Parresía en la defensa de la verdad. Entrevista a Mons. Joseph Strickland.

Entrevista de S. E. Monseñor Joseph Strickland, en Catholic Herald

Fecha: 11 de agosto de 2025

Monseñor Strickland

El obispo Joseph Strickland es un prelado bien conocido y muy querido por muchos católicos conservadores. Ordenado para la Diócesis de Dallas en 1985 y nombrado Obispo de Tyler, Texas, por el Papa Benedicto XVI en 2012, en años recientes se ha convertido en un crítico vocal de ciertas políticas del Vaticano que, según él, van en contra de “la verdad del Evangelio”. Fue destituido como Obispo de Tyler en 2023 después de que una investigación del Vaticano concluyera que “la continuación en el cargo del Obispo Strickland no era factible”.

En esta entrevista exclusiva, discute sus percepciones iniciales sobre el pontificado del Papa León XIV, la respuesta de sus compañeros obispos a su destitución, y sus reflexiones sobre la vida del Arzobispo Marcel Lefebvre, fundador de la FSSPX.

(Hemos puesto subtítulos para facilitar la lectura).


Sobre su Destitución

CH: Su destitución como Obispo de Tyler en noviembre de 2023 siguió a una visita apostólica y a sus críticas públicas al Papa Francisco. Usted ha sugerido que se debió a hablar la “verdad del Evangelio”. ¿Podría profundizar sobre qué verdades específicas cree que estaban en desacuerdo con el liderazgo del Vaticano y cómo reconcilia su franqueza con el llamado a la unidad en la Iglesia?

S: Las verdades que he dicho no son mías, pertenecen al Evangelio y a la enseñanza constante de la Iglesia. He defendido la santidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la verdad del matrimonio como la unión de un solo hombre y una sola mujer, la realidad de que solo los hombres pueden ser ordenados al sacerdocio, y la absoluta necesidad de claridad moral en temas como la ideología de género y las relaciones entre personas del mismo sexo. Estas no son posiciones políticas u opiniones personales; son las enseñanzas perennes de la Iglesia Católica, enraizadas en la Escritura y la Sagrada Tradición.

Si esas verdades me pusieron en desacuerdo con el liderazgo del Vaticano, no es porque las verdades hayan cambiado; es porque, en años recientes, ha habido una disposición a difuminarlas en nombre de la flexibilidad pastoral o la adaptación cultural. Mi conciencia no me permite permanecer en silencio cuando las almas son extraviadas o confundidas.

En cuanto a la unidad, la unidad auténtica en la Iglesia nunca se construye sobre el silencio frente al error. La verdadera unidad se encuentra solo en Cristo, quien es “el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). La unidad que ignora la verdad es meramente uniformidad, y eso no es por lo que Nuestro Señor oró la noche antes de morir. Él oró: “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Si estamos unidos en Él, debemos estar unidos en la verdad que Él reveló.


Expectativas para el Papado de León XIV

CH: Tras la elección del Papa León XIV en mayo de 2025, usted expresó la esperanza de que él “sostuviera fielmente el Depósito de la Fe”. ¿Cuáles son sus expectativas para su papado y cómo cree que podría abordar las tensiones que usted experimentó bajo el Papa Francisco?

S: Cuando el Papa León XIV fue elegido, expresé la esperanza de que sostuviera fielmente el Depósito de la Fe. Esa esperanza era genuina, pero ya ha sido probada y, lamentablemente, disminuida.

En estos primeros meses, la evidencia es clara: ha mantenido al Cardenal Víctor Manuel Fernández en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, un hombre cuyo historial incluye socavar la doctrina moral y aprobar documentos que confunden a los fieles en temas como las bendiciones a personas del mismo sexo. Ha nombrado obispos que apoyan abiertamente la ordenación de mujeres, en contra de la enseñanza constante de la Iglesia. También ha mantenido restricciones sobre la Misa Tradicional en latín, privando a los fieles de una liturgia que formó a innumerables santos.

Estos no son asuntos menores. Representan una continuación del mismo patrón que vimos bajo el Papa Francisco: tolerar, o incluso promover, voces que contradicen la fe, mientras se margina a quienes la expresan claramente.

Mi propia experiencia en la Diócesis de Tyler bajo el pontificado del Papa Francisco, incluyendo la visita dirigida por el Cardenal Prevost, fue moldeada por ese mismo clima de ambigüedad doctrinal y castigo para aquellos que se resistían. Sin embargo, más importante que mis propias circunstancias es el llamado que todos compartimos: vivir y proclamar la verdad de Cristo en el amor, para que las almas puedan ser salvadas y Dios glorificado.

