(68) Sobre La Gran Impostura

I.- COMENZAMOS, RECORDANDO LA IMPOSTURA

No nos engañemos. A partir del siglo XVI el mundo católico parece cabeza a pájaros.

En líneas generales, salvando figuras excepcionales, podemos decir que el hombre medieval, cristocéntrico, adorador y litúrgico, centrado en la gracia, fue substituido por el hombre moderno, antropocéntrico, moralista, menospreciador de la mística y vuelto hacia afuera.

Y comenzó, formalmente, en el Renacimiento, aunque se estaba gestando mucho antes, en la mente de los nominalistas y su mente pensante, Guillermo de Ockham.

Lo diremos con una metáfora:

El Hombre de Vitruvio de Leonardo, proteínico y voluntarista, figura de este nuevo modelo de cristiano, levantó sus brazos, se colocó en el centro, desplazó la gracia de los elegidos, y dijo: -aquí estoy yo. Soy perfecto, soy maravilloso, soy lo máximo. Es verdad que he caído, pero volviendo a la Antigüedad Clásica volveré a resurgir. Que toda la vida cristiana gire entorno a mí.

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Nefastas fueron las consecuencias de esta substitución: el eclipse de la doctrina de la primacía de la gracia y el silenciamiento de la Predestinación gratuita. La salvación se hizo negocio sin gratuidad entre el hombre y Dios.

Mucho disparate de este tiempo procede de este desenfreno antropocéntrico que comenzó a propagarse en el Renacimiento. Y aunque le pese a los admiradores de Miguel Ángel, si se pintan figuras de santos como titanes proteínicos, recién salidos de una sesión de pesas en el gimnasio, es que algo está fallando en la Cristiandad.

Con el nominalismo, esa especie de idolatría de la arbitrariedad que ya venía de antiguo (de la caída de la Escolástica),  ocurrió que el voluntarismo fue sobrealimentado en exceso y se volvió expresión del espíritu titánico de la época; triunfó en el pensamiento occidental, e impregnó la cosmovisión europea. La relación entre gracia y libertad había empezado a ser deconstruida, desmontando su anclaje metafísico. La bella imagen de los dedos sixtinos es el icono del cooperacionismo descompensado: Dios pone su parte, el hombre pone su parte, y ambos se encuentran.

Y para deshacerla y volver a componerla como en el gimnasio de la voluntad sumada a la gracia, aparecieron los tres molinismos: el molinismo de Molina y su sofisticadísima Concordia, que es el puro y duro y el genuino, y que asusta un poco, como el coco; el molinismo menos molinista y más congruo, que fue el permitido, y es más bonachón; y el molinismo arrogante y musculoso que se impuso en la opinión popular, que aquí llamamos hipermolinismo (semipelagiano), y que es el que domina y lleva la batuta del pensamiento católico más pobre y masivo de hoy. La sinfonía que dirige no es nada armoniosa, más bien disonante de cabo a rabo. Y que este hipermolinismo sea lo que se emplee usualmente para rebatir la Reforma, es patético.

Lo peor de todo esto fueron las consecuencias.

Una de ellas fue la exclusión de la vida mística de la vida cristiana normal. Se fue formando una especie de espiritualidad sin especie, en que el piadoso se repliega sobre su propia piedad y se centra en su propia subjetividad. Ya no son los dones del Espíritu Santo, actuando al modo divino, la esencia de la vida espiritual

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Basta una mirada de soslayo, como quien no quiere la cosa, a la historia de la filosofía renacentista, para comprobar la trulla de personajes extravagantes y seudomísticos que pueblan ese gran hotel del antropocentrismo que fue comenzado a edificar en el Renacimiento y que aún, hoy día, se sigue restaurando.

Es el triunfo del mecanicismo ético, la religión como una sala de entrenamientos  de la que salen supermanes de moralidad.

Esa maravilla eclesial que fue Trento no podía quedar sino silenciada en parte, salvo en la vida de los santos o el Magisterio apostólico. Podemos decir, grosso modo, que la manera en que culturalmente hemos querido compensar La Reforma protestante ha sido pésima en líneas generales, porque se olvidó lo esencial de la fe católica.

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II.- LOS PUNTOS CAPITALES DE LA VERDAD CATÓLICA

Lo esencial de la fe católica, su punto capital. ¿Cuál es? Pues precisamente nos lo dice con tremenda y escandalosa claridad y precisión, el Papa Paulo V, y lo hace justamente para poner fin a las broncas entre tomistas y molinistas.

Se olvida a menudo, es decir, casi siempre, que el Papa permitió CONDICIONALMENTE el molinismo. Sí. Puso una condición, que ya cumplían los tomistas desde que el tomismo empiezó con san Agustín

Decía Paulo V, tras poner punto y aparte, que no punto final, a las discusiones de Auxiliis, que…

“La cosa ha sido diferida. Que una  y otra parte concuerden CON LOS PUNTOS CAPITALES de la verdad católica”

Caramba…así que tomistas y molinistas deben coincidir en los puntos capitales de la verdad católica. Y ¿cuáles serán esos puntos? Pues estos, ni más ni menos:

”enseñen que Dios, con la eficacia de su gracia, nos excita a obrar y hacer que queramos, y DOBLEGA y CAMBIA las voluntades de los hombres” (Denz 1090)

Sí, has escuchado bien. Los molinistas, también los de hoy, siglo XXI, pueden explicar como quieran la relación gracia y libertad, pueden discrepar de los tomistas en la manera de explicarlo, pero lo que no pueden dejar de hacer es enseñar que Dios, con la eficacia de su gracia, nos excita a obrar y hacer que queramos, y DOBLEGA y CAMBIA las voluntades de los hombres. Porque con este mandato fue permitido que enseñaran su molinismo.

Pero… ¿qué pasó? Que salvo excepciones, no fue esto lo que se enseñó en general. Durante siglos, la eficacia de la gracia ha sido silenciada. Y podemos decir que, hasta hoy, permanece casi desconocida, sin apenas ser predicada, salvo por los Papas y el Magisterio apostólico, y por los pioneros del combate contra el error.

No os indignéis tanto algunos de vosotros, amigos, si escucháis cosas como que la gracia doblega la voluntad humana y hace que quiera, porque es punto capital de la fe católica, como afirma Paulo V, y no es ni luteranismo ni calvinismo.

Pues bien, no dudamos en decir que esta culturización voluntarista y proteínica de la vida espiritual, en general, es hija de su tiempo. Y que su gimnasio antropocentrista sigue abierto hasta hoy. Pero…

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III.- SIGAMOS CON EL RENACIMIENTO y EL LATIGAZO DE BLOY

Como decíamos, el antropocentrismo impostor fue rico en pseudomísticos y magos.

Por eso no es casualidad que la vida mística fuera extirpada malamente de la vida cristiana ordinaria.

Y es este uno de los síntomas del moralismo voluntarista que caracteriza el buenismo. 

No lo dudemos, con el espíritu del Hombre de Vitruvio comienza el antropocentrismo a desplazar los puntos capitales de la verdad católica. Podemos afirmar que el eclipse de este punto capital, la primacía de la gracia, marca el comienzo de la Gran Impostura.

León Bloy fustiga a suplantación, y la expulsa del templo denunciándola. Y la resume así:

“La inmensa desgracia es que, al cabo de más de mil años, la Tradición de los Padres se ha perdido completamente y el significado de la Palabra divina ha sido reemplazado por una increíble y diabólica estupidez sentimental. La moral ha suplantado a la Revelación y ya nadie entiende nada de las Escrituras”  (“En el umbral del apocalipsis, Junio 1913”)

La gran Impostura consiste, por tanto, en la substitución de la Revelación por la moral, de la gracia por la voluntad, de la mística por el negocio ascético de la salvación, de la ley natural por la norma ética convencional. 

Y con lo dicho anteriormente de ninguna manera queremos decir que la praxis moral no sea necesaria. Sino que a partir del Renacimiento se hace la tónica, la predominante, la absorbente, la substituiva de la mística. 

En este sistema de sistematización terminista de la subjetividad, fue preciso substituir la Ley Natural por la norma convencional, como decimos, y esto es especialidad del nominalismo. Aquí está la raíz, por ejemplo, del comienzo del concepto nominalista de autoridad, tan vigente hoy día entre católicos buenistas: el Papa como dueño de la verdad, que puede cambiar a golpe de su sola voluntad.

Y para cumplir esa normal moral convencional, no fundamentada en la Ley Natural recordada por la Revelación, sino en la voluntad humana y un concepto autonomista de la voluntad, había que propagar el voluntarismo: ser cumplidor de normas creadas por el hombre y su potencia absoluta; ser muy moral a base de golpes de voluntad, de imperativos categóricos. Aquí el voluntarismo tiene su parte.

