InfoCatólica / La Mirada en Perspectiva / Archivos para: Marzo 2015

28.03.15

(70) Tiembla, arriano

“En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: “Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?” Los judíos le contestaron: “No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.” (Juan 10,31-33)

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1.- Secreteábanse el odio unos a otros, cuchicheándose la muerte que querían infligirle por declararse Hijo de Dios, recontemplando con gula de demonio el momento del apedreamiento, la lluvia de rigores ancestrales, mortalmente duros como su corazón.

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26.03.15

(69) Que es imposible, y sólo el Cordero puede

Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.”” Primero dice: “No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la Ley. Después añade: “Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.” Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. (Hebreos 10, 4, 10)

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1.- No hay lejía humana capaz de limpiar la podre que deja el pecado. Solamente con Sangre del Viviente, con Sangre del Mesías, con Sangre de Dios, puede limpiarse, y volver amable lo que el torrente del mal ahogó en tiniebla, y cuajó de inmundicia.

 

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21.03.15

(68) Sobre La Gran Impostura

I.- COMENZAMOS, RECORDANDO LA IMPOSTURA

No nos engañemos. A partir del siglo XVI el mundo católico parece cabeza a pájaros.

En líneas generales, salvando figuras excepcionales, podemos decir que el hombre medieval, cristocéntrico, adorador y litúrgico, centrado en la gracia, fue substituido por el hombre moderno, antropocéntrico, moralista, menospreciador de la mística y vuelto hacia afuera.

Y comenzó, formalmente, en el Renacimiento, aunque se estaba gestando mucho antes, en la mente de los nominalistas y su mente pensante, Guillermo de Ockham.

Lo diremos con una metáfora:

El Hombre de Vitruvio de Leonardo, proteínico y voluntarista, figura de este nuevo modelo de cristiano, levantó sus brazos, se colocó en el centro, desplazó la gracia de los elegidos, y dijo: -aquí estoy yo. Soy perfecto, soy maravilloso, soy lo máximo. Es verdad que he caído, pero volviendo a la Antigüedad Clásica volveré a resurgir. Que toda la vida cristiana gire entorno a mí.

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5.03.15

(67) Las Dos Calles: I.- Camino Ancho de Perdición

“… Vi dos caminos; un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y de otros placeres. La gente iba por ese camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin advertir que ya era el final. Pero al final del camino había un precipicio espantoso, es decir, el abismo infernal. Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían. Y eran tan numerosas que fue imposible contarlas.

Y vi también otro camino, o más bien un sendero, porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban tenían lágrimas en los ojos y sufrían distintos dolores. Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se levantaban y seguían andando. Y al final del camino había un jardín espléndido, lleno de todo tipo de felicidad y allí entraban todas aquellas almas. En seguida, desde el primer momento, olvidaban sus sufrimientos” (Santa Faustina, Diario, 153).

 

Me concedió el Señor lanzar una mirada imaginativa a lo ancho de esta primera mala calle, para edificación mía y vuestra. Y digo a lo ancho, que muy larga no era; que solamente comenzar a caminarla  y ya se vislumbraba el rojo vivo del infierno a su final.

Sorprendióme la tranquilidad pasmosa de sus transeúntes, y pregunteme si aquellas gentes tendrían sangre de rumiante, que ninguno parecía preocupado por su destino, ni aun inquieto por cuanto se entreveía ardiendo al fondo de la calle.

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1.03.15

(66) Que la santidad no caduca, y es cristiano el heroísmo

De la entrevista a Bruno Secondin, en Religión Digital, quisiera fijarme en un párrafo especialmente confuso.

Copio por partes y voy comentando y aclarando algunas cosas. Sumándome a lo dicho certeramente por el P. José María Iraburu y por Luis Fernando Pérez Bustamante, quisiera incidir en algunas ideas de esta entrevista que pueden confundir.

 ”¿Hay una nueva forma de entender la santidad?”

Bruno Secondin.  “Los viejos modelos de santidad siguen teniendo todavía espacio y suscitando atención, sobre todo a través de las numerosas beatificaciones y canonizaciones de personas que vivieron en otro universo cultural y en otro modelo de Iglesia.Pero no suscitan interés en empeñarse por seguir este camino…Hay que repensar profundamente estos modelos, acogiendo nuevos recorridos guiados por el Espíritu, que sigue operando con mucha creatividad. Hay que cambiar incluso el léxico.”

 

Replicamos: en primer lugar, hay que decir que no existen “viejos” modelos de santidad. De hecho, no hay nada tan nuevo como la santidad de ayer, hoy y siempre, porque Cristo es el mismo; y porque es la misma su santidad, participada sobrenaturalmente por la criatura racional, personalizada por gracia según el Plan divino.

Beatificaciones y canonizaciones no presentan viejos modelos de santidad, sino, simplemente, la santidad.

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