Este cascó un huevo, este le echó sal…
Cuando mis hijos eran bebés y no había forma de que se tomaran la papilla o los purés de verdura, solía contarles la historia que mi madre me aseguró haber usado conmigo en situaciones similares. Abriendo una de las manos y empezando desde el dedo meñique, les decía:
Este cascó un huevo, este le echó sal, este lo frió, este fue a por pan y este, gordo gordito, se lo comió, se lo comió, se lo comió….. y cucharada “pa dentro”.
Pues bien, ayer asistimos a una versión mediático-política del huevo cascado y finalmente comido. La cosa queda así:
A la Ser llegó una noticia, la Ser la analizó, la Ser la manipuló, la Ser la emitió y el PSOE e IU, socialistas y comunistas, se la tragaron, se la tragaron, se la tragaron… y atizaron a la Iglesia.
Es obvio que determinados medios de comunicación hacen de chulos proxenetas que explotan a esa señora llamada verdad, anteriormente casta y hoy obligada a trabajar vendiendo su alma. Cuando la verdad sale a hacer la acera para vender sus encantos a consumidores sin escrúpulos, se disfraza de “verdad a medias”. Una vez captado al cliente, se quita del todo su ropa para convertirse en mentira. Y entonces el otro paga, abusa de ella y la utiliza para satisfacer sus instintos perversos.
Lo que vimos ayer fue uno de esos ejemplos claros de hasta qué punto la manipulación periodística y la acción política pueden unirse cual ramera y cliente. La Ser presentó como novedad lo que era la renovación de un convenio firmado, hace once años, por la Comunidad de Madrid y la archidiócesis con sede en la capital de España. El mismo preveía la posible incorporación de sacerdotes a los comités de ética en los hospitales públicos que asesoran en casos difíciles (p.e, dar o no sedación terminal a un enfermo, practicar un aborto). Los comités, a diferencia del planteamiento que hacía la Ser, no son ejecutivos sino consultivos. Es decir, sus dictámenes no vinculan. Pero es que además, resulta que no hay un solo cura que forme parte de dichos comités en los hospitales madrileños. Entonces, ¿dónde está la noticia?
Pues está en que el PSOE e IU se han lanzado como fieras contra un convenio al que no habían hecho ni repajolero caso en sus once años de existencia. Y de paso han mostrado todo su desprecio, toda su mala baba, todas sus ínfulas totalitarias laicistas y anticlericales. Se rasgan las vestiduras porque un cura pueda dar su opinión en un comité de ética. Exigen que las creencias religiosas no estén presentes en esos comités, como si los valores morales que se derivan de dichas creencias fueran una especie de lepra de la que hay que alejarse. Apelan a un laicismo de estado que no esté presente en la Constitución. Y amenazan con montar una campaña pública para que se cancele un convenio que, hasta el día de hoy, no ha servido prácticamente para nada.
Que los políticos que apoyaron al doctor Montes hagan de talibanes anticatólicos es la cosa más normal del mundo. Saben que la Iglesia, no el PP, es el principal obstáculo para que en este país se imponga con éxito un régimen que, en cuestiones relacionadas con la bioética, se parecerá mucho, demasiado, al régimen de aquel austriaco que tras llegar al poder por medio de unas elecciones en Alemania, estuvo cerca de someter a toda Europa a la peor de las pesadillas de toda su historia.
Luis Fernando Pérez Bustamante