InfoCatólica / Reforma o apostasía / Categoría: Pudor

11.10.22

(695) Aceptación del impudor entre católicos

–¿Y cómo se les ocurre, siendo católicos, poner eso en un escenario católico?

–Me extraña que se extrañe. Peor es el bikini, y al menos en muchas Iglesias locales descristianizadas lo aceptan sin problema. La causa próxima es evidente: el silenciamiento de la predicación del pudor y la castidad dura ya más de medio siglo en gran parte de la Iglesia. Pero el justo vive de la fe, y la fe es por la predicación (cf. Rm 1,17; 10,17). Pues bien, «de la abundacia del corazón habla la boca» (Lc 6,45). Por eso lo que no se vive suficientemente, no se predica. Y lo que no se predica, no se vive… Por el contrario: «Teniendo el mismo espíritu de fe, según está escrito, “creí y por eso hablé"; y también nosotros creemos, y por eso hablamos» (2Cor 4,13).

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30.08.19

(560) El pudor, virtud amenazada de extinción

 

–El impudor logra dar cada año un pasito adelante.

–Lógico y previsible. Si una enfermedad no se combate, lo normal es que vaya creciendo en el paciente.

 

Desde hace medio siglo, por acuerdo tácito y unánime, nunca –casi nunca– se predica la doctrina católica sobre la castidad y el pudor. Nunca en la parte modernista de la «Iglesia». Casi nunca, incluso, en la parte ortodoxa. Y el impudor, como era de esperar, se ha ido legitimando hasta considerarlo como un valor, un progreso irrenunciable, una conquista de la «plenitud» cristiana moderna: «Vió Dios que era muy bueno cuanto había hecho» (Gen 1,31).

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16.08.15

(334) «Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio»

Niño 9 meses

–Yo esperaba que, habiendo escrito usted varias veces sobre el pudor y la castidad, ya…

–Vana esperanza. Póngase cómodo y siga leyendo.

Conviene que en este blog trate yo de vez en cuando del pudor y de la castidad por dos graves razones: porque los pecados contra esas virtudes van creciendo de año en año, y porque actualmente es muy infrecuente, casi inexistente, la predicación cristiana sobre esta grave cuestión moral. Por eso escribí sobre estos temas en 2009, 2012 y 2014, publicando series de varios artículos, de los que al final de éste doy referencia.

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6.06.12

(180-3) Elogio del pudor - y II. Comentarios

–Cuando alguien inicia en su blog una serie, yo creo que…

–Ya, ya, ya. Hay razones de estado que a veces aconsejan interrumpir la serie.

Una lectora me ha sugerido publicar un artículo partiendo de los 60 comentarios que tuvo el Elogio del pudor antes de ser cerrada la Sala de Comentarios (03/06/12 10:05 AM). La idea me parece buena, y he tratado de recoger todo lo más valioso. Para facilitar la lectura, subrayo algunas frases, y sin cambiar el texto, aunque abreviándolo a veces, arreglo a veces un poquito la ortografía o la sintaxis. El texto íntegro de los comentarios, por supuesto, permanece en el artículo anterior.

Pero antes, unas observaciones previas.

El impudor y la lujuria atacan hoy a la humanidad con una fuerza invasora mayor de lo que se ha conocido antes en la historia. Hasta el tiempo de nuestros abuelos los humanos sufrían muchísimas menos agresiones habituales contra el pudor y la castidad. Estas tentaciones eran incomparablemente menores, y puede decirse que había que buscarlas –comprar una mala revista, asistir a un espectáculo obsceno, ir a un burdel– para caer en ellas. Actualmente, por el contrario, la invasión de impudor y lujuria está omnipresente: en TV, cine, internet, calles y piscinas, publicidad de perfumes, autos o de cualquier cosa, departamentos políticos sobre la juventud, colegios y universidades, fiestas, farmacias, librerías, diarios y revistas, tiendas de confección, etc. La tentación es en esta materia casi continua, y afecta no solamente a los más ricos, sino a toda la población y a todas las edades.

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30.05.12

(180-2) Elogio del pudor -I

–Ya escribió usted tres artículos sobre este tema. ¿No es suficiente?

–No, no fue suficiente. Siguen creciendo en el mundo y en la Iglesia el impudor y la lujuria. Y siguen los predicadores silenciando en gran medida el Evangelio del pudor y de la castidad. Ésta es la causa principal de la degradación del mundo y de tantos cristianos en esta grave materia.

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