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IV.- LA OBSESIÓN DEL HUMANISMO VITRUVIANO Y EL TITANISMO PROTEÍNICO DE MIGUEL ÁNGEL

A este humanismo, cuya metáfora visual es el Hombre de Vitruvio de Leonardo, le sucede que está viciado de raíz, y aunque aún quiere ser cristiano, lo es de manera teatralizada

El hombre semipelagiano, centrado en sí mismo, se alza como parte coordinada en la relación con Dios, que ya no es de subordinación. De aquí la exageración de la parte humana, como vemos por ejemplo en la obra de Miguel Ángel, antes de su sincera conversión, ya en sus últimos años.

La Piedad Rondanini o la Piedad Florentina son obras de arte maravillosas, donde se muestra sobrecogedoramente la conversión de Miguel Ángel, al final de su vida. Pero antes de esto, el espíritu de su arte era bien distinto:  Sus horrendas y titánicas figuras, que tanto aborrecía El Greco, son metáfora prototípica del voluntarismo vitruviano, que sobrevalora la parte humana en la vida cristiana.

Algo muy distinto es el arte genuinamente cristiano, en que el papel de la gracia se muestra con claridad. No hay más que contemplar las obras sublimes del Beato Angélico, o escuchar la mística polifonía de Tomás Luis de Victoria o Cristóbal de Morales  para sentirse sobrecogido de vida sobrenatural y de belleza verdaderamente cristocéntrica.

Y es que el humanismo, o es cristocéntrico, o no es verdadero humanismo. Así de sencillo.

A partir, pues, del Renacimiento, recogiendo la mala herencia tardomedieval, un humanismo autonomista substituye el cristocentrismo medieval por un antropocentrismo moralista sustentado en el nominalismo y el voluntarismo moral.

Esta es una tesis que se prueba con multitud de textos literarios y filosóficos de la época. Ya comenzamos esta tarea en otros post. Pero creo interesante detenerme en algunos casos curiosos y llamativos.

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V. LA CONVERSIÓN DEL HOMBRE A SÍ MISMO. PICO DE LA MIRANDOLA Y EL INEFABLE BOVILLUS

Pico de la Mirándola, por ejemplo, en “De ente et uno”, habla de una conversión o vuelta del hombre a sí mismo, a su principio propio, en que reside su felicidad mundana. Y lo entiende como un retorno a los orígenes de la Historia, es decir, a la Edad Clásica, el Paraíso de la humanidad culta. Pero, ¿cómo volver a ser lo que se fue? ¿Mediante el Evangelio de la gracia? No. Mediante el Humanismo. La verdad queda reducida a filia temporis, desprendida del Logos. Comienza el historicismo clasicista. Volver a griegos y latinos no en cuanto preparadores del Evangelio, como quería S. Juan XXIII, en la Veterum sapientia. Sino como fin.

Lorenzo Valla (+1457), en su obra “De voluptate”, defiende alevosamente que el placer es lo único bueno, y lo contrapone al amor al dolor del cristiano. En “De professione religiosorum” niega que solamente la Iglesia garantice la verdadera relación con Dios. El desprecio de Valla a la vida contemplativa es un síntoma muy claro de pragmatismo espiritual. 

En realidad, esta osadía ya había sido preparada por el discurso ultravoluntarista de Coluccio Salutati (+1406), que exalta la vida activa frente a la contemplativa. La sabiduría, según él, ha de superar su tendencia contemplativa, y ha de ser entendida como moral práctica. En “De nobilitate legum et medicinae”, y en “De fato, fortuna et casu”, Coluccio expone su visión legalista de la libertad humana.

A exaltar la filosofía práctica, es decir, la moral,  se dedica Lorenzo Bruni (+1444). Y en el “Isagogicon” lanzará su consigna naturalista:

“La filosofía moral es, por decirlo así, totalmente nuestra".

Valla, realmente, no se detiene ante la Revelación a la hora de reclamar la autonomía de la libertad humana y su independización de la vida religiosa. Como certeramente explica Abbagnano:

“Valla no reconoce ningún privilegio a la vida monástica. (…) La auténtica religiosidad depende EXCLUSIVAMENTE de la actitud del individuo". (“La filosofía del Renacimiento”, 339)

Este discurso nos suena demasiado cercano. No es el don de Dios, sino la libertad individual, la base de la vida cristiana. Es cuestión de generosidad. Cabe preguntarse, dramáticamente, si es posible libertad sin primacía del don de Dios.

Esto nos lleva a contemplar el cuadro más alucinante jamás escrito sobre el antropocentrismo y la idolatría de la primacía de la voluntad humana: el discípulo de Jacobo Faber, el inefable Carlos Bovillus, Charles Bouillé (+1553).

Detengámonos en Bovillus, porque es un caso paradigmático.

En su escrito “De sapiente” otorga al hombre el papel de CENTRO de todo.

Como dice él mismo:

“El hombre transfiere a sí mismo la naturaleza de todas las cosas, lo refleja todo (…) “él mismo se convierte en todo". (el hombre) es simultáneamente TODAS las cosas".

Pero no queda aquí la cosa. Veamos hasta dónde llega.

La exaltación del hombre es ante todo glorificación de la subjetividad. La naturaleza, para Bovillus, es lo objetivo, y el ser humano, lo subjetivo.

Con esta idea nefanda se desliga la moral de la ley natural objetiva, y se vuelve objeto de la subjetividad.

Para Bouillé, pues, 

“el hombre es el centro de todas las cosas".

Por eso aquí tenemos un grave dilema, cuya no resolución ha arrastrado su cola de voluntarismo y subjetivismo hasta el día de hoy, dejando un reguero de sinrazón.

El conflicto es este:

O Cristo y su gracia es el centro, o el hombre y su voluntad es el centro. Si lo es el hombre, al Verbo Encarnado hay que comprenderlo a la luz de lo que es el hombre. Resultado: liberalismo, modernismo, semipelagianismo.

Pero si, como tradicionalmente la Iglesia ha enseñado, el centro es Cristo, al hombre hay que entenderlo a la luz del Verbo Encarnado. Sólo bajo esta perspectiva queda clara la primacía de la gracia, frente a la primacía de la voluntad sola (pelagianismo) o coordinada con la gracia (semipelagianismo).

El entusiasmo superoptimista de Bovillus roza la blasfemia. Transpone la Trinidad al hombre e inventa el homohomohomo, el hombre uno y trino. 

 

VI.- LA MÍSTICA DEGRADADA EN MAGIA Y LA TÉCNICA ABSOLUTIZADA

La apoteosis exclusivista de la ascética, parasitando la vida cristiana, convierte la mística en magia y esoterismo. La magia conduce a la objetivación de la voluntad, deviniendo en técnica antropotrópica.

 La impostura de la técnica como absoluto de la voluntad comienza en el Renacimiento, con el anhelo del hombre nuevo pseudorrecreado no por la gracia, sino por la gnosis y su instrumento práctico, la magia.

La magia renacentista guarda algunas profundas semejanzas con el pensamiento de la New Age. Contempla el mundo atravesado de fuerzas o energías que el hombre puede llegar a dominar y poner a trabajar en el proyecto de alteración de las naturalezas creadas. 

La supuesta superioridad de la mente sobre la razón, ya fue afirmada por el mago Juan Reuchlin (+1522), que lo enseña en “De arte cabalística”, I, fol IV, en que considera la razón insidiosa y contraria al conocimiento de Dios.  Para el pensamiento de Reuchlin, la fe misma, malentendida como teología simbólica, sirve para desmantelar la razón metafísica, como parece querer demostrar en “De verbo mirifico” y De arte cabalística”.

Cornelio Agripa (+1535) en su obra “De occulta philosophia” enseña que el hombre se posiciona en el centro de las fuerzas espirituales del mundo, y dominándolas puede realizar milagros. Como explica Nicolás de Abbagnano en su “Historia de la Filosofía”:

 “El hombre está situado en el  punto central de los tres mundos y recoge en sí todo lo que está diseminado en las cosas. Esta situación le permite conocer la fuerza espiritual que tiene atado al mundo y servirse de ella para ejecutar acciones milagrosas. Nace de esta manera la magia,  que es la ciencia más alta y completa, porque somete al hombre todas las potencias ocultas de la naturaleza”  (Vol2, Hora, Barcelona, 1982, pág. 110)

 En “De vanitate et incertitudine scientiarum” (1527) Agripa condena la ciencia como “peste del alma”, y contrapone a ella su visión mágicoespeculativa y antirracionalista de la fe.

Para el famoso Teofrasto Paracelso,  (+1541) la magia tiene la capacidad de extraer del ser humano energías escondidas. Y Jerónimo Fracastoro (+1533), en “De sympathia et antipatía” contempla el universo como un complejo sistema de interinfluencias simpáticas que fundamentan la magia.

El antropocentrismo técnico-mágico gusta de lo demoníaco. Jerónimo Cardano (+1571) se goza de contemplarse en su autobiografía “De vita propia como una figura demoniaca y espectacular relacionada con fuerzas ocultas y escondidas.