Rezo por el Papa León todos los días, porque el papado es un encargo sagrado dado por Cristo mismo. Pero orar por el Papa no significa permanecer en silencio cuando el rebaño está siendo dispersado. Mi expectativa, y mi súplica, es que el Papa León rompa con este camino, retire a quienes socavan la fe, restaure la claridad a la enseñanza católica, y fortalezca a sus hermanos en la verdad, como Nuestro Señor le ordenó a Pedro en Lucas 22:32: “Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos”.

Los tiempos lo exigen, y las almas de los fieles no merecen menos.


Razones de su Destitución

CH: El Cardenal Daniel DiNardo declaró que la visita apostólica en junio de 2023 examinó “todos los aspectos del gobierno y liderazgo” de su diócesis, concluyendo que su continuación “no era factible”. ¿Se le proporcionaron detalles específicos sobre los problemas de gobierno, y cómo responde a las afirmaciones de que las preocupaciones administrativas, como la rotación de personal o la gestión financiera, contribuyeron a su destitución?

S: No, no se me dio ningún detalle de ese tipo. Como he dicho, todo eso es historia, y no fui destituido por ninguna mala gestión de la diócesis. Fui destituido porque dije la verdad cuando no era lo popular. Esa, creo, es la clara realidad del asunto. No había ningún problema oculto ni nada complicado al respecto. La diócesis estaba en buena forma financiera. Sí, tuvimos algunos problemas de personal en el pasado, pero todas las diócesis los tienen.

La realidad es que el Cardenal DiNardo y los nuncios me hablaron más de una vez y me dijeron: “Deja de enfatizar tanto el Depósito de la Fe y deja de hablar en oposición a lo que está saliendo del Vaticano”. Como he dicho, no podía hacer eso. En última instancia, yo no soy importante; lo que es importante es la verdad del Evangelio de Cristo. De eso es de lo que quiero hablar.


Sobre la Dimisión y la Autoridad Papal

CH: Usted ha enfatizado que no podía dimitir voluntariamente porque sentía un deber hacia el rebaño que le fue confiado por el Papa Benedicto XVI. Mirando hacia atrás, ¿cree que hubo un camino de diálogo con el Papa Francisco que podría haber preservado su rol como obispo?

S: No creo que hubiera un camino para el diálogo, porque se estaban promoviendo demasiadas cosas que eran contrarias al Depósito de la Fe que yo había prometido custodiar. La razón por la que no podía dimitir es que la responsabilidad del obispo de enseñar y custodiar el rebaño es muy grave. Creía que dimitir sería abandonar mi trabajo como obispo.

El Papa es la autoridad suprema de la Iglesia. Siempre traté de ser respetuoso con la autoridad del oficio petrino. El Papa Francisco tenía la autoridad para destituirme; de hecho, él está por encima del derecho canónico en este sentido. La carta que recibí, como archivo adjunto a un correo electrónico, simplemente declaraba que se me relevaba de mis deberes como Obispo de Tyler. Él tenía la autoridad para hacer eso, así como tiene la autoridad para nombrar obispos. Respeté esa decisión.

Algunos han discutido si el Papa realmente tiene esa autoridad, pero como legislador supremo de la Iglesia, acepté que sí la tiene. Sin embargo, bajo mi propia autoridad como Obispo de Tyler, no podía abandonar el rebaño, y eso es precisamente lo que sentí que habría estado haciendo si hubiera dimitido.


Falta de Fraternidad entre Obispos

CH: Anteriormente, usted ha señalado una percibida falta de fraternidad por parte de algunos compañeros obispos, particularmente durante su visita apostólica. ¿Sus hermanos obispos se han puesto en contacto con usted con caridad y apoyo desde su destitución en noviembre de 2023?

S: Un número muy pequeño de obispos se ha puesto en contacto conmigo en privado, pero muy pocos. En verdad, no he recibido mucho apoyo fraterno. Ya no soy bienvenido en las diócesis de Texas, aunque unos pocos obispos han sido personalmente acogedores. Creo que la falta de apoyo fue deliberada; me estaban usando como ejemplo.

El mensaje a otros obispos era claro: si hablas abiertamente sobre la verdad de nuestra fe frente a lo que viene del Vaticano (ya sea bendecir uniones del mismo sexo, discutir la ordenación de mujeres u otras controversias similares), te arriesgas a la destitución. La verdad no es negociable; no es algo que podamos editar a voluntad. Nos es divinamente revelada. Como me negué a seguir los mensajes falsos del Vaticano, fui destituido.

Otros obispos, comprensiblemente, temieron el mismo trato si tomaban una postura similar. Roma dejó claro que se arriesgarían a ser destituidos. Creo que a eso se redujo todo.


