Operación comando: Juana de Arco a San Petersburgo
En el día de Santa Juana de Arco, reproducimos aquí el artículo de la Hna. Marie de la Sagesse, autora de, a nuestro juicio, el mejor libro acerca de la santa francesa escrito en lengua española.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Una buena excusa
A propósito de la doncella de Orléans muchos historiadores afirman que de ella nunca se dirá lo suficiente, “de Ioanna nunquam satis”… y a decir verdad, tienen razón.
Igualmente le podríamos aplicar el dicho a ciertos franceses que una vez más nos siguen sorprendiendo con sus proyectos. Esta vez con una buena excusa: donar una estatua de Juana de Arco a Rusia para conmemorar el próximo centenario de su canonización el 16 mayo de 2020.
En efecto, la “Asociación universal amigos de santa Juana de Arco”[1] presidida por Jean Pierre Brancourt, ha tenido la original iniciativa de instalar nada menos que en San Petersburgo una estatua de su heroína y patrona nacional, como símbolo de la larga amistad entre ambos pueblos y por la proximidad de sus culturas y tradiciones de raíces cristianas.
Claro que del dicho al hecho… hay un trecho; y para poder concretar esta magnífica idea se debían sortear previamente algunos obstáculos.
El elegido
El escultor de la futura imagen será Boris Lejeune, a quien la Pucelle no le es ajena. Nacido en 1947 en Kiev[2], hizo todos sus estudios en Rusia y se graduó en la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo (“Leningrado” de ese entonces…) donde se estudiaba “obligatoriamente el ateísmo”[3] -nos recuerda con pesar el mismo artista.
No obstante, Lejeune ya había escuchado hablar de Juana de Arco en ciertos círculos de resistencia anticomunista pues “en Rusia ella era conocida y amada… nos era conocida por ser una mujer combatiente, por defender su patria, por su mística… Quizás lo que más ha llamado la atención a los rusos sea su patriotismo y su misticismo, dos virtudes tan familiares a este pueblo”.