¿Pagó o no pagó abortos Manel Pousa? That is the question
El arzobispado de Barcelona pretende quitarse de en medio el “caso Pousa” con un comunicado en el que se afirma que el sacerdote dice que no se “expresó con suficiente precisión” y que siempre ha querido actuar en comunión con la Iglesia.
La realidad es que cuando uno lee la entrevista que le hizo El Periódico, lo que menos encuentra es falta de precisión. Manel Pousa fue absolutamente preciso al afirmar “YO HE PAGADO ABORTOS”. Y sin embargo, la nota de la delegación de medios de comunicación del arzobispado barcelonés no es nada precisa a la hora de explicar si Pousa pagó o no pagó abortos.
Es decir, pretenden enterrar el tema con una nota imprecisa sobre unas declaraciones precisas, que por sí solas llevaban a la excomunión del sacerdote que las hizo. Pues señores míos, esto no puede acabar así. El tema ya va camino de Roma, donde posiblemente pedirán muchísima más precisión al sacerdote y al arzobispado.
Es necesario que quede claro si Mosén Pousa pagó abortos. Corren rumores de que el cura se justifica diciendo que él dio el dinero pero no pagó directamente los abortos. Es decir, tuvo el detalle de no ir a la clínica del doctor Morín, o a cualquiera de las otras clínicas “aborteras” de Barcelona, a pagar personalmente por el asesinato de los inocentes. Pero seamos serios. Si él dio un dinero que sabía que estaba destinado a pagar un aborto, su complicidad es total.

Hace unos días
Cuando mis hijos eran bebés y no había forma de que se tomaran la papilla o los purés de verdura, solía contarles la historia que mi madre me aseguró haber usado conmigo en situaciones similares. Abriendo una de las manos y empezando desde el dedo meñique, les decía:
Se llama Observatorio de Bioética y Derecho y pertenece a la Universidad de Barcelona. Pero podría llamarse perfectamente Promotora de Asesinatos crueles a Inocentes sin Derechos. Y es que los “observantes” de ese engendro están por la labor de llevar a España hacia la más repelente de las pesadillas.
Cuando Juan XXIII sorprendió a la Iglesia y al mundo convocando el Concilio Vaticano II, pocos pensaban que uno de las consecuencias más amargas del mismo sería el cisma más importante que ha sufrido la Iglesia desde la Reforma protestante. Efectivamente, 21 años después de la clausura del Concilio se producía la excomunión de Monseñor Marcel Lefebvre, arzobispo francés fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX). Juan Pablo II no tuvo más remedio que dar ese doloroso paso ante la desobediencia abierta del prelado francés, que se empeñó en ordenador obispos en contra del mandato del Vicario de Cristo.