Juan Bautista de la Porta, (+1615) combina sus estudios ópticos, con los que rivaliza con Galileo, con sus investigaciones mágicas. En “Magia naturalis sive de miraculis rerum naturalium” distingue la magia diabólica, que se sirve de demonios, de la magia natural.  Para Juan Bautista Helmont (+1644) la magia utiliza el aura vital para realizar hechos portentosos.

Abbagnano afirma de Campanella ( +1639) que en las fuerzas que agitan la naturaleza contempla éste el poder con que los magos hacen milagros. Y afirma que Campanella 

“no quiere comprender la naturaleza, sino tomarla por asalto y dominarla”

 

VII. QUE SE MARCHE, EL HOMBRE VITRUVIANO, Y NO PORFÍE MÁS

Eran cansinos, en su mayoría, estos renacentistas. Siempre a la gresca, contradiciendo la Tradición, expurgando la Escritura. No extraña que el francés Pedro Ramus (+1572) en esa obra mortalmente cansina  que es la “Dialecticae institutiones”, defina la lógica como Doctrina disserendi, o dicho en cristiano: arte de llevar la contraria, importunar, contradecir, discutir.

A los filósofos de hoy le importa un rabano la dialéctica de De la Ramèe, pero hay que reconocer que en su época fue un exitazo. Los que estaban a la última adoptaron la costumbre de soltarle puyazos y lindezas al Filósofo, es decir, a Aristóteles, y atacar la metafísica, que es otro rasgo antropocéntrico.

La esencia de la vida voluntarista que se mira y remira, y es toda ella, pesa como una columna casi imposible de levantar.

Que se marche el hombre semipelagiano, que se marche el voluntarismo de la Iglesia.

Que se lleven la gran pesa de la moral autónoma y dejen paso a la adoración, a la mística, a la Liturgia, a la belleza.

Reforma o apostasía.

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RESUMIENDO

En el Renacimiento se consuma la Gran Impostura preparada por la Caída de la Escolástica, que propiciaron los nominalistas, y su gran mente pensante, Ockham.

Surge un humanismo autónomo que postula la conversión del hombre a sí mismo, volviendo a lo que estiman como Edad Dorada de la humanidad, que es la Antigüedad Clásica, entendida como fin en sí mismo y no como medio preparador del Evangelio de la gracia.

La moral, bajo una perspectiva purgativa, se convierte en lo distintivo de la vida cristiana, degradando la vida mística a casos extravagantes fuera de lo común. La voluntad toma el mando y centraliza la vida espiritual, en detrimento de la gracia, que se considera sólo una ayuda, la parte de Dios, que ha de ser sumada al sumando humano. La piedad se repliega sobre la subjetividad, objeto permanente de examen.

En definitiva, se dejó sembrado todo lo que vendría después, hasta hoy. 

42 comentarios

  
Eduardo Chafer
"proteínico" es en realidad prometeico?
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A.G.:
Proteínico, de proteína. Lo digo metafóricamente. Pero tiene relación con prometeico, sin duda. Voluntarismo, en el fondo, centralidad de la voluntad humana.
21/03/15 12:41 PM
  
Cristiano Indignado
No acabo de entender una cosa de su artículo. Dice usted que el hombre del medievo sí que era un hombre cristiano, pero que el de ahora no lo es en absoluto.

Corríjame si me equivoco, pero... ¿No es eso defender el modelo de siervo medieval? Porque francamente, ni a mí, ni seguramente a usted, ni a nadie, le gustaría volver a ese estado hoy en día.

No se puede ser verdaderamente hombre sin ser libre, y los hombres (y mujeres, claro está) de antes del Renacimiento no eran libres. Estaban sujetos a la tierra y al señor feudal (señor que, en muchos casos, también administraba los asuntos espirituales). Eran pobres de solemnidad y, por lo general, no tenían instrucción alguna. Su "salvación" dependía exclusivamente de creer ciegamente en lo que el administrador de la fe de turno les dijese, en aquello que pudieran entender en una lengua, el latín, que les sonaba como a nosotros el chino ahora.

El Renacimiento lo que trajo fue una vuelta del saber antiguo, que había estado languideciendo durante cientos de años, custodiado sólo por unos pocos. Y para que ello fuese posible no hizo falta Leonardo ni Miguel Ángel ni Vitrubio algunos: el verdadero catalizador fue la imprenta, que permitió que saberes hasta ese momento patrimonio de unos pocos pudiesen serlo de muchos.

El resto (nominalismos, semipelagianismos, molinismos) son debates fútiles y estériles sobre el motivo verdaderamente importante de la cuestión: si el Padre nos crea libres y, por tanto, nuestra salvación depende de nuestro voluntario sometimiento a la Ley Divina (que no necesariamente tiene que ser la eclesial o la humana) o por el contrario entra en liza la Gracia, como una suerte de predestinación que no corresponde a todos.

Si eso es así, a mí mi lógica me dice que si por mucho que haga alguien no está destinado a la salvación, el comportamiento que se pueda tener en esta vida es irrelevante, porque las cartas vienen marcadas de inicio. Y eso me parece algo carente de sentido para un Creador de Universos. Si Dios nos crea, ¿lo hace para que nos "condenemos" por toda una eternidad por no cumplir todos y cada uno de sus preceptos (y habría que ver cuáles son los directamente inspirados por Él y cuáles por los hombres)?

Por cosas como ésta, y estos debates en términos técnicos que se apoyan generalmente en humo es por lo que la gente de hoy en día tiene en tan poca consideración el programa general del catolicismo. Si seguimos dando vueltas sobre Santo Tomás (que vivió hace muchos siglos) y sobre si el demonio tal o el pelagianismo pascual, habrá que comprender que a muchos estas cuestiones les suenen poco menos que a chiste. Dicho con todos los respetos, que me consta que se habrá trabajado el artículo, pero creo que estas especulaciones no tienen absolutamente ninguna base y no se tienen ya desde hace lustros.

Un saludo y perdone mi perplejidad sincera sobre estas cuestiones.


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A.G.:
Le agradezco el comentario.
Lo cierto es que en el post no trato aspectos sociopolíticos de la Edad media, pero puedo decirle que hay muchísimos prejuicios y denigración a este respecto. Muchísimas cosas buenas, muy buenas, tuvo la cristiandad medieval. Una sociedad que dedicaba catedrales góticas al Señor sólo puede calificarse de esplendorosa, aun teniendo defectos y problemas, que hay que estudiar.

Yo no pretendo decir que el hombre medieval fuera cristiano y el hombre moderno no lo sea, sino que lo que hubo fue una impostura, un cambio de modelo, de tal manera que el modelo cristocéntrico fue substituido por un modelo antropocéntrico que ha generado la crisis que vivimos hasta el día de hoy. Reforma o apostasía.

Saludo en Cristo, con María.
21/03/15 2:07 PM
  
ayante
Cristiano indignado:
Sin duda Alonso Gracián le podrá contestar mucho mejor que yo, pero me permito adelantar algunas ideas sobre lo que usted dice.

1. Su visión de la Edad Media es inexacta y deformada. El latín era la lengua habitual durante gran parte de la Edad Media, más cercana y comprensible de lo que es para nosotros ahora. En el aspecto social, está claro que no se pueden soñar paraísos pasados, pero si lee un poco al respecto se sorprenderá de cómo en ciertos aspectos hubo más libertad en la Edad Media que después. Primero por la limitación en las atribuciones prácticas del rey y demás gobernantes, segundo por el sometimiento de todos a la ley objetiva natural en lugar de la tiranía de la legislación positiva del monarca absoluto ilustrado del XVIII o del congreso de políticos plenipotenciario del s. XX. Pensemos que el vasallaje por su propia naturaleza era un contrato entre personas libres, no un sistema de esclavitud. Pobres de solemnidad e ignorancia los ha habido en todas las épocas y lugares. No veo porqué haya de ser la Edad Media el paradigma de ello y no los barrios obreros producidos por la Revolución Industrial del s. XIX. Se podrían decir muchas más cosas, le animo a que profundice en el tema. No idealizar, pero mucho menos demonizar con tópicos interesados vertidos por los anticristianos de la modernidad.

2. El tema de la verdad sobre la relación entre la libertad del hombre y la gracia de Dios, con la predestinación etc., sin duda es un tema difícil. Pero al solución no es hacerse la ilusión de que lo hemos aclarado con las tonterías intelectuales de moda, que no resisten la revisión de cualquier mente mínimamente ordenada y rigurosa. Más bien, lo que toca es recorrer con valentía todo el camino que la razón recta y sana nos permite, y quedarnos ante el misterio contemplándolo, y, cuando se es cristiano, aceptándolo con fe y esperanza.

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A.G.:
ayante, me gustó su comentario, que le agradezco. Habla vd con propiedad: "Más bien, lo que toca es recorrer con valentía todo el camino que la razón recta y sana nos permite, y quedarnos ante el misterio contemplándolo, y, cuando se es cristiano, aceptándolo con fe y esperanza". Añado "con el auxilio de la gracia".