Enfrentando el Pontificado de León XIV

CH: El Papa León XIV ha señalado continuidad con las prioridades del Papa Francisco, como el acercamiento al Sur Global y la reforma de la Iglesia. Como alguien que desafió públicamente aspectos del liderazgo de Francisco, ¿cómo planea interactuar con el pontificado del Papa León XIV, particularmente si él mantiene políticas que usted ha criticado, como las restricciones a la Misa Tradicional en latín?

S: Si el Papa León XIV elige mantener las mismas políticas a las que ya me he opuesto, como las restricciones a la Misa Tradicional en latín, entonces mi rumbo es simple: continuaré proclamando la verdad y defendiendo lo que la Iglesia siempre ha transmitido, sin importar el costo. El acercamiento al Sur Global y la reforma auténtica son buenos cuando están enraizados en las verdades inmutables de la fe católica. Pero cuando esas prioridades se utilizan para justificar el compromiso doctrinal o la supresión de expresiones legítimas de la fe, como la antigua liturgia, se convierten en herramientas de división en lugar de unidad.

Mi interacción con este pontificado será la misma que tuve bajo el Papa Francisco: respetuosa hacia el oficio papal, pero inquebrantable al señalar el error y defender el Depósito de la Fe. La liturgia no es una pieza de museo; es el culto vivo de la Iglesia, y ningún Papa tiene la autoridad para disminuir el tesoro que ha santificado innumerables almas durante siglos.

Rezaré por el Papa León XIV diariamente, pero la oración debe ir acompañada de acción. Como San Pablo les dijo a los Gálatas: “Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Cefas delante de todos…” (Gálatas 2:14). Si es necesario, hablaré con esa misma claridad hoy. Mi misión es custodiar la fe, fortalecer a los fieles y asegurar que Cristo, no el espíritu de la época, gobierne su Iglesia.


Orientación para Clérigos y Laicos

CH: Usted ha llamado a los católicos a permanecer firmes en su amor por Cristo y la Sagrada Tradición bajo el Papa León XIV. ¿Qué orientación específica ofrecería al clero y a los laicos que se sienten inseguros sobre la dirección de la Iglesia bajo su liderazgo, especialmente a la luz de su propia experiencia de haber sido destituido?

S: Mi consejo tanto al clero como a los laicos es simple: mantengan sus ojos fijos en Jesucristo y en la verdad que Él ha confiado a su Iglesia. Ningún Papa, obispo o sacerdote tiene la autoridad para cambiar esa verdad. La Sagrada Tradición, los Sacramentos y el Magisterio perenne no son nuestros para editarlos; son tesoros que custodiamos y transmitimos.

Cuando la dirección del liderazgo de la Iglesia causa incertidumbre, la primera respuesta debe ser una oración más profunda, fidelidad al Catecismo y una participación plena en la vida sacramental, especialmente la Sagrada Eucaristía y la Confesión. Manténganse enraizados en las Escrituras, en el Rosario y en las devociones que han nutrido a los santos durante siglos.

He enfrentado desafíos en mi propio servicio como obispo, pero los detalles de mi situación son mucho menos importantes que la lección que confirman: nuestra fe nunca debe basarse en personalidades o posiciones. Debe estar anclada en Cristo. La Iglesia ha capeado tormentas antes y lo hará de nuevo. Estamos llamados, como escribió San Pablo, a “estar firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido” (2 Tesalonicenses 2:14). Ese es el camino seguro, en cualquier pontificado, en cualquier época.

No me interesa volver a los detalles de mi destitución; eso es cosa del pasado. Lo que importa es que continúe, como cualquier obispo o católico debería, proclamando la verdad de Cristo y sirviendo a su Iglesia con fidelidad. Esto nunca ha sido sobre mí; es sobre Cristo.


Críticas a la Misa Tradicional en Latín

CH: El Papa Francisco argumentó que la Misa Tradicional en latín puede ser divisiva y estar vinculada al rechazo del Vaticano II. ¿Cómo respondería a esta crítica y qué papel cree que debería desempeñar la Misa en latín para fomentar la unidad dentro de la Iglesia bajo el liderazgo del Papa León XIV?

S: La Misa en latín es a veces llamada la Misa de los Siglos (Mass of the Ages), e innumerables santos han alcanzado la santidad a través de ella, la misma santidad a la que todos estamos llamados. Entonces, sugerir que de alguna manera es perjudicial para la fe o divisiva, estoy completamente en desacuerdo. Creo que toda la evidencia, incluso en el mundo moderno, muestra que muchas familias se sienten atraídas por la Misa en latín.

