InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obispos españoles

21.05.09

Monseñor Sanz Montes, un obispo multiuso

No es fácil ser imparcial cuando se escribe sobre una persona a la que se aprecia personalmente, pero creo que es de justicia que alguien reivindique la figura de uno de los obispos más “trabajadores” de España. Monseñor Jesús Sanz Montes, OFM, es obispo de Huesca y de Jaca, lo cual implica que gobierna dos diócesis distintas. Tan distintas que pertenecen a diferentes provincias eclesiásticas. Don Jesús tiene dos metropolitanos: el arzobispo de Zaragoza y el de Pamplona-Tudela. También tiene dos presbiterios a los que atender, dos catedrales en las que predicar con sus correspondientes cabildos, dos consejos económicos, etc, etc.

Por si fuera poco tener que vivir a caballo entre dos diócesis vecinas, también es el presidente de la comisión episcopal para la vida consagrada de la Conferencia Episcopal Española. Por tanto, es el encargado de tener que lidiar con los Barrajones de turno. Vamos, una bicoca. Y por voluntad expresa del cardenal Rouco, también es el responsable de una cátedra en San Dámaso. Está claro que él podría haber renunciado a algunas de esas responsabilidades que no le facilitan el gobernar sus dos diócesis, pero por lo que voy conociendo a don Jesús, estamos ante un hombre que no se arruga ante la carga de trabajo. Siempre habrá quien le acuse por ello de buscar “ascensos", pero hay formas mucho más “descansadas” de forjarse una buena carrera episcopal, si es que esa fuera su intención. Tengo muy claro de que en don Jesús se cumple el hecho de que un obispo no sólo tiene responsabilidad sobre la diócesis que pastorea, sino que es también partícipe de la solicitud para todas las Iglesias. Es decir, si algún día le llega ese ascenso, se lo habrá ganado a pulso.

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17.10.07

Otra reflexión sobre el comunicado de los obispos andaluces y la EpC

La realidad es que aquellos que quieren transformar la sociedad tomando el control de la educación de nuestros hijos, ya saben que la oposición de la jerarquía católica española no va más allá de oponerse en los documentos y las declaraciones públicas, pero sin el valor de usar todos los métodos que la propia doctrina de la Iglesia sanciona para plantar cara, de forma pacífica y ordenada, a la vez que firme y contundente, a un mal cuyas consecuencias ya sabemos.

La postura de los obispos andaluces es exactamente la misma que la de la Fere. Los padres católicos se tendrán que enfrentar a esto solos. Son ellos los que tienen que dar esta batalla. Los obispos y los religiosos se quedan mirando desde la barrera, no pasando de concederles graciosamente una sonrisa condescendiente los primeros, y de presionarles para que no ejerzan sus derechos los segundos.

Sería la hora de que los padres cristianos les dieran una lección a esos obispos y esos religiosos, objetando masivamente. Mas no lo harán. La cobardía es contagiosa y el desconocimiento grande. Sólo una minoría dentro de lo que ya es una minoría -los católicos practicantes-, hará lo que tiene que hacer. De hecho ya lo está haciendo. Pero a esa minoría se la considerará como un reducto fundamentalista, como un grupo extremista al que se puede aplastar fácilmente desde el poder del Estado y de unos medios de comunicación convenientemente preparados para hacer su labor de desprestigo contra los que resisten.

Puedo parecer exagerado en el análisis de lo que está ocurriendo. Se me dirá que al fin y al cabo la EpC no es para tanto. Que debemos respetar la voluntad democrática expresada en las leyes que emanan de un parlamento donde están nuestros representantes. Que no podemos arriesgarnos a perder el concierto o incluso la licencia para ejercer la docencia en los centros católicos. Pero así, paso atrás tras paso atrás, irán imponiéndonos su modelo de sociedad con la fuerza de la ley. Y poco a poco, desde amplios sectores de la Iglesia se irá justificando nuestra rendición con la excusa de que tenemos que respetar la ley. Como si el mal fuera digno de respeto por el simple hecho de ser impuesto legalmente.

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Hubo obispos mártires el siglo pasado y hay obispos como los de Andalucía

En este país hubo el siglo pasado una serie de obispos que, junto con miles de sacerdotes, religiosos y laicos, dieron su vida por Cristo cuando fueron perseguidos por los antecesores de los que hoy quieren hacer una ley de memoria histórica en favor del régimen que llevó a aquellos al martirio. En una región al sur de este mismo país hay hoy unos obispos que piensan obedecer una ley que, según dicen ellos, consideran una agresión contra el derecho de los padres a elegir el tipo de educación en valores para sus hijos.

Es decir, hubo obispos a los que el oponerse al mal les costó derramar su sangre y los hay que piensan que la ley puede imponerles colaborar con el mal. Es decir, hubo obispos mártires o confesores y los hay que firmarían hoy el decreto del César para sacrificar a los dioses ya que…. "por exigencia jurídica, además de la declaración oficial de la Vice-consejería de Educación de la Junta de Andalucía (30 de agosto de 2007), de impartir dicha materia, han de desarrollar su programa de conformidad con el Ideario del Centro". Pues menos mal que la exigencia jurídica no llega a exigir la apostasía, señores míos. Eso sí, luego tienen el valor de animar a los padres a actuar en conciencia. O sea, si alguien tiene que jugarse el pescuezo, que sean los padres que para esos los afectados son sus hijos. Ustedes, muy reverendísimos y excelentísimos, no se van a jugar nada y no van a permitir que sus centros corran peligro alguno. Faltaría más.