Lo que dice de la Edad Media me parece muy interesante. Es una época incomprendida, en que se intentó sinceramente garantizar, como hoy no sospechamos, la ley natural y los derechos de Cristo, Señor de las sociedades.

Saludo en Cristo, con María.
21/03/15 3:56 PM
  
Quico
¿Al decir proteínico quiere usted decir proteico? La raíz es la misma - lo que da forma, como el dios Griego "Proteo" que adoptaba innumerables formas- pero no el significado. Normalmente proteínico se reserva para lo que se refiere a las proteinas y proteico para lo que adopta diversas formas cambiantes. ¿Sería tan amable de explicar en qué sentido, supongo que metafórico, entiende proteínico?
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A.G.:
Proteínico, de proteína. Es metáfora del voluntarismo, de esa ambición antropocéntrica de alimentar y nutrir y estructurar las propias fuerzas con normas y acciones y planes y proyectos que musculen la voluntad, considerada el centro. Ya sabe, eso de tu puedes conseguirlo, si fortaleces tu voluntad....todo es cuestión de proponérselo....
21/03/15 4:40 PM
  
Palas Atenea
Esto es lo que piensa Robert Spaemann sobre el principio de la navaja de Ockham: "Las estructuras materiales pueden ser portadoras de informaciones codificadas, informaciones dirigidas a un ser que puede comprender algo justamente como algo, es decir, captar el significado, El hecho de que una explicación funcional nos baste para entender el origen constitutivo de una estructura material, nada dice (ni a favor ni en contra) de la existencia de un segundo, incluso un tercer nivel de codificación que contenga un mensaje completamente distinto. La objeción de que la navaja de Ockham no nos permite hacer suposiciones de ese género, por ser superfluas para la explicación de aquella estructura, carece de fuerza suficiente. Un creador con poder infinito no está sometido a la navaja de Ockham."
Sabía que, más tarde o más temprano, nos encontraríamos con Spaemann. Gracias otra vez por hablarme de él.
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A.G.:
Interesantísimo cuanto dice Spaemann acerca del funcionalismo en la vida cristiana. Y sobre todo lo que apunta acerca de la tremenda dificultad que encuentra la Modernidad en aceptar la existencia del pecado original.

Sabía que le gustaría. Aunque es denso, tiene pasajes memorables.
21/03/15 6:07 PM
  
Néstor
Es notable que el voluntarismo ockhamista (y antes, escotista), que era una exaltación de la Voluntad divina, haya terminado siendo en la Modernidad una exaltación de la voluntad humana por encima de todo.

Es cierto que para exaltar la Voluntad divina Escoto y Ockham han debido afirmar en general la primacía de la voluntad sobre el intelecto, que se cumple por tanto también en el hombre.

Pero eso ha llevado a la negación de la verdad objetiva y de la capacidad de la inteligencia para conocerla. Si la inteligencia depende, en el orden de la especificación y no solamente del ejercicio, de la voluntad, entonces no depende del objeto real, y entonces, el conocimiento no rebasa el ámbito subjetivo.

Y entonces, no se puede afirmar con certeza y objetividad la existencia de Dios. Por ahí, por la negación nominalista de la Metafísica, se comienza a pasar del voluntarismo divino al voluntarismo humano.

Al final queda sólo el hombre, y en lo más alto del hombre, la voluntad.

Notable la observación de que es mala táctica combatir al protestantismo con el molinismo, como lamentablemente se hizo en la mayor parte de los casos. Jamás el protestante va a sentir así que se hace justicia a la parte de verdad que hay en su error.

Y además, se confirma de ese modo el supuesto erróneo que está en la base del protestantismo: que Dios y el hombre son competidores, en vez de reconocer el principio tomista fundamental: cuanto más depende de Dios, más libre y autónomo es el ser humano.

En cuanto a Miguel Ángel, la crítica es acertada. Con todo, mirando las reproducciones que trae aquí mismo: ¡qué pintorazo! :)

Saludos cordiales.
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A.G.:
En efecto, Néstor, como oportunamente apuntas, el voluntarismo ockhamista ha devenido en la Modernidad en una exaltación de la voluntad por encima de todo.

Como muy bien dices, se confirma esa concepción luterana de la vida cristiana como una competición entre Dios y el hombre, que de depravado que está, ha de ser arrasado por la gracia. Si el ser humano no es libre, la gracia sólo puede manipular la voluntad, no liberarla.

Sólo el queda al final el hombre, así es.

Pues sí, Miguel Ángel es un pintor, sobre todo un dibujante, extraordinario. Y en sus años maduros, un cristiano sincero y apasionado. Creo recordar que era Vasari el que cuenta cómo Miguel Ángel se quejaba indignado de lo mal dibujante que era Tiziano. Y es que Miguel Ángel tiene un sentido plástico escultórico, su línea es escultura gráfica, y estaba lejos de entender la mancha tizianesca, verdadero signo fáustico, anticlásico, como decía Spengler.

Gracias, y saludo en Cristo, con su Madre.
21/03/15 6:32 PM
  
Juan Mariner
De nada sirven lamentos y reproches, tenemos que valernos con lo que tenemos aquí y ahora. Hay que mirar para atrás sólo para que los errores del pasoado no vuelvan a producirse.
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A.G.:
Eso, mirar atrás para aprender de los errores del pasado y corregirlos, sobre todo porque no son errores tan pasados, que vivos y coleando están, bajo diferentes formas redivivas: modernismo, liberalismo, semipelagianismo y sobre todo, el error de los errores, actual y muy actual, el voluntarismo antropocéntrico.

Lo que se pretende es diagnosticar los males que nos aquejan desde su gestación para curarlos.

Gracias por el comentario, saludo en Cristo, con María.
21/03/15 6:37 PM
  
Néstor
El voluntarismo teológico de Ockham lleva también al agnosticismo metafísico y así al primado del hombre, mediante la disolución de las esencias de las cosas.

La Voluntad divina es declarada superior al orden de las esencias creables, que dejan por tanto de ser reflejos inmutables y necesarios de la Esencia divina Inmutable y Necesaria, y pasan a ser manufacturables, maleables por Dios.

No que Dios pueda darles la existencia o no a Voluntad, que eso es claro que es parte de la Libertad divina ante lo creado, sino que Dios puede además, según esta forma de ver, cambiar el contenido inteligible de las esencias mismas.

Descartes, el extraño "racionalista" que hereda esta forma de pensar ockhamista, dice entonces que dos más dos son cuatro porque Dios así lo ha querido.

Y entonces, la inteligencia humana ya no tiene un orden de verdades necesarias e inmutables en el cual apoyarse para trascender el plano de la experiencia sensible cambiante y contingente.

Por este camino también deja de ser posible la Metafísica, y con ella, la Teología natural o racional. Se impone el agnosticismo metafísico y teológico, y con él, el antropocentrismo.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Nada que añadir a tu magnífico comentario. Lo has clavado. Apúntalo para un post, jeje
21/03/15 6:45 PM
  
Néstor
Por eso, una de las contradicciones más grandes del progresismo católico es combinar el afán ecuménico de cara al protestantismo con la teología molinista.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Una verdad como un templo.
21/03/15 6:54 PM
  
Néstor
En efecto, gran dibujante ante todo. Y es cierto, escultórico, de volúmenes, por ahí todavía hay un cierto intelectualismo, es decir, no queda todo reducido a la impresión sensible.

Por otra parte, no se trata de lamentarse del pasado, sino de conocer la verdad histórica, para que no se nos ofusque hoy día el conocimiento de la verdad en general. Para que no nos la cuenten, como dice otro "blogger".

Porque lo que tenemos aquí y ahora es ante todo a Dios y a su oferta de salvación, a su gracia que nos ofrece la posibilidad de caminar en la Verdad y no en lo cuentos, que por más presentes que sean, no son nada.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Je, desde luego, nada de nada.
Eso, para que no nos la cuenten...
21/03/15 7:20 PM
  
Luis Fernando
Nestor:
Por eso, una de las contradicciones más grandes del progresismo católico es combinar el afán ecuménico de cara al protestantismo con la teología molinista.

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LF:
Básicamente el problema que el número de teólogos ortodoxos conscientes de esa gran verdad que has escrito es escasísimo.
Y la verdad, los únicos protestantes con los que yo creo que merece la pena intentar llegar a ciertos acuerdos sobre la doctrina de la gracia son los que ven el molinismo como semipelagianismo puro y duro, que es de paso aquello de lo que acusan a los protestantes arminianos, que hasta la llegada del pentecostalismo eran minoría entre los propios protestantes.
21/03/15 7:23 PM
  
Néstor
Luis Fernando: Es notable que los pentecostales sean arminianos, como me he enterado hace poco, porque vistos desde fuera parece que acentuasen tanto lo sobrenatural.