Fui ordenado en lo que ahora llamamos el Novus Ordo, pero cuando yo crecía, era simplemente “la Misa". Nunca escuché toda esta controversia hasta después de convertirme en obispo. Tratar de suprimir la Misa en latín como si fuera algo anticuado o malo es, en mi opinión, contrario a la fe. La respuesta de los fieles ha dejado eso muy claro.

Lo que siempre he tratado de enfatizar es la presencia de Cristo en la Misa. Solo en base a eso, no tenías a la gente cuando la Misa en latín era lo que se celebraba en la Iglesia (por ejemplo en el año 1900), dudando de la Presencia Real en un número tan grande (como ahora). La Misa trata sobre el pan y el vino que se convierten en el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo. En aquel entonces, no tenías a católicos que se decían católicos pero decían que era solo un símbolo. Ese tipo de pensamiento se desarrolló en mi vida.

Nací en 1958, y no mucho después, en los años 60, vino el Vaticano II y los cambios en la Misa, que creo disminuyeron su enfoque sagrado y el enfoque en Cristo. Afortunadamente, la Misa sigue siendo válida, y el pan y el vino se convierten verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo. Pero hay innumerables ejemplos de una pérdida de reverencia que ha seguido a los cambios. Creo que necesitamos volver a enfatizar a Cristo y su venida a nosotros en su Presencia Real, instituida en la Última Cena del Jueves Santo. Esa Misa de los Siglos (Mass of the Ages) sigue siendo lo que nos sostiene. El rostro eucarístico de Cristo es la fuerza de la Iglesia Católica, y el Vaticano II reafirmó eso.

Hay mucha controversia sobre el Concilio Vaticano II. Creo que fue un concilio de la Iglesia Católica, absolutamente. Pero en las secuelas del Concilio, no en los documentos mismos, las ambigüedades se utilizaron de maneras que los Padres del Concilio nunca pretendieron. Si lees Sacrosanctum Concilium, la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, no se parece en nada a lo que ahora conocemos como el Novus Ordo. He leído comentarios y he hablado con obispos que estuvieron allí. No habrían reconocido el Novus Ordo como algo que el Concilio pidiera. El documento decía que se preservara la lengua latina, que se usara la lengua vernácula hasta cierto punto, pero que se mantuviera el latín y el canto gregoriano. No decía nada sobre que el sacerdote se diera vuelta para mirar a la gente, o muchos otros cambios que vinieron después. Lo que obtuvimos fue, creo, una distorsión de lo que realmente dijo el Vaticano II.

El Novus Ordo es la Misa con la que crecí, y Cristo realmente viene a su altar en ella. Pero ha debilitado significativamente el enfoque en Cristo, cambiándolo más hacia la comunidad y el sacerdote. Los resultados de eso son evidentes.

En la vida de la Iglesia desde el Vaticano II, no culpo tanto al Concilio en sí como a lo que la gente hizo después, cosas como la Comunión en la mano, que en los Estados Unidos solo se permite por indulto. No es una práctica universal, pero es otro ejemplo de cómo se disminuye la naturaleza sagrada de la Misa, la realidad sobrenatural de que el pan y el vino se convierten en Dios mismo: el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Cuando disminuyes ese enfoque, pones a la Iglesia en peligro. Y creo que hemos visto los resultados de ese peligro, de perder de vista de qué trata la Misa y, sobre todo, de Quién trata la Misa: nuestro Señor Jesucristo.


La FSSPX y el Arzobispo Lefebvre

CH: La Sociedad de San Pío X ha sido un punto de contención, sin embargo, atrae a católicos devotos de la Misa Tradicional en latín y de la Doctrina Tradicional. Dado su apoyo a la Misa en latín y sus críticas a ciertas políticas del Vaticano, ¿cómo ve el papel de la FSSPX en la preservación de la tradición católica, y qué le diría a los católicos que consideran asistir a las liturgias de la FSSPX en respuesta a restricciones como las de Tyler?

S: Ciertamente no pretendo ser un experto en todos los detalles de lo que sucedió con el Arzobispo Lefebvre y lo que ahora se llama la FSSPX, pero sí creo que como arzobispo de la Iglesia, y con aquellos que se unieron a él, desempeñó un papel significativo en la preservación de la Misa en latín como algo vital para la vida de la Iglesia. Es el rito antiguo y sagrado de celebrar la Eucaristía, de Jesucristo que viene a nosotros bajo la forma de pan y vino consagrados.