Menos mal que el donatismo está en horas bajas, señores. De lo contrario, algunos lo pasarían mal.

Luis Fernando Pérez Bustamante

4.10.07

Carta abierta de Roma Æterna -Una Voce- a Monseñor Julián López

ASOCIACIÓN CULTURAL ROMA ÆTERNA

Agregada a la Federación Internacional UNA VOCE

CARTA ABIERTA AL SR. OBISPO DE LÉON

+ Barcelona, 3 de octubre de 2007.

Excelentísimo y Reverendísimo Monseñor:

Le escribo a propósito de sus declaraciones del 1º de octubre ppdo. a la prensa concernientes al motu proprio Summorum Pontificum dado por el Santo Padre Benedicto XVI, y lo hago no sólo como católico, a quien obviamente interesa lo que un obispo diga en materia de fe y costumbres (y la Liturgia entra en este campo), sino también en mi condición de presidente de la Asociación ROMA ÆTERNA, miembro de la FEDERACIÓN INTERNACIONAL UNA VOCE y organización decana en España para el mantenimiento y difusión del rito romano extraordinario y de la música sacra tradicional (canto gregoriano y polifonía clásica). Me ciño a lo que Su Excelencia escribe en carta aclaratoria a los diarios que publicaron esas declaraciones; por lo tanto, utilizo sus propias frases.

1. Cito textualmente: "Es importante que todo el pueblo de Dios comprenda y viva la celebración del mejor modo posible, lo que no creía que se consiguiera con la lengua latina. Sin embargo, añado ahora, hay fieles en algunos lugares que han preferido una forma de celebración más silenciosa, uniéndose interiormente al sacerdote".

Pareciera que el problema de la comprensión de la Liturgia por el Pueblo de Dios se redujera a una mera cuestión de idioma, cuando de lo que se trata es de entender lo que se hace. De nada sirve que se reconozcan las palabras si se ignora su sentido en el contexto de la acción sagrada (y mucho me temo que la ignorancia entre los fieles está hoy muy extendida). Por otra parte, la Liturgia no es un conjunto de proposiciones que se hayan de entender clara y distintamente (eso es racionalismo cartesiano); es más bien misterio, que apela a todas las dimensiones del ser humano y no sólo a su facultad intelectiva, por lo cual también la celebración silenciosa tiene su importancia. En fin, la Liturgia se da en el ámbito de lo sagrado, es decir, de un espacio y un tiempo en discontinuidad con el espacio y tiempo comunes. En esta perspectiva las lenguas muertas adquieren una especial significación de trascendencia y se han usado y se usan no sólo en los ritos católicos, sino en los de la mayor parte de las religiones. Lo mismo dígase del silencio que rodea la mayor parte -y la más importante- de las celebraciones. ¿O es que durante más de mil años la Iglesia habría impedido al Pueblo de Dios la mejor comprensión y vivencia de la Liturgia por su empecinamiento en conservar el latín? E incluyo al beato Juan XXIII, que en su constitución apostólica Veterum Sapientia de 1962 ordenó que los obispos y superiores generales de órdenes religiosas velaran para que "ninguno de sus súbditos, por desmedido afán de novedades, escriban contra el empleo de la lengua latina tanto en la enseñanza como en los ritos sagrados de la Liturgia". También me refiero al Concilio Vaticano II, que estableció que se conservara "el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular" (SC, 36 § 1).

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1.10.07

Monseñor Sánchez pone el dedo en la llaga

El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Monseñor José Sánchez González, ha escrito una carta a sus diocesanos (y no sólo a sus sacerdotes como recoge incorrectamente alguna información) llena de sentido común y de planteamientos y preguntas que de ser respondidas adecuadamente, ayudarían mucho a calmar el ambiente político social de este país.

Dice Monseñor Sánchez:

Hay asuntos tan importantes (la educación lo es, como la defensa y las relaciones exteriores, entre otros) que deben ser acordados y no imponerse por la simple mecánica de la mayoría parlamentaria. Cuando es así, las leyes duran lo que duran las mayorías de los Parlamentos.

Tres décadas de democracia deberían servir para que al menos esa lección la hubiéramos aprendido. Un país que cambia radicalmente de rumbo cada vez que cambia de gobierno acabará desquiciado. La responsabilidad principal, al menos en el caso de España, reside en los partidos mayoritarios. Cuando uno de ellos, como es el caso, quiere imponer un modelo de sociedad concreto, que se sabe que no puede ser aceptado sin más por buena parte de la sociedad, el choque es inevitable. No se construye una nación desde un resultado electoral de 3 ó 4 puntos más que el principal partido opositor. De hecho, ni siquiera tendría sentido que un 60% quisiera obligar al 40% restante a aceptar unas leyes que atenten contra la esencia de los valores de la minoría. Y no digamos nada si el tema en cuestión es la educación de los niños y jóvenes que serán adultos a la vuelta de la esquina.

Por otra parte, la sociedad española debe de ser consciente de que no se puede dejar todo en manos de los políticos. Triste sistema político es ese que consiste solamente en depositar el voto en una urna cada cuatro años.

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