Saludos cordiales
21/03/15 7:43 PM
  
Luis Fernando
En realidad los pentecostales no se meten en jardines teológicos "complicados". Pero en mi opinión la mayoría son arminianos... sin saberlo.
Les pasa igual a infinidad de católicos, que son semipelagianos sin saber lo que significa esa palabra.
21/03/15 7:52 PM
  
Tikhon
Ante todo gracias por tus artículos que leo con gusto desde el comienzo, aunque hasta hoy no haya participado.

¡Cuánto me alegro de escuchar todo lo que se dice en los primeros tres párrafos!

Desde hace muchos años (segúramente desde mis tiempos "guenonianos") defiendo que la decadencia de la cristiandad comenzó en el mal llamado "renacimiento" (en realidad el renacer del paganismo). Y eso, si se quiere verlo, también se ve en el arte, en la arquitectura, en la escultura y en la música, además de en la filosofía y en la teología.

Pero parece que muchos no quieren verlo y entonces tenemos la impresión de que esta apostasía y decadencia han comenzado hace cincuenta años.

No, esto es el resultado patente de algo que comenzó discretamente (o no tan discretamente...) muchísimo antes.

Que Dios te bendiga y el Espíritu Santo ilumine tu inteligencia para seguir ilustrándonos.

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A.G.:
Así es, Tikhon, muchos no quieren verlo, pero es así. El monstruo ya apuntaba maneras desde el amanecer del nominalismo en la última Escolástica, la decadente, y tomó alma de Leviatán en el Renacimiento, una época sobreidealizada injustamente en detrimento de la Edad Media.

Te agradezco tu observación, y te ruego vuelvas a comentar en este blog.

Saludo en Cristo, con su Madre de Gracia.
21/03/15 8:19 PM
  
Beatriz
La gracia doblego mi voluntad e hizo que quiera y fue un proceso doloroso del que no me enorgullezco, lo acepto como pura misericordia y lo agradezco.
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A.G.:
Claro, Beatriz, porque la gracia nos viene por la Cruz del Señor, que nos hace participar de su vida.
Gloria a Dios.
21/03/15 8:28 PM
  
Joaquín
El error que se ha cometido con la navaja de Ockham es haberla transformado del principio heurístico (es decir, aquél cuya función es ayudar a descubrir verdades) que era originalmente en poco menos que una verdad necesaria sobre el mundo.
Por otra parte, no olvidemos que el nominalismo y el voluntarismo ockhamianos (que están íntimamente unidos) pretendían salvaguardar la libertad divina para crear el mundo tal como es, algo que quedaba un poco a la intemperie con determinadas posturas escolásticas que amenazaban con despeñarse en el averroísmo (el cual niega por las bravas que Dios fuera libre para crear el mundo, afirmando que lo creó como es porque no podía hacerlo de otro modo). El problema es que cayó en el extremo opuesto (al igual que antes la teología musulmana, si bien sin llegar a las exageraciones de ésta), de modo que al negar la existencia de conceptos universales abrió un abismo insondable entre la razón y la fe (que nunca volvió a cerrarse) y al exaltar en exceso la voluntad divina abrió otro aún más insondable entre la verdad y la libertad humana (abismo que no solo no se ha cerrado sino que se ha agrandado con el tiempo).
________
A.G.:
Lo de la navaja viene de atrás, no es exclusivo de Ockham. Este sólo fue la cabeza pensante y repensante principal.

Con el nominalismo en general ocurre que idolatra lo arbitrario y hace irrumpir el reino de lo subjetivo absoluto: piensa que bueno es lo que Dios quiere en cada momento. Por ejemplo: si ahora Dios quiere que la anticoncepción sea buena, es buena. Si mañana quiere que sea mala, será mala. Esta forma pervertida de pensar está presente, muy presente, en el católico buenista de hoy.


Le remito al comentario de Néstor de más abajo, que aclara bien su comentario.

Gracias por comentar.
21/03/15 8:28 PM
  
Palas Atenea
Gracias, Néstor, por tu magnífico comentario. Lo mismo digo del contenido del post. La metafísica es lo que hoy se echa en falta. Sostener el ser, no a la manera de Heidegger, sino sostener el ser en Dios es lo que necesitamos y para eso tenemos que ser necesariamente cristocéntricos, porque dependemos, no de nuestra voluntad, sino de su gracia.


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A.G.:
Qué bien lo dijiste, Palas Atenea:

"Sostener el ser, no a la manera de Heidegger, sino sostener el ser en Dios es lo que necesitamos y para eso tenemos que ser necesariamente cristocéntricos, porque dependemos, no de nuestra voluntad, sino de su gracia."
21/03/15 8:43 PM
  
Néstor
Sí, había averroísmo en la Edad Media, y se basaba en filosofía en Aristóteles, y negaba la libertad divina, pero para nada había algo así en Santo Tomás, que reconoce a Dios la libertad de dar existencia o no, a voluntad, a las esencias de las cosas.

Pero los agustinianos del tiempo de Santo Tomás pensaban que al asumir a Aristóteles aquel había caído en la tesis averroísta negadora de la libertad del Creador y Redentor.

Y por eso, esa falsa opinión sobre el tomismo terminó decantándose por la línea escotista y ockhamista en un "voluntarismo divino" que hacía que las esencias de las cosas creables dependiesen, para su contenido inteligible, de la libre Voluntad divina, en vez de depender solamente de la Esencia y el Intelecto divino como enseña Santo Tomás.

En efecto, el Aquinate dice que contemplando la Esencia divina absolutamente Necesaria, el Intelecto divino ve las infinitas formas posibles en que esa Esencia divina puede ser participada, y así ve las infinitas esencias creables posibles.

Todo eso con anterioridad a cualquier decisión de la Voluntad divina, y por eso las esencias de las cosas son necesarias e inmutables, no en cuanto a su existencia, obviamente, sino en cuanto a su contenido inteligible, sus notas constitutivas.

Pues dada la Esencia divina Necesaria, los infinitos modos distintos en que puede ser participada también son necesariamente esas posibilidades que son.

Avicena iba más lejos, y decía también que de esa sola Intelección divina procedía también la existencia del mundo creado, con lo cual eliminaba la libertad del Creador.

Santo Tomás, en cambio, enseña que para que esas esencias finitas posibles, internamente necesarias, tengan la existencia, no alcanza con el Intelecto divino, sino que hace falta la libre intervención de la divina Voluntad.

Así que mientras el avicenismo y el averroísmo tendían a un panteísmo en el que todo sería necesario, como en Spinoza, el escotismo y el ockhamismo nos han dejado en un mundo caótico en el que todo es contingente y variable.

En ambos casos, por no seguir a Santo Tomás.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Gracias Néstor por aclararlo.
21/03/15 9:06 PM
  
Palas Atenea
Hay un libro que tengo en mucha estima pero que no puedo recomendar a nadie porque es de segunda mano y está editado por la Editorial Razón y Fe, S.A de Madrid el año 1942. La razón de mi afecto especial por él es porque es el canto del cisne del que pudo ser un gran teólogo jesuita hasta que truncaron su vida el 2 de febrero de 1945: El padre Alfred Delp. Se llama "Existencia Trágica" y es una crítica temprana de "Ser y Tiempo". Heidegger tuvo la osadía de estudiar al ser, cosa bastante olvidada, pero ya en 1936-el libro fue impreso en alemán por esa fecha-el P. Delp dice lo siguiente: "La filosofía de Heidegger vuelve a parar, en último término, en un pars pro toto. La intención única que la movía era "ganar el horizonte trascendental del problema sobre el ser". Esta intención tiene que fracasar, porque de la Subsistencia, punto inicial y céntrico del problema, tiénese en cuenta sólo una parte en ambas direcciones; por la horizontal, considerando únicamente el complejo de conciencia indivisible que resulta del contacto con el mundo, y considerándolo sólo en los elementos de su estar relegado al mundo; por la vertical, olvidando todas las indicaciones hacia arriba. En la tensión que se establece entre esta pretensión, los comienzos y el rendimiento final hállase contenida la desazón e insuficiencia de esta filosofía."
De ahí que el existencialismo, que pudo de alguna manera parar mientes de nuevo en el ser, no consiguió su objetivo al fallarle la dimensión vertical que une al ser finito con Dios.
21/03/15 9:23 PM
  
Juvenal_
En algún sitio leí que Miguel Ángel había tomado la imagen de la creación del hombre del Veni Creator, Dextrae Dei tu digitus.
22/03/15 8:04 AM
  
Alejandro LC
Si he entendido bien se afirma que hay cosas que no han sido creadas por Dios, como por ejemplo las matemáticas y, en general, las leyes que rigen la Creación, ya sean las leyes físicas que gobiernan la materia o las leyes de la verdad que gobiernan "los cielos". ¿Qué se afirma entonces de esas leyes? ¿Que son parte de Dios mismo o que tienen existencia anterior o externa a Él?
22/03/15 11:32 AM
  
Tulkas
Como explicación general es válida, pero no termino de ver qué aspectos concretos de la vida de la Iglesia quedaron empañados del antropocentrismo... La controversia de Auxiliis?? Al final un tecnicismo académico.

