Getafe concede al partido nazi el premio "Sionista del año"
Sí, señores. El consejo sectorial anti-racista del ayuntamiento socialista de Getafe ha concedido el premio “Sionista del año” al Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP), por su labor incansable en la defensa de los derechos del pueblo semita. Otras candidaturas, como las de Jóvenes contra la Intolerancia, han sido desechadas ante el poderío de los argumentos favorables al partido alemán. Fuentes de toda solvencia aseguran a Cor ad Cor que el ayuntamiento getafense no ha querido confirmar ni desmentir que el hecho de que aparezca la S de sozialistische en el NSDAP, de modo similar a la S del PSOE, haya sido un factor esencial a la hora de conceder el premio. Otras fuentes han asegurado, sin embargo, que “entre socialistas anda el juego”, confirmando la importancia de esa coincidencia ideológica, que en lo relacionado con la cultura de la vida es prácticamente plena.
Habrá a quien le haga gracia la cosa, pero lo cierto es que el hecho de que el Ayuntamiento de Getafe haya concedido el premio “8 de marzo” -Día de la Mujer Trabajadora- a la clínica abortiva Dator es una muestra más -¿y van?- de que el PSOE es a la vida humana lo que el partido nazi al amor por el pueblo hebreo. Este premio es una especie de choteo general, de recochineo chulesco contra las víctimas inocentes de los abortos. Es como si a Auschwitz le hubieran concedido el premio al mejor establecimiento hotelero de Polonia. El socialismo no sólo quiere imponer su ideología totalitaria que destroza el derecho a la vida. Además, quiere humillar a los defensores de la cultura de la vida. Son tan degenerados que el día menos pensado saldrán a manifestarse blandiendo restos humanos procedentes de abortos mientras gritan “sacad vuestros rosarios, de nuestros ovarios". Son la encarnación moderna de aquellos pueblos que sacrificaban a sus hijos a dioses paganos. Son la cara visible del odio de Satanás hacia los santos inocentes. Son, como bien diría Cristo, hijos de su padre el diablo.
Y, por tanto, con esa gente no cabe dialogar. No cabe consenso alguno. No caben medianías. No caben tibiezas. No cabe, desde luego, entregar algo tan santo como el Cuerpo de Cristo en la boca infecta de quienes apoyan con su voto leyes y premios así. El obispo de Getafe, por ejemplo, debería salir hoy mismo a la palestra a decir que cualquiera que haya tenido que ver con esa decisión no puede poner sus pies en un templo católico, porque de lo contrario habría que desinfectarlo.
El Cristo del Cerro de los Ángeles llora hoy ante tanta podredumbre moral. Los que somos de Getafe -yo pasé allá los primeros 16 años de mi vida- y amamos la vida, nos avergonzamos hoy de llamarnos getafenses. Vaya desde aquí mi repudio público al alcalde Pedro Castro y a los miembros -supongo que más bien “miembras"- del consejo sectorial de la Mujer de esa localidad madrileña. Y ojalá los getafenses decentes se ponga en pie y se hagan presentes allá donde se conceda el premio, para mostrar su oposición a un hecho que pone a su pueblo como ejemplo mundial ignominioso. Acabo diciendo que estoy convencido de que mi padre, responsable de que empezara andar la agrupación local de Protección Civil en Getafe allá por el año 1983-4, firmaría este post.
Luis Fernando Pérez