Por supuesto, todavía tenemos la Eucaristía en el Novus Ordo, pero como mencioné antes, la disminución de la fe en Aquél de quién trata la Misa es un tema de importancia crítica. En ese sentido, creo que el papel del Arzobispo Lefebvre en la historia es algo que debemos mantener en perspectiva. Probablemente han leído, como yo, que la Iglesia Católica, que ha existido durante dos mil años, tiende a pensar en siglos en lugar de años o décadas. Ahora estamos a seis o siete décadas de este período post-Vaticano II, y la Iglesia todavía está lidiando con cómo responder al mundo moderno.

La Misa está en el centro mismo de esa lucha. Lex orandi, lex credendi (la ley de la oración es la ley de la creencia), y estamos viendo que esa verdad se manifiesta. Con respecto al Arzobispo Lefebvre y la FSSPX, diferentes papas, como Juan Pablo II, intentaron entablar un diálogo, y se logró cierto progreso, aunque quedaron preguntas. No puedo afirmar que conozco toda la obra del Arzobispo Lefebvre, pero al mantenerse firme por la Misa en latín e insistir en que no podía ser abolida, creo que sirvió a la Iglesia de una manera que será reconocida por la historia.

Dentro de cien años, en 2125, la Iglesia seguirá aquí si el mundo sigue aquí. Cristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Creemos eso como católicos porque es un mandato divino. La Iglesia existe para la salvación de las almas, y la Misa es central para eso porque nos trae a Cristo mismo para alimentarnos, fortalecernos y llamarnos a apartarnos del pecado.

Diría que el Arzobispo Lefebvre será recordado como un católico fiel que defendió principios que estaban en peligro de perderse, ser cuestionados o descartados, siendo el principal de ellos la Misa en latín. En nuestro tiempo, con Traditionis Custodes, se la trata como si fuera un veneno que debe ser eliminado, lo cual es una completa distorsión de lo que es la Misa.

La reforma litúrgica había sucedido mucho antes del Vaticano II. La Iglesia siempre necesita reforma, no en el sentido de cambiar la verdad, sino de purificarse para estar más estrechamente alineada con Cristo. Eso es lo que hacemos en nuestras vidas personales: nos arrepentimos del pecado, crecemos en santidad y buscamos constantemente ser renovados. La Iglesia debe hacer lo mismo, alejándose de la mundanidad y proclamando la luz de Cristo.

Entonces, para decirlo de manera simple, creo que el Arzobispo Lefebvre pasará a la historia de la Iglesia por haber prestado un servicio muy importante. Fue una elección dolorosa para él personalmente, pero decidió que debía aferrarse a la Misa de las Edades (Mass of the Ages), la Misa en latín, y no abandonarla, sin importar quién le dijera lo contrario.


Fiducia Supplicans y el Cuidado Pastoral

CH: La declaración del Vaticano Fiducia Supplicans permite a los sacerdotes ofrecer bendiciones no litúrgicas a parejas del mismo sexo, enfatizando el cuidado pastoral mientras se reafirma que tales bendiciones no aprueban su unión ni la equiparan al matrimonio. Dada su oposición vocal a las desviaciones percibidas de la enseñanza de la Iglesia, ¿cómo ve el enfoque de esta declaración para equilibrar el alcance pastoral con la fidelidad doctrinal, y qué orientación ofrecería a los sacerdotes y laicos que navegan por la confusión y la división que ha causado?

S: Bueno, creo que hay mucha confusión, pero la respuesta es en realidad bastante simple. Un par de años antes de que saliera el documento Fiducia Supplicans (la cual habla en términos bastante poco claros sobre bendiciones que no eran litúrgicas, no para parejas, y así sucesivamente), el Vaticano ya había hecho una declaración directa: no podemos bendecir el pecado.

Eso es tan simple como puede ser. Cuando dos hombres o dos mujeres se presentan como si estuvieran en una relación sexual, no podemos bendecir esa relación. Por supuesto, los individuos pueden venir a pedir una bendición, especialmente si están tratando de volver a vivir de acuerdo con la verdad que la Iglesia proclama. Cristo siempre acoge al pecador (lo hizo muchas veces en la Escritura), pero siempre los llama al arrepentimiento.

Esto es lo que Fiducia Supplicans, y la práctica de bendecir a dos hombres en una relación sexual pecaminosa, no logra aclarar. Eso no es amor por ellos, ni es un cuidado genuino por ellos. No podemos bendecir el pecado.

La Iglesia necesita ser absolutamente clara sobre esto en nuestro tiempo. La sociedad fuera de la Iglesia, que rechaza a Jesucristo y gran parte de la enseñanza moral católica, dirá “vive y deja vivir” o “el amor es amor”. Pero esa no es la verdad de nuestra fe católica, y sabemos que la verdad nos hace libres. Si realmente somos amorosos y amables, debemos advertir a las personas que el pecado puede destruirlas para la eternidad y condenarlas al infierno.