Yo veo anteopocentrismo, y mucho, en ciertas realidades eclesiales, pero ¡de los últimos cien años! Para empezar, la más grave, la que más nos afecta a todos, la deriva de las etapas finales del movimiento litúrgico y la reforma postconciliar antropotrópica, pseudoarqueológica y modernista.

Haría falta, por tanto, poner casos claros de "fe reducida a moral", por ejemplo. Y si el peoblema era la praxis pastoral, la predicación... Jejeje... "Cualquiera tiempo pasado fue mejor".

Valdrïa decir, eso sí, que la Iglesia no supo o no pudo enfrentarse a la primera modernidad (el Renacimiento), sucumbió ensangrentada a la segunda (la Revolución), le plantó cara eficaz a la tercera (la Era Industrial) y desconcertada por la cuarta (el Siglo XX)... /EDITADO/
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A.G.:
Hombre, Tulkas, no se pase, jejeje, decir que la Iglesia ha ofrecido..., o lo del modernismo ... etc. se le fue la mano, contrólese.

A lo mejor en otro post concreto más y pongo ejemplos, como dice. Este artículo me quedó muy largo....

El post trata del antropocentrismo que surgió tras la Caída de la Escolástica, y produjo un cambio de modelo en la vida espiritual. Y esto creo que queda demostrado.

Saludos en Cristo
22/03/15 11:38 AM
  
Reader
Cristiano Indignado: "El resto (nominalismos, semipelagianismos, molinismos) son debates fútiles y estériles sobre el motivo verdaderamente importante de la cuestión: si el Padre nos crea libres y, por tanto, nuestra salvación depende de nuestro voluntario sometimiento a la Ley Divina (que no necesariamente tiene que ser la eclesial o la humana) o por el contrario entra en liza la Gracia, como una suerte de predestinación que no corresponde a todos."

Lo que plantea es erróneo. La doctrina católica definida es que sólo el hombre puede salvarse por la gracia, sin que se niegue el libre albedrío. Nadie puede salvarse fuera de la gracia. El debate gracia o libre albedrío no es católico: la católico es gracia Y libre albedrío. El hombre se salva al colaborar con la gracia, siendo la iniciativa siempre de Dios. El justo va haciendo méritos al ir colaborando, siempre sostenido por Dios. El hombre también puede resistirse a la gracia. Con respecto a la predestinación, es un dogma, y de nuevo, no hay que contraponerlo al libre albedrío: el hombre tiene verdadero libre albedrío. Dios ya ha decretado a los elegidos (sin negar el libre albedrío), quedando aún abierto al debate el cómo: sea en previsión a sus méritos, a la colaboración (post praevisa merita) o siendo los méritos consecuencia de la elección divina (ante praevisa merita).

A Alonso Gracián: el molinismo, el original, no niega la doctrina católica definida. Otra cosa es la doctrina semipelagiana que está extendida entre el pueblo "ortodoxo", que usted menciona. La cita de Pablo V ("la gracia doblega la voluntad humana y hace que quiera") también corre el peligro de ser malinterpretada si se tiene la mentalidad disyuntiva y se niega el libre albedrío. En el campo de la gracia eficaz hay libertad de opinión: extrínseca (en previsión de que el hombre coopere con su libre albedrío) e intrínseca (la misma gracia mueve al hombre a cooperar y éste lo hace libremente).

Por cierto, si lee textos medievales verá cómo la vía purgativa, penitencial, ascética, etc era también muy prevalente...mucho antes del Renacimiento o de Molina.
22/03/15 1:11 PM
  
Joaquín
Alejandro LC: ni las matemáticas ni las leyes de la física ni las leyes de la lógica han sido creadas por Dios, por el simplicísimo motivo de que son creaciones HUMANAS (esto está hoy firmísimamente establecido). No le busques tres pies al gato con esa cuestión. Insisto: ni han sido creadas por Dios ni son parte de su esencia ni son eternas ni tienen existencia externa a Él. Son (nunca insistiré lo suficiente en esto) creaciones HUMANAS, como lo son las pinturas y esculturas de Miguel Ángel a las que se alude en este artículo. Estas creaciones humanas, eso sí, describen el mundo real sorprendentemente bien. Pero hay que tener en cuenta que hoy día se ha visto que lo que parecían leyes universales y necesarias no son otra cosa que modelos y descripciones de cómo funcionan las cosas. Modelos que a veces son válidos pero otras no (así, la geometría de Euclides no funciona para describir el espacio a gran escala, la ley de la gravedad de Newton no es aplicable cerca de estrellas muy masivas, la teoría ondulatoria de la luz no explica fenómenos como el efecto fotoeléctrico, la ley de Ohm de circuitos eléctricos no rige en los transistores, etc.).
22/03/15 1:46 PM
  
Tulkas
Dos cosas:

- No creo que quede demostrado. Queda demostrado un giro cultural. Bien. Pero hasta qué punto ese giro afectó a la doctrina, praxis y vida de la Iglesia, y esto además de manera negativa y persistente, no queda ni demostrado ni mostrado.

- Con respecto al modernismo no me refiero a que el rito reformado contenga aspectos formalmente heréticos, sino a que participa de la actitud del modernismo: no terminar de negar ni de afirmar, no hablar con claridad, ser católico sólo en tanto que potencialmente interpretable.
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A.G.:
Que hay un cambio de modelo cultural en general queda demostrado, de largo. Fíjese la cantidad de autores que cito. Lo demás que dice es cosa que no está en mi mente tratar.

Lo que dice de la participación del rito de la actitud del modernismo etc.... a ver, déjelo estar, porque no voy a entrar en ese debate, ni me gusta para mi sala de comentarios; ya le dije en el primer comentario que se controlara, al menos en este blog, y además se lo dije con buen humor.

Ahí lo dejamos.

Saludos cordiales
22/03/15 2:19 PM
  
Maria-Ar
Delicioso post!!
+
22/03/15 7:23 PM
  
Francisco
Sus posts son un aire fresco que nos dan a conocer a los profanos aspectos no recordados actualmente. Me permiten discernir las corrientes que no hay que seguir así como ampliar mi formación religiosa.
Gracias y que Dios y la Virgen Santísima le bendigan
22/03/15 8:19 PM
  
Alejandro LC
Joaquín, no me estoy refiriendo a las leyes que rigen la Creación tal y como las va formulando el intelecto humano sino a las leyes verdaderas de las que las formulaciones humanas son solamente aproximaciones. En matemáticas existe el concepto de sistema formal, con elementos y leyes/reglas que los manipulan, permiten crear compuestos de ellos y rigen sus relaciones. Un ejemplo es el conjunto de números naturales y las operaciones aritméticas básicas. Trasladando este modelo a la Creación, podemos decir que existe esta (Cielos y Tierra, espíritu y materia), y las leyes que lo gobiernan. Pues bien, si mal no he entendido lo que se discute en este artículo y los comentarios, me gustaría conocer qué explica el tomismo al respecto. Es Dios el que ha establecido estas leyes, y por tanto son arbitrarias en cierto sentido, o estas leyes son universales y por tanto tienen existencia externa a Dios y constriñen su libertad creadora, o, finalmente, son estas leyes parte de Dios?

Por mi parte me inclino a pensar que Dios ha establecido las leyes, y del mismo modo los seres humanos podemos inventar leyes propias y regirnos por ellas con la enorme salvedad de que esto implicaría actuar en contra de las leyes establecidas por Dios. Además, considero que lejos de ser "arbitrarias" las leyes divinas establecen un delicado equilibrio que permite la grandiosidad y diversidad de la Creación, incluyendo la existencia de una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios y dotada de libertad. Es decir, no son leyes arbitrarias tales que puedan ser alteradas por el ser humano sin grave daño, ni leyes tales que Dios vaya a cambiarlas por misericordia para con los pecadores pues destruirían la armonía de la Creación.

Si he mencionado explícitamente las matemáticas es por haber leído al Padre Fortea en su libro "Historia del mundo angélico", "las matemáticas existían por sí mismas. No habían sido creadas por el Creador". En su momento me pareció algo claramente incorrecto, y ahora, tras un tiempo, al leer este artículo y los comentarios he pensado que era una idea vinculada al tomismo, y por esto he pedido una aclaración.
22/03/15 9:11 PM
  
Néstor
Las esencias de las cosas, que son la base de todas las leyes, de las que tienen necesidad metafísica y de las que tienen necesidad solamente natural, son creadas por Dios en el sentido de que reciben de Él la existencia, el acto de ser, al crear Dios el mundo.

No son creadas por Dios, en el sentido de que, antes de la creación del mundo, como puras esencias posibles, son necesariamente las que son, internamente, en sus notas constitutivas, independientemente de la libertad divina, porque son las participaciones posibles de la Esencia divina Necesaria.

