30.12.16

Mensaje para los que impugnan el celibato sacerdotal

Sacerdote celebrando la Misa, autor desconocido

Es este post compartimos nuevamente con nuestros lectores un texto del beato Columba Marmión, el cual aporta una luz maravillosa sobre el don del celibato sacerdotal. Solo hay un camino para que este don -con la renuncia que implica- sea vivido en una fidelidad estable y gozosa. Creemos que este texto puede servir de meditación y ser un buen aporte a los debates que hoy en día giran en torno a este tema.

El texto está tomado del libro “Jesucristo, ideal del sacerdote”, Capítulo IX, el cual está publicado íntegramente en la Fundación Gratis Date, en el siguiente enlace:

http://www.gratisdate.org/texto.php?idl=50


El día de nuestra ordenación, la Iglesia nos confió el cáliz destinado a contener la sangre purísima de nuestro amado Salvador. Y a cambio de esta prerrogativa, nos exigió el sacrificio de mantenernos durante toda nuestra vida en una soledad virginal.

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8.12.16

Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo

Mantegna, 1485 -María-Niño-querubines

En la solemnidad litúrgica de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen, no falte la enamorada alabanza de la comunidad Schola veritatis a la Santa Madre de Dios. Pero como no hallamos palabras que expresen su gloria y belleza con una elocuencia suficiente, recurrimos a un sermón del Obispo San Sofronio. Nació en Damasco, Siria (560-638), desde su juventud fue monje y en 634 fue nombrado patriarca de Jerusalén. Hagamos nuestro su canto a la Llena-de-gracia.

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24.10.16

La solidez de una vida espiritual fundada sobre el dogma

Santa Misa

No queremos cansar a nuestros lectores por la recurrencia en nuestros post de personas como el Beato Columba Marmion, Dom Delatte, etc. No obstante, estamos convencidos que la fortaleza de la vida interior de estos grandes maestros espirituales y su irradiación son de una actualidad muy grande para los tiempos que vivimos. La fe se ve agitada como una caña mientras no está cimentada sobre roca. En el caso del P. Abad de Maredsous, Dom Columba, sus escritos nos hacen penetrar en una vida espiritual fundada sobre la firmeza inconmovible del dogma. De esta manera, a pesar de lo que Dios en su Providencia nos regale vivir, nuestra vida interior permanece sólida e inalterable porque está libre de todas las desviaciones de una espiritualidad meramente afectiva o subjetivista ­—como nos previene el P. Javier Olivera Ravasi en su último post http://infocatolica.com/blog/notelacuenten.php/1610201251-la-devotio-moderna-caracteris#more31903 .

No repetimos los datos del Beato Columba porque ya los hemos proporcionado en varios post anteriores, pero sí queremos alertar a nuestros lectores a que por sí mismos lean y recomienden este precioso libro Jesucristo ideal del sacerdote, que, además, cosa del todo inusual, se puede descargar gratuitamente desde la benemérita Editorial Gratis Date http://gratisdate.org/texto.php?idl=50.

El texto que traemos a continuación está tomado de este mismo libro, que aun dirigiéndose en primer lugar a los sacerdotes, es igual y válidamente aplicable a todo cristiano.


Todo el valor de nuestra vida depende de la fe : Sine fide impossibile est placere Deo (Hebr., XI, 6, traducid: Sin la fe, es imposible agradar a Dios). «Si nuestra fe es vana, dice San Pablo en otro lugar, somos con mucho los más desgraciados de todos los hombres»: Miserabiliores sumus omnibus hominibus (I Cor., XV, 19). Y esto es mil veces más verdad cuando se trata del sacerdote, porque, en ese caso, .

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24.09.16

La última guerra de Satanás

La esfera y la cruz

Compartimos en este post con nuestros lectores un fragmento de la obra de Gilbert K. Chesterton “La esfera y la cruz”, de una impresionante actualidad.

Mañana se celebra en Chile la Solemnidad externa de la Virgen del Carmen, Madre, Reina y protectora de nuestra patria. Que ella nos ampare y libre del horror del crimen del aborto, a las puertas de las votaciones de esta ley en el parlamento.


—¿Qué busca usted? —clamó Turnbull.

—Te busco a ti, Jaimito —dijo el excéntrico personaje del muro, y con las mismas, se dejó caer de un brinco en medio del césped, donde rebotó literalmente como pelota de goma, y se quedó en pie, despatarrado, haciendo muecas a Turnbull. Solamente tres hechos pudo añadir ahora Turnbull a su inventario: que el hombre llevaba pendiente del cinturón un cuchillo disforme; que sus pies morenos estaban desnudos, como el torso y los brazos atezados, y que sus ojos despedían brillo singular, frío, sin color alguno.

—Dispénsame si no vengo vestido de etiqueta —dijo el recién llegado con sonrisa cortés—.

Nosotros, los hombres de ciencia, ya se sabe… Yo mismo fabrico mis máquinas… Ingeniero electricista… Trabajo muy duro.

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11.09.16

La conciencia de la propia debilidad

Cartujo en su celda

En el presente post, compartimos con nuestros lectores algunos textos de un cartujo del Siglo XX, Dom Agustín Guillerand. Estos textos han sido tomados del libro “Antología de autores cartujanos, itinerario de contemplación” (Editorial Monte Carmelo, 2008).

Máximo Guillerand nació el 26 de noviembre de 1877 en Regny-de-Dompierre, Francia. Ordenado sacerdote en 1900 en Nevers, ejerció el ministerio pastoral en esa diócesis durante 16 años. En 1916 entró en la cartuja de Nuestra Señora de la Valsainte (Suiza) tomando el nombre de Agustín. Tuvo los cargos de procurador, prior y vicario en varias cartujas distintas. Murió en la gran cartuja en el año 1945.


AGUSTÍN GUILLERAND (+1945)

La ciudad en guerra

La sensibilidad turbada por el pecado se rebela, se lanza en locos ímpetus, en desalientos ; no quiere volver a tomar el papel de sierva; quiere dirigirse a sí misma, seguir sus propios caprichos; hace resistencia; las batallas para someterla la exasperan. Cuanto más se quiere disciplinarla, más se espabila y se espanta. Es necesario volverla a poner en orden; ponerla de nuevo en su puesto, que es el de sirva utilísima, pero sometida. Es preciso restablecer en el maravilloso edificio humano construido por Dios la destruida armonía. Sólo Él puede reconstruirla… y nosotros somos incapaces de convencernos de ello del todo. La absoluta necesidad de su ayuda es la última idea que nos viene a la mente y que guía nuestro movimiento hacia Él. Nos pasamos la vida con la pretensión de santificarnos sin ayuda y en crecer con autonomía propia.

(Écrits spirituels, t. 1, p. 11)

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