23.11.14

El cumplimiento de las promesas mesiánicas en el Reinado social de Jesucristo

«Cristo es imagen de Dios invisible, Primogénito de toda creatura. Todo fue creado por Él y para Él» (Col 1)

  Celebramos hoy con la Iglesia la solemnidad de Cristo Rey. La muerte en la cruz del Señor sigue siendo hoy para millones de personas motivo de escándalo. Ellos y también nosotros nos preguntamos si ha cambiado algo en la historia desde que Jesús ha redimido al mundo muriendo de esta manera. Nos preguntamos cómo poder dar un anhelo de esperanza al atemorizado mundo actual cuando nuestro Salvador ha muerto crucificado… Cuál es el sentido de esta realeza de Cristo…

  A lo largo de la historia, el problema del «fracaso» del cristianismo como solución redentora y liberadora del hombre, ha sido motivo de constante debate. Una polémica secular entre cristianos y judíos, ha sido precisamente el del cumplimiento de las promesas mesiánicas: ¿Se han cumplido verdaderamente en Cristo las promesas mesiánicas? Si la respuesta es negativa, la conclusión se impone: Cristo no es el Mesías. En el siglo II San Justino el Filósofo, samaritano convertido al cristianismo, trata precisamente esta temática en su diálogo con el judío Trifón. Éste le dice: «¿reconocéis vosotros que Jerusalén será restaurada, que vuestro pueblo se congregará, esperáis triunfar juntamente con los Patriarcas y Profetas, los que fueron de nuestro linaje, los que se juntaron con nosotros antes de que viniese vuestro Cristo?». Estamos ante el problema central. El judío le dice al cristiano: ¿esperáis vosotros lo que los Profetas anunciaron o no lo esperáis? Estos habían prometido la reunión del Israel disperso, la liberación de Israel y del mundo entero de las guerras, de la opresión, de la tiranía, la justicia para los pobres y para los mansos; que todas las naciones buscarían en Israel la Ley salvadora de Dios; la paz mesiánica. ¿Lo ha traído Cristo?

Leer más... »

15.11.14

La tenebrosa luz de la contemplación infusa: carta del Padre Pío a un alma atribulada

Hija querida del Padre celestial:

Su corazón es siempre el templo del Espíritu Santo. Que Jesús visite su espíritu y la consuele y la sostenga y saque del estado de desolación extrema en que la bondad de su Padre ha querido colocarla. Así sea. Perdone mi atrevimiento al permitirme dirigirle esta pobre carta mía sin haberle conocido nunca personalmente, porque debe saber que hace muchos años ruego al Divino Maestro darme a conocer ante El su alma y sus designios divinos sobre Ud. También ha sido beneplácito suyo manifestarme el estado actual en que Ud. se encuentra y El mismo me manda escribirle esta carta para que con ella reciba consuelo.

Que sea siempre bendito El también en esto. Hago votos ardientísimos al Señor para que la presente le sirva de mucho alivio y de total seguridad. Ahora Jesús me hace saber que no tema el amplio estado espiritual por la crisis actual que atraviesa, ya que todo resultará a gloria suya y al perfeccionamiento de Ud. El quiere que deje y abandone todos esos temores que tiene acerca de la salvación eterna, que no aumente esas sombras que el demonio va haciendo cada vez más densas para atormentarla y separarla de Dios si eso le fuera posible. Su desolación actual no es que Dios la abandone, ya que su divina misericordia la va haciendo cada vez más acepta: El permite todo esto para asemejarla a su Hijo divino en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz. Lo mejor que puede hacer es aceptar con alegría y serenidad la prueba presente sin desear verse liberada. Humíllese bajo la poderosa y paternal mano de Dios, aceptando con sumisión y paciencia las tribulaciones que le envía para que pueda exaltarla dándole su gracia cuando El la visite.

Leer más... »

9.11.14

Permanezco pasmada de la grandeza de las ceremonias de la Iglesia (Sta. Teresa)

“Tres milagros florecen sin cesar en el jardín de la Esposa de Cristo: la sabiduría de los doctores, el heroísmo de sus santos y de sus mártires, el esplendor de su Liturgia. Et hi tres unum sunt!  (Y estos tres son uno).

Estas tres cosas hacen solo una, puesto que la Liturgia es ella misma un canto de sabiduría y de amor: resume los dos órdenes de la inteligencia y de la caridad y los hace subir en oración.

Por eso no es sorprendente que cuando la acción litúrgica golpea nuestros ojos y nuestros oídos, percibamos allí el secreto de nuestro destino y que un estremecimiento sagrado se apodere de todo nuestro ser como ocurrió con Juan Bautista a la voz de María.

Leer más... »

4.11.14

José Rivera, Pasión por la santidad

De la lectura del libro Pasión por la santidad, de José Manuel Alonso Ampuero, (Fundación Gratis Date 2014), querría brevemente señalar algunos puntos  y comentar solamente uno, el primero. Invito a los lectores a detenerse en una meditación sobre cada uno de los puntos.

Destaco lo siguiente, sin pretender abarcarlo todo ni mucho menos.

Leer más... »

24.10.14

¿Porqué hay tan pocos místicos?

  «Si son tan pocos los que alcanzan la inapreciable gracia de la contemplación y de la vida mística, es porque los más no quieren resolverse a entrar por la angosta puerta de la abnegación cristiana ni abrazar con amor cada cual su propia cruz para poder seguir a Cristo por su estrecho camino. Y nosotros podríamos muy bien ser del número de esos pocos haciendo lo que ellos hacen, que es perseverar en negarse a sí mismos, llevar su cruz de cada día y seguir con ella al Salvador. Pues cuantos le siguen, no andan en tinieblas sino que tienen luz de vida (Jn 8,12). Acercándose a Él son iluminados y no quedan confundidos (Sal 33,6); antes acaban por hacerse una misma cosa con Él, hasta ser consumados en uno y llegar a ver su divina claridad, según nos está prometido (Jn 14,21), pues las palabras del Señor no pueden fallar.

Leer más... »