InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Noviembre 2010, 14

14.11.10

El día soñado

Había soñado tantas veces con que llegara ese día, que cuando llegó, no acababa de créerselo. Atrás quedaban los largos años de la polémica, de las peleas en el barro, de la lucha en defensa de aquello que Dios le había devuelto. Él sabía, o al menos creía saber, que durante todo ese tiempo había cumplido la voluntad del Señor. Cometiendo errores, sin duda, pero siempre con el timón marcando el rumbo correcto. Y, sin embargo, su alma anhelaba algo distinto. Buscaba la paz, el remanso donde simplemente descansar en brazos del amado.

Las palabras del salmo llenaban ahora todo su ser: “…mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma!” Y sí, por mucho que los años hubieran poblado su cabeza de canas, seguía siendo como “aquel niño pequeño, cuando le declaró a Dios amor eterno, cuando prometió servirle con su vida, aunque casi nada sabía de Él, salvo que sólo Él le llenaba de amor y de paz”.

Años atrás, cuando todavía era joven, había dejado por escrito los recuerdos de su niñez y de cómo la presencia viva del Señor había transformado su vida: “Sólo sé que desde entonces hablar contigo es mi medicina. Yo tenía muy pocos años, era un niño, pero te quería. Y, ¿sabes?, todavía te sigo queriendo con la inocencia de aquellos días. Tú y yo, a solas, sin más testigos que mi cama y mi almohada. Hablamos como dos enamorados se hablan. Mi voz, temblorosa, se calla, tu voz, poderosa, me envuelve. Me enseñas mi lugar a tu lado. Y yo, que no entiendo aún porqué me escogiste, me quedo alelado; no sé qué decir. Palabras que el hombre no entiende, que sólo tu Espíritu me ilumina su significado, son las que tú me hablas".

Leer más... »