No ese que sean parte de Dios, sino que existen "eminentemente" en Dios en tanto que la Esencia divina es el Ejemplar de todas ellas.

Las verdades necesarias que tienen necesidad metafísica, no solamente natural, no dependen de la libertad divina, porque entonces no serían necesarias, sino contingentes: habrían podido ser falsas si Dios así lo hubiese querido.

Por el contrario, estas verdades no pueden ser falsas, porque dependen del principio de no contradicción, pues su negación es contradictoria.

Y el principio de no contradicción no puede ser negado, porque negar algo implica aceptar el principio de no contradicción.

El principio de no contradicción es una ley del ser antes que del pensamiento, porque toda su evidencia se apoya en la oposición irreductible entre el ser y el no ser.

Otra cosa son las leyes naturales, que al no depender del principio de no contradicción, no tienen necesidad metafísica. Sin embargo, dependen de la esencia de las cosas creadas, de este modo: son lo que necesariamente resulta en el mundo si no interviene directamente la Causa Primera.

La libertad divina sí ha decidido qué esencias serán creadas y formarán parte del mundo creado, en ese sentido las leyes naturales actualmente vigentes dependen de la libertad del Creador.

Saludos cordiales.
23/03/15 2:12 PM
  
Néstor
El tema de fondo aquí es que la libertad absoluta es contradictoria e imposible. Para toda libertad pensable, hay ciertas cosas de las que no es libre. Y eso vale también para la libertad divina.

Por ejemplo, nadie puede ser libre de ser libre o no ser libre. No se puede elegir si se va tener o no la capacidad de elección. Para hacer esa elección, habría que tener ya esa capacidad, y entonces no sería objeto de elección.

Nadie puede elegir tampoco entre venir a la existencia o no venir a la existencia. Si ya existe, no puede hacer esa elección, llega tarde, y si no existe, menos todavía.

Nadie puede elegir tampoco entre existir desde siempre o no existir desde siempre. Si ya existe desde siempre, no puede elegirlo, y si no existe desde siempre, no puede elegirlo, tampoco.

Y hay montones de cosas que no están disponibles para la libertad divina, como dejar de ser Dios, dejar de ser bueno, dejar de ser santo, pecar, etc.

Saludos cordiales.
23/03/15 2:24 PM
  
Alejandro LC
Muchas gracias por la respuesta, Néstor. En particular la explicación del principio de no contradicción me ha dado que pensar, y creo que tendré que consultar más en detalle qué enseña el tomismo.

Mi punto de vista actual está influenciado por el pensamiento oriental, pero también por las diversas fisuras que la ciencia ha ido encontrando en lo intelectual, principalmente en el siglo XX, de las que las paradojas son una indicación.

En general pienso que Dios es inefable para la Creación. En lo material, y en lo celestial, que asocio al plano intelectual, solo podríamos reconocer su huella. Sin embargo, Dios nos ha concedido otra facultad mediante la infusión de Su Espíritu, perdido o cegado en el diluvio y renovado con el bautismo, que sí nos permite acceder a Él. La fe sería un sentido del Espíritu, y en general la vía mística, y nunca del intelecto, de las emociones o del cuerpo físico.

Por esto, pienso que los esfuerzos intelectuales son útiles pero incapaces de alcanzar a Dios. Por esto mismo Dios habría ido escogiendo repetidamente de entre lo más débil de la Creación para comunicarle. Jesucristo no escogió filósofos ni fariseos, ni personas ricas en lo material. Es decir, es útil desarrollar el intelecto para reconocer en él toda la huella de Dios, del mismo modo que es útil avanzar en la correcta relación para con las criaturas materiales. Sin embargo esto no es necesario y cualquiera, rico o pobre, inteligente y culto o estúpido e inculto puede acercarse a Dios por medio de nuestro más elevado don, el espiritual, del que la fe es un sentido.

Pienso que también las leyes que gobiernan lo intelectual son criaturas, y por tanto arbitrarias. De hecho, estas leyes serían las únicas criaturas, junto con la criatura "idea"/cielos y la criatura "materia"/tierra. Estas leyes darían forma a la diversidad de la Creación actuando sobre estas dos primeras criaturas (Gén 1:1), y Dios las habría ido disponiendo a lo largo de los siete días de la Creación, inicialmente vacía y en caos como vemos en Gén 1:2.

Por ejemplo, hablamos de la existencia, y pienso que no se puede aplicar ese concepto a Dios al tiempo que a las criaturas. En cierto sentido solo puede existir la criatura, porque existir implica la posibilidad de no existir. Decir que Dios existe eternamente me parece insatisfactorio, una metáfora, una transposición del sentido de la palabra existir. Pienso que Dios ni existe ni deja de existir. Hablar de la existencia de Dios supone abrir la puerta al debate sobre su posible no existencia.

Ahora bien, estoy equiparando ser y existir, y quizá el tomismo aclare esta diferencia, de modo que Dios ES y la criatura, existe, y nunca "existe" Dios ni la criatura "es".

Siguiendo las ideas del pensamiento oriental, que por ahora pienso que son acertadas en este punto, me parece que un excesivo apego al intelecto es análogo a un excesivo apego a lo material. Tanta riqueza es una como otra, y ambas contribuyen a silenciar ese sentido espiritual que tenemos tan cegado por la acción de la serpiente, y que nos permite el conocimiento místico de Dios.

Ahora bien, por supuesto, yo no soy las ideas que tengo en mi mente, de modo que si encuentro error en ellas, tendré que cambiarlas en la medida de mis posibilidades intelectuales.
24/03/15 7:23 PM
  
Néstor
No es que el pensamiento oriental, o algún pensamiento en general, logre apartarse del principio de no contradicción. Eso se puede verbalizar, pero no se puede pensar.

De lo contrario, el que niega el principio de no contradicción debería decir: "sí, el principio de no contradicción es una verdad absoluta y universalísima". Ahí recién se estaría acercando a una negación coherente de dicho principio.

Aunque ¿para qué ser coherente, si se niega el principio de no contradicción?

Al final, la única "solución" es la de Aristóteles: volverse planta.

Por supuesto que con el que niega el principio de no contradicción no se puede discutir, como no se puede jugar al ajedrez con que no acepta las reglas de ese juego.

La única "superación" admisible del intelecto sería que la se pudiera comunicar a los demás místicamente, sin pasar por la facultad intelectual. En ese caso, es claro que no se usarían tampoco palabras. De lo contrario, estamos recurriendo al intelecto y dependiendo de él y de sus leyes en el mismo discurso por el cual decimos que éste está superado.

La fe no es una facultad, es una virtud. Es decir, no nos da una nueva facultad de la que carezca inicialmente la naturaleza humana, sino una disposición habitual a usar de cierto modo las facultades que tenemos, inteligencia y voluntad.

El acto de fe es un acto de la inteligencia, movida por la voluntad, con la ayuda de la gracia. Creer es asentir a una verdad de la cual no tenemos evidencia ni demostración, pero que nos es comunicada por alguien en cuya palabra entendemos que podemos confiar.

La fe no es un sentido misterioso dado por Dios para que veamos o conozcamos algo, sino que es una virtud infundida por Dios en nuestra alma, y en nuestra facultad intelectual, para que creamos en lo que Dios nos dice, nos revela, es decir, para que demos nuestro asentimiento a verdades de las cuales sólo nos consta que Dios las afirma como tales.

Lo cual supone que Dios nos habla. Y lo hace mediante palabras humanas intelectualmente asequibles, a través de los Profetas, Apóstoles, y su Hijo hecho hombre.

Es algo análogo a la fe que ponemos en el médico cuando nos manda tomar una medicina cuya naturaleza y efectos desconocemos.

Paradójicamente, es intelectualismo hacer de la fe, que es una capacidad de creer, simplemente, una facultad de ver o sentir, o de conocer mística o esotéricamente, en general.

La fe es más humilde que las especulaciones de los filósofos, y también mucho más humilde que los sentidos esotéricos o místicos: es creer en lo que alguien nos dice. En el caso de la fe cristiana, ese Alguien es Dios.

Y la Palabra de Dios no nos llega por ninguna vía esotérica o mística, sino a través de la palabra humana de los Profetas, los Apóstoles y el mismo Verbo Encarnado, tal como las trasmite la Iglesia Católica.

Salvo que se niegue los principios de no contradicción y tercero excluido, en cuyo caso todo diálogo es imposible (en efecto, para la persona que niega esos principios "sí" podría ser "no", y "de acuerdo" podría ser "discrepo", etc.), no se puede hablar de nada que ni exista ni no exista. "Ni exista", en efecto, quiere decir que no existe.

Ahora bien, decir que Dios no existe es hacer profesión de ateísmo.

Con todo respeto, el misticismo que desprecia el intelecto es barato y no católico.

Saludos cordiales.
24/03/15 7:57 PM
  
Néstor
En cuanto a la existencia, hay dos posibilidades: algo existe, o no existe. Si existe, también hay dos posibilidades: o puede no existir, y es contingente y creado, o no puede no existir, y es Dios, el Ser Necesario.

