Martínez Camino, el aborto, el Rey y la prensa
Este es uno de esos posts que no me gusta tener que escribir, pero creo que es necesario poner un grano de arena en medio de la tormenta creada tras la rueda de prensa del jueves pasado, una vez concluida la reunión de la Permanente de la CEE. Monseñor Martínez Camino, que lleva siendo Secretario General y portavoz de la Conferencia Episcopal Española desde el año 2003, y por tanto no es ningún advenedizo en estas lides, fue el protagonista de unas declaraciones que, como poco, cabe calificar de peliagudas. La prensa insistió en preguntarle por la firma de la nueva ley del aborto por parte del Rey, y don Juan Antonio se dedicó a echar balones fuera como buenamente pudo. Pero me parece que “pudo” mal.
Sinceramente, creo que lo ideal es que hubiera afirmado: “Los obispos no hemos tratado de la cuestión específica de la firma del Rey y por tanto, como portavoz de todos ellos, no tengo nada que decirles sobre el tema". Con eso habría bastado para desactivar a los periodistas que, cumpliendo su profesión, querían sacar “chicha” de un asunto que es ciertamente “mediático". Pues hete aquí que Monseñor Martínez Camino se metió en un terreno pantanoso del que no tengo claro que haya acabado de salir.
Su planteamiento sobre la firma del Rey llegó a ser incluso contradictorio. En respuesta a una pregunta “complicadilla” de Pablo Ginés -que apeló a la actuación ante reyes de los profetas del AT y de San Juan Bautista-, el obispo dijo que “la situación de su Majestad el Rey en este punto, al tener que sancionar con su firma una ley, es una situación única. No hay ningún otro ciudadano que se encuentre ante esa situación. Y por lo tanto, NO SON POSIBLES PRINCIPIOS GENERALES PARA UNA SITUACIÓN ÚNICA“. Justo entonces, como si se hubiera dado cuenta que acababa de resbalar, añadió que “HABRÁ QUE ATENERSE A LOS PRINCIPIOS GENERALES, pero no hay una exhortación, como usted dice, ni una declaración de la Conferencia Episcopal a este respecto“.
O sea, en una misma frase, el portavoz de los obispos afirma que los principios generales, se entiende que de la moral católica, no son aplicables a una situación única y luego asegura que hay que atenerse a los mismos. Pero claro, prácticamente todo el mundo, fieles incluidos, se quedó con la copla de que la moral de la Iglesia no es aplicable a la firma de la ley del aborto por Juan Carlos I.
Al responder a otras preguntas sobre la misma cuestión, el obispo incidió en que una cosa es lo que hacen los políticos al votar la ley y otra lo que hace el Rey al sancionarla. Lo cual, dicho sea de paso, ya lo sabemos todos. Ahora bien, añadió que el acto del Rey, al ser único, merece una calificación moral distinta del acto de los diputados y senadores. Pero no crean ustedes que aclaró si dicha calificación era mejor o peor. Sólo dijo que era distinta. Luego entraré en ese “detalle". De momento, es evidente que todo el mundo interpretó que si a los políticos se les “amenaza” con no darles la comunión por apoyar el aborto y al Rey no se le aplica lo mismo, entonces la firma del Rey no es tan grave como el voto de los parlamentarios.
Hasta ahí, lo que declaró el jueves. Hubo un momento que ante la insistencia de un periodista sobre el tema del Rey, que le planteó el caso del Rey Balduino y la necesidad de que explicara en qué consiste la diferencia entre el papel de los políticos y el monarca en relación a la ley, el portavoz de la CEE dijo que no pensaba responder a más preguntas sobre la cuestión porque ya había dicho todo lo que tenía que decir. A eso hay que añadirle que don Juan Antonio se mostró muy cortante con la primera periodista que, como muestra de la ignorancia supina de los medios generalistas, le preguntó sobre la “excomunión” de los políticos. Pues mire, monseñor, todos sabemos que los periodistas son a veces un poco impertinentes, que buscan el titular, que malinterpretan las cosas, por ignorancia o por mala idea, pero usted, como portavoz de los obispos católicos, debe de ser siempre correcto con ellos, tanto en la forma como en el fondo. Es decir, si hace falta repetir ochenta veces la postura de la Iglesia, pues lo hace. Si eso supone que la rueda de prensa se prolonga dos horas, pues así sea. Pero, ni aunque tenga razón, que yo creo que en buena medida le asiste, usted no debe responder como respondió el jueves a determinados periodistas. Ellos están allí para hacer, mejor o peor, su trabajo. Y el suyo, como portavoz, consiste en aclarar, las veces que sea menester, la enseñanza de la Iglesia y la opinión de los obispos españoles. Como particular o como obispo auxiliar de Madrid, tráteles como quiera. Como portavoz de la CEE, no.