Si el amor es de lo que se trata (y lo es), entonces debemos decir la verdad. A menudo uso la analogía de la adicción a las drogas. En todo el mundo, las drogas están destruyendo vidas. No es amoroso fingir que ser adicto a las drogas está bien si esa es tu elección, y darle a alguien una bendición sin llamarlo a cambiar su vida. Lo mismo se aplica a aquellos en una relación pecaminosa.

No es diferente de un hombre y una mujer que no están casados pero viven juntos en fornicación. Si se presentaran para una bendición, sería igual de incorrecto que un sacerdote los bendijera como lo sería bendecir a dos hombres o dos mujeres que viven en una relación sexual.

El mundo necesita desesperadamente la claridad de la verdad que Cristo ha revelado, y es una gran tragedia de nuestro tiempo que incluso dentro de la Iglesia no seamos claros. Lo que debemos hacer es proclamar la verdad, la verdad sobrenatural revelada por Dios, porque esta es la que se le ha confiado a la Iglesia para que la enseñe. Es la verdad que nos permite florecer y ser liberados de los lazos del pecado.

Es por eso que Cristo murió: para vencer el pecado y la muerte. Su muerte y resurrección tienen poder cuando nos arrepentimos y elegimos vivir en Él. Hay innumerables ejemplos de personas que vivían en un pecado terrible, cuyas vidas estaban siendo destruidas, pero que escucharon el mensaje de Cristo, se arrepintieron y fueron transformadas. Muchos santos vivieron este camino de conversión, y muchas personas en nuestros días se han apartado del ateísmo o del pecado profundo para abrazar la verdad de Jesucristo.

Él es el Señor de todo, el Hijo de Dios, y solo hay un Hijo de Dios, Jesucristo.

Fuente:The Catholic Herald.

Traducción: IA Gemini.

6 comentarios

  
Urbel
Contraste llamativo con la entrevista en Infocatólica hace unos días al dominico padre de Blignieres, fundador de la Fraternidad de San Vicente Ferrer.

Aquel entrevistado, formado en el seminario de Econe y ordenado sacerdote por el gran arzobispo misionero Marcel Lefebvre, guardó silencio completo sobre los orígenes fundamentales de su vocación religiosa y obra. Como observó un comentarista: ¿por ingratitud? ¿por miedo? Dios sabe.

Aquí el obispo Strickland que, en cambio, personalmente no debe nada a Monseñor Lefebvre, le rinde homenaje como salvador del inmemorial rito romano. Es justo y necesario.
---------------------------------------------------------------
El tema es muy amplio y da para mucho. Aquí comento muy someramente algo de la evolución espiritual y doctrinal del P. Blignieres. Fue hijo espiritual del P. Michel-Louis Guérard des Lauriers, que es el autor o «padre» del sedevacantismo y fue expulsado de Êcone por Mons. Lefebvre y terminó obispo excomulgado. Desde esa filiación, el Padre Bligniers evolucionó, entre otras cosas, a una aceptación del Decreto sobre la libertad religiosa del Vaticano II Dignitatis Humanae (=DH), como también lo hizo el teólogo Dom Basile OSB que arrastró tras de sí a Dom Gérard y la comunidad de Le Barroux. Como se sabe, Dom Basile OSB publicó la supuesta continuidad del mencionado decreto DH con la tradición católica acerca de este tema. Esta "acrobacia mental" de Dom Basil OSB, que consta de 5 volúmenes..., no es compatible con la doctrina católica por la simple razón que, aunque el Vaticano II diga que "el santo Concilio deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo" (n. 1), en el n. 2 establece como un derecho inherente a la dignidad de la persona humana la libertad religiosa, sin más ("in ipsa eius natura fundatur"). Es verdad que la Iglesia siempre afirmó, con Santo Tomás, que la libertad religiosa -es decir el acto interior por el cual toda persona se adhiere a la religión-, debe ejercerse sin coacción exterior alguna, pero también conjuntamente con ello la Iglesia siempre afirmó que solo la verdad tiene derechos y que el error solo puede tolerarse porque no los tiene. La doctrina de la tolerancia religiosa es tradicional, pero en Dignitatis Humanae hay, a mi parecer, un punto de inflexión capital, un quiebre con el Magisterio anterior que siempre había afirmado que el error no tiene derecho a ser propagado como la verdad. Dicho de otra manera: el hombre no tiene derecho por naturaleza a cometer un pecado o abrazar un error. De esta manera, la DH introdujo un cambio que resulta difícil de reconciliar con el perenne Magisterio de la Iglesia, a partir del cual toda persona tiene derecho a la elección, por ejemplo de una religión falsa. Incluso se podría argumentar, en conformidad con DH que una persona dijera que «la conciencia me indica que tengo que crear una iglesia satánica para dar culto a Santanás», y con DH no se le podría negar. Esto explica la pérdida de la confesionalidad del Estado en España y en otros países después del Vaticano II con todas las consecuencias que tiene. Esto explica también que de hecho se niegue el Reinado social de Cristo en nuestras sociedades actuales. Y también explica el fin de las misiones católicas y el deseo de convertir a los que erran en materia religiosa (salvo feliz excepción del benemérito P. Federico Highton). Por último explica todo lo que podríamos llamar «el escándalo de Asís». Por tanto, hay que concluir que la afirmación del Vaticano II de que «la libertad religiosa es un derecho natural» en su actual formulación es teológicamente incorrecta y engañosa. Y es notable que el P. Bligniers haya encontrado manera de conciliarla con la tradición católica.
13/08/25 11:51 AM
  
