Citas memorables: Sobre la importancia de buscar el fruto sobrenatural en la predicación

San Pio XMi amigo Salvador Melara (ex-pastor evangélico converso a la Fe Católica) ha compartido en su Facebook una cita que me parece que vale la pena rescatar del Papa San Pio X, y que nos recuerda el peligro de que en las predicaciones del evangelio se deje de lado temas importantísimos para la vida cristiana, como el pecado, o los novisimos (que es el campo de la teología que trata de las “cosas últimas": muerte, juicio, purgatorio, cielo, infierno).

En las predicaciones del Señor estos temas no faltaban, y bastante falta hace que nos recuerden que “todo el que comete pecado se hace esclavo del pecado” (Juan 8,34). Es cierto que todos somos pecadores, pero El mismo que nos tiende la mano como a la mujer adúltera es también quien nos dice “en adelante no peques más” (Juan 8,11).

Otra manera de hacer daño es la de quienes hablan de las cosas de la religión como si hubiesen de ser medidas según los cánones y las conveniencias de esta vida que pasa, dando al olvido la vida eterna futura: hablan brillantemente de los beneficios que la religión cristiana ha aportado a la humanidad, pero silencian las obligaciones que impone; pregonan la caridad de Jesucristo nuestro Salvador, pero nada dicen de la justicia. El fruto que esta predicación produce es exiguo, ya que, después de oirla, cualquier profano llega a persuadirse de que, sin necesidad de cambiar de vida, él es un buen cristiano con tal de decir: Creo en Jesucristo.

¿Qué clase de fruto quieren obtener estos predicadores? No tienen ciertamente ningún otro propósito más que el de buscar por todos los medios ganarse adeptos halagándoles los oídos, con tal de ver el templo lleno a rebosar, no les importa que las almas queden vacías. Por eso es por lo que ni mencionan el pecado, los novísimos, ni ninguna otra cosa importante, sino que se quedan sólo en palabras complacientes, con una elocuencia más propia de un arenga profana que de un sermón apostólico y sagrado, para conseguir el clamor y el aplauso; contra estos oradores escribía San Jerónimo: Cuando enseñes en la Iglesia, debes provocar no el clamor del pueblo, sino su compunción: las lágrimas de quienes te oigan deben ser tu alabanza. Así también estos discursos se rodean de un cierto aparato escénico, tengan lugar dentro o fuera de un lugar sagrado, y prescinden de todo ambiente de santidad y de eficacia espiritual. De ahí que no lleguen a los oídos del pueblo, y también de muchos del clero, las delicias que brotan de la palabra divina; de ahí el desprecio de las cosas buenas; de ahí el escaso o el nulo aprovechamiento que sacan los que andan en el pecado, pues aunque acudan gustosos a escuchar, sobre todo si se trata de esos temas cien veces seductores, como el progreso de la humanidad, la patria, los más recientes avances de la ciencia, una vez que han aplaudido al perito de turno, salen del templo igual que entraron, como aquellos que se llenaban de admiración, pero no se convertían“.

San Pio X, Motu Proprio Sacrorum Antistitum

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3 comentarios

  
Yolanda
¡Qué bueno!
22/08/13 6:12 PM
  
Luis Fernando
San Pío X ha sido hoy protagonista de dos artículos en InfoCatólica. Este y el del P. Joan Antoni Mateo.

Me parece providencial.
22/08/13 6:29 PM
  
Pacote
Me parece a mí que el miedo a ser rechazados es la principal causa de que no se hable de cosas que duelen. También veo otras causas en que probablemente muchos sacerdotes y otros predicadores no tienen claros estos temas, pues tampoco a ellos les hablaron de estas cosas.
22/08/13 10:45 PM

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