Monseñor Sánchez pone el dedo en la llaga

El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Monseñor José Sánchez González, ha escrito una carta a sus diocesanos (y no sólo a sus sacerdotes como recoge incorrectamente alguna información) llena de sentido común y de planteamientos y preguntas que de ser respondidas adecuadamente, ayudarían mucho a calmar el ambiente político social de este país.

Dice Monseñor Sánchez:

Hay asuntos tan importantes (la educación lo es, como la defensa y las relaciones exteriores, entre otros) que deben ser acordados y no imponerse por la simple mecánica de la mayoría parlamentaria. Cuando es así, las leyes duran lo que duran las mayorías de los Parlamentos.

Tres décadas de democracia deberían servir para que al menos esa lección la hubiéramos aprendido. Un país que cambia radicalmente de rumbo cada vez que cambia de gobierno acabará desquiciado. La responsabilidad principal, al menos en el caso de España, reside en los partidos mayoritarios. Cuando uno de ellos, como es el caso, quiere imponer un modelo de sociedad concreto, que se sabe que no puede ser aceptado sin más por buena parte de la sociedad, el choque es inevitable. No se construye una nación desde un resultado electoral de 3 ó 4 puntos más que el principal partido opositor. De hecho, ni siquiera tendría sentido que un 60% quisiera obligar al 40% restante a aceptar unas leyes que atenten contra la esencia de los valores de la minoría. Y no digamos nada si el tema en cuestión es la educación de los niños y jóvenes que serán adultos a la vuelta de la esquina.

Por otra parte, la sociedad española debe de ser consciente de que no se puede dejar todo en manos de los políticos. Triste sistema político es ese que consiste solamente en depositar el voto en una urna cada cuatro años.

El ciudadano no está sólo para pagar impuestos y elegir a sus representantes cada cierto tiempo. Si tanto se cree en la democracia, consúltese a la sociedad en aquellos temas que son necesariamente polémicos. Garantícese que hay una pluridad mediática que no ahoge y ridiculice los argumentos y razones de la supuesta minoría. Entiéndase que en esos hipotéticos referendums consultivos, la victoria de 51-49 de una de las opciones planteadas no es una verdadera victoria de dicha opción, sino la constatación de que la división en la sociedad no aconseja decantarse hacia ninguna de las mencionadas opciones.

Hoy España está en una encrucijada histórica. Los consensos que permitieron la Transición son historia. La propia unidad de la nación está en claro peligro. Incluso la Corona es objeto de todo tipo de ataques, críticas -con razón o sin ella- y desprecios. Nada parece permanente. No hay en el panorama a corto plazo garantía alguna de que no se produzca una ruptura dramática de consecuencias inimaginables. El frentismo político y mediático puede ser el germen de un frentismo social que haga resucitar el espíritu inmundo de las dos Españas que no se soportan y se acaban matando.

La Iglesia tiene un difícil papel. Por una parte, es obvio que los valores que defiende reflejan un modelo de sociedad con el que se siente más identificado uno de esos sectores en conflicto. La Iglesia no puede dejar de defender lo que cree que es mejor para todos. Y no debe de evitar el enfrentamiento cuando se le ataca, se le menosprecia y se le quiere hacer callar, pero siempre, siempre, siempre, poniendo especial cuidado en ser instrumento de paz y de concordia. Las formas, en situaciones así, son tan importantes como el fondo. Desde la serenidad que tenemos por ser miembros de aquella que es columna y baluarte de la verdad, debemos buscar el equilibrio entre la firmeza de quienes, por fidelidad al evangelio, no dan pasos atrás ante el avance de la cultura de la muerte y el laicismo integrista, y la sensatez del que, igualmente por fidelidad al evangelio, no se lanza a un enfrentamiento descarnado en el que todo vale.

La Iglesia española sigue teniendo a día de hoy un serio problema de comunicación. Cada rueda de prensa en Añastro es un calvario, un campo de batalla donde se dan puñaladas traperas buscando un titular con el que rellenar páginas, noticiarios televisivos y tertulias radiofónicas. La Cope, por diversas razones que podrían ser objeto de otro post, no cumple bien el papel que debería cumplir. Internet sigue siendo la asignatura pendiente. Hacen falta más portales de información y opinión. Religión Digital está sirviendo para demostrar que hay una buena cantera de laicos y sacerdotes dispuestos a ayudar en la tarea de crear opinión en la línea marcada por la fe que profesan. Y los bloggers católicos somos conscientes de que entre nuestros comentaristas hay personas que podrían sumarse a esa tarea de dar la batalla de la opinión en la red. Por supuesto, no todo el mundo vale para eso, pero con valentía y la humildad suficiente como para saber reconocer las limitaciones propias, se pueden dar pasos adelante. Quizás seamos o lleguemos a ser una simple gota de agua en un océano azotado por tormentas que hacen naufragar al barco más insumergible del mundo, pero pensemos que si un gramo de fe puede mover montañas, una gota de sentido común y cristianismo genuino puede ayudar a calmar la peor de las galernas.

Luis Fernando Pérez Bustamante

4 comentarios

  
Carmen Bellver
Luis Fernando:
Hoy que celebramos Santa Teresita todos deberíamos haber acudido a este blog, que habla de la misión de los bloggers. Todos somos enviados, cada cual según sus propios dones y con sus limitaciones.
Yo me quedo con las últimas frases del post:
"Quizás seamos o lleguemos a ser una simple gota de agua en un océano azotado por tormentas que hacen naufragar al barco más insumergible del mundo, pero pensemos que si un gramo de fe puede mover montañas, una gota de sentido común y cristianismo genuino puede ayudar a calmar la peor de las galernas".
01/10/07 8:30 PM
  
Montaraz
Por el tono del post, en especial el final, parece que volvemos a un tema básico en la vivencia de la fe y que estaba olvidado: el combate cristiano. O mejor, la vida del cristiano como lucha contra el mal, contra el demonio y sus tentaciones; la lucha por dar a conocer la verdad frente a los engaños del enemigo; la lucha porque el evangelio sea amplia y profundamente vivido en nuestra sociedad.
Pero el tema de la lucha es impopular aunque sea espiritual.
01/10/07 10:27 PM
  
Fernando Allende
el combate sí, ¿pero qué combate?=
Ayer acogíamos la parábola de Lázaro ("Dios ayuda") y el rico sin nombre... vestido de púspura y lino (referencia al poder y al sumo sacerdote), y nos habla de la indiferencia de los ricos ante la situación del pobre... ¿No irá por aquí el combate de los cristianos en nuestra sociedad? ¿Que grupo social está más cerca del evangelio?... que la cuestiòn no es tanto de ortodoxia, sino de vivir la ética samaritana, la "cuidadanía social" y no apoltronarnos en postura individualista, en las cuales la solidaridad es sanguínea, no llega mucho más allá de los vínculos de sangre... El evangelio no es tan "espiritual", es más bien "fuerza del Esp`´iritu" o vivir en el Espíritu del Rfesucitado... y por aquñi si anda el combatre del "hombre nuevo"Q,m el hombre según el Espíritu de Diios" y no el espíritu dominante de este mundo que desde luego no es nada "relativista" es más bien fiel seguidor de "mammón", el dinero.
Buenas noches.
01/10/07 11:02 PM
  
zenotafio
Hombre por una vez le voy a felicitar. Que reconozca que el sector "progresista" de la iglesia dice verdades supone un paso importante. Todos somos buenos y malos y no solo son buenos los de solida doctrina.
02/10/07 9:16 AM

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