Jaime D
Muy buenos los comentarios de Monseñor. Me siento muy identificado. Pero, hay un grandísimo error: Mons. Lefebvre fue desobediente y eso envicia la verdad que con razón defendió. Tendría que haberse quedado luchando desde dentro y no desde fuera. Un gran ejemplo de obediencia y humildad fue el P. Pio. Cuidado Monseñor con ir corriéndose hacia el Lefebvrismo!
-------------------------------------------------
El tema es muy complejo y para poder abordarlo convenientemente hay que estudiarlo desde muchos aspectos diferentes, sin a-prioris que impiden ver la verdad, . Por ahora no entro en él, pero sí hay que afirmar que ya sabemos, por lo sucedido en la Iglesia en el último decenio, que no puede separarse el ejercicio de la obediencia de la adhesión a la verdad. Por poner un ejemplo, es un abuso suprimir o impedir la celebración de la Misa tradicional.

Como manda San Pío V: «Del mismo modo, estatuimos y declaramos :

- que no han de estar obligados a celebrar la Misa en forma distinta a la establecida por Nos ni Prelados, ni Administradores, ni Capellanes ni los demás Sacerdotes seculares de cualquier denominación o regulares de cualquier Orden;
- que no pueden ser forzados ni compelidos por nadie a reemplazar este Misal;
- y que la presente Carta jamás puede ser revocada ni modificada en ningún
tiempo, sino que se yergue siempre firme y válida en su vigor (Nº VIII).

Así pues, que absolutamente a ninguno de los hombres le sea licito quebrantar ni ir, por temeraria audacia, contra esta página de Nuestro permiso, estatuto, orden, mandato, precepto, concesión, indulto, declaración, voluntad, decreto y prohibición (21).

Más si alguien se atreviere a atacar esto, sabrá que ha incurrido en la indignación de Dios omnipotente y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo» (Nº XII).

«Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial» (Carta a los Obispos que acompañó su Motu Proprio Summorum Pontificum, publicado el 7 de julio de 2007).

Y eso fue lo que hizo el Papa Pablo VI.
13/08/25 3:01 PM
  
Urbel
El santo Padre Pío obedeció incluso órdenes injustas de la jerarquía, que le afectaron gravemente de modo personal, pero que no eran contrarias a la fe ni la moral de la Iglesia.

No obedeció en nada que hubiera comprometido su adhesión a lo que la Iglesia enseñó e hizo siempre. Falsa obediencia que habría sido servil o indiscreta, como enseña Santo Tomás de Aquino.

En cuanto a la Misa, aunque murió en 1968 antes de la promulgación por Pablo VI del nefasto Novus Ordo (nuevo desorden litúrgico), ya en 1965, cuando se introdujeron las primeras novedades litúrgicas salidas del Concilio Vaticano II, el santo Padre Pío había recibido de Pablo VI un permiso personal para seguir celebrando la Misa en el rito romano tradicional. Lo cual hizo hasta su muerte.

