Llamamiento a una cruzada mundial de oración por el próximo cónclave – Mons. Schneider
Monseñor Athanasius Schneider, en un artículo aparecido en el portal de Edward Pentin ha publicado un «Llamamiento a una cruzada mundial de oración por el próximo Cónclave».
Dada la complejidad de la situación de la Iglesia, y confiando en que …
«Tu es Petrus, et super hanc petram ædificabo ecclesiam meam,
et portæ inferi non prævalebunt adversus eam.»(Mt 16, 18)
(Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella),
… nos confiamos a los medios sobrenaturales, los únicos que pueden sacarnos de la situación de confusión, división y sobre todo ambiguedad que hoy vive nuestra Madre la Iglesia.
Monseñor Schneider nos llama a utilizar los siguientes medios sobrenaturales para pedir por el próximo Cónclave y la elección de un Papa santo y prudente:
1. Horas Santas de Adoración Eucarística.
2. Santo Rosario.
3. Ofrecer el Santo Sacrificio del Altar por esta intención (se pueden mandar a celebrar Misas por esta intención).
4. Sacrificios personales (soportar con paciencia las cruces de la vida, los dolores corporales y espirituales, las mortificaciones corporales).
5. Practicar el ayuno.
6. Actos de amor sobrenatural a Dios y al prójimo.
A continuación dejamos la carta completa (las negritas y cursivas son nuestras).
LLAMAMIENTO A UNA CRUZADA MUNDIAL DE ORACIÓN
POR EL PRÓXIMO CÓNCLAVE
Que el Señor, en su infinita misericordia, mire las oraciones, lágrimas y sacrificios de todos los verdaderos católicos que aman a nuestra Madre Iglesia, quienes en estos días imploran con humildad y confianza la infinita Misericordia de Dios para que nos conceda un nuevo Papa que, ardiendo en el celo por la gloria de Cristo y la salvación de las almas, «confirme a los hermanos en la fe» (Lc 22,32), siendo inquebrantablemente fiel a su nombre y deber como Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra.
Que por medio de un nuevo Papa, ardiente de celo por la gloria de Cristo y la salvación de las almas, el Señor defienda al rebaño de Cristo de los lobos intrusos, los eclesiásticos incrédulos y mundanos, los cuales descaradamente queman incienso ante los ídolos de las ideologías de la época, envenenando espiritualmente con ello la vida de la Iglesia —que se asemeja a un barco azotado por la tormenta, en el que «el agua de sentina de los vicios aumentó, y los tablones podridos ya suenan a naufragio», como describió el Papa San Gregorio Magno al asumir el cargo papal el estado de la Iglesia Romana en su tiempo—.
Que a través de un nuevo Papa, ardiente de celo por la gloria de Cristo y la salvación de las almas, el Señor venga en auxilio de la Sede Apostólica —que en nuestros días se encuentra espiritualmente encadenada, semejante a las cadenas materiales con las que fue sometido el apóstol Pedro al inicio de la vida de la Iglesia—, liberándola de las cadenas de su alineamiento de la agenda globalista materialista, moralmente depravada y anticristiana de este mundo.
Que el Señor nos conceda un nuevo Papa que, ardiente de celo por la gloria de Cristo y la salvación de las almas, esté dispuesto a defender la integridad de la fe católica, de la liturgia católica y de la disciplina eclesial, si es necesario, a costa del supremo testimonio de su vida por amor a Jesucristo y a las almas inmortales.
Que todos los verdaderos hijos e hijas de la Iglesia imploren la gracia de la elección de un nuevo Papa, plenamente católico, plenamente apostólico y plenamente romano. Esto lo pueden hacer mediante la oración, especialmente con las Horas Santas de Adoración Eucarística, el Santo Rosario, los sacerdotes y obispos ofreciendo el sacrificio de la Misa con esta intención, y también mediante sacrificios personales, que pueden consistir en soportar con paciencia las cruces de la vida, los dolores corporales y espirituales, las mortificaciones corporales, el ayuno y, especialmente, actos de amor sobrenatural a Dios y al prójimo.
Creemos que el Señor acudirá en ayuda de su Iglesia, que en nuestros días se asemeja a un barco en la noche «en medio del mar, remando con dificultad, pues el viento le es contrario». Que el Señor vuelva «a eso de la cuarta vigilia de la noche, caminando sobre el mar, y diciendo: «¡Ánimo, soy yo, no temáis!». (Mc. 6, 47-50)
26 de abril de 2025
+ Athanasius Schneider
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