Saludos cordiales.
24/03/15 8:51 PM
  
Alejandro LC
Gracias por su respuesta, me ha dado bastante que pensar.

Quiero aclarar que de ningún modo desprecio lo intelectual, así como tampoco desprecio lo material. Creo que son bendiciones de Dios y aspectos integrales del ser humano. Sin embargo, me resisto a someter de ninguna manera a Dios, ni ante lo material ni ante lo intelectual. Si se halla que el principio de no contradicción, por ejemplo, es una raíz necesaria sobre la que trabajar en el plano intelectual, me parece muy razonable, y diría que es la manera en que la voluntad de Dios ha estructurado los cielos. Mi problema está, repito, en someter a Dios ante ninguna otra cosa. Sin embargo, asumo que no conozco apenas el pensamiento tomista y que quizá no esté teniendo en cuenta algo fundamental que supere esta objeción.

Respecto a la fe, me he expresado mal. Realmente me refería a algo más que simplemente creer. Un ejemplo más claro de lo que llamo sentido "místico" son los profetas, que hablan lo que han visto y oido en visiones, y también lo que sencillamente el Espíritu Santo infunde en su alma. San Pablo nos dice que nadie puede decir que Jesucristo es el Señor sino en el Espíritu Santo. Es decir, a mi modo de entender, todo carisma del Espíritu Santo es un don que el individuo que lo posee traslada a la Creación, ya sea al plano material (sanación, etc) como al plano intelectual (predicar la Palabra, etc). El individuo movido por el Espíritu actúa o verbaliza, pero el impulso proviene de algo que está más allá de lo material y de lo intelectual, algo que ni un animal ni una inteligencia artificial podrán ejecutar aunque dispongan de medios para actuar respectivamente en el plano material y en el intelectual. Por esto considero tan esencial el bautismo, que a mi modo de ver restauraría el espíritu caido, y el peregrinar por el desierto, que conformaría tanto el cuerpo físico como el intelecto a la acción del Espíritu, con destino final en los "nuevos cielos y nueva tierra" que se nos promete al final del Apocalipsis.

Respecto a Dios, yo digo sin problemas lo que Él nos ha dicho de sí: que Él ES el que ES, algo que considero superior a la mera existencia. Yo existo, y podría dejar de existir, Él ES. El ser humano puede llegar a SER en la medida en que se conforme según la acción del Espíritu Santo en él, primeramente por el bautismo y después por la dominación del intelecto y del cuerpo.

Dicho todo esto, estoy viendo que tendré que introducirme en el pensamiento de Santo Tomás con algo de detalle para decidir con mayor propiedad.

Saludos cordiales.
24/03/15 11:20 PM
  
Joaquín
Alejandro LC: cuidado. Estás resbalando por la pendiente que, a no ser que eches el freno, te llevará de cabeza al gnosticismo.

25/03/15 8:50 AM
  
Alejandro LC
Gracias por la advertencia Joaquín. De hecho he estado pensando a raíz de estos mensajes, y me parece que estoy equivocándome en algunas cosas. Por ejemplo, el Padrenuestro indica que Dios está en el cielo, y yo estaba argumentando en otro sentido.

Gracias de nuevo por vuestas respuestas, me han sido de gran utilidad.
25/03/15 4:19 PM
  
Gabriel B.
Habitualmente, cuando se enseña filosofía en los colegios, se hace un salto "olímpico" desde la Antigüedad Clásica a la Ilustración, eludiendo todo este largo período que abarca San Pablo, San Agustín, Santo Tomás, la Escolástica, la filosofía árabe e incluso los comienzos del Renacimiento.
Gracias por el artículo
25/03/15 6:58 PM
  
Juan Andrés
Todos los artículos de Alonso Gracián los leo con detenimiento e intentando comprenderlos, aún aquellos de alto vuelo académico o intelectual, pero debo reconocer que en más de una ocasión superan mis limitaciones. Pero para quienes quizás estemos dentro del campo de la "fe de los sencillos", nos queda como resultado que es suficientemente claro que sin Él no podemos hacer nada, y desde esta afirmación de nuestro Señor se advierte que cualquier antropocentrismo es camino a la perdición. Muchas gracias y siga Alonso por esta senda.
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A.G.:
Gracias por leerme, Juan Andrés. Lo que dices, es la verdad: sin Cristo, nada podemos. Todo antropocentrismo nos distrae de esta tremenda y gozosa realidad.
25/03/15 11:17 PM
  
José Luis
Yendo a las Sagradas Escrituras, he visto que la actitud de tantos pintores que se dedicaban a pintar desnudos, o fuerza física, es antinatural, porque es pecado, Estas pinturas nunca me han gustados porque ofenden al Señor, y si alguien pudiera decir que exagero, que primero se lea la Sagrada Biblia, y veremos como Dios reprueba estas cosas.

Sí, ya sé que en el Vaticano hay algunas de esas pinturas, yo amo a la Iglesia y al Vaticano, pero las cosas que están mal para los ojos de Dios, también debe estarlo para nosotros.

No todos los pintores tienen interés por la Sagrada Escritura, si Miguel Ángel hubiera buscado sinceramente las enseñanzas de Dios, no hubiera hecho tanta musculatura en sus personajes.

Y más importante aún, si un cristiano se dedica constantemente a la oración, se alejará de todo lo que sea desnudismo, pues en los desnudos entra el demonio.

Los que hacen ejercicios de musculación, termina por perder de vista al Dios de nuestra salvación, Además, termina siendo roídos por los gusanos, y todo el esfuerzo para nada, un trabajo de musculación, para nada.

Gracias, Alonso, por este articulo tan claro y veraz. Dios siempre te bendiga, hermano.

26/03/15 9:52 AM
  
Cos
La verdad es que es curioso el ver como con el renacimiento no solo llegó una cierta decadencia del Tomismo, una escolástica viciada, también una época oscurantista de búsquieda de la piedra filosofal, magia y gnosticismo brumoso y charlatán.
Leyendo los comentarios de "Cristiano Indignado" uno se da cuenta del mal que ha hecho el pensamiento progresista en la gente. La gente cree que como en el renacimiento hubo avances técnicos ésto indica que fue una època de luz y esplendor en la humanidad, sin darse cuenta de que los avances técnicos nada tienen que ver con ésto. Lo mismo trae el siglo la vacuna contra la poliomelítis que la bomba atómica. Y lo mismo se hace sobre el prójimo profesión de la virtud de la caridad por obra de la gracia que se le puede emular en sus actos en razón a oscuros o intrincados mecanismos psicológicos.
Viendo estos días las imágenes del estado islámico destruyendo el legado artístico de los sumerios del museo de Mosul o al ciudad parta de Hatra se da uno cuenta de la maravilla perfeccionista de los artístas del mundo antiguo. En realidad nada hemos evolucionado.
Y qué buena, Don Alonso, la imagen sintética de los frescos de Miguel Ángel sobre la Capilla Sixtina. Yo siempre uso una máxima cuando hablo con la gente: Es la sobervia, siempre es la sobervia.
Que bien se ve todo, cuanta claridad, cuando todo queda alumbrado bajo la luz del sentido de la Gracia. No somos nada :), algo tan evidente, tan sencillo de ver . . .
26/03/15 11:15 PM
  
Ikari
Realmente aprendo mucho de sus artículos y de los comentarios de los lectores que lo complementan.
27/03/15 4:22 PM
  
Mariana
Para el Prof. Alfonso Gracian:
Del autor Bloy que dice releer periódicamente, se refiere a León Bloy? De este autor es la obra: La mujer que llora? o la dama pobre? Y en caso afirmativo, ¿Qué otros libros tiene escritos?, ¿Dónde se pueden conseguir los libros de Leon Bloy?

Tengo además otra duda que no se si se salga del tema de este
artículo: Yo me quedé en que estábamos en la "postmodernidad", ¿es esto correcto?, o cómo se llama a esta época de confusión intelectual?
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A.G.:
Hola Mariana, gracias por preguntar. Te respondo.
En efecto, me refiero a León Bloy. Sí, esas obras que cita son suyas, todas maravillosas, por cierto. Se puede comprar en librerías una selección de sus Diarios, editorial Acantilado, que también tiene publicada la "Exégesis de lugares comunes". Los demás Diarios, como La Puerta de los Humildes, En el umbral del Apocalipsis, etc., hay que comprarlos por internet, en ediciones antiguas, argentinas en su mayoría. Es lo que pasa con su rico epistolario con Maritain.

Vivimos en la Posmodernidad, que es el desarrollo lógico de la Modernidad, latente en su interior. Aunque la Posmodernidad es una ruptura contra ella, en el fondo, es más de lo mismo, con variaciones y peculiaridades que hay que estudiar. Tengo en este blog varios artículos dedicados al tema.

Muchas gracias, y saludo en Cristo, con María. Espero haberla ayudado.
30/03/15 4:33 AM

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