El gran arzobispo misionero Marcel Lefebvre veneraba al santo Padre Pío y lo visitó en una ocasión (existe testimonio fotográfico).
------------------------------------------------------

Ud. debe tener en consideración que el propio Monseñor Lefebvre, como aparece en su biografía oficial de Monseñor Tissier, reconocía la validez y la legitimidad del NO. Antes de la etapa final de su vida, recomendaba a aquellos fieles que no se abstuvieran de asistir a la Misa según el NO si se celebraba conforme a sus rúbricas de manera de no quedarse sin sacramentos. Más adelante ya la desaconsejó del todo viendo los enormes abusos y profanaciones litúrgicas que se han hecho. Con todo ello no estoy diciendo que NO y Misa tradicional sea lo mismo, pero eso da tema abundante para un buen post futuro específico sobre este tema.
13/08/25 3:39 PM
  
Miguel
A monseñor Lefebvre le excomulgó JP II por ordenar obispos sin su permiso. Pero si M. Lefebvre no les ordenaba , entonces su obra desaparecería, y con ello la Misa tradicional. Posiblemente la Misa tradicional siga existiendo gracias a Monseñor Lefebvre que hizo aquéllo por lo que fue excomulgado.
Entonces JPII , que está declarado santo excomulga a M. Lefebvre, y éste salva a la Santa Misa a la que asistieron los católicos durante cientos de años y que según San Pío V no se puede tocar para nada.
En conclusión un Papa santo ordena defender la Misa, un Arzobispo le obedece y otro Papa santo le excomulga por ser obediente al primer Papa santo, pero desobediente al segundo Papa santo.
Yo no entiendo nada.

En cuanto a Monseñor Strickland, decirle " olé tus ...."


-------------------------------------------------------
Vivimos tiempos de gran confusión doctrinal, moral y litúrgica. En la historia de la Iglesia, han existido 2 Papas (en una época habían 3) y han habido santos de uno y otro lado, esto es del verdadero y el que no lo era. San Pablo se peleó con San Bernabé, etc. En lo que tiene de humano la Iglesia, hay de todo. El problema de nuestro tiempo es gravísimo porque se trata de confusión doctrinal, moral y litúrgico, también en el Magisterio (como lo puso de relieve en una ocasión el Cardenal Sarah). ¿Qué hacer? Recomiendo Christus Vincit de Monseñor Athanasius Schneider donde hay una visión de la situación de la Iglesia actual y se dan coordenadas seguras de acuerdo a la fe, la moral y la liturgia tradicional de la Iglesia.
13/08/25 4:17 PM
  
Jaime D
Algo es muy claro contundente y sencillo ademas de concreto: el Papa San Juan Pablo II amonesto por la desobediencia de la ordenación sin su consentimiento de los 4 obispos que es muy conocido. Esa gravísima desobediencia todavia no se ha pedido perdon ni se reparo.
--------------------------------------------

Estás repitiendo lo de tu comentario anterior ya respondido.
13/08/25 4:38 PM
  
Urbel
De acuerdo, el Novus Ordo (nuevo desorden litúrgico), que ni el santo Padre Pío ni el gran arzobispo misionero Marcel Lefebvre celebraron nunca, no es de suyo inválido.

Es un caos o una caja de sorpresas. No un verdadero rito, por falta de fijeza y estabilidad. Nunca sabes qué te vas a encontrar.

Salvo por razones sociales o familiares no acostumbro a sufrirlo. Tuve que hacerlo el pasado domingo, fiesta de San Lorenzo celebrada con pretensiones de pompa de andar por casa cerca de mi lugar de veraneo.

En el presbiterio tres sacerdotes y un diácono
permanente (casado, luego supe que padre de uno de los curas). Llegado un momento el oficiante principal se quitó la casulla, que entregó a un acólito y no volvió a revestir, y bebió agua de una botellita de plástico.

Por supuesto, los cuatro celebrantes estuvieron sentados mientras las lecturas, salvo el Evangelio, eran hechas por mujeres.

Pero, cierto, el Novus Ordo (nuevo desorden litúrgico) no es de suyo inválido.

------------------------------

El NO no es de suyo inválido ni ilícito, pero entiendo perfectamente el dolor que cualquier fiel como Ud. o yo tenemos ante los abusos litúrgicos.

En el trasfondo hay una falta de fe en que la Santa Misa es la renovación incruenta del único sacrificio del Calvario por influencia protestante

-todo lo cual es imposible en la Misa tradicional.

Ahora bien, hemos de reconocer que abusos litúrgicos los había antes del Vat II también. No en número y gravedad como ahora, pero sí los había. Si no lo ha leído, le recomiendo a Ud. y a cualquier persona interesada en entender más a fondo estos temas, el excelente libro del P. Didier Bonneterre, titulado "El movimiento litúrgico". En él se explica la desviación neo-modernista del movimiento litúrgico. También se cuenta allí pormenorizadamente de abusos en tiempos de San Pío X pero sobre todo en la década de los 50 en adelante.El NO estaba cocinado del todo mucho antes de 1969.

En todo caso, me parece importante conservar una visión de fe que sabe que todo en la Iglesia y en el mundo está en las manos de Cristo, y que todo lo permite para el bien de los que lo aman, etiam los abusos en la Liturgia y tantas otras cosas más.


13/08/25 7:13 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.