana cree que no es suficiente y pretende legislar para liberalizar aún más el crimen de matar a los no nacidos, pero si no lo consiguió en la anterior legislatura, cuando contaba con mayoría, no parece fácil que lo logre ahora. Aunque no descarten ustedes nada, porque en la CDU ocurre lo mismo que en el Partido Popular español. Hay multitud de abortistas.
En el SPD han pensado que, a falta de ley, van a colocar en el Tribunal Constitucional a una de las juristas más abortistas que se puedan encontrar no solo en Alemania sino en todo el mundo: Frauke Borsius-Geldorf.
Esa señora ha dicho públicamente cosas como estas:
«Observar si al embrión y posteriormente al feto le corresponde la garantía de la dignidad humana del artículo 1 de la Ley Fundamental es un asunto muy debatido en la ciencia jurídica constitucional. En mi opinión, hay sólidos argumentos para sostener que dicha garantía comienza a partir del nacimiento».
En el 2024 escribió en una publicación académica que «la suposición de que la dignidad humana existe allí donde hay vida humana es un error biológico‑naturalista».
Cuando se vio que no iba a obtener los votos necesarios para ser magistrada del TC alemán, se aplazó la votación. Y desde entonces se ha puesto en marcha la operación “lavado de cara de nuestra querida Frauke”. Ella misma se ha ido de gira por los medios alemanes a decir que es abortista, pero no tanto. Por ejemplo, ha declarado:
«Nunca he defendido la legalización o la impunidad del aborto hasta el nacimiento».
Dice que es incorrecto atribuirle la idea de que el embrión carezca de derecho a la vida. Según explicó, su posición se centra en legalizar el aborto en las fases iniciales del embarazo. «Hoy en día ya es impune, pero sigue siendo ilícito; considero que, por razones constitucionales debería ser lícito»
Cualquiera puede entender que si se puede matar constitucionalmente al embrión o al feto, entonces es que no tienen derecho a la vida, que me van a permitir ustedes que diga que es el primero de los derechos, del cual dependen los demás.
La Iglesia sinodal al rescate
En esas estábamos cuando ha aparecido Mons. Bätzing a defender a esa mujer. Y lo ha hecho defendiendo la regulación actual que permite el aborto en determinadas condiciones sin sanción penal, describiéndola como un «equilibrio inteligente» entre los derechos de la madre y la protección de la vida no nacida.
Es decir, para ese señor, una ley que permite que más de cien mil niños sean aboartados cada año es equilibrada.
No contento con ello, ha calificado de «Kulturkampf» (guerra cultural) el enfrentamiento suscitado:
«No necesitamos esta guerra cultural. Hay demasiados que se benefician de ella»
El uso de ese término no es inocuo. La Kulturkampf fue un conjunto de políticas impulsadas por el canciller alemán Otto von Bismarck en la década de 1870 en el Imperio Alemán, dirigidas principalmente contra la Iglesia católica y su influencia en la vida pública y política.
Se desarrolló sobre todo entre 1871 y 1878 y tuvo como objetivo afirmar la autoridad del Estado sobre la Iglesia y limitar la influencia del catolicismo en la recién unificada Alemania, especialmente en regiones con mayoría católica (como el sur de Alemania y Renania).
Pero claro, entonces en Alemania había una Iglesia, no el actual engendro sinodal que no merece el nombre ni de Iglesia, ni de católica, ni de cristiana.
Porque, estimados, llueve sobre mojado. La Federación de la Juventud Católica Alemana (BDKJ) también es abortista.
Igual de abortista es Irme Stetter-Karp, presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), y copresidente con Bätzing del comité sinodal alemán.
La pregunta que hay que hacerse es si queda alguien en puestos de responsabilidad de la Iglesia en Alemania que no sea favorable al aborto.
Ministros de Satanás
Apreciado lector, no se asombre usted en exceso. San Pablo ya dijo que este tipo de criminales espirituales estaban operativos en su tiempo:
«Esos tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus ministros se disfracen de ministros de justicia. Su fin corresponderá a sus obras».
2 Corintios 11,13-15
Mientras tanto, los que por gracia son fieles a Cristo deben mantenerse firmes y defender ardientemente la fe que fue entregada de una vez para siempre a los santos (Jud 3). No seguimos a ministros de Satanás. Seguimos y somos de Cristo.
Paz y bien
Luis Fernando Pérez Bustamante