En vista de que el jueves se produjo una gran polémica por las declaraciones del secretario general de la Conferencia Episcopal, alguien debió de sugerirle que usara la Cope para aclarar algunos conceptos elementales. En Cope.es aparecía programada una entrevista de Ignacio Villa a un político del Partido Popular. Sin embargo, el entrevistado fue Monseñor Martínez Camino. Eso indica que la entrevista no estaba prevista y que se llevó a cabo, sospecho, para apagar fuegos. Cuando el director de “La Mañana” le preguntó por la firma del Rey, el obispo hizo tres cosas:
1- Declarar que el Rey, como católico, debe de guiarse por la moral de la Iglesia. Es decir, que no hay excepciones. Que los principios generales de la moral católica se aplican también a todos los casos únicos. “La moral católica es una para todos“, aseguró. Faltaría más, dirán ustedes. Bien, pero es que el jueves eso no quedó claro.
2- Declarar su convencimiento de que el Rey sabrá cómo atenerse a la moral católica en este caso. Por dos o tres veces afirmó que el Rey sabrá adecuarse a dicha moral… y a la moral racional (¿?). Pero insistió en que la Conferencia Episcopal no le piensa decir lo que tiene que hacer.
3- A la pregunta de si, a partir de ahora, podemos hablar de aborto libre en España, Monseñor Martínez Camino aseguró que a él no le “gusta esa palabra –el aborto libre– porque libre es una expresión positiva. La libertad es buena. Lo que es libre es bueno“. Luego añadió que dicha expresión “se emplea en cierto sentido… hacer lo que a uno le dé la gana“.
Bien, pues con todos los respetos del mundo, tengo que decir que no entiendo lo siguiente:
1- ¿Por qué los obispos no pueden ayudar y orientar al Rey a tomar la decisión correcta? Me parece aventuradísimo confiar en su criterio, cuando este Rey ya ha firmado otra ley del aborto, varias leyes de divorcio y una que legalizaba el matrimonio gay. Es cierto que hubo un obispo, Monseñor Guerra Campos, que llamó a las cosas por su nombre cuando se promulgaba la primera ley despenalizadora del aborto. Pero ese obispo ya ha fallecido. Su ejemplo, cierto es, indica que un pastor de la Iglesia puede, y muchos pensamos que debe, orientar, aconsejar, exhortar e incluso corregir y disciplinar a un monarca. Es más, Pablo Ginés tenía razón. Los ejemplos escriturales son rotundos. Y la historia también nos ha dado ejemplos de ello. Otra cosa es que, por la razón que sea, se decida que a la CEE, como tal, no le corresponda ese papel. Venga, de acuerdo. Esperamos a que lo hagan los obispos de forma particular. ¿Lo hará alguno?
2- ¿Qué es eso de que “la libertad es buena” y “lo que es libre es bueno"? Será según y cómo, ¿no? Cristo dijo que la verdad nos hacía libres, poniendo el énfasis positivo en la verdad, de la cual se derivaba la libertad. Zapatero dijo que “la libertad nos hace verdaderos", destacando la bondad de la libertad, de la cual obtendríamos la verdad. Es de esperar que un obispo, en unas declaraciones públicas, se acerque más a las palabras de Cristo que a las de Zapatero.
3- ¿Por qué Monseñor Martínez Camino insiste en decir que no es lo mismo votar una ley que sancionarla, de tal manera que deja caer la idea de que no existe tanta gravedad en la firma como el voto? Es decir, el portavoz de los obispos afirma por una parte que la CEE no va a decirle al Rey lo que tiene que hacer, pero sí le dice que su responsabilidad moral no es la misma. Pues oiga, si no van a decirle lo que tiene que hacer, no le digan NADA.
Concluyo. No es la primera vez que Monseñor Martínez Camino se mete en berenjenales relacionados con la moral de la Iglesia. Antes de ser ordenado como obispo, ya se equivocó en unas declaraciones sobre el uso del preservativo para poner freno a la expansión del SIDA. Tampoco se cubrió de gloria cuando dijo que “no es lo mismo matar que dejar morir” en relación a la descongelación y uso para la investigación de embriones humanos procedentes de los procesos de fecundación artificial. Y ahora no ha estado feliz ni en las declaraciones del jueves ni ayer en Cope. Quizás es hora de que los obispos españoles se vayan planteando que, para cuando concluya el mandato de don Juan Antonio, deben buscar a un Navarro Valls para la portavocía de la CEE. Un seglar periodista, que entienda que debe limitarse a ser transmisor de la opinión de los obispos y que rechace absolutamente cualquier tipo de valoración personal en temas doctrinales y morales, y que además sepa tratar mejor a la “canallesca” de la prensa. Puede ser una opción muy a tener en cuenta.
InfoCatólica, como portal fiel al magisterio de la Iglesia, ya ha expresado su opinión en forma de editorial. Pero a mí me encantaría que algunos obispos dieran un paso adelante y siguieran las huellas de Monseñor Guerra Campos. Para eso están.
Luis Fernando Pérez