(171) De Cristo o del mundo -XIII. Los mártires de los primeros siglos. 3
–¿Y cómo se las arreglaban los cristianos de los primeros siglos en un mundo tan hostil?
–Permanezca atento a la pantalla, que a ello voy.
¿Huir del mundo o permanecer en él? Los cristianos primeros se saben unidos al Cordero de Dios, que entrega su vida para «quitar el pecado del mundo». Y saben que ésa es también su propia vocación. Ahora bien, que en medio de un marco social tan hostil les convenga más huir del mundo y retirarse de él, o que, al contrario, les sea conveniente participar más o menos de su vida, esto será ya una cuestión secundaria, prudencial, que habrá que resolver en cada caso, según la vocación y el don recibido de Dios y también según las circunstancias sociales. En general, como ya lo veremos, la renuncia al mundo, con la implícita huída de él, se dio paradójicamente más tarde, precisamente cuando en el siglo IV cesaron las pesecuciones y se fue desarrollando notablemente la vida monástica. En todo caso, como enseña Clemente de Alejandría (+215), disfrutar del mundo o renunciar a él, las dos pueden ser formas de la virtud de la templanza (Stromata 2,18).